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Baltasar Garzón Abogado Defensor de la Escoria
Baltasar Garzón, el Abogado Especialista en la Defensa de la Escoria Humana
MADRID, España-(Especial para The City Newspaper) Aquella actuación suya que dio inicio el 16 de octubre de 1998, contra el entonces Senador Vitalicio, Sr. General Augusto Pinochet Ugarte, a quien logró retener en Inglaterra hasta el 11 de enero del 2000, confiado en que los ingleses lo extraditarían a España para ser procesado bajo el cargo de haber desaparecido a ciudadanos españoles residentes en Chile, a lo largo de su gobierno, que abarcó de 1973 hasta 1990, mostró sin miramientos de ninguna especie la naturaleza del entonces juez español, Baltasar Garzón y, en acto seguido, explicaremos el porqué de esta afirmación.
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Sin embargo, en dicha tesitura histórica, el juez británico, Jack Straw, dejó en libertad al ex presidente chileno, porque no estaba en condiciones de salud para ser juzgado. Dicha decisión fue “un balde de agua fría” a las intenciones de Baltasar Garzón, a quien dedicamos esta crónica retrospectiva y actual.
En todo caso, y a pesar de la decisión judicial británica, el golpe de efecto ya había sido dado, pues retuvo al Sr. Pinochet contra su voluntad, en Londres, en “un estira y encoge” ante la justicia inglesa, que al final ganó el militar suramericano y pudo regresar a su país natal. Es fácil imaginarse a Garzón, un anochecer cualquiera, en un café madrileño, con su eterno cigarrillo en su mano derecha, parloteando con sus amigos y colegas: “¿Os hubierais imaginado que yo, Baltasar Garzón, hubiese traído a España a Pinochet? ¿Os hubierais imaginado el éxito de mi gestión en mi calidad de juez de esta nación?” Podrían haber sido sus palabras alucinantes a sus contertulios de cafetería. ¡Por supuesto que, quizás, estaríamos nombrándolo ahora como virtual presidente de España, si hubiera querellado a Pinochet en la Capital ibera! Pero como suele suceder: Dios no da alas al
animal ponzoñoso y Garzón se quedó con las garras vacías y solo atinó a ver por la televisión cuando el avión del ejército chileno despegaba del aeropuerto londinense de Heathrow, llevando nuevamente de regreso al General hasta Santiago. Ahí murieron las ilusiones pervertidas del juez españolete.
Los años que le siguieron a Garzón se sintetizan de esta manera: fueron una auténtica debacle personal y profesional. Cayó en picada libre y se ha convertido nada menos que en el defensor de narcotraficantes, dictadores de izquierda y un abogado cuyas luces, que prometíanle el Cielo, solo le han dado las penumbras del infierno.
De todas maneras, a pesar de su fracaso final en el caso Pinochet, Garzón salió del anonimato en el que estaba condenado fuera de España, y que, aún en su Patria, el desteñido juez tampoco era muy conocido; pero, como sucede con los individuos que echan mano a esta clase de tretas, a los golpes de efecto, el General chileno “le dio la mano (involuntariamente) a Baltasar Garzón” para que los diarios alrededor de la Tierra, escribieran abundantes crónicas de su actuar frente a la justicia británica. Había logrado la primera parte de su plan: darse a conocer. La segunda parte, cual era escalar posiciones públicas y gubernamentales en su natal España, una vez hubiera despedazado –literalmenteal anciano Pinochet, se quedó prendida de una frustración enorme, gracias al tino del juez inglés, Straw.
Lo que siguió en la vida de Baltasar Garzón fue solo bazofia y de la peor: comenzó a defender a politicastros, ex presidentes, ex dictadores, como el caso del comunista del Ecuador, Rafael Correa, requerido por la justicia ecuatoriana y en abierta huida por Europa; a narcotraficantes y a todo aquel lumpen que ha tocado a la puerta de su bufete en Madrid. Garzón se descubrió a sí mismo como lo que realmente era: tan delincuente como los mismos delincuentes que se afana en defender, a cambio de miles de dólares que engrosan su fisco privado. En la actualidad está aliado con la dictadura de Venezuela y defiende a sus narco-dictadores ante los embates de la Casa Blanca; por supuesto que “la riada de dólares” sigue corriendo fluida hacia sus cuentas bancarias; pero en cuestión de imagen y de dignidad profesional y personal, Baltasar Garzón es el paria de los abogados españoles en estos momentos.
Su infame actitud también lo ha llevado a defender al indefendible exdictador de Bolivia, el cocalero Evo Morales, a quien Garzón considera que el bajonazo del gobierno que le dieron, está reñido con “las buenas normas democráticas”; y dicha afirmación insulta a la inteligencia de las personas, porque sabemos bien que ni Evo Morales estaba en el poder de manera legal, ni su régimen era demócrata. Todo lo contrario: era un dictador de la más pura narco-izquierda, del mismo talante de la cubana y venezolana, enquistadas en el gobierno desde que tenemos memoria.
La última información que nos ha llegado, indica que el españolete ha sido contratado por el testaferro del dictador venezolano, Nicolás Maduro, para que lo defienda ante los ataques de la justicia estadounidense. Se trata del empresario llamado Alex Saab,
quien tiene sobre sí demandas de los Estados Unidos y de Cabo Verde, país africano donde fue detenido este simulacro de gánster. Lógicamente, Garzón ha vuelto a decir “¡Presente!” Y se ha volcado de lleno en la defensa de lo indefendible. Será, a no dudar, otro caso legal perdido; pero lo que al español le interesa, reiteramos, es solamente el bulto de dólares que los delincuentes de Venezuela le pagan a manos llenas.
Desgraciadamente para la parte defensora, el gobierno de Cabo Verde ha aceptado extraditar a Saab a los Estados Unidos, para ser procesado, un hecho que pondrá cuesta arriba el trabajo de Garzón, en el tanto quiera ayudarlo a salir de su incomodísima situación.
Según ha trascendido, el exjuez “va a liderar un proceso contra USA y Cabo Verde, ante el Tribunal Internacional de La Haya, en Holanda, por la (supuesta) violación de la inmunidad jurisdiccional de Alex Saab, en cuanto era enviado especial de Venezuela.” Según palabras textuales del mismo Garzón. Pero veamos aquí la contradicción en el pensamiento de este individuo, porque, en el momento cuando arremetió contra Augusto Pinochet, éste gozaba de inmunidad del Senado chileno, donde se desempeñaba como Senador Vitalicio y había ingresado a Inglaterra portando pasaporte extendido por el mismo Senado y era invitado de la entonces Primera Ministra Margaret Thatcher. Pero eso a Garzón le importó tanto como saber el dato poblacional de Cabo Verde; es decir, ¡Nada! Porque lo que él buscaba era que Pinochet le sacara del anonimato y después vendría lo mejor… según había planeado. Hoy, en el caso del testaferro de Nicolás Maduro, Garzón echa mano al argumento de que este será extraditado a pesar de que estaba representando oficialmente al gobierno (entiéndase dictadura), de Venezuela. O sea: ¡Ahora sí la inmunidad diplomática sí tiene valor para el españolejo; pero en el caso Pinochet, aquello era intrascendente! Esos son los valores en los que se fundamenta el alma de Baltasar Garzón, algo que ya conocíamos desde que salió de su madriguera oscura y fría en Madrid.
Paralelo a lo anterior, el exjuez intentará abrir ante la justicia del archipiélago de Cabo Verde, “un proceso de indemnización contra ese gobierno, por daños patrimoniales y de imagen (del testaferro Saab),” quien fue detenido el pasado 12 de junio, cuando su avión particular hizo escala en el aeropuerto internacional Amilcar Cabral, de la isla norteña de Sal, que pertenece al mismo país africano. Garzón exigirá en compensación por los daños causados a su cliente, la bicoca de unos US$12 millones, de los cuales él espera echarse unos tantos a su bolsillo, desde luego.
Por su parte, el delincuente Alex Saab, nacido en Barranquilla, Colombia, pero gran amigo de los dictadores venezolanos, se ha quejado de su celda en la cárcel de Ribeirinha, en la septentrional isla de San Vicente, y ha solicitado una especie de celda/suite con las comodidades que cree merecer, sin que los mosquitos africanizados le piquen; también ha exigido visitas periódicas de sus familiares, un dietista que cuide su alimentación y un médico personal. Empero, próxima mente, cuando llegue a lo s Estados Unidos, todo ello le será concedido –del mis mo modo que a l “chapo” Guzmán, y le harán más
placentera su inevitable cadena perpetua, misma que le t ienen reservada por sus actos delictivo s al lado de Nico lás Maduro.
E l sujeto está relacio nado con varias empresas, entre ellas Group Grand Limited (GGL), acusada de suministrar aliment os y víveres con sobreprecio s al régimen venezo lano, para lo s gubernament ales Co mit és Locales de Abastecimiento y Producció n (CLAP); así mis mo se le acusa de blanqueo de capitales, en co mplic idad con tres hijastros de Nico lás Maduro y haber ganado con ello cientos de millo nes de dó lares. La Corte de Washington D. C. le acusa también por lavar hasta US$350 millo nes, que fueron defraudados a través de l sistema de co ntrol cambiario de Venezuela.
La explicació n que se le da al hecho de que lo s Estados Unidos ha ya so lic itado la extradició n de Alex Saab, estriba en que este ind ividuo transfirió sus ganancias ilíc it as desde Bancos venezo lanos a sus cuentas estadounidenses, lo cual le dio potestad a la just icia norteamericana para proceder del mo do en que lo ha hecho. Fina lmente, en Co lo mbia, la fiscalía de ese país expropió ocho inmuebles propiedad del mis mo testaferro, que formaban parte de su “patrimonio ilegal”, ubicadas en Barranquilla (Costa Caribe), y por un valor de unos US$9,7 millo nes. Tal es la sit uac ió n juríd ica de este oscuro personaje co lo mbo/venezo lano, quien ha contratado los servic ios del bufete Ilo cad, co n sede en Madrid, España, y propiedad de Ba ltasar Garzó n, el abogado que acaba de perder el caso en el que defendió al ex mandatario corrupto del Ecuador, Rafae l Correa, en franca huida por Europa; y se prepara para perder otro, esta vez del ex hacker australiano, Julian Assange, en poder de las autoridades inglesas y pro nto extraditado a los Estados Unidos. Será, sin duda, otro caso perdido irre mediable mente. Pero eso a Garzó n no le importa. Ya envejecido y co nvencido de que el prest igio que previó nunca le llegó ni en mínima instancia, lo único que le alegra so n los billetes que le hacen llegar sus clientes corruptos, delincuentes co nvincentes, ex dictadores y toda esa basura que suele buscarle y a la que él nunca le niega sus servicios abogadiles. Ese es Baltasar Garzó n, retratado de cuerpo entero…