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FORTALECEN TEMPLOS IDENTIDAD Y PERTENENCIA

Los templos de los barrios y las comunidades dan a sus poblaciones identidad y pertenencia, forman parte de un patrimonio por el que trabajan para que sea conservado.

Así lo expresó la Arquitecta Ana Paulina Loustalot Laclette, especialista en restauraciones de bienes históricos, quien ha dirigido intervenciones en el templo del Señor de la Clemencia en el Barrio del Zapote, así como la columna de la Purísima Concepción en el atrio del mismo templo; el templo del Señor Santiago en el Barrio de Santiaguito; el de Santo Cristo; el de San Antonio; el de Nuestra señora de Guadalupe en la Alameda y el Templo de la Santa Cruz en la calle Morelos.

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Actualmente, además, está gestionando la atención al templo de San Juan de Dios, donde dijo urgen reparaciones.

“Estas intervenciones inicialmente han estado enfocadas a frenar los principales deterioros en que se encontraban, desde las cubiertas hasta las humedades causadas por capilaridad en el subsuelo. He intervenido con aportaciones privadas y gubernamentales”, explicó.

“Uno que no es considerado como fundacional es el templo de San Juan de Dios, estamos gestionando su intervención, es urgente. Los demás templos fundacionales están casi todos estables”, agregó.

Cuestionada respecto al principal valor de estos templos externó: “El principal valor de un templo considero que es lo intangible que éste da a su propia comunidad, el cómo les da el propio templo un espacio arquitectónico que les brinda el carácter e identidad de pertenecer a su sitio, sosteniéndolos como sociedad y comunidad”.

La Arquitecta aseguró que siempre se ha observado en la comunidad el interés por la preservación de estos inmuebles, que forman parte del patrimonio de la ciudad.

“De la comunidad es muy evidente su interés aun cuando a veces no se acierte en las propuestas, son acciones que indican el valor por su propio templo, amor por su propio espacio. De parte del gobierno, son ya alrededor de 3 administraciones atrás que han venido con mayor fuerza realizando acciones con una alta conciencia de lo que es la preservación y conservación de los monumentos históricos”.

Enfatizó que cada uno tiene su propio valor de acuerdo a sus características, pero más importantes es, dijo, la importancia que le da la propia sociedad.

“Debido, en muchas ocasiones, a la magnitud del elemento podría parecer como algo medible, pero en realidad al vivir el patrimonio nos damos cuenta de que cada uno tiene un valor propio definido por sí mismo, por sus características tangibles e intangibles que nos provocan el sentir”.

“Creo que hay que amar la ciudad que nos da el trabajo, el alimento y el modo de vida que tenemos para poder entender que debemos cuidarla, que es un ser vivo y que requiere de mantenimiento, mejoras y atención”.

“Podemos comenzar desde nuestra propia casa, la cuadra, la colonia, el barrio, la ciudad en pequeñas acciones que se vean reflejadas en grandes logros por una comunidad más digna, más segura”.

“¿Yo cómo puedo trabajar en mi ciudad a una mayor escala?, pues al decidir que soy restauradora, aporto lo mejor de mí en ese sentido en la realización de propuestas, proyectos e intervenciones dignas, con todo el enfoque hacia la mejora de lo que hacemos en nuestro día a día en los elementos que nos corresponda intervenir".

“Yo, en lo personal, agradezco a quienes de manera desinteresada han colaborado económicamente en las restauraciones de los templos, dando la aportación total para que estos prevalezcan sin ningún interés mayor que el conservarlos, esa sí es una cuestión tangible que se puede dar en comunidad”.

Loustalot Laclette lamentó que hoy día muchos ciudadanos no se dan cuenta del valor del patrimonio arquitectónico que los rodea y con el que conviven a diario.

“Celaya es una ciudad muy basta de riqueza patrimonial que desafortunadamente no se percata la sociedad y es necesario rescatarla, porque al paso del tiempo ya no hay quien transmita esas tradiciones y costumbres que debemos conservar, para tener bases sólidas y ser mejores seres humanos, ser mejor persona y poder establecer una buena línea, un buen objetivo como ciudad, pero reconociéndonos y sabiendo de dónde venimos podemos ver hacia dónde vamos”.

El municipio de Celaya en el Estado, resaltó, es uno de los que más trabajo hace por el rescate patrimonial, muy a pesar de que en el pasado fue seriamente lastimado.

Dijo que fortalecer la identidad a través de su patrimonio arquitectónico es también favorecer la unidad que tanto requiere la población.

“Muchas personas hablan de un Celaya peligroso, riesgoso, pero si empezamos a quererla en automático empezamos a cuidarla, porque al querer tú el lugar en donde vives empiezas a generar nuevas alternativas de cuidado, de cariño, y no solamente en el sentido estricto de sentimiento sino en el sentido de que la población va a trabajar de una mejor manera por modificar las vibraciones que estemos enviando y generar un mejor modo de vida”.

Enfatizó que es importante fortalecer el compromiso de formación de los infantes, para que conozcan y aprecien su patrimonio y se preocupen de que permanezca de pie, por muchos años más.

“La educación es un punto de partida, los niños son la clave y hoy estamos en este momento histórico, es complejo reeducar e insertar en la población algún elemento que sustente la propia identidad del celayense, sin embargo, si nos enfocamos en los niños, en tratar de transmitirles a ellos y formar una generación que esté realmente sostenida en la cultura, en sus orígenes, en su educación, vamos a tener a largo plazo un Celaya distinto”.

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