![](https://assets.isu.pub/document-structure/220820140827-7d8d8ab162d5c10cd2403b07ac58d12b/v1/667cabe0dab86054ed1c2a7ff68aad01.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
2 minute read
Osmar Bondoni / Pequeña historia de Molinos de Viento
from Nuevo Nan 2
Osmar Luis Bondoni Pequeña historia de Molinos de viento
El Boletín de Artes y Letras Molinos de viento Comenzó a publicarse mensualmente en formato pdf desde enero de 2019, y hoy va por el N° 43. Su distribución es gratuita y puede ser solicitada a osmarbondoni@yahoo.com.ar
Advertisement
A pedido, puede enviarse, también en pdf y sin cargo, la colección completa. Una recorrida por sus 43 números puede deparar más de una emoción, sobre todo por el rescate de poemas y poetas olvidados. Además de las voces nuevas. Hace ya tiempo, una vez por mes en tarde de sábado, nos reuníamos en mi casa un grupo de escribas. Lectura, charla y mate amargo. El que no venía este sábado venía al siguiente, así que nunca éramos menos de quince (la invitación que yo cursaba para indicarles la fecha, tenía este leitmotiv: “Traigan mucho para leer, de lo que hayan escrito últimamente; o de otros autores, aunque no sean tan buenos como nosotros”). En una de esas reuniones, un viejo amigo mío, viejo, exponía su parecer sobre la inexistencia de las jerarquías en arte, algo así como que no hay un arte menor y otro mayor, y esgrimía la defensa de las artes en todas sus manifestaciones, que en las artes no hay categorías, que académico, clásico, popular, etcétera, son ayudas no para valorar sino simplemente para identificar. Que solamente hay arte bueno, y podría haber arte malo si el tiempo no diera cuenta de él. O algo así. (Refirió la anécdota de que en las tabernas de la Viena de Schubert los alegres y achispados parroquianos entonaban (o desentonaban) sus lieder.los mismos que hoy se cantan, sin cambiarles un bemol, en los grandes teatros de ópera de todo el mundo). Otro amigo mío, joven en este caso, ilustrado pero algo soberbio, creyendo llevarlo a una encerrona le preguntó: “¿Y a usted qué le gusta más, las Variaciones Goldbergo Caminito del indio?”. Mi viejo amigo viejo se quedó callado, y mientras la charla tomaba otros rumbos se levantó, dio una vuelta por el parquecito arbolado del fondo de mi casa, acarició flores, se maravilló con el picaflor, miró hondamente el cielo mientras yo lo observaba. Volvió cuando ya la reunión se estaba disolviendo, y mirando a los ojos al joven ilustrado pero algo soberbio le dijo: “Lo pienso, lo pienso, y no puedo decidirme. No podría prescindir de ninguno de los dos”. Cuando se fueron todos, me quedé sentado, ya bajo estrellas, meditando sobre las teorías de mi viejo amigo viejo. Y entonces: “¿Y por qué no editar un boletín mensual basado en ellas?”. Así nació Molinos de viento, un nexo entre esos nunca menos de quince. Y se me disparó al éter, y hoy me asombro de la difusión que ha tenido, sin yo proponérmelo, y cada vez son más las direcciones de correo-E que me llegan por distintas vías. En cuanto al nombre, fue un arranque quijotesco, de esos que me agarran a veces. En pintura, trato de no difundir obras que tengan mucha prensa (Gioconda, Señoritas de Avignon). En música es sencillo: soy melómano. Hay quienes no están de acuerdo con los fundamentos de MdV.Pero no importa. Yo sé que desde donde quiera que estén, Quevedo y Homero Manzi me sonríen.