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Dictadura de Nicaragua frente al 2020
La Dictadura de Nicaragua frente al 2020
MANAGUA-(Especial para The City Newspaper) En el des-gobierno de Daniel Ortega y su mujer, no parece que las cosas vayan a cambiar mucho o el mínimo siquiera; más aún si recordamos que la dictadura nicaragüense (lo mismo que la venezolana), no depende de ella misma, sino de las directrices que le llegan desde La Habana y Moscú. No es lo suficientemente autónoma para decidir sobre su presente y su destino, como muchos quisieran en ese país. Dicho estado de inalterabilidad se traduce en lo mismo de siempre: persecución a los disidentes, encarcelamiento, procesos amañados en los juzgados totalmente plegados al dictador y sus caprichos; ejército, policía y turbas secuaces, dispuestas al terror contra la población civil; falta de empleo, hambre y “diáspora” diaria hacia Costa Rica, de quienes no soportan la inutilidad del régimen sandinista. Nada parece haber cambiado en la Nicaragua oprimida por la dictadura de Ortega, su mujer e hijos, de cara al nuevo año 2020. También hay que tomar en cuenta al “factor Trump” en los Estados Unidos, quien es un presidente que no desea intervención armada en ninguna parte del mundo, según los visos que ha dado desde que llegó a la Casa Blanca y esa nointervención, la conocen y la manejan a su favor los comunistas de América Latina. Por otra parte, el año nuevo ha traído a los nicaragüenses la desesperanzadora noticia de que la oposición a Ortega, se ha dividido. La llamada Alianza Cívica, conformada por empresarios, y la Unidad Azul Blanco, han decidido tomar caminos diferentes, tras semanas de diferencias en lo que se refiere a sus estrategias para enfrentar a la dictadura. Dicha unión duró apenas 15 meses y con ello, el régimen ha adquirido mayor tranquilidad y solidez. La idea de los opositores era la de presionar a la dictadura para que retomara el diálogo y lograr un adelanto de las elecciones generales; pero, casi de inmediato, aparecieron las diferencias entre los empresarios y las decenas de organizaciones de la sociedad civil. En principio porque los primeros querían mantener la
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presión diplomática internacional y así exigir reformas al dictador Ortega; y los segundos, llevar a cabo un paro general, acciones en las calles y mantener la acción discursiva en contra del mismo tirano. A pesar del evidente descontento y la falta de entendimiento entre ambas organizaciones, los dirigentes de los dos grupos han dicho a la prensa que se trata de una “separación amistosa” y que seguirán trabajando para lograr la unidad contra el dictador, “pero cada organismo por su lado”, algo inconcebible desde todo punto de vista y que significa “oxigenar” al des-gobierno comunista.
¿Pero cómo observan estos acontecimientos los nicaragüenses ubicados en medio de coyuntura? El llamado “ciudadano de a pie”, que es la inmensa mayoría en Nicaragua, harto de dos años de recrudecimiento de la crisis social, siente que esa ruptura de la oposición es una traición y que los integrantes de los dos organismos están interesados únicamente en defender sus propios intereses, atacarse entre sí, antes que trabajar unidos para sacar al dictador de la casa de gobierno. Es así como una de esas personas sencillas manifestó recientemente, pidiendo guardar su identidad: “Solo puedo deducir que el interés de la mayoría de los nicaragüenses es salir del carnicero (Ortega). (Eso) no lo comparten la mayoría de las organizaciones de la Unidad y anteponen sus intereses mezquinos.” Otras opiniones en Twitter, dicen: “Mientras el pueblo sufre, estos opositores se toman su tiempo. (…) El objetivo es único: sacar a la dictadura y buscar cómo forjar un país donde se respeten los derechos de todos los ciudadanos.” Finalmente, un comentario del activista Yaser Morazán, publicado en el medio independiente artículo66.com, manifiesta: “La supuesta separación entre la extinta y fallida Alianza Cívica y la UNAB, no es novedad, siempre existió, que no la hayan querido hacer pública antes… es otra cosa. Cuando no se comparten valores, es natural la incapacidad de unirse.” Escribió. Tal es la situación y tal es la tranquilidad en la que se ha posado el dictador ante los hechos recientes.