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PALABRAS SOLO PALABRAS
Marisol Rodríguez Lefebre
Palabras solo palabras
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© Copyright 2022, by Marisol Rodríguez Lefebre
Primera edición: abril 2022
Dibujos: Carol Wuay
Fotografía de portada: Malu Ortega
Diseño y diagramación: Georgina Odi
Colliguay Ediciones
Directora: María de la Luz Ortega H.
©colliguayediciones@gmail.com
Patrocinio:
Taller Memoria Viva - SBV
Equipo editor RMV:
Paz Figueroa
Claudio Bueno
Douglas Hübner
María de la Luz Ortega Hernández
Impreso en Chile/ Printed in Chile
Derechos Reservados
Agradecimientos
Dicen que Jesús creó a ciertas criaturas cual crea una flor. Son emblemas de bondad por los seres humanos, en los jardines de la vida. En estos momentos de difícil travesía, ese milagro se hizo realidad, Malu, Georgina, Mercedes, compañeras de largas jornadas literarias que me ayudaron a hacer mi tercer cuadernillo, corregido y aumentado. Gracias, muchas gracias.
A Sergio Bueno
¡Tantos recuerdos tuyos!
Una llegada a tu taller "Memoria Viva". Mis temores de ir, estar allí entre escritores, mi ignorancia en las letras. Miraste con ese semblante serio, esa mirada de acogida que tuviste siempre para una aprendiz que venía con un escrito a medio terminar.
También aquí, donde hoy te hablo, existían personajes importantes.
Ruth, con el premio Oscar Castro, y otros más. Claudina, Jorge y yo nos sentamos atrás. No queríamos interrumpir tu clase.
Hoy vuelvo atrás, con un dejo de tristeza. En ese entonces nos hablaste, tú también irías aprendiendo con nosotros. ¡Qué locura tuya! Jamás pensé que entraríamos de lleno en tu mundo de sueños.
Donde había un encuentro, se veía tu figura sobre saliente. Ya sea que se tratara de grandes escritores o de algún nervioso alumno tuyo. Así estuvimos bajo tu mandato; seguros, orgullosos de poder hablar en público, logrando cada miércoles un cuento más limpio y leíble. Una revista escrita por nosotros "Memoria Viva".
Sin saber cómo, nos encontramos contando cuentos en varios colegios.
Íbamos detrás de un personaje en busca de conocimientos. Nos regalabas a raudales tus dones sin límites.
Sergio, maestro, amigo, después de tu partida te sigo recordando con un inmenso cariño.
Ramajes
L os poetas me preguntaron:
—¿Por qué no escribiste antes?
—Porque deseaba un huerto grande, donde llegó en un amanecer mi primer fruto, con tríos de ave despertándome en el día más maravilloso de mi vida. Ella se abrió ante mis ojos sorprendidos y cual pétalos de magnolias sentí su fragancia cuando apretó muy fuerte mis pezones. En su frente traía el “tercer ojo”, según la matrona, y el cuaderno de poemas se cerró.
¡Oh!, ¡el que llegó entre lluvias y lluvias! Lo abrigué entre cristales tibios. Lo acuné y le di calor. ¡Era tan pequeño y él me entregó toda la ternura del mundo! Las metáforas se escondieron entre los juncos de julio.
Marisol Rodríguez Lefebre
¡Oh, venía otra! Traía sus manos apretadas de sueños. Abiertos sus ojos miraban el universo. Era tanto mi éxtasis al observar su carita roja. La besé una y otra vez. Los campos semánticos huyeron.
¡Una más! En un anochecer remeció a los astros para que le dieran la bienvenida. Ellos giraban y giraban alegres, se perdió en esa ronda la palabra escrita.
Irrumpió un atardecer en mi corazón. Esa criatura frágil, hermosa se mecía. Se mecía igual a las olas del mar. La acuné y la dejé en mi huerto. El lápiz desapareció.
En mis labios solo habitaron, en meses, años, canciones de cuna.
¡Era tan dichosa! Mis deseos se cumplían plenamente. Era un abanico abierto de ir y venir por mi enorme huerto que no me di cuenta de mi vida venidera.
En ese entonces no vi al Duende en su callampal, jugan-do con mis niños ni al “pájaro azul” del damasco.
Ellos crecieron. Cada cual tomó diferentes rumbos. El campo, de tristeza se secó y en sus pajas apareció un cuaderno amarillento que entre sollozos revivió el verde tranvía de vuelta a los campos semánticos. Hicieron bajarse a la “palabra” de la copa de los árboles y los juncos florecieron devolviendo las metáforas.
El lápiz se volvió alegre.
El huerto se hizo diminuto y observé la callampa donde moraba el Duende.
El “Pájaro azul” me habló:
—¡Nada es antes ni después! ¡Es ahora! ¡Empieza!
Mi Poema
Poema, amante mío, callado llegas galopando traes miles de ideas aromas suaves, colores.
Acaricias mi mente remeces mi cuerpo. Poema, compañero de largas caminatas sin término, duermo pensando en ti, me arrullo a tu lado hasta sentirme creadora.
Te guardé años tras años en el hueco de mi palma ahora serán libres, estás en las manos de un gigante irás donde quieras anhelando llegar al corazón del humano.
El Tren Azul
He de partir. Sí, me iré en un tren azul por alamedas salpicadas de margaritas amarillas, un globo aerostático guiará mis anhelos: mar, cielo y tierra. Insisto, tiene que ir de azul impregnado. Me da miedo sin ese color. Voy en mi vagón de acerados rieles. Si para en alguna estación súbete a él con la palabra clara, precisa, sin temor. En este viaje enloquecida voy embriagada de alegrías a los fuertes vientos susurre perdones otorgándoles también amor atravesando planetas imaginarios, verdaderos. Mañana o el próximo año en mi tren azul otra vez.
AYÚDAME, JESÚS
Salí a buscarlo tengo tristeza en mi ser acompañado de apóstoles confusos. Ayúdame, Jesús, ayer maté mis poemas sus ojos brillan al observarme bajo la cabeza de vergüenza hojas con poesías rotas en el aire se rehacen.
Viene Pablo con mi tren azul hazlo partir de nuevo que se deslice por valles inundados de fantasías.
Gabriela trae un cofre con canciones de cuna amores truncos, tristezas. Rubén ríe a carcajadas perseguido por poetas le roban perlas, cisnes. Me escondo, ayer hurté su azul insinúan que tengo noches rebeldes de bohemia. Nada ni nadie te detenga un lirio azul sea pájaro un pájaro humano un humano, mariposa una mariposa, flor. Jesús sigue su andar de dos milenios tres copas de cristal chocan de famosas escritoras brindando por la poesía.
UN CIELO Vestida de lila voy rompiendo verdes ramajes rosando estrellas fugaces en un transitar sin fin. Violines armoniosos siento deteniendo mi alma débil una voz pregunta ¿Dónde voy? Colores de azul intenso veo porque son muchos los cielos por el cansancio de la muerte sin saber respondo al primero. Ese es el más puro, dicen ya está lleno de niños seres vulnerables de la tierra. El segundo es complicado mayores hombres amantes se pasean tristes si saber a quien elegir, porque amarán, fueron amados el amor un día se disolvió sigo girando en la incógnita es hermoso dar vueltas el aire acaricia mi rostro solo soy brisas, en búsqueda de un cielo un cielo para mí.
Clamor
A Carolina Tengo rabia incontenible ganas de pegar un golpe sobre el universo.
¿Dónde estás Dios mío? Se trenza la angustia en llanto Se ha serenado el cuerpo. Mandas claridades y se fue aquel día buscando la paz del corazón. Quería regar raíces semisecas. Remecerlas en los jardines de su vida insegura. Frágil, cual velero, indecisa desesperada por anclar. Brotará la voz de su madre ¿Tendrás seguridades?
No obstante, te pido, como en oración, Jesús. No la abandones nunca.
Marisol Rodríguez Lefebre
P Jara Azul
Hoy, atrapada medito siento tristeza en la piel iré a preguntar ¿Quién soy? pájara confundida…
Giro, vuelo sin destino soy sólo una burbuja, un punto insignificante en abismos, volcanes rojos huracanados de odio pidiendo claridades.
Aleteos, hay calma aquí siento sensaciones extrañas dijeron ayer, era ave aseguran verme volar envuelta en mis locuras con las alas extendidas sin escuchar palabras.
¡Qué importa quién soy! Siempre seré una más mezclada en multitudes creyéndome poeta. Pájara azul.