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JUICIO FINAL
Hablan de un Dios, seré juzgada por Él está más allá del horizonte lo custodian las estrellas con voz dulce insinúa le cuento que hice con mi cuerpo en la tierra.
Mi cerebro. Tuve un reino de pájaros en él. Pinté con osadía de otros colores el arcoíris. Me adueñé del firmamento. Sin querer saqué las palabras más bellas del diccionario.
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Mis ojos son café, semicerrados de dichas. Otros días abiertos a la vida observé más allá de lo permitido. Hurté al cielo escribiendo cuentos.
Mi boca discutió, ofendió ¡Qué no dijo! Dio consejos buenos y malos. Cantó sin talento canciones de cuna, besó y con humildad pidió perdón.
Mis manos sembraron amor, cambiaron pañales, amasaron el compartido pan, escribieron miles de poemas, se estrellaron en señal de amistad.
¡Míralas, están cansadas!
Marisol Rodríguez Lefebre
Mi corazón amó mucho se encogió de angustias, de rabias, se abrió ante los maravillosos gestos humanos, a veces, tuvo piedad y un día dejó de latir.
Mi vientre fue creciendo ante las miradas de personas amadas, solían acariciarlo el papá, hermanos, amigos.
Tres lunas y un sol, pujé hijos lanzados con fuerza a la tierra.
Mis piernas subirán escaleras largas siempre en movimiento muchas veces sin saber hacia dónde ir en búsqueda de pensamientos con alas sin detener jamás la marcha. La balanza de la justicia se inclina hacia el azul. El cielo me reclama. ¡Creo hoy en Dios!