DEJANDO UN LEGADO PIADOSO Un legado de imperfección P O R K AT H L E E N B A R R E T T
¡Bienvenidos Días Escolares! Es esa época del año para empacar almuerzos con amor y cuidado, notas especiales y un beso de chocolate. Pero es el tú imperfecto, la luz de su vida, lo que seguramente extrañarán. Que las bendiciones de Dios rodeen a sus familias, emprendiendo un nuevo ciclo escolar. Cuenta los abrazos que recibirás, no los errores que cometerás este año. Y valientes guerreras sin lazos familiares, que Dios fortalezca su camino a pesar de la imperfección, disipando las mentiras del enemigo.
El Señor ama a las personas imperfectas. ¡Imagina eso! Feliz yo, porque yo soy una de esas. Sí, pertenezco a una gran familia de niños únicos, peculiares y defectuosos. ¿Qué dijiste? ¿No eres imperfecta? ¡Hablemos! La columna de este mes no es un paseo por el camino de la memoria bíblica que relata todos los personajes lamentablemente defectuosos de la Biblia, cambiando de color porque conocían a Dios o tuvieron un encuentro con Él. Ni siquiera se trata de pecadores salvados por la gracia, como el Apóstol Pablo, que persiguió a los fieles sólo para descubrir que aún podía ser amado y usado por Dios. Este artículo trata sobre cómo tu familia y tus amigos más queridos te ven tal como eres y cómo te recordarán cuando “vueles” lejos. Dejar un legado de imperfección no es pecado. Dios nos ve como somos, ¿no debería nuestra familia? ¿Y si no una familia biológica, una familia elegida, nuestros compañeros de trabajo, socios comerciales y familia de la iglesia? En Marcos 10:18 (NVI), Jesús le pregunta a un joven gobernante que desea Su favor: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo Dios.”
Dejar un legado de imperfección no es pecado. Dios nos ve como somos, ¿no debería nuestra familia? 59