DOSIER
ENTREVISTA
Supervivencia en Yûbari p. 4
El regreso de Ikezawa p. 18
Odaira Namihei por Zoom Japón
Gratis - Número 4 Mayo - Diciembre 2018
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Revista
gratuita
Número especial Hokkaidô
ZOOM EDITORIAL L A MIRADA DE
Rumbo al Norte
LA REDACCIÓN
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1,5
mil millones de dólares. Ésta es la cifra que el grupo chino de juegos en línea, 500.com invertiría en Hokkaidô para la construcción de un complejo hotelero que contaría con un casino en Rusutsu, al sur de Sapporo. Esta inversión potencial está sujeta a la aprobación en el Parlamento japonés de una ley que autorizaría la apertura de casinos en el archipiélago. Una perspectiva que sin duda alimenta la codicia de muchos.
Línea JR Senmô, entre Abashiri y Kushiro
© Eric Rechsteiner
Desde nuestra creación, hemos hablado en diversas ocasiones de Hokkaidô. Aunque no le faltan encantos a esta isla, la segunda más grande de Japón, sigue siendo desconocida. Esconde, sin embargo, numerosos tesoros para atraer a los turistas extranjeros en busca de naturaleza y originalidad. En este número os llevamos de viaje a esta fascinante región, aunque somos conscientes que no será suficiente para que la conozcáis en profundidad. Sin embargo, estamos seguros que al leer éstas páginas os entrarán ganas dar el paso y visitar vosotros mismos esta isla y sus habitantes, tan hospitalarios como todos los norteños.
ERIC RECHSTEINER
He aquí una de las líneas de tren más agradables de Hokkaidô. Tras salir de Abashiri, el tren bordea la costa de Okhotsk hasta Shiretoko Shari. Independientemente de la estación del año, es un momento de plenitud que conviene alargar en la pequeña estación de Kitahama. A continuación, la línea desciende hacia Kushiro y permite pararse a medio camino en Kawayu onsen para disfrutar de los paisajes y de las fuentes termales.
TENSIONES
Aviones militares en Etorofu
PROYECTO Un
Reclamadas por Japón y ocupadas por Rusia desde 1945, las cuatro islas de Kuriles del Sur son una fuente de tensión permanente entre los dos países. La decisión de estacionar aparatos militares en el aeropuerto civil de Etorofu, tomada a principios de febrero por el gobierno ruso, no ayuda a resolver la situación. El Primer Ministro Abe Shinzô sueña, no obstante, con obtener un acuerdo de gestión común de las islas junto con Vladimir Putin.
En septiembre pasado, el vice-Primer ministro ruso Igor Chouvalov propuso a Japón estudiar el proyecto de la eventual construcción de un puente con vías férreas y una carretera desde Wakkanai hasta la isla de Sajalín. El objetivo es reforzar los intercambios económicos y turísticos entre estas dos regiones que precisan de una mayor apertura.
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puente con la isla de Sajalín
Odaira Namihei para Zoom Japón
ZOOM REPORTAJE
La colina de la esperanza (Yûbari kibô no oka) ha perdido su esplendor, pero la cámara municipal quiere creer que aún no está todo perdido.
Un laboratorio a cielo abierto Yûbari es la ciudad más pobre de Japón. Sin embargo, tanto habitantes como dirigentes quieren creer que hay un futuro para ella.
S
e dice a menudo de Japón que es una especie de laboratorio de todos los fenómenos a los que nuestras ciudades desarrolladas se enfrentarán en los próximos años. Para comprender los desafíos que nos esperan y cómo afrontarlos, hay que visitar Yûbari. Situada a unos 90 minutos de Sapporo, la ciudad fue uno de los mayores centros mineros del archipiélago. En su apogeo, contaba con 120 000 habitantes, numerosos cines e incluso un centro comercial de 5 plantas. Hoy, están censadas menos de 8 700 almas de las que cerca del 50% tiene más de 65 años. Desde la clausura del último pozo minero en 1990, Yûbari se ha convertido en la ciudad de los récords negativos. Es de lejos la que tiene la población más vieja de Japón, con una media de edad que alcanzará los 65 años en 2020. Yûbari que tenía 22 escuelas primarias, 9 escuelas secun-
darias y 6 institutos, hoy solo cuenta con un centro por cada nivel. Solo quedan 75 estudiantes de secundaria frente a los 130 que había en 2007. Cuando paseamos por las calles a menudo desiertas, no nos cruzamos con ningún joven. Solo una de cada veinte personas tiene menos de 15 años. La situación demográfica de Yûbari es extrema, pese a ser un fiel reflejo de los pronósticos nacionales que preveen que ciertas ciudades y aldeas desaparecerán en los próximos años. En 2014, en su libro Chihô shômetsu [La desaparición de la provincia, edición Chûôkôron Shinsha, inédito en español], un antiguo alto funcionario, Masuda Hiroya, ya adelantó que 896 colectividades locales podrían correr la misma suerte de aquí a 2040. Un destino al que Yûbari querría escapar. De momento se las ha arreglado para conservar su estatus de ciudad, aún cuando en Japón es preciso contar como mínimo con 50 000 habitantes. Pero las autoridades no han querido darle el golpe de gracia, teniendo en cuenta que tam-
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bién fue la primera y única comunidad del país que se declaró en bancarrota en 2006. Un año que quedará marcado para sus habitantes como uno de los más negros. Estos tuvieron que pagar el precio de una política de desarrollo mal calculada y centrada en el turismo, pese a que la ciudad está situada al final de una pequeña vía férrea, por lo que nunca sería capaz de atraer a demasiados turistas. Y es que la misma Hokkaidô ya lleva retraso en el sector del turismo. El inmenso parque temático sobre las minas pronto se convirtió en un precipicio financiero que llevó a Yûbari a la ruina. Hoy no quedan más que algunos edificios vacíos que dan al conjunto un aire de ciudad fantasma. Ningún barrio se escapa a esta impresión general de decadencia, incluído el centro, que está lleno de gatos callejeros que han ocupado las casas, incluso aquellas que apenas se tienen en pie. Ahí se encuentra el restaurante Nonkiya de Yasuda Yôko. A sus 74 años, esta mujer ha tomado el relevo de su madre, fallecida en 2012, y sirve ramen (fideos en caldo) a una clientela cada vez
Como símbolo del rechazo a renunciar, el decorado del film Shiawase no kiiroi hankachi [Los pañuelos amarillos de la felicidad] de Yamada Yôji se puede visitar en Yûbari.
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más escasa. “De todas formas, yo no puedo recibir más de 5 personas al mismo tiempo”, dice sonriendo. Yasuda Yôko vivió durante mucho tiempo en Saitama, al norte de Tokio, antes de volver a Yûbari para ocuparse de su madre y después del restaurante. Desea que Yûbari sobreviva, y cree que el joven alcalde Suzuki Naomichi (ver pp. 6-8), elegido en 2011 con 30 años por una población de edad mucho más elevada, está en condiciones de dar un impulso a la ciudad o, al menos, ayudar a que no desaparezca. Yasuda ya se ha beneficiado de la iniciativa del joven alcalde para crear una ciudad más compacta, que permite a los habitantes un acceso a los servicios públicos a una distancia razonable. Hay que decir que Yûbari se extiende sobre 763 km2, lo que la convierte en la mayor ciudad del archipiélago. La gestión de este espacio extenso es complicada y costosa. Para el alcalde, es indispensable la concentración de los servicios para ofrecer a sus habitantes una mayor calidad de vida. Hay aún mucho por hacer ya que entre el centro de la ciudad y el mini mercado abierto las 24 horas hay todavía algo más de 1, 5 kilómetros de distancia. Cuando la noche cae, en la carretera menos iluminada, no es extraño toparse con zorros que bajan de las montañas de los alrededores viniendo a tomar posesión de los lugares desiertos. Es un fenómeno que ya se ha observado en otras regiones de Japón, en particular en aquellas en las que la población desciende de forma drástica. El conductor del taxi que nos lleva hasta el museo de la mina nos lo confirma. “Por la tarde, tengo que tener mucho cuidado. Ya me ha pasado muchas veces que se me cruzan animales por la carretera. Sienten cada vez más que el hombre está abandonando la ciudad.” Pese a que resulta imposible imaginar que Yûbari viva un renacimiento demográfico, al municipio le gustaría por lo menos atraer visitantes para dinamizar la economía local. Ésta dispone de muchos recursos para ello. Además de la increíble hospitalidad local, Yubâri cuenta con un pasado glorioso. El Museo de la mina está siendo modernizado. La ciudad tiene además un aura especial para los japoneses, que la han visto en numerosas películas, muy populares en los años 70, cuando durante la era Shôwa, Japón se imponía como segunda potencia económica mundial y su población era feliz. Entre estos largometrajes, Shiawase no kiiroi hankachi [Los pañuelos amarillos de la felicidad, 1977] de Yamada Yôji con el gran Takakura Ken y una talentosa Baishô Chieko, es uno de los más conocidos. De hecho, se puede visitar a unos kilómetros del centro la reconstrucción del lugar de rodaje, donde encontraremos los famosos pañuelos amarillos, símbolo del rechazo al abandono. Dicen que mien-
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ZOOM REPORTAJE
Yasuda Yôko, patrona de Nonkiya, conserva la sonrisa.
tras hay vida, hay esperanza. En Yûbari, la colina de la esperanza (Yûbari kibô no oka), no muy bien conservada, les recuerda que la acción es el arma para escapar de la fatalidad. La ciudad es “el microcosmos que será Japón en 2050”, explica la responsable del hospital, consciente de la necesidad de luchar para dar a la población los recursos necesarios para vivir mejor. La nostalgia por los años de Shôwa que tan bien encarna Yûbari podría llevar a una parte de los jubilados - los más pudientes - a venir en busca de la atmosfera de aquella época. Los carteles de cine pintados y pegados sobre numerosas fachadas del centro, constituyen una de las curiosidades locales. Podemos cruzarnos con la mirada de Alain Delon en Pleno Sol o la de Atsumi Kiyoshi en Otoko wa tsurai yo [Es duro ser un hombre]. El séptimo arte es un valor seguro para la ciudad que organiza el único festival de cine fantástico del archipiélago, lo que atrae algunos visitantes célebres como Quentin Tarantino.
Yûchan, mascota de la ciudad, está en mal estado como una buena parte de las casas abandonadas desde que gran parte de la población se fue.
Además, el cineasta llamó Yûbari a uno de los personajes de Kil Bill 1 en honor de la ciudad. No hay que olvidarse tampoco de los famosos melones de Yûbari, gracias a los cuales el nombre de la ciudad ocupa cada año grandes titulares en los medios, los primeros dos melones vendidos en subasta alcanzan cifras récord. En marzo del año pasado fueron adjudicados por 3 millones de yenes [22 000 euros]. Finalmente, no todo es tan sombrío en este lugar, y aún quedan razones para creer en un futuro mejor. ODAIRA NAMIHEI
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ZOOM REPORTAJE ENTREVISTA Apuesta Alcalde de Yûbari desde 2011, Suzuki Naomichi no deja de perseverar para que su ciudad luzca sus mejores colores.
U
sted se ha convertido, debido al cargo que ostenta, en el símbolo de un Japón y de una ciudad que se niegan a morir. Suzuki Naomichi: En 2020 tendrán lugar los juegos olímpicos de Tokio, y cinco años más tarde la población de la capital comenzará a decrecer. Somos un país desarrollado donde la población disminuye y la proporción de personas de edad aumenta. El dinero escasea y nuestra deuda es abismal. A Yûbari le afecta especialmente esta situación. Es la ciudad que ha sufrido la mayor despoblación del país. En cincuenta años, el número de habitantes ha pasado de unos 120 000 a unas 8 000 personas. Los jóvenes se han ido de la ciudad. La explotación minera se hizo imposible y la ciudad se encontró en una situación en la que no podía afrontar los pagos. Japón es un país desarrollado con problemas graves que aparecieron antes que en ningún otro sitio. En este sentido, Yûbari es el mejor ejemplo. La cuestión fue evocada en el Foro económico mundial de Davos de 2013. En aquella época, yo había sido nombrado Young Global Leader y pensé, sí, es verdad, Yûbari, tiene problemas, pero si consigue superarlos, podrá convertirse en un modelo no solo para Japón sino para otros países desarrollados que se enfrentarán tarde o temprano a los mismos problemas. Ese es el objetivo que me he fijado. En vuestra tarjeta de visita figura el slogan “Restart Challenge More”. ¿Podría explicárnoslo? S. N. : Cuando la ciudad no pudo afrontar los pagos en 2007, se constituyó una organización, única en su género, para sanear las finanzas públicas. El país cuenta con más de 1 700 comunas, y Yûbari es la única que tiene este tipo de organización. En diez años hemos hecho lo mejor que hemos podido y devuelto el dinero que debíamos. Los ingresos que el municipio puede generar se elevan a 800 millones de yenes [6 millones de euros], y nosotros tenemos que devolver 2 600 millones de yenes [19,5 millones de euros] de media cada año. Es una carga muy pesada. Un día, en una rueda de prensa en Tokio, un periodista extranjero me dijo que yo debería haberlo titulado “Misión imposible”... Sin embargo, hemos conseguido reembolsar 11 600 millones de yenes [87 millones de euros] en diez años, aplicando una política de austeridad sin precedentes. Por ejemplo, las seis escuelas primarias se han fusionado en una sola, lo mismo que los tres institutos. Los impuestos se han convertido en los
por la felicidad
más elevados del país y los salarios de los funcionarios se han reducido drásticamente. Gracias a esto, conseguimos devolver la deuda, pero fue tan duro que mucha gente decidió irse de la ciudad. En diez años, conseguimos reembolsar 11 600 millones de yenes, pero perdimos un 30% de la población. La gente que se quedó tiene que seguir pagando la deuda,y su situación es aún más dura, es un círculo vicioso. Tenemos, por lo tanto, una misión doble. La primera consiste en restituir la deuda y la segunda, en mejorar la situación de los ciudadanos. Estas dos misiones son un poco como el freno y el acelerador de un coche, pero tenemos que intentar hacerlo de la mejor manera posible. Con todo esto, en marzo de 2017 propuse al gobierno un cambio de prioridades. Aceptaron; y pasamos de una prioridad única, que era la devolución de la deuda, a un programa que buscaba también el relanzamiento económico. Es un nuevo punto de partida, trabajar en los dos frentes. Quería salir del discurso “Hay cada vez menos gente, dinero y no podemos hacer nada …” y pasar a “Intentemos afrontar el desafío”. Es con esta perspectiva que establecimos este slogan, para implicar a la gente. ¿Ha sido útil su experiencia como funcionario en Tokio para negociar con el gobierno? S. N.: Efectivamente antes trabajaba para la ciudad de Tokio, cuya población se eleva a 13 millones de habitantes. Con 160 000 funcionarios, es la mayor administración local del mundo. Trabajé allí durante 11 años y 8 meses. En Yûbari, no conocía a nadie, confieso que estaba un poco desconcertado. Pero como queríamos realizar cambios muy profundos en la ciudad, eso puede ser una ventaja. Cuando se vive mucho tiempo en un sitio, se crean lazos muy fuertes con la gente. Eso puede ser algo positivo, pero si realmente queremos cambiar las cosas, esas relaciones pueden convertirse en un obstáculo. En este sentido, puedo decir que mi experiencia en otra administración, aunque a una escala totalmente diferente, me ha permitido desempeñar bien mi trabajo en una ciudad donde yo no tenía, podría decirse “ninguna cuenta que rendir.” Pienso que es la razón por la cual la gente dejó que cambiara las cosas de forma tan drástica. Aunque no se trata necesariamente de un requisito previo, terminó siendo algo positivo. ¿Qué ha cambiado desde su elección, hace ya 6 años? S. N.: Yûbari es la única ciudad del país que entró en bancarrota. Esa es la razón por la cual la tasa de participación cuando fui elegido llegó al 82%, mientras que en Tokio se sitúa en torno al 40%... Comparo frecuentemente la administración o los ser-
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vicios públicos, al aire que nos rodea. El aire existe, es evidente, no podemos imaginarnos que no esté ahí. Si nos comienza a faltar, es molesto. Pero en el caso de Yûbari, el aire comenzó de repente a ser irrespirable, y por eso la población empezó a preguntarse seriamente: “¿Qué hacer?” Para mí, lo que verdaderamente ha cambiado en el curso de estos últimos años, es que los ciudadanos se dieron cuenta de que no podían apoyarse de forma permanente en la administración, que había cosas que debían hacer ellos mismos. Ya no piden recibir cosas, ahora están en un estado de espíritu en el que se preguntan: “¿Qué puedo hacer yo?” Nunca se hubieran dado cuenta si la ciudad no hubiera entrado en bancarrota. Si ahora les preguntamos sobre las acciones que se han llevado a cabo en la ciudad, responden por ejemplo sobre el proyecto de la ciudad compacta o la decisión de suprimir la línea JR. La gente es capaz de hablarlo, es importante poder reflexionar juntos acerca de la ciudad. Evidentemente, hubiera sido mejor que todo el mundo lo hubiera comprendido antes, pero el ser humano tiende inevitablemente a lo más fácil. Para mí, eso es lo que ha cambiado realmente en los ciudadanos. Los esfuerzos que se le han pedido a los ciudadanos en los últimos años comienzan a dar sus frutos. ¿Puede darme uno o dos ejemplos de los que esté particularmente orgulloso? S. N. : El concepto de ciudad compacta que mencioné anteriormente. Yûbari es mucho más extensa que Tokio. En 763 km2, antes vivían 100 000 habitantes. Había que concentrar las funcionalidades de la ciudad. Pero la población no quería mudarse. Durante seis años discutimos con ellos para intentar convencerlos. Finalmente, el 6% de la población, sin distinción de edad, aceptó. Eso representa unos 300 ciudadanos. Es apenas un 6%, pero encuentro formidable que la ciudad haya evolucionado, que la gente haya aceptado hacer un esfuerzo. Entre ellos, había un hombre de 98 años, el jefe de una asociación local, que hace 6 años se negaba a mudarse. Los inviernos en Yûbari son muy duros. Al llegar la primavera, le visité en su nueva casa, y fíjese lo que dijo “Es la primera vez en mi vida que paso un invierno tan caliente.” ¿Se da cuenta? Tenía 90 años en aquel momento. Quiere decir que ha tenido frío durante 90 años. Se oponía firmemente a mudarse y me parece increíble haya dado el paso. Esto me anima a seguír. He oído decir que para conseguir ser elegido, fue puerta a puerta para hablar con los vecinos. ¿Es aún tan cercano con la población?
ZOOM REPORTAJE S. N. : Sí, ¡claro! Puse en marcha un sistema bastante único. Si más de 5 personas se reúnen y quieren hablar conmigo, yo asisto. Estoy disponible 365 días al año. Lo llamo las reuniones “Hablemos con el alcalde.” Existe este sistema, pero también hay personas que no se atreven a llamarme, así que intento ir dos veces al año un poco a todos lados para informarles del avance de los proyectos. Cuando comenzamos a hablar de la ciudad compacta, la gente se opuso. Y después, había quien lo defendía creándose una especie de rivalidad entre las dos facciones. Al principio, les decía que la ciudad estaba destinada a desaparecer si no lo hacíamos. Algunos se oponían incluso con este argumento. Con la norma de la reunión de las 5 personas, fui llamado varias veces. Me gritaban todo el tiempo. Pero aprendí una cosa: los humanos no pueden estar enfadados más de 3 horas consecutivas. Llega un momento en el que se cansan… Yo les escuchaba. Después, si les dices: “Ahora mismo pasa esto y lo otro…”, ellos responden: “Mmmh…” No están necesariamente de acuerdo, pero se dirán: “Anda, pues pasa esto y lo otro.” Lo que quiero decir es que cuando no se saben las cosas, es fácil oponerse. Al contrario, si sabemos que en una determinada situación hay distintas opciones, A o B, por esta o por aquella razón, es más difícil oponerse porque la gente comprende lo que está en juego. Pero si no saben nada, se dicen que la opción A “es un horror”, y la opción B “ah no, a mi eso no me vale”… Es fácil oponerse. Es por ello que creo profundamente en estas sesiones donde se pueden explicar las distintas razones.
Ahora en serio, ¿estas reuniones son una nueva forma de hacer política? S. N. : No lo sé. Si se decidiera hacer lo mismo en Tokio, no sería posible. Hay demasiada gente… Hay una cierta manera de hacer las cosas en las ciudades pequeñas. Si hay muchos habitantes la ciudad tiene la fuerza. Pero si no hay mucha gente, es difícil vivir sin ayudarse mutuamente, se necesita a los demás. Puede parecer un desvío, pero en realidad es más bien un atajo: para poder crear un marco en el que todos tengan fuerza necesitamos a los demás. ¿Sabe? Yûbari es la ciudad de Japón con la mayor proporción de personas mayores: los mayores de 65 años representan cerca del 50% de la población. Cuando me convertí en alcalde tenía 30 años, era el alcalde más joven de Japón. Es bastante único, que la ciudad de Japón con el mayor número de personas mayores elija al líder más joven del país. Es bastante extraño.
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¿Duerme por la noche? S. N.: ¡Por supuesto! Unas 5 horas por noche. Sin embargo, según dice mi mujer, hago discursos mientras duermo. Y como la despierto, me pide que me vaya a la cama antes que ella…(risas)
Trabajar en Yûbari, pensé, podía ser algo bueno. Hay muchas personas de edad con mucha experiencia, lo cual representa un apoyo importante para mí, que soy un alcalde joven. ¿Las iniciativas que ha puesto en marcha se han
aplicado en otras ciudades o en regiones de tamaño similar inspirándose en Yûbari ? S. N. : ¿Sabe? la situación en Japón en general es incluso peor que la de Yûbari. En la página de internet de nuestra ciudad, hay un “reloj de la deuda” (www.city.yubari.lg.jp/syakintokei/index.html)
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ZOOM REPORTAJE
¿Se ha marcado un objetivo preciso en los próximos años? S. N.: Un año después de ser elegido, en 2012, me dije que la población de Yûbari descendería para pasar a 4 000 habitantes. Incluso si eso pasa, el hecho de hacer la vida de la gente más practica y mejorar su calidad de vida es algo muy positivo. Mi misión es hacer que más de la mitad de la gente que vive todavía en Yûbari estén felices de haberse quedado. Al principio, me decía que el trabajo de alcalde era conseguir que la población aumentara. En efecto, la población en Japón decrece, pero hay que cambiar esa forma de pensar. En el curso de otra elección, un alcalde dijo: “Voy a hacer que la población aumente.” El hecho de decir que va a aumentar la población revela que no es capaz de poner en marcha medidas políticas diferentes. Cuando se gestiona una empresa en la que las ventas disminuyen, se dice sin reflexionar mucho “las ventas van a aumentar”. Pero sin dar ninguna razón, nadie nos va a creer, ¿no es cierto ? Para mí, el trabajo de un político es crear un entorno en el que la gente sea feliz, incluso si las cifras no acompañan. Los tiempos son difíciles, y voy a intentar que la población aumente, claro está, pero mi objetivo real es otro. ¿Hay alguna cuestión que le parezca prioritaria en estos momentos? S. N. : Lo más importante es la supervivencia de la ciudad, que no desaparezca. En fin, una ciudad no desaparece así como así. Japón no es más que un pequeño país insular comparado con el resto del mundo. Hay que tener en cuenta la “maximización” del país. Con una población a la baja hay que reflexionar sobre la cuestión de la durabilidad. Creo que es muy importante. Claro que podemos soñar, decir que la población va a aumentar, pero la realidad nos demuestra que la tendencia es justo la opuesta. Hay, por tanto, que conseguir que los ciudadanos vivan bien, incluso si hay cada vez menos habitantes. Reflexionar sobre cómo hacer feliz a la gente, crear las condiciones para una vida agradable… Esto es lo que no se puede descuidar. ¿Tiene proyectos de tipo cultural? ¿Es la cultura
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que indica que devolvemos 70 yenes por segundo, mientras que la deuda nacional aumenta 81 500 yenes cada segundo. Yûbari está en la senda del despegue mientras que la situación financiera del país es cada vez más delicada. El problema es que los habitantes de Yûbari son de igual forma ciudadanos de la prefectura de Hokkaidô y también ciudadanos japoneses. Aunque Yûbari recobre la salud, si la situación de la prefectura o del país se deteriora, seguirá habiendo un problema. Si Japón decidiera poner en práctica un nuevo sistema, creo que Yûbari podría servir de ejemplo.
La explotación minera en Yûbari creó el concepto de “ichizan ikka” que al joven alcalde le encanta.
un elemento determinante que favorece la estabilidad de la población? S. N. : Debido a la bancarrota, Yûbari ha sido la ciudad del país cuyo presupuesto cultural ha sufrido los mayores recortes. Como venía de Tokio, invité a artistas a venir a Yûbari y me dijeron: “Cuando queremos crear una obra de arte en Shibuya tienes a los vecinos encima, quejándose del ruido…En Yûbari, los vecinos te traen cosas para comer y te ofrecen su ayuda.” Los artistas estaban muy contentos, podían crear en una atmósfera agradable. En este sentido, hemos querido hacer de Yûbari un lugar de creación y expresión artística. Cuando corren malos tiempos el arte puede ser de gran ayuda para mantener los ánimos. Yûbari acoge cada año el único festival de cine fantástico del país. La vida de todos los días es difícil, pero una vez al año, con ocasión del festival de cine, se olvidan los problemas y se pueden ver varias centenas de películas que se proyectan desde por la mañana hasta la noche. Usted sabe que Angelina Jolie ha estado en Yûbari. Pues Quentin Tarantino también. Para muchos japoneses, Yûbari es una ciudad de nostalgia. Reina una atmosfera muy de los años 1950-1960. ¿No es el momento de que la ciudad pase a otra época? S. N. : Para mí, hay cosas que se tienen que preservar y otras no. Lo que tenemos que conservar es el concepto de “ichizan ikka”, “una montaña, una familia”. Esto hace referencia al lugar donde se va a buscar el carbón, la mina. Personas que no tenían lazos familiares trabajaban en esa mina y murieron a causa de un derribo, de una fuga de gas, o de un incendio en el interior… Pero charlando en torno a una copa se convertían en una verdadera familia: “Si me pasa algo, cuento
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contigo para ocuparte de mi familia.” Es así como ocurría. Por eso se dice “una montaña, una familia”. Esa es la cultura de Yûbari. En una gran ciudad no se conoce ni al vecino más cercano. Es porque la vida es fácil, práctica. Se puede vivir sin tener contacto con los demás. Pero aquí no es el caso, no se puede vivir sin ayudarse mutuamente. Por eso ahora mismo esta noción de “una montaña, una familia” es crucial.Pero hay cosas que tienen que cambiar, por ejemplo, el deseo de volver a la época en que la ciudad tenía 100 000 habitantes. Hay que reflexionar en primer lugar sobre cómo hacer feliz a la gente que se ha quedado. Para ello, hace falta que todo el mundo de un paso al frente, si no nada cambiará. Hay una noción de preservación y de cambio que hay que desarrollar simultáneamente. Es por eso que hablamos con la gente y les decimos: “¡Si amáis vuestra ciudad, tenéis que hacer esfuerzos!” La primera vez que oí la expresión “una montaña, una familia”, pensé que era exactamente eso. En cien años, 3 000 hombres perdieron la vida en las minas. Las mujeres se encontraban solas para criar a sus hijos. Era duro pero la gente se ayudaba. La explotación minera de Yûbari se mantuvo hasta los 90, no hace tanto tiempo. La gente se ha ayudado, han compartido momentos difíciles y momentos de felicidad. Cuando la ciudad entró en bancarrota, encontramos juntos la forma de superar ese momento tan difícil. Ha habido dos grandes problemas: el fin de la explotación minera y la imposibilidad de hacer frente a los pagos. Los habitantes han conseguido ir más allá de estos dos problemas, así que no importa lo que el futuro nos depare, seremos capaces de seguir adelante. TESTIMONIO RECOGIDO POR O. N.
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ZOOM REPORTAJE ORIGINAL
Caballos y hombres
Obihiro es el único lugar del mundo donde tienen lugar competiciones de caballos de tiro: las llamadas carreras ban’ei.
Gabriel Bernard para Zoom Japón
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okkaidô es la región de los tipos duros. Las gentes que eligieron vivir aquí tuvieron que pasar por muchas cosas. La explotación de este territorio, a finales del siglo XIX se realizó en condiciones extremas. En aquella época no había aún máquinas para realizar el trabajo o el transporte de materiales. El caballo, del que se dice es la más bella conquista del hombre, fue domesticado para ayudar al hombre en las tareas más duras. Pero las razas japonesas, habituadas a un clima menos extremo, no estaban preparadas para ello. En la época en la que Japón se abrió al mundo y buscó en el extranjero lo mejor, llega a Europa para buscar caballos capaces de resistir condiciones climáticas difíciles y soportar trabajos arduos. Es en Francia y Bélgica donde los japoneses encontraron lo que buscaban, entre las razas de caballos de tiro que utilizaban con gran éxito los agricultores locales. Los percherones, los bretones o incluso los brabanzones de Bélgica – alrededor de un millón de cabezas –tomaron rumbo hacia la isla septentrional de Japón para convertirse en unos ayudantes indispensables. Sin ellos, la isla no habría podido convertirse en uno de los principales centros de producción agrícola del país. Durante las fiestas locales se solían organizar concursos de carreras en las que los agricultores, orgullosos de sus caballos, se enfrentaban a sus vecinos en diversas pruebas. Una de ellas consistía en coger un tronco de árbol muy pesado y atar a cada una de sus extremidades un caballo que debía, a continuación, arrastrar la carga. Ganaba el que conseguía hacer recular al otro. Se medía también su potencia atándolos directamente el uno al otro y ordenándoles tirar cada uno de su lado. Estas demostraciones de fuerza atraían a mucha gente y el público se emocionaba ante los esfuerzos de estos animales de tiro que se cruzaban a menudo, en los caminos, transportando cargas. Del concepto de cargar mercancías pesadas y voluminosas nace la expresión “Ban’ei” que hoy en día da nombre a estas carreras de caballos, únicas en su género, y que tienen lugar en Obihiro, en el corazón de la isla septentrional. Los dos caracteres chinos “ban 輓” y “ei 曳” expresan el concepto de cargar objetos pesados. Actualmente, ya no se utilizan los caracteres chinos sino los hiragana, pero quienes asisten a las carreras comprenden perfectamente de qué se trata, aunque la mayoría desconozca su origen. No asisten al hipódromo para ver carreras de caballos
El primer obstáculo se supera con cierta facilidad, el segundo es el que marca la diferencia.
montados (noriuma), sino competiciones entre caballos de tiro (banba o hikiuma). Los percherones y los brabanzones han dejado paso a razas locales nacidas de cruces. Se les llama caballos de media sangre (hanketsu). Desde 2003, también se utiliza la denominación “caballo de tiro japonés” (nihon benkeishu o nichiban). Estos
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compiten cada semana en la pista de Obihiroante, ante un público numeroso que se queda a menudo con la boca abierta ante la demostración de fuerza que estos caballos- Kage, Kurige, Aoge o Ashige –realizan. Aquí, la velocidad no tiene importancia. Lo que se valora es la potencia exhibida por estos animales, que deben recorrer 200 metros cargando
Tras pasar dos obstáculos realmente agotadores, los últimos metros se suelen realizar al paso.
B1, B2, B3, B4, A1 y A2 se reservan a los que tienen más edad, algunos de ellos tienen más de 10 años. Durante la temporada tienen así mismo lugar las carreras BG donde se retan los mejores. Se trata de aquellos que reciben el mayor numero de apuestas. “El 75% de las apuestas son trasferidas a los jugadores y el 25 % va a parar a los propietarios para que puedan continuar su actividad”, explica Tokuda Naoko. Las condiciones climáticas tienen su influencia como en cualquier carrera de caballos. La lluvia complica el trabajo de los caballos, pero el frio, que a veces llega a ser extremo en invierno, puede realmente cambiar la situación. Aunque la pista se calienta, las carreras tienen lugar incluso cuando nieva, con temperaturas que pueden des-
FLECHAZO
cender hasta los -20°C. Esto da lugar a confrontaciones épicas. El tiempo de recorrido de los 200 metros puede variar de dos minutos y medio a cerca de seis minutos, dependiendo de la naturaleza del terreno y la meteorología en el momento de la carrera. Algunos van al hipódromo de Obihiro con la esperanza de enriquecerse, pero la mayor parte de los visitantes- a menudo familias-viene para contemplar los magníficos caballos que compiten cada semana. Son numerosos los niños que se congregan en el paddock para observar a estos gigantes montados por su jockey desfilando con orgullo antes de situarse en la línea de salida, donde los trineos y sus cargas les esperan para un increíble desafío. GABRIEL BERNARD
Million Santé: ¡a buena hora!
Antes de entrar en el recinto del hipódromo de Obihiro, el visitante puede, si así lo desea, acercarse a Tokachi mura, un centro comercial que promociona los productos de esta región agrícola rica y variada. También se puede comer. Entre los establecimientos abiertos, se recomienda el de los Tanaka. Más allá del cálido recibimiento de la pareja, destaca el alto
compromiso con la calidad de sus productos. Siempre que tiene tiempo libre, el chef visita a los proveedores locales para reunir información que después pone a disposición de su clientela en un cuaderno. Descubrimos, por ejemplo, el modo de fabricación de la cerveza local “Obihiro Beer”. Bautizada Million Santé, término franco-japonés que suena bien en japonés, pero
que no significa gran cosa. Este restaurante es un pequeño tesoro de cuya visita no nos arrepentiremos. G. B. 8 Chome-1 Nishi 13-jô minami, Obihiro 080-0023 Tel. 0155-66-6778 www.million-sante.com Almuerzo de 11h30~17h. Comida de 18h~22h. Cerrado martes y el segundo miércoles de cada mes.
Gabriel Bernard para Zoom Japón
pesos que pueden llegar hasta los 740 kilos en función de su edad. Las cargas pueden llegar hasta los 1 000 kilos en las dos pruebas estrella: el Obihiro kinen, a principios de enero, y el Ban’ei kinen, a finales de marzo, cuando se cierra la temporada. También hay carreras de obstáculos en forma de dos montículos. El primero mide 1 metro mientras que el segundo llega hasta 1, 60 metros. Cuando los caballos llegan delante de éste último, a algunos metros del indicador de la llegada, las cosas pueden ponerse realmente feas. A menudo, se paran en la subida para coger aire mientras que los jinetes los animan a avanzar y cruzar la meta. Existe una verdadera conexión entre el hombre y el animal y cabe preguntarse cuánto influye esta conexión en la victoria final. Es algo que se ve cuando nos encontramos a pie de pista y observamos a la pareja, hombre y caballo, durante los minutos que dura la carrera. A veces, esta competición única se critíca en el extranjero debido a algunos vídeos colgados en Youtube pero, aunque algunos puedan pensar lo contrario, no hay ninguna intención de perjudicar al animal, si no la de resaltar su potencia y belleza a través del esfuerzo realizado. Se calcula que hubo unos 600 caballos que participaron en estas competiciones la primera vez que se celebraron en octubre de 1947 en Asahikawa, al noreste de Sapporo. Hasta 2006, las carreras Ban’ei tenían lugar en los cuatro hipódromos de Hokkaidô (Obihiro, Asahikawa, Iwamizawa y Kitami), pero los problemas financieros llevaron a las autoridades a alterar esta organización, convirtiendo a Obihiro en el centro de las pruebas. Aquí se concentran los 300 propietarios de caballos que participan en las diferentes carreras y es aquí donde realizan su entrenamiento diario para preparar las carreras, las cuales tienen lugar en sábado, domingo y lunes. “Estas carreras atraen bastante público”, confirma Tokuda Naoko, responsable de comunicación del estadio. “En 2016, recibimos 267 957 visitantes y facturamos 16 miles de millones de yenes en apuestas contra los 14,5 miles de millones del año anterior”, añade. “Ya no es necesario desplazarse para apostar y ello ha supuesto una ligero descenso de la asistencia”, explica la joven. “Para realizar las apuestas muchos jugadores lo hacen a través de plataformas en línea como Rakuten o Softbank. Hay incluso aficionados extranjeros, sobre todo, asiáticos”. Antes de realizar apuestas, conviene conocer algunas reglas básicas. Las carreras se realizan sobre la misma distancia y con los dos mismos obstáculos. La diferencia está en el peso que los caballos deben cargar. Estos últimos se reparten en varias categorías en función de su edad, número de veces que han participado en carreras y el dinero que hayan ganado hasta ese momento. Los gruposC1 y los C2 reagrupan a los que tienen 3 años de edad mientras que los
Gabriel Bernard para Zoom Japón
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ZOOM REPORTAJE DESTINO
Los ainus a la reconquista
Obligados durante mucho tiempo a ocultar sus raíces, este pueblo indígena de Hokkaidô lucha por ser reconocido.
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Laura Liverani para Zoom Japón
oca gente se detiene en Nibutani, una aldea situada a dos horas de camino al suroeste de Sapporo. Los camioneros y los motociclistas suelen hacer una corta pausa en la estación de servicio o en el café -restaurante, el único establecimiento de la aldea, antes de retomar el camino hacia otros destinos. La aldea está dividida en dos por una carretera nacional. y se extiende por los lados de la larga cinta de asfalto, rodeada por montañas y bosques. La carretera va paralela al Saru, río sagrado de los ainus. Este pueblo autóctono de Japón vive en esta parte del archipiélago desde hace muchos siglos. Los ainus o los «blancos», como les llamaban los etnógrafos del siglo pasado por sus rasgos caucasianos, son todavía poco conocidos fuera de Japón. Originarios de la isla de Hokkaidô y
de Sajalín, hoy parte de Rusia, fueron colonizados por los japoneses. En el transcurso de la primera mitad del siglo pasado fueron prácticamente asimilados, su religión y su lengua fueron prohibidos y sus tierras confiscadas. Se estima que hay actualmente cerca de 25 000 personas de origen ainu en Japón que viven en su mayor parte en la isla septentrional. Sin embargo, esta cifra es difícil de confirmar ya que numerosos descendientes ainus prefieren ocultar sus orígenes para evitar ser discriminados. Las características físicas étnicas son hoy en día menos visibles, a menudo muy difíciles de detectar, tras más de un siglo de mezcla con los japoneses. Conocidos en el pasado por sus labios tatuados y el ritual del sacrificio de los osos, los ainus luchan aún por su pleno reconocimiento. A la víspera de los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Tokio, intentan hacerse oír para obtener el reconocimiento tan ansiado, tanto en su país como en el extranjero, en una lucha contra la invisibilidad que parece no terminar nunca.
Maya, a la izquierda, en compañía de su padre, Kenji, está orgullosa de sus orígenes ainus. 14 ZOOM JAPÓN Número 4 Mayo - Diciembre 2018
Los ainus solo obtuvieron el estatuto oficial de pueblo indígena en 2008 en el transcurso de una votación unánime en el Parlamento, aunque la realidad es que su asimilación forzosa hizo desaparecer casi completamente su sociedad, su lengua y su cultura.En la actualidad, encontramos a lo largo de todo Japón individuos y grupos implicados en la preservación y revitalización de la cultura ainu, sobre todo el idioma. Nibutani, como otros grandes centros de la cultura ainu en Hokkaidô, tales como Shiraoi y Akan, no tienen casi nada que ver con los lugares descritos por los antropólogos del siglo pasado . No obstante, los vestigios de antaño, tangibles e intangibles, visibles e invisibles, permanecen aún. Los tatuajes y las largas barbas han desaparecido prácticamente y hoy en día la gente conduce todoterrenos, pero aún escalan las montañas para recoger plantas salvajes, cazar venados y a veces osos, siguiendo el puri ainu, la filosofía indígena que rige su vida cotidiana. Originario de Biratori, Monbetsu es un cazador profesional de unos 30 años. Vestido con la piel del oso que él mismo ha despellejado y desmembrado, conduce su 4x4 por las brumosas montañas casi todos los días al alba para cazar venados. La casa prefabricada que comparte con su mujer y sus dos hijas está repleta de trofeos de caza. Las pieles y los huesos de ciervos y osos se han transformado en objetos cotidianos, como tapices y cuchillos, mientras que los cráneos y las cornamentas de venados decoran las paredes. Según la religión animista ainu, el hombre no es superior al resto de seres vivos y cosas. Las plantas, los animales, los objetos y los fenómenos naturales son kamui, es decir, encarnaciones divinas. Antes de coger una planta salvaje o pescar una trucha, los hombres deben dar gracias al kamui por haberles provisto de comida. A Kaizawa Yukiko los habitantes de Nibutani le llaman Okâsan [Mamá]. Recorre con frecuencia las montañas para recoger plantas comestibles como el kitopiro, el puerro de los Ainus. Equipada con botas de montaña, de un cuchillo y de una campanilla para ahuyentar a los osos, Kaizawa extrae la corteza de los olmos para elaborar el llamado attush, una tela vegetal. La casa prefabricada donde tiñe y teje las telas que cuelgan en su taller a la manera de un bosque primitivo, es también un lugar de reunión con su familia y amigos. Durante años, Yukiko ha enseñado el puri a Maya, su hija pequeña de 17 años. Ésta se siente orgullosa de ser ainu. Al contrario que la mayor parte de las generaciones precedentes, nunca ha conocido la discriminación ni las humillaciones ligadas a
su “diferencia”. Muchos ainus de la generación anterior ocultaban sus antecedentes para “salir del armario” como ainus al llegar a los treinta o cuarenta años. La madre de Maya es ainu mientras que su padre Kenji no lo es. Sekine Kenji hizo una parada en Nibutani, hace 20 años, en el trascurso de un periplo en bicicleta y nunca se marchó. Se casó con una mujer ainu y se implicó de tal manera en la comunidad que hoy su vida está dedicada a la revitalización de la lengua ainu, la cual está en riesgo de desaparición por la falta de hablantes nativos. Él mismo se formó de forma autodidacta y ahora enseña a los niños de la aldea. Presenta así mismo programas de radio educativos en lengua ainu. La recuperación de su idioma es una de las cuestiones primordiales para el pueblo ainu. Los museos de Hokkaidô son quizás la mejor forma de conocer el pueblo y la cultura ainus. Nibutani acoge dos de los más importantes, que están dedicados a su historia. Uno de ellos ha sido fundado por el militante Kayano Shigeru, el primer ainu miembro de la Dieta de Japón. Shiraoi, al sur de Sapporo, y Akan, a dos horas de autobús de Kushiro, son los lugares turísticos más populares de los ainus. El turismo que se asienta en la cultura autóctona está en pleno auge desde los años 50. En Shiraoi y Akan hay kotan recuperadas, es decir, aldeas ainus. En el interior de las casas con el techo de paja, llamadas cise, los ainus ejecutan danzas y cantos tradicionales y esculpen recuerdos para grupos de turistas japoneses o extranjeros. El museo ainu Porotokotan en Shiraoi está a punto de convertirse en institución nacional y espera recibir un millón de visitantes de aquí al 2020. Para numerosos ainus, la industria del turismo es el único medio de transmitir su cultura. Algunos critican estas instituciones, que según ellos, edulcoran su patrimonio para convertirlo en una mera atracción turística. Otros prefieren adoptar una postura diferente siguiendo el ejemplo de Kanô Oki, una de las figuras más interesantes de la escena musical contemporánea ainu. Gracias a su dominio del tonkori, instrumento tradicional de cuerdas punteadas, explora diferentes formas de sonido. Solo o con su grupo Oki Dub Ainu, ha grabado numerosos álbumes, ha aparecido en la televisión nacional y realizado giras en el extranjero. La herencia indígena ha moldeado aldeas y comunidades en todo Hokkaidô. “Que seáis o no ainu, esta es una aldea ainu. Quienes viven aquí no pueden elegir ser o no ainu”. Para Kaizawa Maki, un ainu de Nibutani, incluso los japoneses que no son ainus, los llamados wajin, respetan de forma natural la forma de vida indígena. Muchos wajin visitan
Laura Liverani para Zoom Japón
ZOOM REPORTAJE
La cise, casa tradicional ainu, que Urakawa Haruzo ha construido en la prefectura de Chiba, al este de Tokio.
Hokkaidô para aprender y vivir de cierta manera. Jun, un japonés originario de Tokio, se instaló en Hokkaidô y fundó una familia. Como muchos otros, decidió dejar la ciudad después del desastre nuclear de Fukushima. Soñaba con una nueva vida, más cerca de la naturaleza y la encontró con el modo de vida ainu. Entre los primeros wajin que se unieron a la comunidad indígena, están los Takano. Ellos se instalaron en Nibutani en los años 60 y se convirtieron en artesanos ainus cualificados. Se integraron de tal forma que fueron la última familia que realizó el ritual del sacrificio del oso en la aldea, el iomante, con la participación de toda la comunidad. El iomante es un ritual complejo que ya no se practica. Implica la adopción y más tarde el sacrificio de un oso pequeño. Éste se cría como un verdadero miembro de la familia. Se le da un nombre y es tratado como un hijo. Antes de que crezca demasiado debe ser sacrificado para “enviar su espíritu” al mundo de los dioses. Al oso se le da muerte con flechas, se disecciona
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y se come. Su cráneo se coloca sobre una lanza. Todo Nibutani participó en el sacrificio de Ponta-chan, el oso de los Takano. El cráneo de Ponta está expuesto en uno de los museos locales. Nibutani, Shiraoi y Akan son los lugares más importantes de la historia y la cultura ainu. Aunque pequeños y geográficamente aislados, están muy bien conectados con el resto de la comunidad indígena. Los Ainus de Japón se conocen todos. Mantienen un diálogo permanente, debaten e incluso se enfrentan acerca de las cuestiones del activismo cultural y político. Comparten sus saberes y sus actividades gracias a las redes sociales así como los eventos e iniciativas que se llevan a cabo a nivel local. Ciertos grupos ainus han tendido la mano a otras comunidades indígenas en el mundo, organizando intercambios culturales con grupos de maorís y amerindios. Ya no existen las fronteras: el pequeño kotan ainu se ha convertido una aldea global. LAURA LIVERANI
Organizador :
Con el Apoyo de : Consulado general del japon, Japan foundation, Port Vell, Casa sa Asia, Asia Casa nippon, nipppon, Ayuntamiento Ayuntam de Barcelona, EspaĂąa-Japon150aniversario
ZOOM CULTURA IDEAS
El regreso a las raíces de Ikezawa
Originario de Hokkaidô, ikezawa Natsuki nos explica las razones que le unen a su tierra natal.
E
scritor, ensayista, traductor de griego e inglés, crítico literario, Ikezawa Natsuki nació en 1945 en la isla de Hokkaidô. Se le considera uno de los escritores japoneses más activos de su generación. Primero, estudió física y mientras escribía poemas y crítica literaria, tradujo autores como Kurt Vonnegut, John Updike, Jack Kerouac y Richard Brautigan. Viajero apasionado e interesado por la civilización griega, vivió en este país entre 1975 y 1978. De vuelta a Japón traduce los subtítulos de las películas de Theo Angelopoulos. En 1984 publica su primera novela, Natsu no asa no seisôken (“La estratosfera de las mañanas de verano”, no traducido en español) una adaptación personal de Robinson Crusoe. A continuación, en 1987, Still lives (“La Vida Inmóvil”, no traducido en español) se corona con el prestigioso premio Akutagawa para el cual más tarde hará de jurado durante varios años. Numerosos premios literarios se sucedieron: Premio Tanizaki por Mashiasu Giri no shikkyaku (“La Caída de Mathias Giri”, no traducido en español), Premio Mainichi por Hana o hakobu imôto (“La Hermana que lleva flores”, no traducido en español). En 1994 se instala en Okinawa donde puede ejercitar esa observación “descentrada” que él mismo define como una forma de “examinar la civilización contemporánea desde un punto de vista primitivo”. Inmediatamente después del atentado del 11 de septiembre de 2001 empieza a publicar diariamente ensayos con sus reflexiones sobre la evolución del mundo cuyo título es “Bienvenidos al nuevo mundo”. Continuará con esta publicación hasta 2003. En 2002, después de una estancia en Irak, publica de forma libre en internet “Sobre un pequeño puente en Irak”, relato de un viaje para “saber sobre quién caerán las bombas en el caso de que haya una guerra”. Después de una estancia en Francia, en Fontainebleau, entre 2004 y 2008, regresa a Japón, a su “país natal”: Hokkaidô. Su “Antología personal de la literatura mundial” en 30 volúmenes que dirige entre 2007 y 2011 para la editora Kawade Shobô Shinsha cosecha tal éxito que el mismo editor le propone publicar su “Antología personal de la literatura japonesa”: 30 volúmenes publicados entre 2014 y 2018. usted es originario de Hokkaidô. ikEzAwA Natsuki : Yo nací un mes después del fin de la guerra en esta isla que durante muchos
años fue considerada y gobernada como una semi-colonia: tan solo hace poco más de medio siglo que ha sido plenamente reconocida como territorio japonés. Mis antepasados eran granjeros que abandonaron el “centro” del país para inmigrar a este lugar situado en la periferia. El hecho de haber nacido en esta isla colonizada, va de par con la voluntad que siempre he tenido de analizar Japón poniendo cierta distancia entre mi persona y la capital. De ahí que haya viajado por todo el mundo, y que una vez de vuelta a Japón haya decidido instalarme en Okinawa o como ahora en Hokkaidô. El “regreso” a Hokkaidô también es debido a mi edad: ya no soy tan joven y me sentí atraído por un lugar cercano a mi tierra natal, Obihiro. No me gusta Tokio, pero la centralización que existe hace que tenga que ir allí frecuentemente (para reunirme con editores, participar en programas de radio o televisión etc.), aunque siempre me intento organizar para quedarme el menor tiempo posible. De hecho, mis días están demasiado llenos y es agotador. Entonces vuelvo quejándome de que Tokio es una ciudad matadora… dicho esto, soy consciente de mi parte de responsabilidad…
Cubierta de la novela "Shizuka na daichi " (Tierra tranquilla)
En 2003, publicó un libro sobre el asentamiento de “colonos” japoneses en la isla de Hokkaidô. Fue antes de que usted se mudase aquí… i. N. : Shizuka na daichi [Tierra tranquilla, no traducido en español] trata de mis ancestros por parte materna (mi bisabuelo y su hermano) que vinieron a Shizunai para trabajar en una granja.
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Desde mi infancia, siempre he oído contar su historia: lo que llamamos “mitología familiar”. Cuando me convertí en escritor, inmediatamente pensé en escribir sobre este tema pero no quería que mi falta de experiencia hiciera fracasar el proyecto. Finalmente, en 2001, Asahi Shinbun me propuso publicar una novela por entregas y sentí que era el momento de lanzarme en este tipo de escritura. La novela apareció entre junio de 2001 y agosto de 2002, el libro fue publicado en septiembre de 2003. Para hacer un resumen rápido de las 600 páginas, digamos que se trata de la historia de unos hermanos que emigraron de las islas Awaji, al sur de Kôbe, hasta Hokkaidô y que construyeron un gran rancho en los dominios de los ainus (ver pág. 14). La historia se sitúa a principios de la era Meiji (1868-1912), hace cerca de un siglo y medio. Es la historia de una familia, que si bien no ha traspasado la frontera nacional, se instala en lo que en la época era aún una colonia interior en la que el clima y la cultura les eran totalmente desconocidos, y lo hacen para iniciar una forma de agricultura imitando la que se realizaba en América. Esta novela parece ocupar un lugar especial entre sus numerosas obras. Además, con ella ha conquistado premios como el Premio Shiba Ryôtarô en 2003 o el Premio Shinran en 2004 que premia más un género de trabajo literario que una obra en particular. i. N. : Se trata de la historia de mis ancestros y, por lo tanto, fue un libro basado en un material que era personalmente muy valioso. Además, la escritura reforzó en mí el sentimiento de ser un “hombre de Hokkaidô”. Era también la primera vez que me lanzaba en el género de la novela histórica: una ficción basada en hechos históricos. Reflexionado de forma retrospectiva, me doy cuenta de que hay una tema constante en el conjunto de mi trabajo que gira en torno a lo que los japoneses piensan y cómo reaccionan cuando están frente a una cultura diferente en el extranjero. Me doy cuenta de que con frecuencia he escrito historias en las que lanzo un japonés o japonesa a una cultura extranjera y describo sus reacciones. Estoy convencido que de todos los fenómenos que tienen lugar en el mundo hoy día, el de los movimientos migratorios debería ser uno de los temas principales de la literatura. Me interesa enormemente el destino de la gente que tiene que dejar su lugar de nacimiento, convertirse en inmigrantes, exiliados, desplazados, refugiados, ya sea por razones económicas o políticas.
ZOOM CULTURA Han pasado quince años desde de la publicación de su libro y, mientras tanto, se ha mudado a Hokkaidô. ¿Tiene la sensación de que hay cosas que han cambiado en la isla: sus relaciones con el poder central, la visión general del gobierno japonés en cuanto a su política regional? i. N. : En cuanto al hecho de que Japón sea una nación en la que todo el capital y el sistema financiero estén concentrados en Tokio, no me parece que haya habido ningún cambio, se puede incluso decir que la centralización se ha agravado aún más. Relativamente a la cuestión ainu, me parece que hay cierto progreso. Por ejemplo, la “discriminación positiva” ha sido instaurada para entrar en la universidad de Sapporo. Hay también un proyecto para la creación de un centro destinado a la promoción de la cultura ainu y tengo la esperanza de que sea de calidad, dadas las competencias de ciertas personas que allí trabajan. Pero es cierto que hay todavía una gran diferencia en cuanto al nivel de vida y estudios.
JR Hokkaidô multiplica los cierres de líneas de tren, ¿qué piensa acerca de esto? i. N.: La sociedad JR Hokkaidô afronta un fuerte déficit. La isla es muy extensa y con mucha menos gente que en otras regiones de Japón, eso hace que su empresa sea difícilmente rentable. En 1987, cuando se desmembró y privatizó la sociedad nacional de vías férreas JNR (Japan National Railways), el Estado transfirió una dotación a cada sociedad regional cuyos dividendos deberían utilizarse para gestionar la nueva empresa, pero la política de bajada de los tipos de interés bancarios que siguió a continuación hizo imposible obtener beneficios con estas inversiones. JR Hokkaidô se encontró entonces con una falta de fondos que derivó, entre otras cosas, en un descenso de la calidad de mantenimiento de los trenes. En estos últimos años los accidentes se han multiplicado y en la actualidad no se habla de otra cosa que no sea la clausura de líneas. ¿No es acaso un derecho humano fundamental en la sociedad contemporánea actual la libre circulación? La gente que se muda aquí piensa que dispondrá de estaciones y trenes que circulan. ¿Asegurar a la población los medios para llegar a su lugar de trabajo, al colegio o al hospital no es un deber del Estado con respecto a la ciudadanía? El artículo 25 de la Constitución habla de “el derecho a tener una vida con buena salud y rica culturalmente”. Aunque desde
Washio Kazuhiko
Hokkaidô es una región relativamente joven desde el punto de vista de la historia de Japón, pero también aquella que tiene la población más envejecida. ¿Cómo explica el hecho de que la región sea incapaz de retener a los más jóvenes? i. N. : He aquí un problema de fondo que afecta a todo Japón y no solamente a Hokkaidô.
En su novela “Shizukana daichi”, el escritor evoca la “colonización” de Hokkaidô.
el punto de vista del poder central, Hokkaidô es una tierra lejana, para aquellos que viven aquí este es el centro de su universo. Hokkaidô parece ser un escenario de rodaje que los cineastas adoran. Yamada Yôji, por ejemplo, ha rodado numerosas películas (kazoku, otoko wa tsurai yo, harukanaru yama no yobigoe, etc.). i. N. : Pienso que es porque la isla ofrece paisajes variados y diferentes de las demás islas de Japón. Además, debe ser más fácil obtener las autorizaciones para los rodajes que en otros sitios del país. Pero aprovecho que haya abordado este tema para señalar que en Japón el apoyo al cine, como
en general a la producción cultural, es desgraciadamente uno de los más bajos de los países desarrollados. Recientemente, realicé localizaciones en Hokkaidô con un joven director de cine con gran talento, Damien Odoul, que preparó un film inspirado en una de mis novelas, El hombre que vuelve (Kaettekita otoko). Estaba encantado porque había encontrado varios lugares de rodaje y estaba muy satisfecho con la hospitalidad de las personas que había conocido, pero finalmente tuvo que renunciar a filmar ciertos paisajes de su película por falta de apoyo financiero japonés… sin embargo, parece haber conseguido un acuerdo muy ventajoso para rodarlos en China… ENTREVISTA POR CORINNE QUENTIN
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ZOOM COCINA REGIONES
Otro país para el queso
En Shintoku, Miyajima Nozomu ha cumplido su sueño de crear “un verdadero queso japonés” cuya reputación no deja de aumentar.
Odaira Namihei para Zoom Japón
T
Miyajima Nozomu es un agricultor militante que defiende los productos de la tierra. Creó Kyôdô Gakusha.
que desean fabricar pan según los métodos artesanales. Es en Shintoku, en el famoso Tokachi, que hemos encontrado a Miyajima Nozomu. Dirige una explotación agrícola donde produce al mismo tiempo verduras de forma orgánica y tiene una quesería cuya reputación va más allá de Hokkaidô e incluso Japón. La Kyôdô Gakusha, así se llama, ayuda también a las personas con discapacidad física o mental para que encuentren en la agricultura un modo de subsistencia autónomo. Inspirado por su padre Shin’ichirô, que comenzó este programa de ayuda en la prefectura de Nagano, decidió instalarse en el Tokachi, hace ya 40 años. “Mi objetivo era comenzar una nueva vida con mi mujer y mi hija. Teníamos seis cabezas de ganado y seis empleados”, recuerda contemplando el vasto dominio que ahora ocupa su propiedad. 110 hectáreas cultivadas sin ningún abono químico y ganado compuesto esencialmente por brown swiss, cuya leche es perfecta para conseguir “un verdadero queso japonés”. Miyajima Nozomu hizo una constatación muy simple. Si la producción de queso nipona continuaba siendo monopolizaba por los empresarios del sector habría pocas oportunidades de que Japón pudiera progresar, a pesar de que la bella región de Hokkaidô reuniera todas las condiciones para tener quesos dignos de su nombre. Decidió coger al toro por los cuernos. A pesar de haber cursado estudios agrícolas en Estados
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Odaira Namihei para Zoom Japón
ierra agrícola por excelencia, Hokkaidô produce un poco de todo lo que se puede encontrar en la mesa de una familia japonesa contemporánea. Sea o no por el hecho de haber sido desarrollado de forma tardía por las autoridades, el caso es que que se producen alimentos que no siempre han formado parte de la comida tradicional de los japoneses. Tokachi es una de las regiones más punteras en este sentido. Esto es tan cierto que encontramos viticultores a pesar de la dureza del clima. Ver viñas nevadas durante buena parte del año es un espectáculo poco usual que no impide que ciertos enamorados de los vinos japoneses hagan el viaje hasta Ikeda, al este de Obihiro, para conseguir algunas botellas de Château Ikeda. No están todavía al nivel de los vinos de Kôshû, al pie del monte Fuji, pero hace ya unos 50 años que la producción goza de buena reputación entre los amantes del tinto. Los japoneses también saben que el vino marida bien con el queso. Tras numerosos viajes, ver reportajes en la televisión o películas francesas que muestran que las comidas se terminan con un pedazo de queso, han querido copiar a estos occidentales con fama de ser buenos gourmets y bon vivants. Antes, los más snobs o aquellos que buscaban la versión original, se dirigían a los departamentos de alimentación de los grandes almacenes tokiotas o ciertas tiendas gourmet como Meidi-ya para comprar quesos que venían directamente del hexágono. Pero tenían que pagar un precio elevado. Los menos afortunados o más ambiciosos compraban quesos hechos en Japón, sobre todo un camembert industrial fabricado en Hokkaidô por los gigantes de la alimentación como Meiji o Yukijirushi. Se producía en esta parte de Japón ya que aquí se encuentra el mayor número de vacas lecheras. Sea como fuere, sin estar malo, la consistencia de este camembert japonés no se parecía apenas al francés, incluyendo marcas importantes como Lactalis y su famosa marca President. Envasado en latas o cajas de plástico, no daban muchas ganas de “hincarle el diente”. Hoy, estos quesos industriales se comercializan masivamente en el país, y aunque han mejorado muchísimo en gusto, siguen sin satisfacer el paladar de los más exigentes. Por ello surgió una generación de agricultores conscientes de la necesidad de producir quesos de calidad, de la misma manera que se han multiplicado los panaderos
Unidos no sabia muy bien cómo empezar, así que viajó a Alsacia en 1988 para conocer a quien iba a cambiar su vida, Jean Hueber, presidente del sindicato interprofesional del queso Munster. “Me enseñó el valor del queso tradicional y la importancia del sistema de denominación de origen controlado (AOC). Ello me permitió tomar conciencia de nuestro potencial real. M. Hueber me dió el empujón que necesitaba. Después fui
TENDENCIA Por
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Buena parte del ganado de Kyôdô Gakusha son vacas brown swiss, que tienen una gran reputación por la calidad de su leche.
Odaira Namihei para Zoom Japón
aconsejado por otros productores franceses”. El resultado no se hizo esperar. Comenzó inmediatamente los trabajos que le permitieron crear un lugar de recolecta y producción utilizando la mínima mecanización posible y consiguiendo producir quesos inspirados en los franceses. Su camembert y su conté no tienen nada que envidiar a los franceses. Pero Miyajima Nozomu no podía estar satisfecho únicamente con esto. No quería sólamente replicar los quesos franceses. Su verdadero deseo era crear “un verdadero queso japonés”. Eso es lo que ha hecho, dándole el nombre de Sakura, o cerezo, porque los pétalos del ezoyama sakura, una especia única de Hokkaidô, le dan un sabor completamente único. Esto le valió la medalla de oro en 2004, en el concurso internacional de Appenzell, en Suiza. En 2008, los jefes del los estados del G8 reunidos en el lago Tôkayo pudieron degustarlo y desde 2012 la compañía aérea Japan Airlines lo ofrece a sus pasajeros de primera clase. También ha creado el Sakagura, un queso al aroma de sake, que la familia imperial tiene el privilegio de comer. La producción es limitada. El éxito no se le ha subido a la cabeza a nuestro productor con alma de militante, defensor de los productos locales. Le preocupan, no obstante, los acuerdos de libre comercio que se han firmado entre Japón y la Unión Europea o la nueva enmienda del Acuerdo Trans-Pacífico que tendrán un impacto en la importación de productos lácteos. Por ello ha multiplicado las iniciativas para dar a conocer sus quesos y los productos de la región. Ha abierto un restaurante en su propiedad donde se puede degustar todo lo que se produce en sus tierras, además de cervezas y vinos de Hokkaidô. Quiere ser optimista y los que le rodean y que, gracias a él han encontrado una buena razón para no rendirse, se han convertido en sus mejores embajadores. ODAIRA NAMIHEI
Odaira Namihei para Zoom Japón
ZOOM COCINA
Aquí todos los quesos se hacen a mano. Cada uno merece especial atención.
un sake 100 % hecho en Hokkaidô
ara producir un buen sake es indispensable tener agua de calidad y productores experimentados. Sin embargo, el ingrediente fundamental es el arroz. En Hokkaidô la producción de arroz es importante, en concreto el arroz de mesa (uruchimai y mochigome). Sin embargo, la producción de arroz para hacer sake estaba desde hace mucho tiempo por debajo de las necesidades reales y eso a pesar de que existen lugares para fabricar sake
de gran calidad. La primera fábrica, Kobayashi, abrió sus puertas en Sapporo en 1878 mientras que en Asahikawa, Takasago se inauguró en 1899. El clima extremo que reina en la isla una parte del año es beneficioso para la fabricación del sake. Han logrado capitalizar esta ventaja y hoy en día el nivel alcanzado es tal que las otras regiones comienzan a preocuparse. Hay tres variedades: el ginpû que apareció en el 2000, el suisei en 2007
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Le Kokushi musô de Takasago.
y el kitashizuku en 2014. Los esfuerzos realizados por los agricultores para ofrecer un arroz de calidad han permitido a los fabricantes locales producir sakes cuyo nivel no deja de aumentar. Gracias sobre todo al ginpû, los fabricantes locales pueden crear cada vez más productos 100% hechos en Hokkaidô. En Takasago, el 70% del arroz que ahora se utiliza proviene de aquí. Esto prueba su capacidad de transformarse en una tierra cada vez más rica. O. N.
ZOOM COCINA TRIUNFO
La historia de un plato… mongol
El platillo con el nombre del conocido guerrero Genghis khan, a base de cordero, es una de las especialidades de Hokkaidô.
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odemos estar seguros que visitando Hokkaidô descubriremos paisajes magníficos además de ser conquistados por su riqueza gastronómica. Dada su condición de granero de Japón y la diversidad de su producción agrícola, la segunda isla del archipiélago nipón es capaz de satisfacer todos los gustos. Si pedimos a un japonés citar un plato típico de la región, es muy probable que responda con cierto entusiasmo: “¡ramen!” Es verdad que numerosos especialistas sitúan en esta parte de país el origen de estos fideos en caldo. Aparte de Tokio, ¿no es acaso en Sapporo donde encontramos el mayor número de restaurantes de ramen? Otras ciudades de la isla, Asahikawa y Kushiro, son también célebres por su ramen, que atrae a numerosos turistas. Pero no sólo se vive de ramen. Y los verdaderos conocedores de los sabores locales te dirán que hay que buscar un poco más para encontrar la auténtica especialidad de la isla, y que ésta se llama “genghis khan” o “jingisukan” según la transcripción japonesa. Se trata de un plato de carne de cordero que se hace a la plancha acompañado de diferentes verduras. Actualmente esta especialidad está ligada oficialmente a Hokkaidô pero su paternidad está sujeta a debate así como el origen de su nombre. En efecto, la ciudad de Tôno, famosa por ser el lugar de origen de los kappa, estos traviesos seres del folklore nipón, es considerada el lugar donde se consumió por primera vez este plato junto con la prefectura de Nagano. Pero en 2007, el Ministerio de Agricultura decidió otorgar a Hokkaidô el honor de ser la capital del “genghis khan”. Ciertas voces afirman que el nombre se debe a la forma de la plancha que se utilizaba para coci-
El jingisukan forma parte del patrimonio culinario de Hokkaidô, aún cuando se desconoce su origen.
narlo. Se parecía a los cascos de los soldados mongoles de Genghis Khan. Pero es casi seguro que el célebre guerrero nunca pasó por Hokkaidô, aunque existe una leyenda que afirma lo contrario. Dado que esta parte del país no fue explotada hasta el siglo XIX, es probable que haya que buscar en China, concretamente en Manchuria, el origen de esta especialidad culinaria. Los japoneses durante la ocupación de estas regiones debieron descubrirlo y después lo importaron al archipiélago dándole un nombre exótico. Además, el primer restaurante especializado en Jingisukan abrió en …Tokio, en 1936. Su arraigo y desarrollo en Hokkaidô se deben a la cría de corderos que se desarrolló bajo el impulso
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de las autoridades. Su consumo aumentó al término de la Segunda Guerra Mundial con la apertura de un primer establecimiento en Sapporo en 1946. A partir de ahí, los habitantes lo adoptaron definitivamente. El resto de los japoneses comenzó a consumir mucho más el Jingisukan a principios de los años 2000, como consecuencia de la crisis de las vacas locas. El miedo suscitado por los riesgos de contaminación del buey llevó a los japoneses a adoptar este plato de carne que tiene además un componente social. Lo encontramos a menudo en restaurantes especializados. Es bastante caro, sobre todo si es cocinado con cordero criado en Hokkaidô. O. N.
ZOOM CULTURA XII Premio Internacional de Manga
CONCURSO
El “Japan International Manga Award” es un concurso internacional que tiene como propósito difundir la cultura manga fuera de Japón. Para los creadores de manga es una gran oportunidad de dar a conocer sus trabajos y probar suerte, ya que los ganadores del Premio Oro y los tres Premios Plata serán invitados a Japón durante 10 días con motivo de la entrega de premios. Los trabajos sólo pueden ser presentados por artistas que no tengan nacionalidad japonesa, deben tener como mínimo 16 páginas, presentarse impresos y haber sido diseñados entre 2015 y 2018, antes de la fecha de inscripción al concurso. Las inscripciones tienen que llegar a la Embajada de Japón en Madrid o al Consulado de Japón en Barcelona antes del 15 de junio. En la web de la embajada (www.es.embjapan.go.jp), se encuentran las bases del concurso y el formulario de inscripción. También en la misma página web encontrarás otros muchos eventos que se celebran con motivo del 150 aniversario de las relaciones entre Japón y España. - ¡La lista de 2018 es más extensa que nunca!
Asociación de profesores de japonés
ENSEÑANZA
Fundada en 2010, la Asociación de profesores de japonés en España (APJE), cuenta en la actualidad con 135 miembros repartidos por toda la península. Su objetivo es favorecer el intercambio de conocimientos entre los profesores y organizar encuentros de formación. Además de profesores, pueden asociarse estudiantes que se estén formando para dar clases de japonés en el futuro. El requisito es tener un nivel alto de japonés ya que las reuniones son en este idioma. La Asociación también es un referente para que academias y particulares encuentren profesores cualificados para clases o cursos. Más información : www.apje.es
KABUKI EN EL TEATRO CANAL
ESPECTÁCULO
Con motivo del 150 aniversario de las relaciones entre España y Japón, la compañia Heisei Nakamura-za realizará representaciones entre el 27 de junio y el 1 de julio de 2018.
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LIBROS
Un pícnic japonés
En el último título de su colección El Chico Amarillo, la editorial Impedimenta invita a sus lectores, tanto adultos como jóvenes, a un “pica-pica” japonés. «Pikunikku. Pícnic japonés» es un libro ilustrado de una gran frescura, lleno de dibujos sencillos y muy divertidos que enseñarán al lector aspectos curiosos de la cultura japonesa, su sociedad, su gastronomía y sus tradiciones. La autora, Monika Baudišova, diseñadora gráfica y estudiante de japonés, ha vuelto de Japón con las maletas llenas de cuadernos de dibujos y comparte en este libro sus experiencias más sorprendentes, acompañada del también diseñador Jordi Trilla. ¿Qué es un purikura? ¿Qué se come en Japón? ¿A qué hora hay que irse a dormir? ¿De verdad duermen en hoteles cápsula? ¿Qué venden en un konbini? ¿Cómo se usa un inodoro japonés? ¿Los japoneses comen melones cuadrados? ¿Cuántos tipos de sushi hay? Con este libro el lector resolverá muchas dudas acerca de Japón y seguro que también le entrarán muchas ganas de probar la comida japonesa. Pikunikku (Col. El Chico Amarillo) Editorial Impedimenta - PVP: 25 €
ZOOM CULTURA
Quienes viven en Barcelona y han paseado cientos de veces por Las Ramblas quizás no se hayan dado cuenta de que allí se esconde un extraordinario rincón japonés. Nosotros te lo vamos a desvelar. A la altura del número 82 del paseo, mira hacia arriba y verás el majestuoso dragón oriental de hierro forjado. Sigue observando la fachada del
Cerámica japonesa en el Museo de Zaragoza
EXPOSICIÓN
Como amante de la cultura y el arte japonés, tienes tres excelentes razones para visitar el Museo de Zaragoza hasta diciembre de este año. La primera es la exposición “La elegancia de la tradición: El legado del ceramista japonés Tanzan Kotoge”, en la que descubrirás sus exquisitos objetos de cerámica. La segunda razón, la exposición centrada en la ceremonia del té japonesa y los objetos necesarios para llevarla a cabo. Por último,
edificio y descubrirás sombrillas y abanicos de mil y un colores, vidrieras orientales y estampas japonesas con curiosos personajes. Estás ante la Casa Bruno Cuadros cuya influencia japonesa se remonta al año 1884, cuando el propietario encargó esta decoración extraordinaria al arquitecto Josep Vilaseca i Casanovas, dando como resultado esta joya arquitectónica.
EXPOSICIÓN
El principio Asia
© FERNANDO RAMAJO
Japonismo en Las Ramblas
SALIR
también podrás recorrer un espacio dedicado a la cerámica china y japonesa del siglo IX al XX. Museo de Zaragoza (Plaza de los Sitios, 6 50001 Zaragoza). Entrada gratuita.
Resultado de un proyecto de investigación titulado “Asia y el arte contemporáneo en España”, la muestra “El principio Asia – China, Japón e India y el arte contemporáneo en España (1957-2017)” de la Fundación Juan March, hace visible la influencia de estas tres culturas en el arte de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país. La exposición cuenta con secciones que serán de gran interés para los amantes de la cultura japonesa, como las tituladas “Casas, templos, jardines”, “A partir de Japón: nuevas iconografías”, “Poesía: del haiku…” a “…La práctica Zaj”. Fernando Zóbel, Joan Miró, Miquel Barceló, Cristina García Rodero, Antonio Saura, Antoni Tàpies, son algunos de los artistas representados en esta exposición de más de 300 piezas de Oriente y Occidente, que da cabida no solo a la pintura, la obra gráfica y el dibujo, sino también a la instalación, la fotografía, los nuevos comportamientos artísticos y el arte conceptual. Hasta el 24 de junio de 2018 en la Fundación Juan March de Madrid.
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Gabriel Bernard para Zoom Japón
La península de Shiretoko está inscrita en el Patrimonio Natural de la Unesco desde 2005.
DESCUBRIMIENTO La
llamada de la naturaleza
Los enamorados de la naturaleza y los viajeros en busca de territorios inexplorados encontrarán el éxtasis en Hokkaidô.
I
ndependientemente de la estación que escojas para visitarla, puedes estar seguro de que la naturaleza se adornará con sus mejores galas para recibirte. Para muchos, la isla septentrional debería visitarse, sobre todo, en invierno ya que tanto los paisajes nevados como el del mar de Okhotsk invadido por los hielos, son bellísimos. Además, los aficionados de los deportes de invierno encontrarán tanto en esta parte de Japón como en Asahikawa vastos espacios para esquiar que nada tienen que envidiar a las grandes estaciones europeas. Existen otras actividades como las fuentes de agua caliente y una fantástica gastronomía que convertirán cualquier
estancia en una experiencia realmente inolvidable. Además, el Club Med acaba de inaugurar en Tomanu, en el corazón de la isla, un segundo complejo hotelero que hará las delicias de los aficionados del esquí. En invierno, se puede también asistir al Festival de la nieve (yuki matsuri) de Sapporo, que se celebra a principios de Febrero desde 1950 y permite a los escultores de hielo realizar obras efímeras pero a menudo impresionantes. Para los que no les guste, que los hay, ni la nieve ni las temperaturas muy bajas, tampoco pueden dejar de visitar esta parte de Japón, ya que tanto en primavera como en verano u otoño ofrece numerosos encantos. Y es aún más bella dado que la naturaleza la domina por completo y no ha sufrido demasiado a manos del hombre. Esta isla no tomó importancia hasta finales del siglo XIX y la mayoría de las actividades se desarrollaron en
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la parte occidental, por lo tanto, el resto de Hokkaidô conserva un lado “salvaje”, algo que muchos turistas buscan hoy día. Sin embargo, muchos de ellos nunca pasarán por esta ísla a pesar de sus innumerables atractivos. En esto, Hokkaidô Est, Dôtô para los que la conocen, está al frente. Algunas carreteras y una única línea de tren - la JR Senmô – nos permiten llegar y lanzarnos en una aventura llena de emociones. Abashiri, famoso por haber albergado la prisión más dura del archipiélago, ahora abierta al público, es un buen punto de partida. De esta ciudad portuaria parten los trenes de la línea Senmô en dirección de Kushiro. Después de bordear durante unos kilómetros el mar de Okhotsk que, según la estación y el momento del día en que te encuentres cambia de forma radical, desde la cólera hasta una calma casi agonizante; es el momento de bajar a la estación
Gabriel Bernard para Zoom Japón
Gabriel Bernard per Zoom Giappone
ZOOM VIAJE
de Shiretoko Shari, punto de entrada hacia la península de Shiretoko e inscrita, desde 2005, en el Patrimonio Natural de la Unesco. Podrás llegar hasta Utoro en taxi o en autobús, un trayecto de unos 40 minutos. El pequeño puerto es una visita obligatoria. Allí se encuentran los principales hoteles de la península, como el Shiretoko Grand Hotel Kita Kobushi (www.shiretoko.co.jp/en/), para los viajeros que buscan comodidad, o el Shûchô no ie (www.big-hokkaido.com/shuuchoono-ie), una casa de huéspedes regentada por la señora Umezawa que defiende con encanto y pasión sus raíces ainu. La mayor parte de los establecimientos disponen de baños termales lo que hace la estancia aún más memorable, sobre todo, después de una larga jornada paseando en medio del bosque en busca de paisajes impactantes o animales que difícilmente encontraríamos en nuestras latitudes. A unos diez minutos del puerto se encuentra el Centro de Información del parque nacional de Shiretoko (de 8h-17h30 del 20 de abril al 20 de octubre y de 9h-16h del 21 de octubre al 19 de abril) que conviene visitar antes de perderse por los diferentes senderos colindantes.
Una familia de grullas al borde de un río, cerca del lago Mashu.
Gabriel Bernard para Zoom Japón
Descenso del río de Kushiro en canoa.
Numerosos osos pardos, que se pueden ver con facilidad, viven en la península de Shiretoko.
Además de los espacios de exposición, lugares para comer y descansar, se pueden encontrar también mapas y algunos accesorios útiles que alquilar, como prismáticos (500 yenes al día) o incluso esprays contra los osos (1000 yenes el día). Es raro
cruzárselos en los senderos de los alrededores, pero, ¿quién sabe? Para verlos lo mejor es coger un barco. Todos los días a las 8h30 y a las 15h30 (por 5 000 yenes), saliendo del puerto de Utoro (www.kamuiwakka.jp), hay cruceros (de unas
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Un águila de mar sobrevuela el mar helado de Okhotsk a finales de febrero.
Gabriel Bernard para Zoom Japón
dos horas) que te permitirán ver casi con seguridad osos pardos puesto que vienen a pescar cerca del mar. El espectáculo es fascinante, sobre todo porque tiene lugar entre cascadas e impresionantes precipicios. Por la tarde, se organizan excursiones guiadas para los que estén interesados en la fauna nocturna, como los zorros, ciervos y demás, pero también para tener el privilegio de poder levantar la cabeza hacia la bóveda celeste repleta de estrellas, algo normalmente imposible en nuestros países contaminados. Si este primer contacto con la naturaleza de Shiretoko no bastara, es el momento de visitar Rausu, del otro lado de la península, donde se organizan cruceros para avistar ballenas. La compañía Shiretoko Nature Cruise organiza dos veces al día (a las 9h y a las 13h, por 8 000 yenes, www.e-shiretoko.com) salidas al mar de unas dos horas y media en el trascurso de las cuales se suelen ver orcas y ballenas. Un poco más al sur, el paseo por la península de Notsuke, accesible solamente en barco, es una experiencia que nos reserva algunas sorpresas, en particular cuando las focas, muy numerosas en esta zona, deciden enseñar la punta de su hocico. Cuando nos alejamos de la costa para adentrarnos en las tierras, Dôtô continua sorprendiéndonos. Los animales se hacen omnipresentes. No es raro ver grullas desde la ventanilla del tren o del autobús, dependiendo del medio de transporte elegido. En invierno, la estación de apareamiento de estas zancudas majestuosas, ofrece un espectáculo grandioso. La estación de Kayanuma, en la línea Senmô, es uno de los lugares privilegiados para observarlas, al igual que Tsurumidai, un espacio donde cerca de 200 grullas pasan el invierno, lugar accesible en autobús desde de Kushiro (55 minutos). El resto del año aparecen cuando menos te lo esperas, regalándonos unos instantes de su majestuosidad. Las montañas, los lagos y los volcanes aportan también su dosis de emoción a los visitantes de la región. Habiendo escapado al desarrollo del turismo del masas en el archipiélago, estos lugares han conservado su belleza original. A cada paso caemos rendidos al irremediable encanto de esta naturaleza, a menudo agreste, como el monte Iô, que los ainus llaman Atosanupuri, lo que significa “ montaña desnuda”. En efecto, su aspecto desolado contrasta con la exuberancia que rodea otras cumbres en la región como el monte Akan o el monte Kamui. Los depósitos de azufre han sido explotados durante mucho tiempo en el monte lô y hoy se han convertido en una atracción por su actividad visible que resulta impresionante. La presencia de estos volcanes significa que en los alrededores encontraremos fuentes termales. El lugar más famoso de esta región es Kawayu Onsen, que dispone de una estación en la línea
Gabriel Bernard para Zoom Japón
ZOOM VIAJE
Al atardecer, en el mar de Okhotsk, los pescadores de salmón salen a pescar.
Senmô. Podremos hacer una pausa en el Kinkiyu Hotel (http://kinkiyu.com), el mayor establecimiento de esta estación termal que experimenta, desde hace algunos años, un notable descenso de sus visitantes. Y es una pena, porque se encuentra en el corazón de uno de los paisajes más bellos de todo Japón como afirman muchas guías japonesas. Pero si se prefiere un lugar menos imponente o lo que se busca es sumergirse en la cultura ainu, hay que visitar Kotan, a unos veinte minutos en taxi desde Kawayu Onsen. Existen autobuses, pero no son muy numerosos. El mejor lugar para pasar la noche es el Marukibune (https://marukibune.jimdo.com) donde conviene cenar asistiendo a alguno de los espectáculos musicales que tienen lugar por la noche. Justo detrás del hotel se encuentra un baño exterior de agua caliente que se abre sobre el lago Kussharo y las montañas que lo rodean. Tanto al amanecer como al atardecer tomar un baño aquí es una experiencia inolvidable.
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Más al sur, la vasta planicie pantanosa de Kushiro Shitsugen, que se puede visitar en canoa, es un ejemplo de la increíble diversidad natural de Dôtô. Existen numerosas posibilidades de realizar visitas del río Kushiro, donde, una vez más, nos esperan sorpresas, tanto animales como vegetales. Pero apenas hayas dejado tus bártulos sentirás de nuevo la llamada para seguir descubriendo Hokkaidô. GABRIEL BERNARD
PARA LLEGAR DESDE TOKYO, lo más simple es coger el avión hasta el aeropuerto de Memanbetsu. ANA y JAL tienen vuelos desde Haneda. Podrás llegar a Abashiri o Utoro en taxi o autobús (tres veces al día, 9h25, 13h30 y 15h30) por 910 yenes y 3 300 yenes respectivamente. DESDE SAPPORO, el expreso Okhotsk te llevará hasta Abashiri. Unas 5 horas de tren (9 910 yenes). Existe un servicio de autocar de noche (salida a las 23h15, llegada a las 6h45) que va hasta Utoro (8 230 yenes).