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LA LLAMADA
Inmóvil en ciudad negra manto rosa me cubre oración en mis labios sin término. Yo lo supliqué han cumplido mi promesa muchos invitados llegan en susurros me anuncian la fogata nos espera al ardor del rojo. Recuerdo de hijos y nietos. Yo iré a la tierra yo al mar yo a las montañas murmullos reclaman nieve. Ningún problema nos llega ¡Qué hermoso es aquí! La palabra se va agotando. Manos trémulas de amor acarician polvo en un ánfora nos lanzan con un soplo de ternura al aire emprendamos el viaje cada cual a su lugar eterno.
Marisol Rodríguez Lefebre
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