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Los Muertos de Medianoche en Nicaragua
Los Muertos de Medianoche en Nicaragua
TERRITORIO NACIONAL-(Especial para The City Newspaper) El régimen dictatorial de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, hace ingentes esfuerzos por hacer creer, primero a su pueblo, luego a los médicos, y posteriormente a la comunidad internacional, que Nicaragua es un país inmune y no sabemos por qué extraño designio el coronavirus no lo toca, no se introduce en su vida cotidiana y es incapaz de matar a ningún nicaragüense. ¿Serán los sortilegios, las aguas coloridas y extrañas que esparce la hechicera vicepresidenta Murillo o que el comunismo centroamericano trae, inherente, el poder contra esta terrorífica pandemia que puede matar a un europeo o a un estadounidense, pero nunca a ningún nativo de Nicaragua? Aunque la única verdad que se palpa en el aire, señala que la irresponsabilidad, la ignorancia, el desamor por su pueblo y el temor porque se enteren de la total incapacidad para enfrentar al Covid-19, son las sinrazones con las que se mantiene estático y errático el dictador ante la peligrosísima y mortal realidad. Muchos ciudadanos de las principales ciudades atisban por las ventanas de sus casas al acercarse cada medianoche, para cerciorarse en primera persona de los extraños camiones que trasladan largas cajas que parecen ataúdes, con compatriotas fallecidos por causa de la pandemia, y que el régimen repite una y otra vez que se trata de neumonía. Algunas de las personas curiosas han seguido a esos transportes y han visto a seres fantasmagóricos ataviados con ropas blancas y mascarillas, depositando los féretros en los cementerios de las comunidades, para darles sepultura sin ninguna ceremonia religiosa ni mucho menos. ¿Pero por qué son enterrados a partir de la medianoche? Porque a esa hora los periodistas internacionales duermen y creen que la población común lo hace también. Es la hora precisa para deshacerse de las víctimas del coronavirus y sus estragos en Nicaragua. Daniel Ortega siente miedo. El mismo pánico de Nicolás Maduro y la dictadura
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