Coherencia. Todos realizamos actos. Hasta la inacción se basa en una decisión propia y constituye propiamente un acto. Independiente de creencias, todos éstos ligan nuestro destino, el cual se construye por las decisiones tomadas y dicta el rumbo de la vida.
Todos tenemos derecho a probar y equivocarnos, la experiencia es democrática pero el aprendizaje no. Comprobar lo que es correcto implica un equilibrio sobre lo que es mejor para mí, mi entorno y los demás. Hacer lo correcto nunca ha sido tarea fácil porque implica el desprendimiento del egoísmo que imposibilita una sana relación con todos los ejes de nuestra vida.
Lo correcto conlleva una serie de decisiones con la que se va trenzando una fina hebra. Con el paso del tiempo dicho tejido se fortalece hasta volverse estructura. La relación y unión entre nuestros actos adquieren consistencia y su interconexión es rotunda, es aquí cuando el azar y la suerte desaparecen, o acaso, siempre suman. A esto se le conoce como coherencia...