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Donald Trump debe Desaparecer del Tinglado Político
Donald Trump debe Desaparecer del Tinglado Político de los Estados Unidos
WASHINGTON, USA-(Especial para The City Newspaper) Quien no haya entendido que el presidente de esta potencia, lo es también del mundo entero, y por más que se afane en pensar que existen otras superpotencias de parecido talante e influencia, en los casos de China, Rusia, Alemania, Francia, Japón, Inglaterra y Francia, estará rotundamente equivocado. La presencia y “la sombra” que extienden los Estados Unidos en el planeta entero, es un hecho diario y que no se podrá obviar por más que muchos así lo quieran. Es un poderío para bien o para mal, depende del ángulo y del análisis que se le aplique a tal realidad geopolítica. Los mismos estadounidenses, a muy temprana edad incluso, conocen cabalmente esta verdad y están conscientes de que, al equivocarse en la elección del hombre menos apto para que resida en la Casa Blanca, estarán causando un severo daño al mundo. Por eso no culpamos a los votantes por haber elegido a Donald Trump para la presidencia de los Estados Unidos, cuando la otra opción que tenían ante sí, era Hillary Clinton, probada y contraprobada cuando fue Secretaria de Estado de la administración de Barack Obama, después del inmenso daño que hizo a naciones en los casos de Irak y Libia, hoy dos Estados fallidos y sumidos en una horrenda crisis socio-político-militar. O sea… era Trump o la Clinton y el electorado prefirió votar por lo desconocido… También debemos echar la culpa del resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses, al nada claro sistema electoral en el que, si determinado candidato saca mayoría aritmética en los sufragios, no será el ganador a pesar de ello, sino que serán los “colegios electorales” los que decidirán el resultado final. De tal manera, Hillary Clinton, si hacemos un poco de memoria, sacó mayoría de votos frente a Trump, pero el indescifrable
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sistema electoral de los Estados Unidos, decidió que fuera “el rinoceronte devorador de Big-mac” (Donald Trump), quien condujera los destinos de la nación en los siguientes cuatro años (o para ser más preciso, llevara al país hacia el despeñadero, según nos han dejado ver las incidencias). En todo caso, esa es la historia en resumidas cuentas del por qué esta potencia experimenta a uno de los peores presidentes de toda su historia, solo comparable con el lascivo John F. Kennedy (asesino indiscutible de Marilyn Monroe); Lyndon B. Johnson, quien metió a USA en la guerra contra Vietnam para congraciarse con los fabricantes de armas; Richard Nixon y su devastador “caso Watergate”; Jimmy Carter, un desconocedor absoluto del arte de gobernar y de los aspectos más simples de la política doméstica e internacional; y con Bill Clinton, el fulano que convirtió a la Oficina Oval en un improvisado burdel, junto a su amante becaria, Mónica Levinski, de quien dijo ante la Comisión del Senado que lo investigaba en ese momento, que “nunca tuvo relaciones sexuales con ella y solo le practicó sexo oral”; y después de dicha confesión sin pudor alguno, fue sobreseído por un grupo de senadores tan pornográficos como el mismo Clinton. En síntesis, la presidencia de los Estados Unidos ha estado permeada, en las últimas cinco décadas, por individuos que nunca debieron salir de sus madrigueras y tenían que mantenerse ahí hasta el confín de sus días. Donald Trump, igual que aquellos, debió haberse quedado en su “Torre Trump”, en el corazón de Manhattan, haciendo sus negocios espurios y rara vez inteligentes y dejar que la política pasara de lado, porque, precisamente, él no es un político, no sabe nada de ello y le está ocasionando un grave daño a su país y al mundo, como consecuencia de lo anterior.
Yendo al grano, algunas razones por las cuales Trump debería caer derrotado en las próximas elecciones generales y desaparecer para siempre del panorama político norteamericano, son las siguientes:
. Su equipo de asesores ha mostrado una inestabilidad preocupante desde que asumió el puesto en Washington D.C.: nadie dura más allá de cinco meses en ningún cargo de importancia. Trump los “liquida” semejantes a las moscas en un día caluroso. . La sombra que proyecta en el orbe entero, es de inseguridad: los aliados de siempre de los Estados Unidos, hoy son menos aliados y no se fían de sus decisiones actuales y las que tomará en el futuro inmediato; por tal motivo, ha perdido el favor de Alemania, Canadá, Francia, Italia, España, la Unión Europea al completo y de Japón, Australia, Taiwán y Corea del Sur. Este caos no solo se evidencia y se siente en el aspecto económico, sino también en el militar, porque nunca la OTAN estuvo tan desfavorecida y debilitada en su historia, debido a la inseguridad y la falta de lealtad practicada por Trump.
. La presencia militar de los Estados Unidos en las zonas más conflictivas del planeta, es casi nula: sacó a sus soldados o disminuyó a dicho personal en Afganistán, Irak, Siria, Golfo Pérsico y el Mar de China, por mencionar unos pocos sitios geoestratégicos.
. Los enemigos mundiales de los Estados Unidos saben cabalmente que Trump solo es “un viejo león desdentado, cuyos rugidos solo hacen recordar a las demás fieras, que una
vez, supuestamente, tuvo algún poder.” Es decir, Trump y su política desorientada no asusta a nadie y es por eso que Irán (que, incluso, ha dictado una orden de captura contra el mismo Donald Trump), Venezuela, Nicaragua, Cuba, Corea del Norte y Rusia, entre otras naciones, ya no prestan siquiera atención a las amenazas de este “león desdentado” que ruge penosamente desde la Casa Blanca. Su amenaza a la dictadura de Nicolás Maduro, de que no iba a permitir que los buques iraníes descargaran combustible en los puertos venezolanos, no fue capaz de cumplirla ni en mínimo grado y los barcos de la nación islámica pasaron al lado de los estadounidenses sin mayor problema.
. No es amigo de nadie, excepto de Israel y su dictador Benjamín Netanyahu. Sino veamos un ejemplo: Juan Guaidó, el “huérfano presidente encargado” de Venezuela lo comprobó cuando Donald Trump le quitó todo apoyo moral y, no conforme con eso, se desligó por completo de la problemática situación de ese país suramericano. Trump ya no quiere saber nada de Venezuela, porque su alcance político es nulo, su visión es borrosa y su razonamiento es caótico en su papel como presidente de los Estados Unidos.
El comportamiento de Donald Trump durante el coronavirus ha sido desastroso de hecho y de palabra. Ha dicho cosas que han puesto en evidencia su estado de salud mental, como aquel momento cuando argumentó que los estadounidenses deberían inyectarse desinfectantes, para no caer enfermos durante la pandemia. Paralelamente, los casos de personas fallecidas a lo largo y ancho del país, han revelado que la acción preventiva y de combate real contra el virus, ha sido completamente nula de parte del presidente y su Gabinete, que han optado por guardar silencio o “meter las cabezas en la tierra”, igual que los avestruces, antes que enfrentar la crisis y solucionarla.
. En el aspecto moral, desde antes de hacerse con la gestión presidencial, el pudor, la decencia, los principios y el buen comportamiento anterior y presente, siempre han sido motivo de fuertes críticas en relación con Donald Trump. Su relación con actrices pornográficas, los litigios de ellas contra el presidente, las acusaciones de acoso y el pago por favores sexuales, lo llevaron, incluso, a correr el riesgo de ser destituido de su alto cargo como mandatario de esta potencia mundial.
. Ha sido siempre dueño de un discurso incendiario, violento, racista y de odio, que, en lugar de atraer al votante moderado y deseoso de escuchar mensajes positivos y humanistas, lo ha alejado hasta quitarle la poquísima admiración que una vez pudo haber sentido por Trump. Las reacciones multitudinarias a raíz del asesinato del ciudadano afroamericano, George Floyd, por la acción racista de la policía, se exacerbaron durante y después de haber escuchado las palabras insensibles de Donald Trump en referencia a dicha muerte; y podríamos decir que el presidente norteamericano tiene gran culpa de los destrozos materiales y las aprehensiones de manifestantes, quienes fueron a dar a la cárcel después de que Donald Trump los incitara a cometer las acciones en las calles de las principales ciudades del país.