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Diálogo sobre Roma, William Alexander Yankes & Katherine Vallin
from Caleidoscopio Verbal
by Gaby Chavez
William Alexander Yankes y Katherine Vallin1
Diálogo sobre Roma2 “¿Podemos hablar?” Dos veces hizo esta pregunta la protagonista indígena, Cleo (Yalitza Aparicio), de Roma: una vez a la señora de la casa, el ama de casa, y una vez a su novio que la abandonó tras saber que estaba embarazada. Roma es la interpretación ficticia de Alfonso Cuarón de sus propios recuerdos infantiles. Siendo una auténtica memoria nostálgica, el español y el mixteco son las lenguas habladas en la película, como lo fueron en su vida. Éstas son las linguas francas de su m emoria y de un pueblo al cual le rinde homenaje. La película lleva el nombre de la colonia o suburbio, Roma, en Ciudad de México durante 1970-1971. Cuarón escribió y dirigió la película y también dirigió la fotografía en la última parte de la producción. Según los Critics Choice Awards, Roma es la primera película extranjera que rompe el récord de nominaciones de premio, incluyendo la nominación a la mejor película de los premios Oscar. En una entrevista para IndieWire online magazine, Cuarón declaró: “Quería hacer una película moderna que viera hacia el pasado… Es un filme en blanco y negro contemporáneo [como] parte del ADN de la película…. [S]e trataba del personaje de Cleo.” Asimismo el cineasta dijo que decidió trabajar con personas que no fueran actores. Cuarón es un director de calibre internacional con varias películas exitosas. Su reputación y fuerte campaña por el Oscar –respaldada por Netflix–, sin duda, puso gran atención a su película en blanco y negro, de bajo presupuesto sin pertenecer al cine del mainstream. En este grave momento histórico en EE.UU., donde la imagen de los inmigrantes es brutalmente distorsionada y deshumanizada, Roma atrae a un público más grande, como ventana a una realidad casi oculta de México. No trata temas estereotípicos como el narcotráfico ni los clichés de indocumentados, sino la realidad de muchas empleadas domésticas donde la dignidad vence a la arrogancia. Así, encontramos una película llena de añoranza, conflictos y ternura.
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Ella y Él en el cine
ELLA: A diferencia de las películas donde los créditos suelen pasar al final, Roma comienza con una lista tediosa de créditos con una imagen fija en el fondo que se mantiene inmutable hasta el punto de causar inquietud. Y, de repente, el agua se derrama en el suelo una y otra vez, sugiriendo el flujo de la vida.
1 Esta reseña cinematográfica se basa en un diálogo entre Katherine Vallin, diseñadora de producción de películas de Hollywood, y William Alexander Yankes, crítico de cine y documentalista independiente. 2 Traducido por Andrea Alcaraz.
ÉL: La imagen de apertura estática evoca una metáfora de la memoria: la ola, el flujo de la vida, el mar, o sea, movimiento. Después pasa un avión reflejado en un charco de agua como una posible alusión al itinerario de la de Cuarón, quien ya no radica en su ciudad natal, así, esta imagen es como un espejo en la lejanía. ELLA: La elección de blanco y negro sumerge al espectador en el pasado. Simultáneamente, indica contrastes raciales y sociales de una familia mexicana de clase media alta blanca y dos empleadas domésticas indígenas, un entorno común en gran parte de América Latina. ÉL: Y su primer idioma es otro, no el español. Pero la noción de contraste se extiende a otras dualidades: quién habla y quién no, lo cual muestra claramente el papel de las mujeres en relación con los hombres. ELLA: Después de cada día laborioso de las empleadas, nos enteramos por fin de la poca privacidad que disfrutan ellas. Acostadas en sus camas, charlando, logran expre sar cómo se sienten, desenvolviéndose con una innata confianza mutua debido a sus orígenes comunes. La relación entre ellas es una de las escenas más conmovedoras, originales y humanas de la película, junto con la buena relación que tienen con los niños hacia quienes Cleo proyecta su don incumplido de maternidad. ÉL: Cuarón sutilmente exalta la labor de las empleadas de la casa y reconoce su ternura y su gran sensibilidad hacia la familia. La perspectiva del niño se aprecia desde el punto de vista de un hombre recordando a quien lo nutrió. Consistente con esa representación, la cámara se mueve como un personaje: más despacio que las personas y a menudo desde un ángulo cerca del suelo como de un niño pequeño. La audiencia se siente como si observara subrepticiamente a través de un ojo de cerradura escenas inalteradas que se desenvuelven ante sus ojos. Las películas anteriores de Cuarón, Y tu mamá también, Hijos de los hombres e incluso Gravity se realizaron presentando estructuras por medio de estilos fílmicos, digamos más tradicionales. ELLA: Se necesita paciencia para aguantar la película, aunque tiene momentos de verdaderas pepitas cinematográficas y pasajes profundamente entrañables y humanos. La icónica masacre estudiantil de Tlatelolco en 1968, seguida por Jueves de Corpus (junio de 1971) por ejemplo, se asoma como conmoción social entre ciudadanos apolíticos que miran desde los márgenes. ÉL: Esta película es sin remordimientos autobiográfica. Es muy personal para el director y expone intimidades dolorosas. Toma su tiempo con detalles extremadamente tediosos en un estilo minimalista oscilando entre un ritmo bergmaniano y el cine francés verité. Hay una cierta auto-indulgencia. ELLA: Ennui (una sombra del aburrimiento) se vuelve meditación. Cleo nunca para de trabajar en contraste con la vida perezosa de la familia. Se quiere saber más sobre los sentimientos y pensamientos de la protagonista. En repetidas ocasiones Cuarón ha dicho que él tenía dos madres, su madre biológica y su niñera. La joven empleada representa la segunda madre, quien llena el vacío de cuidar a los niños mientras la madre lleva la tristeza de un matrimonio que se vino abajo. ÉL: Pero Cuarón es un ser incorpóreo que habita la cámara. Habrá que decir que la película plasma la memoria privada de la familia y nos da muy poco mundo interior de la protagonista. La conocemos sólo en la superficie, como los niños de la casa la ven. Es decir, Cleo se convierte en la fuerza de la familia cuando a ésta la inunda la angustia, llevando a todos a un abrazo colectivo. Ella representa la solemnidad, comportándose con un sentido de ética y responsabilidad. Cleo es, de cierto modo, el equilibrio de la familia. ELLA: Es ella quien acondiciona el estado de ánimo de la película. La cámara la sigue. Ella limpia los espacios compartidos y también entra en los rincones privados de la casa. No hay un
rincón ni un mínimo espacio al cual no tiene acceso; sin embargo, su identidad como empleada doméstica la mantiene en los márgenes del círculo íntimo de esta familia blanca. ÉL: Hay una dualidad en todo. Luego tenemos a los hombres quienes tratan de mantener la integridad de la estructura familiar, pero también están ausentes en su centralidad. Más bien huyen de desempeñar un papel en sus respectivos conceptos de familia –por lo menos en la vida de las mujeres. La película también nos muestra momentos de felicidad, mostrando cómo la gente humilde se relaja y celebra modestamente con sus seres queridos. Por otra parte, se muestra cómo celebran los ricos y cómo la felicidad se manifiesta con otros matices emocionales. Es una película de contrastes y realidades paralelas. ELLA: Pese al factor de clase, son los pobres y las mujeres quienes terminan salvando y cuidando a los ricos. En esta historia, otro tema central es la feminidad como aspecto perdurable que se representa poderosamente. La imagen recurrente del agua parece darle a la película su ritmo inmanente como eco de lo femenino. “Siempre estaremos solos” –confiesa la madre de los niños a Cleo. Los hombres son los que abandonan, destruyen, matan y crean la vida involuntariamente sin asumir una responsabilidad. ÉL: Recordemos la escena del incendio. Cuando las llamas se desatan, los empleados y sólo algunos invitados corren al rescate. Forman una cadena para pasar c ubetas de agua con que apagar el fuego que envuelve la casa de campo. Durante esta crisis observamos un cambio de actitud. En general, los personajes de clase alta sostienen sus bebidas mientras miran pasivamente a los trabajadores de la casa que intentan frenéticamente apagar las llamas. Los ricos no se dignan a ayudar. ELLA: Los empleados nunca dejan de trabajar por los demás. ÉL: Otra escena de suma intensidad es cuando Cleo apenas rescata al niño que se estaba ahogando en el mar. La escena culmina con la imagen de la familia llorando y abrazándose, como si desapareciera cualquier diferencia social y racial. Cuarón nos da una imagen de Cleo, reservada, bi-dimensional e introvertida. El sustrato emocional de estas escenas deja al espectador conmovido por la experiencia de una joven indígena que tenía muy poco espacio para existir plenamente. Es una interpretación neo-naturalista de la vida familiar urbana mexicana como también es una viñeta pertinente a la vida sociocultural sin que nos dicte cómo debemos sentirnos. ELLA: Las escenas aparecen como instalaciones en un museo. La gente está en la lejanía el uno del otro. Cada persona en la multitud permanece sola en su comunitarismo, donde los diálogos son escasos y los silencios están entrelazados con lo no ha blado. Permitiendo un par de hechos significativos, realmente no hay una curva dramática en el sentido clásico. ÉL: Roma no es una película alegre. Está construida como un camino de memoria personal; es una meditación, una evocación familiar al estilo del cine de los años sesenta. ELLA: Presentimos vistazos de percepciones inocentes de un niño que establecería el rumbo para el Cuarón que conocemos. Además, la actuación de Yalitza Aparicio es perfecta. Hay una tranquilidad en sus acciones no verbalizadas. ÉL: Y una fortaleza de hierro. ELLA: Amor, engaño, violencia, abandono, política, pobreza, riqueza, diferencias de clase social –todo está en juego en Roma. La primera escena del piso de losa que dura alrededor de diez minutos exasperantes nos obliga a conocer y sentir la repetitiva y pesada rutina de los quehaceres de la joven indígena. Así, la cámara deliberadamente nos limita a discernir el significado de la escena hasta más tarde. ÉL: Terminamos esta conversación justo donde empezamos, mis en scène, en la escena que proyecta un día lleno de interminables quehaceres y poco apreciados de una empleada doméstica sin posibilidades de cambio.