Zoom Japón 01

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CULTURA

VIAJE

El museo Hokusai

Un tesoro llamado Tomo pág. 30

pág. 19

Gratis - Número 1 Enero - Mayo 2017

www.es.zoomjapon.info

Es la hora del té


ZOOM EDITORIAL

Elemento icónico de la vida cotidiana de los japoneses, el té (cha, en japonés) cuenta con una larga tradición. Si bien continúa siendo una bebida muy popular en el país, su consumo no ha dejado de decrecer. Atacado por brebajes venidos de otros continentes y culturas, el té busca su sitio. Sus más ardientes defensores exploran nuevas oportunidades o intentan reinventar la forma de consumirlo. Zoom Japón te propone en su nuevo número descifrar esta evolución además de seguir las huellas del famoso artista Hokusai y descubrir la bella región de Tomo-no-Ura.

LA REDACCIÓN

L A MIRADA DE ERIC RECHSTEINER Distrito de Shibuya, en Tokio

© Eric Rechsteiner

¡O-cha desu!

El kagura es un ritual artístico que consiste en una danza teatral de origen mitológico según cuentan antiguas crónicas como el Kojiki. Estos bailes estaban en principio reservados a la corte imperial y más tarde inspiraron los sato-kagura (kagura de aldea) que llegaron a ser muy populares en todo el archipiélago. Esta representación del santuario Hikawa, en Tokio, los ilustra.

SEXO

La paradoja japonesa

POLÍTICA Una

Según un estudio reciente, los japoneses entre 18 y 35 años tienen cada vez menos relaciones sexuales. En efecto, el 42% de los hombres y el 44% de las mujeres en este segmento de edad confiesan ser vírgenes. En 2010, solo un 36.2% de los hombres y un 38.7% de las mujeres entre 18 y 35 años afirmaban serlo. Una situación cuanto menos paradójica en un país donde la industria del sexo es la segunda más boyante después de la automovilística.

El principal partido de la oposición acaba de elegir por primera vez una mujer como líder del mismo. Murata Renho, 49 años, tendrá la ardua tarea de devolver el dinamismo a una formación que no se ha repuesto aun de la desbandada electoral del 2012. Es la tercera mujer que accede a un puesto de gran responsabilidad en estos últimos meses, después de Koike Yuriko, como gobernadora de Tokio e Inada Tomomi en Defensa.

ECONOMÍA

A Japón le gusta la deuda americana

SALUD Enfermos

con código de barras

TURISMO

Según el departamento del Tesoro de Estados Unidos, Japón es el país poseedor de la mayor cantidad de deuda americana, por delante de China que ha vendido 41 millones de dólares durante el mes de octubre. Es la primera vez después de la crisis de 2008, a excepción del mes de febrero de 2015. Japón ha vendido igualmente reservas americanas, pero en menor medida, por una cifra de 4,5 millones de dólares.

En Iruma, en la prefectura de Saitame, situado al norte de Tokio, un novísimo sistema permite a las personas de edad que sufren de Alzheimer o demencia, no perderse. Se trata de un código de barras que contiene la identificación, contactos telefónicos y domicilio que se adhiere en una uña. Es un servicio gratuito lanzado por el servicio de asistencia social de la ciudad.

El Parlamento japonés ha votado una ley sobre los complejos de ocio legalizando los casinos, una medida criticada pero que, no obstante, ha sido impulsada por el gobierno. La oposición ha intentado impedir la aprobación del texto. Los promotores de la ley aseguran que esta ampliación de las opciones de desarrollo de los casinos es indispensable para mantener el dinamismo del turismo después de los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020.

info@es.zoomjapon.info

22,7%

Este es el porcentaje de empresas japonesas que reconocen que algunos de sus empleados hacen más de 80 horas adicionales por mes. El 12% afirma incluso que algunos asalariados sobrepasan las 100 horas suplementarias mensuales.

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mujer para el partido demócrata

Tokio apuesta por los casinos



Odaira Namihei

Árboles de té que se pierden en el horizonte. Así es el paisaje que se ofrece al visitante en la plantación Yamamotoen, en la prefectura de Shiga.

A la sombra del árbol de té… Los japoneses han aprendido a degustar el té. Un aprendizaje progresivo que se ha convertido en un auténtico arte.

¿Cómo deleitar a sus huéspedes con un sorbo de té? Él ha reflexionado sesudamente toda su vida sobre cómo ofrecerlo para que se beba de la forma más agradable”. Este extracto del romance El Secreto del Maestro de Té, firmado por Yamamoto Kenichi (Mercure de France, 2012) expresa bien la carga emocional que rodea esta bebida alrededor de la cual los Japoneses han construido todo un ritual: la ceremonia del té (cha no yu) que se debe a Sen no Rikyu. La dimensión espiritual, casi religiosa, de la preparación y degustación del té en Japón no debe hacernos olvidar que el consumo de esta bebida es relativamente reciente. Si los historiadores comienzan a ponerse de acuerdo en el hecho de que el té fue introducido en Japón en la época de Nara (710-794), la mayor parte de los estudios sobre el tema hablan del año 805 y afirman que es el monje Saicho quien, de vuelta de una estancia en China, habría traído una planta de té y la 4 ZOOM JAPÓN Número 1 Enero - Mayo 2017

habría plantado en el jardín de té de Hiyoshi (Hiyoshi chaen) en Otsu, prefectura de Shiga. Diez años más tarde y después de haber probado en un templo budista el brebaje, el emperador Saga (786-842) ordena que este arbusto sea cultivado en la región colindante a Kioto y en la capital donde él residía. Es la razón por la cual las plantaciones de té en esta parte de Japón son todavía las más famosas del país. Entre aquellos lugares que fueron escogidos figura la ciudad de Koka, prefectura de Shiga, donde encontramos algunos de los mejores productores. Yamamotoen (275-1 Kami Asamiya, Shigarakicho, Koka, www.yamamotoen.co.jp) forma parte de este selecto grupo. Un paseo por sus campos de árboles de té nos transporta en el tiempo. Este primer contacto con el té no ha convencido inmediatamente a los japoneses, ya que en aquella época, debido a la forma de prepararlo, el aroma que desprendía no era muy agradable. Tendrán que pasar más de tres siglos para que un nuevo método de preparación, importado igualmente de China por Eisai, otro monje budista, fundador de la práctica zen, revolucione el consumo de té. La cocción al

vapor de las hojas y su posterior secado y reducción a polvo dará nacimiento al matcha que sigue siendo la esencia del té verde. En la misma época, el mismo Eisai publica Kissa yojoki [Pequeño tratado de salud del té] después de haber curado al sogún, o shogun, gracias a esta bebida. Las virtudes del té se han dejado de alabar ya que su popularidad en nuestros países se debe en parte a sus propiedades y principios activos. Detrás del té verde, nombre genérico, se esconden numerosas variedades de plantas (Yutaka midori, Okumidori, Asatsuyu, Kanaya midori, Benifuki, Yabukita, Sae midori, Sayama kaori, Oiwase, Goko) cada una de ellas confiere al té sutiles matices según el modo de fabricación. En Japón, el té no está fermentado, es decir que las hojas se calientan [se tuestan en el horno o se pasan por vapor para frenar el proceso de fermentación. Esto permite que cada variedad tenga su propio carácter consiguiendo momentos de intenso placer a la persona que lo degusta. Porque el placer se debe sobre todo a ese instante en el que se saborea el té y no tanto al hecho de saciar la sed. ODAIRA NAMIHEI


ZOOM REPORTAJE PRODUCCIÓN

El Sr. Harima gana la apuesta

Lanzándose a la agricultura biológica, el productor de Ujitawara ha transformado el panorama del té.

Elodie Hervé por Zoom Japón

B

ajo el sol resplandeciente del mes de agosto, el verde profundo de los árboles de té contrasta con las mazorcas de arroz que ondulan ligeramente con el viento. En la aldea de Ujitawara, situada al sur de Kioto y próxima a la ciudad de Uji, los campos de té se alternan con los arrozales. En forma de ola, estos campos recubren las vertientes soleadas de las colinas que se extienden hasta perderse de vista. Harima Yoshiyuki es productor de té verde. Enfrente de sus campos, relata sin parar anécdotas vividas con delegaciones extranjeras. Figura esencial de la cultura del té verde bio en la región, ya ha recibido, en su fábrica, encaramada sobre una colina próxima, a observadores de una treintena de países. Viaja a menudo al extranjero para asistir a conferencias sobre la agricultura bio. Este año, fue invitado al Terra Madre Salone del Gusto, gran evento de renombre internacional consagrado al slowfood que tendrá lugar en Septiembre en Turín, Italia. “Por desgracia la salud de mi madre me impide asistir”, suspira este hombre de 68 años con aires de profesor de universidad. Fundada en 1858, su empresa, Harimaen, produce todavía el té de la prestigiosa marca Ujicha (té de Uji). Importada de China hacia el siglo IX, el consumo de esta bebida se establece a partir del siglo XIII en esta región cercana a la antigua capital imperial de Japón. Las condiciones climáticas propias de esta región -suelos bien drenados, abundante lluvia y diferencia de temperatura entre el día y la nochehacen de este rincón montañoso un lugar ideal para el cultivo del té. Apoyado por los aristócratas de Kioto, la preparación y la degustación de este polvo verde claro se convertirá en un arte y un elemento esencial de la cultura japonesa. Porque el té es mucho más que una simple bebida aromática, en las callejuelas de la ciudad de Uji se encuentran helados, toda clase de pasteles e incluso productos de belleza a base de matcha (té verde molido). La iniciativa de Harima Yoshiyuki suscita un gran entusiasmo, estando asociada a otro motivo diferente de la historia y la reputación del Ujicha. Las exportaciones de té verde registran una evolución ascendente desde hace algunos años. Éstas han aumentado un 260% a lo largo del último decenio, mientras el consumo doméstico está en caída libre. Las ventas en el extranjero representan una verdadera bomba de oxígeno

HArimA Yoshiyuki está orgulloso de sus plantaciones de té completamente bio.

para los productores. Varias campañas de promoción, a iniciativa de intereses privados o colectivos públicos, han sido lanzadas de igual forma. Para ellos y el gobierno japonés está fuera de

cuestión dejar escapar este imprevisto maná. Pero para beneficiarse de este oro verde hay que estar dispuesto a cumplir ciertas condiciones. “El mayor obstáculo es la norma relativa a  Enero - Mayo 2017 Número 1 ZOOM JAPÓN 5


ZOOM REPORTAJE Una variedad de té puede esconder muchas otras Principales variedades de té

La producción de té por prefectura en 2015 En toneladas Kioto 3 190 (4,2 %)

Miyazaki

Otros 8 214 (10,8 %)

3 620 (4,7 %)

Mie 6 830 (8,9 %)

Producción Shizuoka total 76 354 toneladas 31 800 (41,6 %)

Kagoshima 22 700 (29,7 %)

Fuente: Ministerio de Agricultura, Bosques y Pesca

Izumo PREFECTURA DE KIOTO

Sera

Yame

Ureshi

Batabata

Tanba Uji

Kyushu Kumamoto PREFECTURA DE MIYAZAKI

PREFECTURA DE MIE

Awaban Tosa

Yamato Irokawa

Kagoshima PREFECTURA DE KAGOSHIMA

Shikoku

Miyazaki

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Shirakawa-ibi Ômi

Ise

Nishio

S

PR DE


REFECTURA E SHIZUOKA

Hokkaido

Kuroishi

Hiyama Kesen

Shonaisan Mono Murakami

Honshu Kanuma

Sayama

OkukujiSashima

Okinawa

Ashigara SakuraYachimata

150 km

Cartografía : Aurélie Boissière, www.boiteacartes.fr

Shizuoka

ZOOM REPORTAJE

Enero - Mayo 2017 Número 1 ZOOM JAPÓN 7


Elodie Hervé por Zoom Japón

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Aparte de las bebidas a base de té verde, los productores apuestan también por otros productos como los helados de matcha.

 los pesticidas”, declara Kiwayama Eiichi, de la asociación de empresas productoras de té verde de Kioto. De forma contraria a la imagen sana de la cocina japonesa en el extranjero, los niveles autorizados de concentración de residuos de pesticidas (LMR o límites máximos de residuos) en los productos agrícolas son muy elevados, mucho más en el archipiélago que en un buen número de países. Y el té verde no es una excepción. Por ejemplo, la norma japonesa para el té en lo que concierne al insecticida acetamiprid, una sustancia de la conocida familia neonicotinoide, es 600 veces más elevada que la que está actualmente en vigor en Europa. En 2014, la organización medioambiental Act Beyond Trust detectó una dosis de acétamipride que sobrepasaba la norma europea en el té verde producido en la región de Kioto. De esta manera, los productores han tomado consciencia del problema y de sus consecuencias para la exportación. Para hacer frente a esto, “ciertos productores poseen parcelas diferentes que son tratadas según las normas europeas”, explica Kiwayama Eiichi. He aquí el porqué la iniciativa de producir un té verde biológico, sobre todo en la región de 8 ZOOM JAPÓN Número 1 Enero - Mayo 2017

Uji, se ha traducido en un gran éxito. Pero Harima Yoshiyuki nunca esperó provocar una reacción así. Su historia se remonta a hace más de 30 años; él tenía entonces 24. “Fue justo después del paso de un tifón, hacía calor y el tiempo era bueno”, recuerda. Él, al que le gustaba y todavía le gusta el sake, venía de tomar una copa con sus amigos antes de salir a pulverizar con los pesticidas. De repente, sintió vértigo y perdió la consciencia. En el hospital, el médico le explicó que su enfermedad se debía a un problema de hígado. “Si quieres vivir mucho tiempo, tienes que parar o con el alcohol o con los pesticidas”, le desafió el médico. Es así como Harima Yoshiyuki decidió lanzarse a la cultura biológica. “Una forma de asegurar una mejor salud a mis empleados y a los clientes que compran mis productos”, nos dice. La opción no ha sido fácil, el clima siendo tan húmedo favorecía el desarrollo de insectos y malas hierbas. “Mucha gente no entendió mi idea”, recuerda. En la época, producir té bio era impensable, hasta el punto que uno de sus vecinos, también productor, le pidió que lo dejara


Elodie Hervé por Zoom Japón

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Un cuarto de la producción se exporta sobre todo a Europa donde ha obtenido la etiqueta bio.

ya que “atraía a insectos devastadores”. Ayudado por un amigo que ya cultivaba el té verde sin pesticidas ni fertilizantes químicos, se ha embarcado en la aventura bio, arrendando una parte de los campos pertenecientes a su padre. A lo largo de los dos primeros años, las recolectas han sido “catastróficas”. Solamente al tercer año se registró una mejora. Sin pesticidas, los famosos “insectos devastadores” volvieron, pero también sus predadores. Es así como las mariquitas, las mantis religiosas y otras arañas han hecho su aparición en los campos. El restablecimiento de este control biológico ha mejorado considerablemente el rendimiento. “A partir del tercer año empezamos a tener siempre una colecta mejor que la precedente” recuerda. Se dió cuenta también que la cultura bio era finalmente menos cara, porque le permitía economizar considerablemente los costes de pesticidas y herbicidas. Y no solamente los insectos han vuelto. “Cinco o seis años más tarde de habernos embarcado en esta aventura, los ríos han comenzado a llenarse de peces, cuando los creíamos desaparecidos”, añade Harima Yoshiyuki con una sonrisa en los labios.

En 2009 obtiene la etiqueta de agricultura biológica de la Unión Europea (UE) gracias al consejo de un amigo italiano que quería vender su té en Italia. Como “la reglamentación japonesa para obtener la etiqueta no era tan rigurosa como la europea en aquella época”, aceptó con gusto la propuesta. Se convierte, por tanto, en el primer agricultor bio japonés a ser reconocido por la UE. Gracias a esto, ha recibido numerosas visitas de observadores. “Hay muchos extranjeros, pero también productores japoneses curiosos de nuestro savoir-faire”, asegura sonriente. No es difícil comprender la curiosidad de estos productores. Gracias a esta etiqueta, que muestra con orgullo en su página de internet, Harima Yoshiyuki ha conseguido atacar el mercado extranjero, sobre todo el europeo. Un cuarto de las 20 toneladas de té que produce se exportan al extranjero. La cultura bio se presenta como una solución para salir del impasse producido por la caída del consumo interno, a las normas relativas a los pesticidas y al envejecimiento de los productores, una situación ante la cual se encuentran numerosos agricultores locales. En efecto, la iniciativa de Harima Yoshiyuki no

podía haber caído en mejor momento. Después de conquistar el mercado americano, principal importador de té verde japonés, la bebida comienza a seducir al viejo continente. Apreciada por sus efectos positivos para la salud, antiedad y anti-estrés, el té verde nipón obtiene un gran éxito sobre todo en Francia. Los cafés parisinos sirven cada vez más bebidas a base de té verde. Con una prometedora evolución del consumo, incluso si ciertos productos derivados, como los pasteles de té, son todavía poco conocidos, todo indica que la apuesta de Harima Yoshiyuki tendrá un impacto incluso más fuerte. “Jamás imaginé que un día mi té sería exportado a Europa”, dice. Sus recientes éxitos comerciales le han permitido comprar nuevos terrenos abandonados por otros productores por envejecimiento y por ausencia de un sucesor. Con sus 600 hectáreas de plantaciones, es decir el triple de lo que poseía antes de dar el salto a la cultura bio, aquel que consiguió convencer a su padre para embarcarse en una nueva aventura tiene más confianza que nunca en el camino que tomó hace 30 años. YAGISHITA YUTA Enero - Mayo 2017 Número 1 ZOOM JAPÓN 9


ZOOM REPORTAJE

Una cuestión de buen gusto

El francés Stéphane Danton se lanzó hace 11 años a vender té. Una verdadera aventura.

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téphane Danton, el “comerciante de té japonés”, y fundador de la famosa tienda Ocharaka, se ha trasladado recientemente desde la periferia de Tokio al barrio de Nihonbashi, en el corazón de la capital. Cuando llegamos a la tienda, situada en el subsuelo del nuevo centro comercial de Coredo, el patrón, muy ocupado, todavía no había llegado, pero nos presentamos al director adjunto de Ocharaka, Benoît Kara, encargado de explicar las sutilidades de la fabricación de té y presentar las numerosas variedades en venta a la variopinta clientela. Ocharaka ha ganado su reputación gracias a sus originales creaciones aromatizadas. Hemos pedido al Sr. Kara que nos dé un curso intensivo sobre el té japonés. “Nuestro stock de originales mezclas se divide en tres grupos: el té verde, el té torrefacto y el té negro”, explica. “Son todos originales de Japón, incluyendo el té negro que no es muy común, ya que la gran parte de los productores locales producen sobre todo té verde. Cada tipo de té se combina con sabores diferentes. El té verde, por ejemplo, combina muy bien con los sabores frutales, desde la naranja y el limón, pasando por el melocotón, la pera o la fresa. En estos momentos la mandarina es muy popular. Por supuesto, la base de té verde varía también. Nosotros utilizamos mucho el té originario de las montañas de Shirakawa, en la prefectura de Gifu, y otra variedad que viene de Kyushu, en el sur de Japón. La diferencia entre los dos parece muy sutil, pero tiene una gran importancia en el momento de mezclarlo con un cierto sabor. El melón, por ejemplo, se marida muy bien con el té verde del sur debido a su dulzor, mientras que el té de Shirakawa se complementa perfectamente con el amargor de la mandarina. Como decimos en Japón, este té es ronyaku nannyo, es decir, que le gusta tanto a los hombres como a las mujeres de todas las edades”, nos cuenta Benoît Kara. Cuando pasamos al hojicha o té torrefacto, nos encontramos con una gama muy diferente de sabores dulces como el caramelo, la patata dulce, la calabaza o el chocobanano que se adaptan bien al aroma más fuerte del hojicha. En este caso igualmente, la base del té varia según la combinación que se quiera hacer. La principal diferencia reside en el tiempo que dejamos tostar las hojas de té, desde el asa-iri (torrefacción corta) hasta la fuka-iri (torrefacción larga). Un punto positivo del hojicha es su contenido poco elevado de cafeína porque sus hojas han sido tostadas. De tal manera que las personas que no pueden beber café pueden tomar en su lugar una

taza de hojicha aromatizada a la moka y así disfrutar de una bebida sana con aroma de café. Por último, pero no menos importante, existe también un pequeño conjunto de tés negros japoneses. En general, son más dulces que los tés comparables que vienen de India o Sri Lanka. Entre ellos, el Ocharaka propone el popular Earl Grey al melocotón blanco, y un té especiado que nos recuerda al pan de especias. Hay igualmente uno al litchi que junto con el de

mango y de fruta de la pasión son particularmente apreciados por los clientes originarios del Sudeste Asiático. A la derecha de los tés aromatizados encontramos el té verde natural. En cada envase, podemos leer todas las informaciones indispensables, desde la zona de producción hasta el grado de shibumi (astringencia) y de umami (amargor y dulzor). El té preferido de Benoît Kara es el de Shirakawa que

Jérémie Souteyrat por Zoom Japón

DISTRIBUCIÓN

Stéphane Danton ha trasladado su tienda al centro de la capital, Nihonbashi.

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Jérémie Souteyrat por Zoom Japón

ZOOM REPORTAJE

Para conseguir que sus clientes, sobre todo extranjeros, aprendan a apreciar el té verde, Ocharaka les propone descubrir diferentes mezclas aromatizadas que son todo un éxito.

siempre recomienda a sus clientes. “No solamente es excelente sino que es fabricado por muy pocos productores que buscan atraer una clientela extranjera”, explica. “La mayor parte de los productores de té locales no se preocupan más que del mercado japonés, pero los de Shirakawa buscan también comunicar sus mensajes, traduciendo incluso las explicaciones detalladas sobre las propiedades de sus tés en otros idiomas.” Stéphane Danton llega finalmente. Una verdadera máquina humana, que no puede quedarse jamás quieto, se da una vuelta por el establecimiento para verificar que todo está bien. Tiene una reunión por skype cada quince minutos pero nos concede amablemente algunos instantes. “Nosotros nos suministramos de siete pequeños agricultores repartidos por todo el país”, cuenta. “El té del norte, por ejemplo, el que viene de Saitama o de Gifu es más amargo que el del sur, principalmente el de la prefectura de Kagoshima, más dulce. Yo no contacto a los grandes productores como los de Shizuoka, porque tienen unos métodos muy estrictos y yo tiendo a hacer las cosas a mi manera. Prefiero explorar el mercado y ver las posibilidades que se ofrecen. Es exactamente la misma visión que tenia en el pasado con el vino cuando trabajaba como sumiller. Quiero saber lo máximo posible sobre el

té que vendo: ¿Quiénes son los agricultores? ¿Cuál es la historia detrás de cada té ? Mi conocimiento sobre el té no proviene de los libros sino del contacto directo con los productores.” Ser vendedor de té -especialmente siendo extranjero en Japón- no es una tarea fácil, debido a la naturaleza del mercado y del carácter cerrado del mismo. Pero la historia de amor que Stéphane Danton mantiene con el té no ha tenido nunca nada que ver con el dinero. “Yo podría haber tenido una vida mucho más fácil si hubiera continuado con el vino”, nos asegura. “Si hubiera abierto un bar aquí, estaría nadando en oro. Pero sentí una fuerte atracción por el té y decidí seguir mi instinto.” Después de abrir su tienda, hace 11 años, en Kichijoji, aceptó trasladarla al centro de Tokio en 2014. “Los comienzos, en 2005, han sido muy difíciles porque nadie tenía fe en mi”, recuerda Stéphane Danton. “Muchos esperaban que me la pegara, pero como podéis ver sigo aquí. Muchos pensaban que era extraño mezclar el té verde con sabores diferentes. No entendían que los clientes extranjeros que no habían experimentado el té anteriormente lo encontrarían difícil de apreciar. El té aromatizado, por el contrario, es una buena manera de atraer a los amateurs. Empiezan por mis mezclas originales antes de pasar al té verde de

alta calidad.” Benoît Kara explica que él ha seguido ese proceso. Cuando conoció a Stéphane Danton como cliente, solo conseguía beber té aromatizado (el chocolate menta era su preferido), pero muy pronto evolucionó hacia el té verde. “Últimamente sólo bebo té aromatizado para divertirme”, dice. “Ahora mismo solo el té verde tiene valor para mí. Mucha gente no consigue comenzar la jornada sin una taza de café. Para mí, es el té verde.” El próximo paso de Stéphane Danton es extender sus actividades en el extranjero. El pasado octubre abrió una sucursal en Singapur. “Allí están siempre buscando novedades, cuando en Japón, después de 11 años, e incluso si todo el mundo me conoce, tengo todavía problemas con la industria local. Es un mundo cerrado, pero yo no trabajo para ese mundo, yo trabajo para mis clientes y mientras ellos estén satisfechos, todo va bien.” JEAN DEROME

INFORMACIONES PRÁCTICAS Ocharaka Coredo Muromachi, 2-2-1 Nihonbashi Muromachi, Chuo-ku, Tokio 103-0022 tel. 03-6262-1505 - www.ocharaka.co.jp Salida A6 en la estación Mitsukoshimae en la línea de metro Ginza.

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ZOOM REPORTAJE TÉ

Hacer algo nuevo a partir de lo viejo

Apasionados del té verde, Sakurai Shin’ya os invita a redescubrir la riqueza cultural de esta bebida.

N

Jérémie Souteyrat por Zoom Japón

o es fácil ser un símbolo cultural tradicional en el Japón actual. Tomad el sumo, por ejemplo. Incluso si se presenta como el deporte nacional, hace tiempo que ha sido sustituido en el corazón de los japoneses por el baseball o el fútbol. Podemos decir lo mismo del té verde. Para muchos occidentales continúa siendo la bebida nacional (sin alcohol) además de un complemento indispensable de la cocina japonesa pero, como el sumo, ha sido reemplazado por otros productos venidos desde el extranjero: el té inglés y el café. Encontramos cafés y casas de té en casi cada esquina. Sin embargo, encontrar un lugar especializado en té japonés supone un verdadero desafío. Afortunadamente para los amantes del ryokucha, el maestro de té Sakurai Shin'ya ha trasladado recientemente su tienda, Souen, al centro de Tokio, en Minami Aoyama, barrio de moda de

la capital. Zoom Japón fue a descubrir su nuevo emplazamiento. Después de haber sido barman, Sakurai Shin'ya cayó rendido a los encantos del té y se convirtió en responsable de la tienda de té Higashiya (ver pág. 14) y del restaurante Yakumo Saryo, ambos creados por el diseñador Ogata Shin'ichiro. “Además de aprender la cocina y la repostería japonesa, he aprendido a conocer numerosos tipos de té”, nos explica. “Me quedé asombrado por la variedad de sabores y comencé a apreciar el arduo trabajo y paciencia que exige esta tradición. He necesitado doce años para dominar el arte de preparar el té.” En 2004, decide lanzarse en solitario y abre Souen en Nishi Azabu, antes de mudarse a Minami Aoyama en julio. A lo largo de estos años, Sakurai Shin'ya ha desarrollado lo que podríamos considerar una ceremonia de té de los tiempos modernos. Su modelo de inspiración ha sido Baisao, un monje budista del periodo Edo que fue célebre por haber popularizado el té verde y haber democratizado la

Sakurai Shin’ya aprovecha su experiencia como barman para explorar nuevas formas de preparar el té.

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ceremonia del té cuando era aun un privilegio de la aristocracia. En este proceso, ha sustituido el matcha (té verde en polvo) por la sencha (hojas de té enteras). Siguiendo los principios revolucionarios de Baisao, Sakurai Shin'ya no trabaja sobre el tatami. Lo hace detrás de un mostrador y prepara el té combinando gestos tradicionales y movimientos de barman. En primer lugar, verifica la temperatura del agua antes de pasarla de una taza a otra para enfriarla. De esta manera consigue la temperatura ideal para preparar nuestro té: el gyokuro. “Perla de rocío” traducido en español, que es uno de los tés japoneses más caros. A diferencia de un sencha ordinario, el gyokuro, “Perla de rocío” es un té de penumbra, lo que le aporta un sabor único y refinado. Es menos amargo que los tés cultivados en plena luz y posee un elevado nivel de umami. Sakurai Shin'ya realiza tres infusiones diferentes, cada cual un poco menos fuerte que la anterior. Sirve la tercera como un cocktail helado (su experiencia de barman queda


Es en el barrio de moda de minami Aoyama donde se ha instalado desde julio.

Jérémie Souteyrat por Zoom Japón

aquí patente) con una infusión de shiso y lima. En Souen, se pueden también probar bebidas más fuertes como el té infusionado al ron y al vodka, una especialidad de Sakurai Shin'ya. “En Souen, innovó partiendo de la tradición japonesa del té para sensibilizar al mayor número de personas posibles hacia esta bebida”, asegura. El otro nombre de Souen es Sakurai Baisen Kenkyujo que significa literalmente “el laboratorio de té tostado de Sakurai”. La traducción inglesa que él ha escogido es más elegante: Sakurai Japanese Tea Experience. “Nos hemos especializado en el hojicha (té tostado), pero con un valor añadido. Tostamos nosotros mismos los tés, un poco como el café, y después añadimos hierbas y frutos japoneses como el yuzu, el sansho (pimienta japonesa) y el sisho para incorporar una nota distintiva de las cuatro estaciones de Japón”, explica. El hojicha es una bebida simple, sin pretensiones, pero con la ventaja de ser un té muy adaptable. Sakurai Shin'ya sabe perfectamente explotar sus características gracias a una torrefacción variable y diferentes cantidades de hojas y tallos. Uno de los resultados más interesantes es el hôjicha tencha kuki (hôjicha hecho con tallo de tencha). “Las hojas de tencha que utilizamos en general para hacer matcha son torrefactadas antes de ser cuidadosamente tostadas a una temperatura relativamente baja, lo que tiene como resultado un té de una dulzura única.” Cuando le preguntamos por qué ha decidido dedicar su vida al té japonés, Sakurai Shin'ya explica que la preparación del té es un elemento importante de la cultura japonesa y quiere que otros lo conozcan y disfruten. “Beber té es algo que los japoneses consideran como dado ya que se trata para ellos de una experiencia cotidiana. Crecemos mientras observamos a nuestra madre prepararlo, pero no comprendemos los matices culturales. Hasta que no se empieza a bucear en ellos, no se descubre su historia y las diferentes formas de prepararlo. Por ejemplo, según la temperatura del agua y las diferentes maneras de verterlo en la tetera se obtienen sabores muy diferentes. Hoy se puede encontrar el té de muchas formas, incluso dentro de botellas de plástico que se venden en el supermercado o en las tiendas de comestibles, pero el método de base para prepararlo no ha cambiado. Mi objetivo principal es enseñar a la gente sobre lo que lo hace verdaderamente un buen té. Después, si están interesados, les muestro los utensilios que pueden utilizar para hacer un buen té, y cómo escoger sus variedades preferidas”, añade. Aquí tenéis sus consejos para disfrutar al máximo de una taza de té: - Idealmente, se debe utilizar el té en las dos semanas siguientes a la abertura del paquete, un mes como mucho. Las hojas de té son muy sensibles a la luz y al calor, hay que meterlas en un recipiente

Jérémie Souteyrat por Zoom Japón

ZOOM REPORTAJE

Su ambición es que sus clientes descubran el verdadero sentido de la degustación del té.

hermético y conservarlo en un lugar fresco y a la sombra. Las hojas de té absorben otros aromas también. Evitad ponerlo al lado de productos que desprendan un fuerte olor. - Existen numerosos tipos de té y sus diferencias son aun más acentuadas dependiendo de su zona de producción. Dicho esto, no hay reglas para seleccionar una variedad en relación a otra. Depende de vuestro gusto personal. Si dudáis, explicad al vendedor vuestras preferencias y presupuesto para que pueda escoger lo que mejor os convenga. Por ejemplo, si queréis maridar el té con la comida, de manera general, el té verde va muy bien con los aperitivos mientras que el bancha (una variedad de té regular) se adapta mejor a un plato principal de carne o a base de pescado.

- Un mismo té podrá tener un sabor diferente dependiendo de la forma de prepararlo, sobre todo en lo que se refiere a la temperatura del agua. Un agua muy caliente (alrededor de 90 grados) hace que salga el amargor del té. Es ideal si os gusta algo fuerte por la mañana. Pero si preferís un té con un sabor menos pronunciado, conviene mantener la temperatura entre 70 y 80 grados. J. D.

INFORMACIONES PRÁCTICAS Sakurai Baisen Kenkyujo 5F Spiral Bldg. 5-6-23 Minami Aoyama, Minato-ku, Tokio 107-0062 tel. 03-6451-1539 - www.sakurai-tea.jp De lunes a viernes, de 11h a 23h. Salida B1 en la estación Omotesando.

Enero - Mayo 2017 Número 1 ZOOM JAPÓN 13


ZOOM REPORTAJE ATMÓSFERA

Una buena dosis de dulzura

Para acompañar un té, nada mejor que una pieza de pastelería japonesa. Higashiya es, sin duda, el lugar que no hay que perderse.

INFORMACIONES PRÁCTICAS Higashiya 52F Pola Ginza Bldg. 1-7-7 Ginza, Chuo-ku, Tokio 104-0061 tel. 03-3538-3230 - www.higashiya.com De martes a sábado de11h à 22h, domingos de 11h a 19h

Higashiya

C

uando hablamos del té japonés, el término wagashi (repostería japonesa) viene casi siempre asociado. Después de todo, estos dulces complementan perfectamente este delicioso brebaje. Creados hace al menos 300 años, se han convertido desde entonces en elementos ineludibles de la cocina nipona (washoku). Los wagashi constituyen una fuente de inspiración para los artesanos locales que experimentan y exploran nuevas maneras de confeccionarlos. Uno de estos innovadores artesanos, “creador de forma de vida” se llama Ogata Shin'ichiro. Inicialmente, arquitecto de interiores, ha trabajado con éxito en la concepción de productos (utensilios de cocina y cerámica, como los preciosos boles de las mesas del chef Alan Ducasse en su restaurante del Plaza Athénée de París) y dentro del sector de la restauración, siempre con la misma visión. “Fusionando la sensibilidad japonesa y mi propia filosofía, busco revitalizar la cultura alimentaria japonesa. Interpreto los ingredientes tradicionales, el tratamiento de la comida y la vajilla como una entidad única, redefiniendo así el acto original de “comer”. Mi misión es estimular la evolución de los elementos de la tradición japonesa para que sean pertinentes hoy. A este respecto, la comida y la alimentación tienen un rol crucial, ya que juegan un papel central en la cultura japonesa”, asegura . Cuando le preguntamos por qué se sintió atraído por los wagashi, Ogata recuerda la larga tradición del washoku. “Comer es una actividad cotidiana esencial para nuestro bienestar. Al mismo tiempo, la cocina japonesa es célebre por la utilización de ingredientes de estación y el particular cuidado en su realización. Encontramos eso mismo en las pastelerías. Por otro lado, me he dado cuenta de que los viejos métodos para realizarlos no estaban adaptados a la vida moderna y que había mucho espacio para la experimentación”, explica. Admite que se trata de un verdadero desafío. “Hasta hoy había dos visiones principales de la cultura wagashi. Por una parte, las elegantes boutiques que, con una larga historia, realizaban la repostería para las ceremonias o los acontecimientos familiares; más importantes y por otra, los simples establecimientos de barrio que venden los dango (bolas a base de

Higashiya es un lugar único para degustar la repostería japonesa.

harina de arroz servidas como una brocheta) y otros dulces baratos. No obstante, después de algún tiempo, las pastelerías occidentales se han convertido en habituales y la gente solo compra los wagashi en ocasiones especiales. Mi objetivo era ir más allá de estas dos visiones adaptando esta tradición a nuestra época.” Ogata Shin'ichirô considera que ha triunfado con su negocio porque ha sabido hacer cosas que alguien menos experimentado jamás se hubiera atrevido a llevar a cabo. “De cualquier forma, no hago los dulces yo mismo”, declara. “Pero eso no significa nada, soy como un arquitecto que llega con un proyecto y pide a los carpinteros construir la casa. Ya que hablamos de arquitectura y diseño, creo que, para innovar, es clave crear un nuevo ambiente. Por eso he abierto algunos restaurantes, boutiques y “bares de té”. La más conocida de sus creaciones es Higashiya, un “salón de té moderno”, en cuyo interior hay una clara influencia de la estética tradicional, sin florituras. Está situado en Chuo-dori, una de las calles más grandes del barrio chic de Ginza, el mismo edificio que el gigante de la cosmética Pola.” Aquí se puede elegir entre 30 variedades de té japonés, desde un sutil matcha hasta un té gyokuro, más fuerte. Pero lo que hace este lugar tan conocido es sobre todo su amplia gama de repostería. Su selección se presenta como “repostería de todos los días” y revela un equilibrio entre los ineludibles clásicos y otras creaciones originales, todos inspirados en especialidades regionales. Siempre se descubre algo nuevo, como este té verde aromatizado con blanc-manger (postre a base de leche y fécula de maíz) o el monaka especial, compuesto de dos obleas entre las cuales se encuentra una pasta de harina roja aromatizada con canela, clavo o cardamomo.

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Higashiya es, según su creador, el lugar ideal para escaparse del caos y ruido de la ciudad. “Desde que estamos en Ginza, recibimos también muchos clientes extranjeros, sobre todo el fin de semana. Eso me encanta, aunque claro, su presencia altera un poco la atmósfera del lugar. Idealmente, prefiero que Higashiya sea un lugar más tranquilo.” Aunque el té en Higashiya esté muchas veces eclipsado por la repostería, juega no obstante un papel importante para la experiencia completa de los wagashi. Ogata Shin'ichirô asegura que dispone de todos los instrumentos necesarios para crear un nuevo estilo de té. “Las tazas de medir y las de mezclar son todas en porcelana, aquéllas en las que se sirven los deliciosos tés y el sake ayudan a embellecer la preparación”, nos explica. “Los utensilios de té son escogidos con gran esmero. La vajilla contribuye a realzar el gusto. Su sensación en las manos, sobre los labios, o incluso su textura y su peso tienen gran importancia. Utilizamos los cinco sentidos para saborear lo que no es servido y éstos deben ser estimulados por una vajilla adaptada.” Otro gran admirador del diseño occidental, el Sr. Ogata se ha convertido en un ardiente defensor de la cultura japonesa. “Cuando era joven y no sabía gran cosa del mundo, sentía una fuerte atracción por el diseño occidental. Pero terminé por darme cuenta que los elementos culturales más impresionantes se encontraban a mi alrededor, en casa, y no en el extranjero. En el pasado, la cultura japonesa ha tenido una gran influencia sobre Occidente. Hoy, ésta es todavía indispensable en un mundo en búsqueda del equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Es eso lo que busco, expresándolo a mi manera a través de la comida, la vajilla y el espacio”, resalta Ogata Shin'ichiro. J. D.



ZOOM CULTURA THRILLER Japón

del revés

Antes de ser guionista, Takashi Nagasaki, alias Richard Woo, era editor de manga. Llegó incluso a dirigir la revista Big Comics Spirit, contribuyendo a convertirla en una publicación líder. Con un dominio perfecto de la escritura secuencial, Nagasaki ha creado una historia palpitante. Al inicio, descubrimos al protagonista a través de los ojos de Shingo Seike, joven policía con mucho futuro y lleno de inocencia que conoce a Kurokochi Keita, el policía más corrupto de todo Japón. He aquí un turbulento thriller político donde encontrar un personaje honesto aparte del propio Seike será complicado. Formidable. inspector Kurokôchi 1 & 2 de Kôji Kônô y richard Woo, ECC Ediciones, 9,95€

CURIOSIDAD

DICCIONARIO Las

claves para entender Japón

El interés por Japón no cesa de aumentar en el mundo. Cada vez más términos de origen japonés están presentes en nuestro día a día. Algunos de ellos no plantean ningún problema de comprensión pero otros exigen ciertos conocimientos. Por esta razón, esta obra colectiva constituye una excelente manera de profundizar en la esencia de la cultura japonesa tanto tradicional como moderna. Cerca de 3000 palabras son explicadas en español, inglés y japonés con numerosas ilustraciones. Obligatorio. Sakura, diccionario de cultura japonesa de James Flath, Ana Orenga, Carlos rubio y Hiroto Ueda, Satori, 25€

Un mapa de lo insólito

Cuando los occidentales pusieron el pie en Japón, empezaron a descubrir con cierto deleite el universo de fantasmas y otros personajes del folklore nipón. Esta fascinación ha dado lugar a obras literarias de una gran fuerza bajo la pluma, por ejemplo, de Lafcadio Hearn a quién le debemos particularmente Kwaidan: Cuentos fantásticos del Japón (Alianza editorial, 2007). En el siglo XIX, el profesor Benjamin I. Blackwood arribó al archipiélago y realizó un mapa de yokai, esos seres extraños que pueblan el imaginario cotidiano japonés. Este naturalista escocés tan intrépido como los grandes exploradores de la época recorrió el país de principio a fin para confeccionar la lista de yokai y situarlos geográficamente. Las ediciones Satori, que habían publicado ya, en 2014, Yokai Monstruos y Fantasmas en Japón de Andrés Pérez Riobó, tuvieron la genial idea de volver a publicar el mapa cerca de 150 años después en su formato y edición originales. Prepárate para tener sudores fríos si eres sensible a las

historias extrañas o bien a desear descubrir más libros que tengan como protagonistas a los yokai. Si ese es el caso, te aconsejamos leer también NonNonBa de Mizuki Shigeru (Astiberri Ediciones, Colección Sillón Orejero, 2010), famoso por haber realizado un diccionario de yokai. Yokai: mapa del Japón mitológico de Benjamin i. Blackwood Aventuras Literarias & Satori, 17,95€

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MANGA Una oda al buen gusto Diez años después de sus primeras andanzas gastronómicas, el gourmet solitario está de vuelta en las calles de Tokio. Es realmente un personaje muy conocido, siempre ocupado entre dos citas. atípica Serie cuyo éxito es innegable en Japón, (la adaptación televisiva se encuentra en su quinta temporada y el primer tomo es reeditado regularmente), esta creación de Masayuki Kusumi y Jiro Taniguchi sigue fascinando tanto a los amantes del manga como aquellos otros de la gastronomía. Hay que admitir que la fórmula donde se mezcla el descubrimiento culinario con la cultura japonesa está muy bien conseguida. El héroe no solo come, cada una de sus experiencias va mucho más allá de sus papilas gustativas. Los lugares escogidos –desde un gran restaurante a una simple bancada en la calle– los personajes (cocineros, clientes) e incluso los ingredientes, están siempre puestos al servicio de estas pequeñas fábulas. Llevado por su gran pasión por las peculiaridades regionales, Kusumi avanza con paso sereno, pero decidido, en el camino del umami supremo. El estilo depurado de los diálogos y la simplicidad del escenario del Gourmet podría frustrar a los adictos de la acción desenfrenada. Aquí no encontrarás mujeres de senos desmesurados o rostros kawaii sino un escenario de ultra realismo. El paseo no tiene un objetivo preciso sino la pura contemplación de Japón. A aquellos que encuentran el ritmo demasiado lento, Jiro Taniguchi les responde lo siguiente: “Mis últimos mangas tienen a menudo ese ritmo. Una cierta lentitud. Porque con la lentitud nos abrimos al descubrimiento, a la apreciación de las cosas. Si hay algo que intento decir a través de mis mangas es precisamente ésa, que no hay necesidad de ir siempre con prisas. Es lo que intento hacer cada vez más a menudo en mi propia vida y esto mismo es lo que se expresa también en mis historias. Es un ritmo muy diferente de la mayor parte de los mangas pero es el mío y es también el que he querido transmitir a mis lectores cuando comencé a diseñar manga”. Buen apetito. Paseos De Un Gourmet Solitario de Jiro Taniguchi y masayuki Kusumi, Astiberri Ediciones, colección Sillón Orejero, 14€


ZOOM CULTURA EXCLUSIVA Primera

visita al museo Hokusai

Abierto al público el 22 de Noviembre, el nuevo establecimiento ha recibido a Zoom Japón en primicia.

INFORMACIONES PRÁCTICAS Sumida Hokusai Museum 2 Chome-7-7 Kamezawa, Sumida, Tokio 130-0014 - tel. 03-6658-8931. Entrada: 400 yens (tarifa reducida 300 yens). http://hokusai-museum.jp/

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l Museo Sumida Hokusai abrió sus puertas el 22 de noviembre en una barrio popular de Tokio. Situado cerca de la estación de JR y del metro Ryogoku, a unos minutos a pie del Estadio Nacional de sumo (Kokugikan) y del Museo Edo-Tokyo, el Museo Hokusai ha sido construido en una zona muy tranquila de la capital, cerca del lugar donde nació el célebre artista. Después de años de complicadas gestiones, este museo de tres plantas, situado al lado de un pequeño jardín publico, ha visto finalmente la luz, y está preparado para recibir a los visitantes que vendrán desde todos los confines para honrar a este artista cuyo renombre ha traspasado las fronteras del archipiélago. El proyecto ha sido confiado a Sejima Kazuyo. Las obras de este artista, como el museo de Kanazawa, o la del Louvre-Lens (concebida junto con su asociado Nishizawa Ryue) han dejado huella siempre. El edificio del museo Hokusai no es una excepción. Compuesto de varios bloques de formas geométricas recubiertas de paneles de aluminio, se presenta como una silueta blanca, de formas limpias, que se refleja como un espejo en el sol. Sin dejar adivinar la arquitectura interior. Cuando el visitante entra en el museo, de muros blancos inmaculados y con parquet marrón claro, se sorprende por su luminosidad. La llegada se hace por la planta baja la cual contiene una sala de conferencias, una biblioteca y la boutique del museo. El sótano está reservado para las salas de reunión y otras salas de mantenimiento. La visita comienza por el tercer piso y por la exposición permanente, lugar pedagógico y lúdico que presenta, a través de reproducciones, la vida del maestro y sus principales obras. En esta sala de muros negros que da protagonismo a los colores de las estampas, el suelo está cubierto de hilos de luz, en una clara evocación a los arroyos de Sumida. Hokusai nos espera con su hija Oei, cuyo nombre artístico era Oi, bajo las rasgos de dos maniquíes de cera animados, diseñando con un pincel, en su humilde casa. Esta escena evoca la forma de vida, muy austera, de este artista que consagrará enteramente su existencia al diseño y a la pintura, con el deseo de llegar a una pureza de trazo absoluta como así lo expresa en su célebre postdata de

La construcción del nuevo museo tokiota ha sido confiada a Sejima Kazuyo.

Cien Vistas del Monte Fuji (1834) : “[...] a la edad de 16 años comencé a diseñar todo tipo de cosas. A los cincuenta ya había publicado numerosos diseños, pero nada de lo que haya diseñé antes de mi sesentena merece ser mencionado. Solo a los 73 años comencé a comprender la forma real de los animales, de los pájaros, de los insectos, de los peces y de la naturaleza de las plantas y los árboles. A la edad de 80 años habré hecho nuevos progresos; A los 90 años creo que me aproximaré a la esencia del arte. A los 100 habré llegado finalmente a un nivel excepcional y a los 110, cada punto y cada línea de mis dibujos, poseerán vida propia. Mi deseo es que aquellos que me sobrevivan puedan constatar la veracidad de lo que escribo. Firmado, Manji, el viejo loco del diseño.” Numerosas pantallas táctiles ofrecen informaciones acerca de cada obra expuesta, además de juegos interactivos, puzles, juegos de asociación, sin olvidar el célebre Manga de Hokusai. Esta realización no es “un manga” tal como lo concebimos hoy y no cuenta historias. Es un manual de diseño destinado a sus discípulos y a todos aquellos interesados en aprender a diseñar. El conjunto de quince cuadernos de diseño, en los cuales el artista trata todos los temas: fauna, flora, arquitectura, perspectiva occidental, sobrenatural, actitudes humanas, materias diversas, etc., aparece en 1814. Obtiene un gran éxito, siendo reeditado en numerosas ocasiones. El último volumen fue publicado después de la muerte del artista.

Saliendo de esta sala, el luminoso vestíbulo del tercer piso ofrece una espectacular vista panorámica del Sky Tree, la nueva torre de Tokio de 634 metros de altura, que se erige a poca distancia del museo. El segundo piso está reservado para otras salas de la exposición temporal. El Museo Sumida Hokusai prevé presentar varias cada año. En cada piso, varios bancos permiten al visitante realizar descansos antes de proseguir la visita. Las 1 500 obras de la colección del museo provienen del legado del especialista en arte Narazaki Muneshige (1904-2001), de la colección que perteneció al coleccionista Peter Morse (1935-1993), incluyendo 600 piezas, además de numerosas pinturas y estampas adquiridas por el distrito de Sumida antes incluso de la construcción del edificio. El museo no solo expondrá su propia colección, que no deja de enriquecerse con nuevas adquisiciones, sino que dará cabida a obras de otros museos japoneses y extranjeros. Para celebrar la apertura del museo, 120 obras, entre las más célebres de Katsushika Hokusai, estampas, pinturas, surimono, (lujosas estampas no destinadas a la venta), libros ilustrados además de un rollo emaki de varios metros de longitud, la Vista panorámica de la Riviera Sumida, minuciosamente seleccionadas y expuestas. Este emaki perteneció en otro tiempo al marchante de arte Hayashi Tadamasa (18531906), amigo y consejero de expertos de la cultura japonesa, en particular de Edmond de Goncourt al que ayudará con su monografía consagrada a Hokusai, publicada con el título de Hokousaï en

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ZOOM CULTURA

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Los responsables del museo han realizado un gran esfuerzo para hacer fáciles y accesibles las explicaciones de las obras del más grande.

El nuevo museo propone contemplar las obras más icónicas del maestro como la de Treinta y seis Vistas del monte Fuji (Fugaku sanjû rokkei). 18 ZOOM JAPÓN Número 1 Enero - Mayo 2017


1896. Figuró además en la foto del catálogo de venta de la colección Hayashi, Objetos de arte de Japón y China en 1902. Tras esto, el paradero de este emaki fue un verdadero enigma. Finalmente se encontró el año pasado en Europa, siendo restituido a su ciudad de origen y pasando a formar parte de la colección del Museo Sumida Hokusai. En primer lugar, la exposición evoca la vida del pintor y exhibe retratos de él, realizados por él mismo y por otros artistas. La segunda parte, es una inmersión en la vida del barrio de Sumida en la época de Edo. El rollo ilustrado, Vista Panorámica del Río Sumida, pieza maestra de esta primera exposición es la obra mas icónica de Hokusai. Utiliza el claro oscuro para pintar las dos orillas del río, desde el puente de Ryôgoku hasta el canal Sanya (Sanyabori). La orilla izquierda de Sumida, habitada por intelectuales y letrados, ofrecía una exuberante vegetación. El florecimiento de cerezos en la primavera, las hojas ocre y bermellón de los arces en otoño y el paisaje nevado en invierno, deleitaba a todos. Era también el lugar ideal para contemplar los fuegos artificiales que seducían a la población cada verano. También había espacio para el recogimiento en alguno de los numerosos templos o santuarios del barrio. La orilla derecha era la de los divertimientos, misemono, de los albergues y las casas de té. Tomando el canal Sanya, los hombres se desplazaban en

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Los visitantes son invitados a descubrir en qué condiciones trabajaba el llamado «viejo loco del diseño».

barco al barrio donde se hallaban las casas del placer, Shin Yoshiwara. En esta exposición inaugural se presenta (aparte de los surimono gofrados con reflejos de oro y plata de gran refinamiento, terreno en el que Hokusai destacó particularmente), pinturas y escenas, de la serie de Treinta y seis Vistas del Monte Fuji, que han marcado e influenciado tan profundamente artistas occidentales de la segunda mitad del siglo XIX. Aunque nunca llegó a los 110 años, como hubiera deseado, Hokusai dejó, sin embargo, una obra

considerable que incluso hoy en día sigue inspirando a artistas del mundo entero. El Museo Sumida Hokusai está indudablemente destinado a convertirse en uno de los destinos principales de los visitantes tanto japoneses como extranjeros. BRIGITTE KOYAMA-RICHARD Nuestro más sincero agradecimiento a Okuda Atsuko, conservadora en jefe y Suzuki Toshiyuki, encargado de las relaciones públicas del nuevo museo.

P

ara gran parte de nuestros coetáneos, el nombre de Hokusai está asociado a la escena de La gran ola de Kanagawa (Kanagawa oki nami ura), o quizás al Monte Fuji bajo la tormenta (Sanka haku u), dos estampas de la serie de Treinta y seis Vistas del Monte Fuji (Fugaku sanjû rokkei). Pero la obra de este genial artista no puede resumirse a estas dos obras. Hokusai nació en el año 1760 en el seno de la familia Kawamura, no muy lejos de la calle que lleva hoy su nombre (en otro tiempo se llamaba Honjo Warigesui), barrio donde vivió casi toda su vida a pesar de que se mudó en múltiples ocasiones. Como era tradicional en las familias de la época, fue adoptado por su tío Nakajima Ise, espejero oficial al servicio del gobierno. A pesar de que no se conoce demasiado de esta primera etapa de su vida, los prefacios o postdatas que escribió en los manuales de pintura nos permiten saber un poco más del hombre y gran artista que fue. Cultivado, deseoso de conocer nuevas técnicas de pintura, este hombre excéntrico jamás paró de diseñar y afinar su estilo a lo largo de los años. Comenzó su carrera profesional en 1778, con el nombre de Shunro,

entrando a formar parte de los pintores de la escuela Katsukawa donde permaneció una quincena de años. Pinta retratos de bellezas femeninas y se ejercita en numerosos formatos. A continuación, deja la escuela en 1795 y toma el nombre de Sôri, concentrándose en la realización del surimono, estampas lujosas, a menudo espolvoreadas con polvo de oro y plata, que eran pedidos particulares que se encargaban para celebrar diversos acontecimientos y que no estaban destinados a la venta. En 1798, realiza un nuevo cambio de nombre a Hokusai Tokimasa y continúa con su producción de surimono, dominio en el que destacará especialmente, y que le ha granjeado gran parte de su reconocimiento internacional. A partir de 1804 se consagra a la producción de ilustraciones de poemas y pinturas. Vuelve a cambiar su nombre por el de Gakyô Rôjin Manzi, con el que utilizó el ideograma manzi, símbolo de la longevidad, y después recibe el de Katsushika Hokusai. En este periodo comenzó la realización de estampas lúdicas, omocha-e. Desde 1810 hasta 1820, trabaja bajo el seudónimo de Taito y emprende obras de un género nuevo. Este periodo está

Shimotsuke Kurokamiyama Kirifuri no taki (Cascada de la bruma cayendo en el monte Kurokami), 1832. Extracto del Viaje a lo largo de las cascadas de las diferentes provincias. marcado por la publicación en 1814 de su primer carnet de Manga y de numerosos manuales de pintura. En 1820, a la edad de 60 años, escoge el nombre de Iitsu y se consagra a lo esencial de su tiempo con la creación

de estampas de todos los géneros: estampas de paisajes, guerreros, flores, pájaros, etc. En esta época, a principios de los años 1830 realiza su obra maestra, Las Treinta y seis Vistas del Monte Fuji, además de su icónica serie Viaje a lo largo de las cascadas de las diferentes provincias. En la última parte de su vida, entre 1834 y 1849, se bautiza como Gakyô Rôjin Manji, Manji el viejo loco del diseño y produce su archiconocida serie de las Cien Vistas de Edo. Es entonces cuando comienza a trabajar en pinturas que describen el mundo animal o vegetal además de temas religiosos, como si preparase su viaje al más allá. El japonismo, el movimiento que invadió Europa y Estados Unidos, ¿habría visto la luz si el grabador Félix Bracquemond, los hermanos Goncourt y otros artistas e intelectuales no hubieran descubierto y apreciado muy pronto el Manga de Hokusai ? ¿Es exagerado afirmar que gracias a su genialidad el gran artista japonés ha cambiado la cara de la historia del arte? Ya era hora de que fuera construido un museo en homenaje al hombre que está considerado como uno de los artistas, si no el más grande de Japón. B. K.-R.

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Sumida Hokusai Museum

U N INGENIOSO ARTISTA DE MÚLTIPLES NOMBRES


ZOOM CULTURA HÉROE

¡Feliz cumpleaños Ultraman!

Creado por Tsuburaya Pro, Ultraman rememora el Japón que nos provoca hoy día una gran nostalgia.

E

Tsuburaya Pro

n un momento en el que los héroes hollywoodienses invaden masivamente nuestras pantallas hasta tal punto que algunos libran entre ellos una lucha fratricida, Japón se prepara para celebrar el 50 aniversario de su primer súper héroe: Ultraman. A pesar de su edad, es todavía muy popular entre los japoneses. Es quizás el personaje que mejor encarna los valores en los que muchas generaciones se reconocen. A diferencia de Superman, creado en los años 30 para defender “la verdad, la

justicia y el modo de vida americano”, Ultraman no fue creado por el deseo de imponer una visión japonesa del mundo. Ultraman no tiene sentimientos humanos como lo puede tener Superman. No para los trenes que pierden el control, no evita que los edificios se derrumben y no defiende a una joven mujer amenazada por los malvados. Él está solo ahí para luchar contra los monstruos, y la mayor parte de las veces lo hace con las manos, pese a disponer de un rayo. Ultraman tampoco habla. Su vocabulario se resume a la expresión “¡Shwatch!” que pronuncia cuando se marcha tras haber neutralizado al monstruo que amenazaba el planeta. No manifiesta ninguna emoción ya que su rostro, mitad pez, mitad insecto,

TSUBUrAYA Eiji, el gran maestro de los efectos especiales, en el rodaje del episodio 2 con el horrible Baltan. 20 ZOOM JAPÓN Número 1 Enero - Mayo 2017

no permite detectar ninguna expresión de dolor, pena o alegría. Recibe los golpes como los reparte, sin muestras de dolor. Esta ausencia de humanidad no ha impedido que los japoneses hayan caído rendidos al encanto de este personaje de alrededor de 40 metros y con un peso de unas 40 000 toneladas. Ningún otro héroe ha conocido nunca tanta gloria entre el público. ¿Qué ha podido atraer tanto a los japoneses como para identificarse de tal manera con este héroe rojo y plateado? Merece la pena preguntárselo ya que 50 años después de su aparición en la pequeña pantalla, Ultraman continúa siendo una referencia para muchos de nosotros. Todo comenzó el 17 de julio de 1966 en la cadena TBS, donde se difundió el primer episodio a las 19 horas. El programa, destinado al público joven y a las familias, consiguió movilizar a los japoneses delante de sus televisores con una audiencia media de 36.7% para el total de los 39 episodios. La mejor audiencia se registró en el episodio 37 (42,8 %) y la peor en el episodio 5 (29 %). Cifras espectaculares más aun teniendo en cuenta que la audiencia media en Japón sobrepasa apenas el 20%. Ninguna otra serie ha conseguido jamás algo semejante, lo que ha convertido a Ultraman en un modelo de referencia sin igual. Este éxito se debió a la creatividad de un equipo reunido en torno a Tsuburaya Eiji, el padre de los efectos especiales en Japón, cuya notoriedad había aumentado como la espuma después del éxito en el cine del primer Godzilla en 1954. Bajo contrato con la Toho hasta 1963, Tsuburaya Eiji funda Tsuburaya Pro, una sociedad que trabajará al servicio de la televisión, la cual tiene cada vez más importancia en el día a día de los japoneses. Colaborará sobre todo con la TBS para la cual producirá Ultra Q, una serie de 28 episodios en la que aparecen los monstruos más malvados. De alguna manera ha sido un golpe de suerte para el cine que tenía el monopolio de estos gigantes y la confirmación de la enorme influencia de la televisión en el archipiélago. TBS, que había conquistado una gran audiencia con una campaña de promoción orquestada con la sociedad farmacéutica Takeda, se frota las manos: no quiere quedarse sin la gallina de los huevos de oro. La cadena pide entonces a Tsuburaya Pro una nueva serie para sustituir a Ultra Q. A diferencia de este último, que se caracterizaba por sus combates entre monstruos delante de científicos desvalidos, el nuevo proyecto debía poner en relieve la importancia de los miembros de la Agencia de Investigación Científica (AIS), organización internacional creada para proteger la tierra de las catástrofes, cuya sede estaba en París y que disponía de un equipo de refuerzo en Japón. Una manera de mostrar a los japoneses que su país no era un paria en el mundo tal como lo había sido después de la Segunda


Tsuburaya Pro

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Ultraman se enfrenta a Gomora en los episodios 26 y 27 cuando el monstruo decide tomar el castillo de Osaka.

Guerra Mundial. Japón fue admitido en las Naciones Unidas en 1956 y Tokio organizó los Juegos Olímpicos en 1964, unos meses más tarde de su adhesión a la OCDE. Este es un punto particularmente importante ya que la emisión se dirigía a los más jóvenes y era fundamental hacerles comprender que su país, siendo ya un miembro de pleno derecho de la comunidad internacional, tenía también una importancia excepcional a acoger un grupo especial de la AIS. Quizás se debió al hecho de que Japón hubiera sufrido en la última década varias catástrofes medioambientales como la de Minamata. Nunca se dió una explicación pero lo cierto es que los 5 miembros de la AIS (Muramatsu, Arashi, Ide, Takako y Hayata) tuvieron más trabajo en el archipiélago que en cualquier otra parte del mundo. Su destino cambia radicalmente el día en que el gentil Ultraman, que ha viajado tres millones de años luz para ayudar a los habitantes de la tierra a luchar contra los humanos, choca contra Hayata. En vez de dejarlo morir, Ultraman se fusiona con él. Hayata vuelve a la vida mientras que el extraterrestre se recluye a su crisálida, dispuesto a intervenir cuando la tierra esté en peligro. Una solución práctica ya que Ultraman no puede sobrevivir más de tres minutos en la atmósfera terrestre. Esto explica por qué tiene un accesorio luminoso de color azul en el pecho que se vuelve de color rojo y parpadea cuando se acerca al límite de

tiempo. Hayata se transforma en Ultraman una vez activa la Capsula Beta en su posesión. La pregunta es si el Ultraman bueno conseguirá derrotar al monstruo de turno que ha decidido sembrar la destrucción en la tierra. La mayor parte de las veces lo logrará, pero también ocurre que el súper héroe fracasa y el villano se escapa. La idea no es mostrar que la victoria se consigue por la simple destrucción del enemigo, suprimiéndole, sino que ésta solo podrá ser obtenida únicamente si se vence en combate a pesar de la adversidad. Además, los miembros de la AIS no son militare, son científicos y su rol no es hacer la guerra, sino impedir que lo peor se produzca. En este sentido, se parecen mucho a las fuerzas de autodefensa creadas con el objetivo de proteger Japón y no llevar a cabo operaciones de guerra. De tal manera, Ultraman se inscribe perfectamente en el espíritu que moviliza a los japoneses de la época. Veinte años después de la Segunda Guerra Mundial, era importante preservar cierta idea de pacifismo. Y Ultraman parece encarnarla a su manera. “Venido del país de la luz para preservar la paz, he aquí nuestro Ultraman”, dice la canción que millones de niños han aprendido de memoria y cantado a voz en grito en los recreos. Además, la serie no está desprovista de cierto humor y moral. Se defiende también el sentido del esfuerzo, la amistad y la solidaridad, tres elementos claves que se convertirán en

el leitmotiv de la revista Shonen Jump que el editor Shueisha lanzará con éxito dos años más tarde. El éxito de Ultraman está ligado igualmente a la estrategia de comunicación que la cadena TBS ha puesto en marcha para acompañar el lanzamiento de la serie. En concreto, se apoyará sobre el semanal Shonen Magazine, en el cual serán publicados los dossiers detallados de la serie con el objetivo de alimentar la imaginación de los lectores y darles información suplementaria para que comprendan la mecánica. Estaba previsto difundir el primer episodio el 17 de julio de 1966, pero la dirección de la cadena decidió adelantar una semana su programación después de anular la difusión de la última historia de Ultra Q por la falta de monstruos en el escenario. Pero Tsuburaya Pro no estaba listo. Para arreglar este cambio de último minuto, la TBS programó en urgencia una emisión destinada a preparar a los espectadores para la llegada del súper héroe a la semana siguiente. A pesar de ser un arreglo de último minuto, el programa cumplió perfectamente su objetivo y permitió al nuevo personaje tener un ruidoso debut dentro del paisaje televisivo japonés. Llegar a captar la atención de más de 40 millones de personas es evidentemente una hazaña digna de alguien fuera de lo común. El crédito no solo es para Ultraman porque su presencia depende de los famosos monstruos,

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Tsuburaya Pro

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Ultraman se enfrenta a King Joe en el puerto de Kobe en los episodios 14 y 15 del Ultra Seven (1967-1968).

que son marca de la casa Tsuburaya Pro. Los productores darán rienda suelta a su imaginación para crear temibles adversarios entre lo cuales se encuentra Baltan, Gomora, Mefilas, Antlar, Jamira, Red King o incluso Zaragas. En cada episodio aparece alguno más. Algunos recuerdan a Godzilla, otros a King Kong, pero la mayor parte son criaturas híbridas e esperpénticas. Poner en peligro a la población y querer destruir los símbolos de Japón son el único punto en común de todas ellas. Estos monstruos son temibles como podrían ser en la época los enemigos reales del país. A finales de los años 60, la Unión Soviética y China Popular son considerados sus principales adversarios ya que encarnan el comunismo frente al que el archipiélago servía de escudo. Recordemos que el buen extraterrestre se oculta en el envoltorio humano de Hataya. En el episodio 33, Mefilas, que se cruza en el camino de este último, le pregunta : “¿Eres un extraterrestre o un buen hombre?”. A lo que le responde: “Los dos”. Es interesante poner de relieve que en la época la alianza militar entre Estados Unidos no estaba bien vista por una parte de la población, en particular los estudiantes. Estos últimos no constituyen el público objetivo de la serie que es, sobre todo, seguida por los más jóvenes. Son estos mismos, los que 50 años después, no se oponen a la reinterpretación constitucional lanzada por el gobierno Abe que esgrime la pro-

tección del país contras las amenazas externas, sobre todo de China y Corea del Norte, sin olvidar Rusia, que continúa siendo un enemigo potencial. Se demuestra, sin embargo, que los malos son a veces muy correosos y capaces de poner en peligro la supervivencia de Ultraman. Es el caso de Zetton, el dinosaurio del espacio, que rompe el descontador de tiempo sobre el pecho del súper héroe en el último episodio, obligándole así a volver a su planeta. ¿Una forma sutil de decir “USA Go Home”? Difícil de afirmar incluso si el responsable de escenarios, Kinjo Tetsuo, uno de los pilares de Tsuburaya Pro, no tenía mucho aprecio por los Estados Unidos e incluso albergaba cierto resentimiento respecto a la metrópolis. Originario de Okinawa, sufrió mucho la guerra y sus consecuencias, lo que le habría llevado a expresar a través de los diferentes personajes una parte de sus propios sentimientos. Esta interpretación ha sido siempre esgrimida incluso si varios de sus colegas han indicado que Kinjo Tetsuo jamás ha evocado este periodo en sus conversaciones privadas. Sea quién sea Ultraman no cabe duda de que es un personaje ineludible de la cultura contemporánea japonesa. Se podría explicar por los numerosos avatares a los cuales ha dado lugar, pero los Ultraman Seven, sucesores de Ultraman, y los Ultraman A, jamás han conseguido estar a la altura

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de la primera serie. Debemos quizás buscar la notalgia que se ha apoderado de los japoneses después de una quincena de años en el ámbito de los años 60. La crisis económica y social a la que han debido enfrentarse les incita a mirar este decenio con añoranza incluso si la vida en aquella época tampoco era demasiado fácil. A pesar de las dificultades, existía la esperanza de que vendrían días mejores así como un sentido de la solidaridad que es menos evidente en nuestros días. De alguna manera, Ultraman encarna todos esos elementos. Se comprende, por tanto, que 50 años después de su aparición el personaje ocupe aún un lugar tan relevante dentro del imaginario de los japoneses. Es suficiente evocar el tema para que se desencadenen profundas conversaciones, sobre todo entre los miembros de aquella generación, la cual está actualmente en proceso de jubilarse en un contexto mucho menos entusiasta. Los jóvenes son quizás menos sensibles a Ultraman, pero comparten con los mayores su deseo de un mundo mejor y sobre todo de un protector capaz de sacrificarse para protegerlos. Las catástrofes se suceden y Ultraman, ¡no estás ahí para impedirlas! El AIS también se echa de menos, los científicos ya no tienen la misma popularidad que antes. Seguramente la gente tendrá ganas de cantar: “Venido del país de la luz para asegurar la paz, he aquí nuestro Ultraman”. ODAIRA NAMIHEI



ZOOM COCINA DEGUSTACIÓN

El placer del buen arroz

Japón cuenta con más de 300 variedades de arroz

Elegir el arroz en Japón es tan importante como escoger el jamón en España. Los criterios para seleccionarlo son numerosos.

C

omo se suele decir, el arroz constituye el alimento base de los japoneses. Por eso aquellos que se ocupan de cocinar en la familia deben poner mucha atención a la hora de escoger este ingrediente. El arroz es efectivamente un elemento obligatorio para acompañar la mayor parte de los platos que preparamos. En mi casa, mi familia está compuesta por mi marido, por mí y nuestros tres hijos (20 años, 18 años y 11 años) de los cuales dos comen cada vez menos en casa. Nuestro consumo cotidiano de arroz es actualmente de 3 a 4 go por día, es decir unos 600 g. Por mes, esto representa 15 kilos de arroz que hasta ahora compraba en el supermercado. Pero este otoño, por mediación de un amigo, compré por primera vez directamente a un productor de la región de Hiroshima. El arroz japonés cuenta aproximadamente con 300 variedades diferentes y su número no cesa de aumentar debido a los progresos realizados en el ámbito de la investigación agrícola. Los más conocidos son el Koshihikari que apareció

en 1956, el Akita komachi comercializado a partir de 1984 y el Hitomebore que llegó al mercado en 1991. Existen también “marcas” en las que el nombre está formado por una variedad de arroz y una región como el Uonuma san Koshihikari [Koshihikari recolectado en Uonuma] que es considerado como un arroz de alta gama. Cuesta de media 1 600 yens (15 euros) el kilo. Existen diversas formas de seleccionar el arroz. Por ejemplo, en función de la región de producción. El sabor del arroz de Niigata y de Yamagata son reconocidos y casi garantizados. Pero nada nos impide probar el arroz de otras regiones. Os recuerdo que Japón esta formado por ¡47 departamentos! Se puede escoger también en función de su adherencia a la cocción, pegajoso, menos pegajoso, muy pegajoso o incluso blando casi como un arroz pringoso. El productor de Hiroshima, donde yo decidí proveerme, comercializa tres variedades diferentes: el famoso Koshihikari, el Akimaron y el Akisakari; decidí pedir este último porque no lo había probado. Hice un pedido de un total de 180 kilos, es decir, lo equivalente al consumo de un año para mi familia. Recibí la primera parte, 30 kilos, a mitad de octubre.

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Abrí la caja y descubrí que eran granos castaños. Cosa rara hoy en día. En el momento que comencé a prepararlo, mi marido exclamó: “Pero si es arroz integral”. ¡En ese momento recordé que se suele mantener la cáscara para conservar mejor el arroz! Al cabo de una semana me acordé que existían en nuestra ciudad estaciones destinadas a pulir el arroz integral. Fui con 10 kilos de arroz. Fue muy fácil. Introduje las monedas en la máquina antes de echar el arroz y seleccionar el nivel de pulido. ¡La operación duró unos 4, a lo sumo 5 minutos! Recuperé las cáscaras transformadas en un adobo que me serviría para marinar las verduras (nukazuke). El arroz Akisakari tiene un sabor ligeramente dulce, es delicioso. Nos ha salido a 6 500 yens 30 kilos, es decir, 8 veces menos que el arroz de una gran marca. ¡No me arrepiento en absoluto de mi elección! Elegir el arroz que se va a consumir puede no ser simple, pero es un proceso muy interesante. Pensadlo cuando tengáis que comprar vuestro arroz japonés, ya sea el arroz blanco precocido (instantáneo) o los onigiri (bolas de arroz) que se encuentran en las tiendas de comestibles japonesas o asiáticas. MAEDA Haruyo



ZOOM COCINA L A RECETA DE HARUYO SAKE NO CHIRASHIZUSHI (Chirashi con salmón)

INGREDIENTES (PARA 2 PERSONAS) 400 g de arroz natural cocido 1 rodaja de salmón (aproximadamente 150 g) 1 ramillete de cebollino 2 huevos 1 cuchara de café de fécula 1 cuchara sopera de sésamo blanco tostado Q.S. Nori en láminas Aliño 25 ml de vinagre de arroz o de sidra 1 cuchara sopera de azúcar ½ cuchara de café de sal

PREPARACIÓN

SUGERENCIA

1 - Hacer el salmón en la parrilla o en una sartén. 2 - Desmigajar el salmón cocido. 3 - Batir los huevos y después añadir la fécula mezclada con una cucharada de café de agua. Calentar la sartén y embadurnarla con aceite. Hacerlo como si fuera un crepe. 4 - Laminar los huevos cocidos. 5 - Templar el vinagre, el azúcar y la sal y añadir el arroz caliente. Mezclar bien. 6 - Sobre el arroz condimentado, incorporar el salmón desmigajado, el sésamo y el cebollino. 7 - Mezclar todo muy bien. 8 - Servir con los huevos cortados en láminas y el nori.

El salmón fresco puede ser reemplazado por salmón en lata. En ese caso, hay que escurrirlo bien.

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“La vista más bella de Japón”. Es en estos términos que un emisario coreano evocó el paisaje que aparecía tras la ventana de Taichoro.

FLECHAZO

Un tesoro llamado Tomo

La prefectura de Hiroshima esconde lugares excepcionales. Entre ellos, el encantador Puerto de Tomo-no-ura.

S

entado, con las piernas cruzadas sobre un cojín en la sala de recepción, Taichoro, el sacerdote del templo de Fukuzen-ji, explica la importancia de la increíble vista que se despliega tras la ventana. Flotando sobre un mar de color zafiro, se divisan las pequeñas islas de Sensui y Benten. En esta última, una pagoda de color naranja surge en la mitad de los oscuros pinos, como una llama, mientras que un pequeño torii en la costa indica que se trata de un lugar sagrado. En 1711, el enviado coreano I Pan-on la describió como «la vista más bella de Japón.» Pero, continua el sacerdote, no se trata solamente de una hermosa vista. A través de los siglos, este lugar ha servido igualmente de calendario cósmico. « La posición de las estrellas y los planetas en relación a estas islas permitía determinar el momento idóneo para celebrar el solsticio, el equinoccio, la luna de octubre y el Año Nuevo », cuenta. En ese momento saca una caja llena de antiguas reliquias: diales (medidores) solares, farolillos, pergaminos. Una serie de recuerdos que aglutinan varios siglos. Cada objeto posee su propia historia y el sacerdote parece estar listo para contarlas. Pero el guía se inclina, su cabeza toca prácticamente el tatami y se

disculpa diciendo que su pequeño grupo, de una veintena de personas, está ya retrasado y deben darse prisa para acometer la próxima etapa de su viaje. El sacerdote le lanza una mirada de interrogación y a continuación se encoge de hombros con buen humor. Tiene un ligero toque de Dalai Lama. ¿Tiempo? ¿Darse prisa? Son conceptos totalmente ajenos a su universo. En el exterior, el sol cegador de la mañana brilla sobre las aguas de la bahía de Tomo-no-ura. Tomo es una encantadora aldea de pescadores en la punta de la península de Numakuma, a 14 km al sur de Fukuyama, en la prefectura de Hiroshima. Taichoro es un monumento histórico nacional, edificado en 1690 como anexo al templo Fukuzen-ji. Era utilizado como casa de huéspedes para recibir a los emisarios de visita. La historia del calendario celeste no es más que un ejemplo de las millares de fantásticas historias que encierra la ciudad. Ubicada en el corazón de una bahía en mitad de media luna que

PARA LLEGAR EN AVIÓN: Los vuelos entre Tokio e Hiroshima (1h15) son numerosos. En el aeropuerto, coged la Limousine Bus hasta la estación de Fukuyama (1h), después un autobús Tomotetsu hasta Tomo-no-ura (30 min). EN TREN: El shinkansen hasta Fukuyama (3h40) y después un autobús Tomotetsu hasta Tomono-ura (30 min).

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domina el parque nacional del mar Interior, Tomo ha sido una fuente constante de inspiración de poetas y artistas durante siglos. Mil años antes de la visita de I Pan-on, el Manyoshu (compilación de poemas del siglo VIII) dedicaba ocho poemas a Tomo incluyendo el de Otomo Tabito: “Cada vez que diviso el enebro en la playa rocosa de Tomo-no-ura, me acuerdo de mi esposa que solía venir conmigo a admirar este árbol. ¿Como podría olvidarlo? » En 1929, el paisaje de Tomo inspiró al maestro de koto, el ciego Miyagi Michio (1894-1956), para componer su célebre fragmento Haru no Umi (Mar de primavera). Miyazaki Hayao lo escogió en 2008 como escenario de su película de animación Ponyo en el acantilado después de pasar dos meses en una casa con vistas sobre el puerto. Más recientemente, en Septiembre de 2012, el realizador americano James Mangold, en compañía del actor Hugh Jackman y su equipo llegaron a la ciudad para rodar algunas escenas de la película Wolverine. El cineasta eligió Tomo entre más de cincuenta aldeas japonesas, ya que le recordaba al viejo Japón que había descubierto a través de las películas de Ozu Yasujiro. En cuanto a Hugh Jackman, acostumbraba a pescar en la bahía de Tomo y twiteó fotos de él delante del emblemático Joyato, el faro en piedra que se remonta al siglo XVII; 1300 años después del poema de Otomo, la vista intemporal de esta población


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El puerto.

Tomo-no-ura debe su prosperidad a una localización ideal. Enero - Mayo 2017 Número 1 ZOOM JAPÓN 29


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Joyato, uno de los tesoros de la ciudad portuaria.

continúa fascinando a casi todo el mundo. En 1983, este inestimable tesoro fue puesto en peligro por las autoridades locales que querían construir un puerto de 180 metros enfrente de la antigua zona portuaria, un vertedero de 4,6 hectáreas y un gran parking, lo que habría desfigurado completamente este fabuloso paisaje. A pesar de la vehemente oposición de sus habitantes, Tomo parecía condenada a perder su icono más relevante. Su suerte atrajo la atención de más de 45 organismos de preservación nacional e internacional, entre las cuales se encontraba el World Monument Fund (WMF) y el Consejo Internacional de los Monumentos y Sitios (ICOMOS). El WMF ayudó a restaurar una de las

antiguas casas de comerciantes de Tomo, gracias a la ayuda financiera de American Express. La casa se convirtió en un centro de información y casa de huéspedes. En abril de 2007, unos 160 residentes presentaron una demanda en el tribunal de Hiroshima para impedir al gobernador de la prefectura expedir un permiso de construcción. Esto no impidió a las autoridades locales proceder, un año más tarde, a una demanda de autorización para comenzar las obras. Hubo que esperar hasta octubre de 2009 para que el tribunal se pronunciara en una sentencia histórica, la cual bloqueaba el proyecto y reconocía el derecho de los habitantes a proteger su paisaje urbanístico.

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Las autoridades locales decidieron, no obstante, recurrir la sentencia. Felizmente, en junio de 2012, después de tres decenios de intensos debates el nuevo gobernador Yuzaki Hidehiko decidió enterrar el proyecto del puerto y se comprometió a preservar la zona portuaria. Una victoria histórica suficientemente importante para ser celebrada. “Es un gran paso hacia adelante y en definitiva una buena cosa para el futuro de Japón y no solamente para Tomono-ura”, se felicita Miyazaki Hayao. ¿Qué pudo inspirar una resistencia tan tenaz? En realidad, Tomo tiene mucho más que ofrecer que una magnífica vista. Es en primer lugar el único puerto japonés de la era Edo (1603-1867), con cerca de 80 edificios que datan de esta época. Pero su importancia histórica va mucho más lejos. Las corrientes que vienen del este y del oeste se reencuentran aquí. En tiempos antiguos los navíos esperaban aquí a que la marea cediera, lo que valió a esta ciudad portuaria el sobrenombre de machi shio no minato (el puerto donde se esperan las mareas). Otros barcos venían a buscar refugio en esta bahía, mientras la tempestad pasaba. Durante la era de Edo, esta población ha conocido la prosperidad gracias al comercio con Asia continental. Se decía que su tiendas eran tan frecuentadas que permanecían abiertas día y noche, y los emisarios de Corea y los Países Bajos alababan su belleza. Se dice también que el poeta y erudito Rai Sanyo (1780-1832) trabajó en su importante Nihon Gaishi (Historia de Japón) en Tomo-noura, y que Sakamoto Ryoma, el famoso dirigente de movimiento favorable al shogunat de los Tokugawa, se habría ocultado aquí después del naufragio de su navío el Irohamaru, en 1867. Los restos del mismo solo fueron hallados 100 años más tarde. Hoy están expuestos en el museo Irohamaru, situado al lado del faro de Joyato. Esta rica herencia impregna su laberinto de calles estrellas, sus viejos templos y sus callejuelas fustigadas por el viento, donde cada edificio es un tesoro nacional. Se puede sentir la madera vieja de las casas de los mercaderes. Al igual que la residencia Ota, una antigua brasería de hômeishu (un vino de arroz a base de dieciséis plantas, la especialidad local). Ésta no es solamente célebre porque sus primeros propietarios obtuvieron los derechos exclusivos para producirla sino también porque Sanetomi Sanjo y seis nobles de la corte en ruta por Choshu (hoy Yamaguchi) fueron arrestados aquí durante el levantamiento militar pro emperador el 30 de septiembre de 1863. Existe también la leyenda del puente de los suspiros de los Romeo y Julieta locales. Durante el reino del legendario emperador Ojin Tenno (270-310), dos amantes se encontraban en secreto todas las noches al pie del puente. El hombre se llamaba Watari Takenouchi-no-Omi y se encargaba de recibir a los emisarios de Corea. La mujer era una camarera de nombre Enoura. El rumor se extendió por toda la



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representaciones de Ebisu y Daikoku, dos de las siete divinidades de la felicidad.

Pero Tomo no es una simple ciudad museo, su puerto todavía funciona y es suficiente con levantar la cabeza para divisar las rejas sobre los que se secan al sol el pescado y el pulpo. Sus calles tranquilas acogen aun algunas tiendas antiguas

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ciudad y repentinamente los dos amantes desaparecieron misteriosamente por el mar. Hoy, el puente se asemeja a un modesto montículo en medio de la carretera. Pero, ¿quién puede resistirse a una historia tan romántica llena de misterios?

La famosa tienda de Ken-chan donde el actor americano Hugh Jackman probó las sardinas secas. 32 ZOOM JAPÓN Número 1 Enero - Mayo 2017

donde se pueden encontrar kimonos, papel o farolillos. Algunos artesanos elaboran todavía el hômeishu, del que se dice ayuda a combatir la fatiga y favorece la longevidad. Nuevos suvenir suceden a los antiguos. Los visitantes pueden ahora seguir la “ruta Wolverine” gracias a la cual descubrirán la tienda ineludible de Ken-chan donde el actor Hugh Jackman degustaba las sardinas secas, o incluso el túnel que aparecía en Ponyo en el acantilado. Un lugar que Fukushima Rila, otra de las actrices protagonistas de Wolverine, ha hecho famoso gracias a un selfie que se hizo y posteriormente difundió en Twitter. Tomo tiene también una conexión con el grupo AKB48 ya que uno de sus miembros, Iwasa Misaki, cosechó un gran éxito en 2014 con la canción Tomo-no-ura Bojo. En el video clip, encontramos todos los lugares icónicos que han hecho célebre a Tomo, incluyendo la famosa vista desde Taichoro. Es un verdadero privilegio poder contemplar todavía este escenario intemporal salvado de ser desfigurado a causa de un puente. Después de todo, no todos los días podemos admirar “la vista más bella de Japón”. STEVE JOHN POWELL & ANGELES MARIN CABELLO





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Durante tres días, bajo un calor sofocante, los jinetes viajan en el tiempo y entretienen al público recreando un universo ya desaparecido.

HISTORIA

Espíritu samurai, ¿estás ahí?

Así como en el Palio de Parma, en el Nomaoi de Soma, los caballeros defienden con orgullo su región.

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l día empieza en el santuario de Nakamura. Kazuhiko Ito se afana en el establo donde prepara su caballo para la carrera anual de Nomaoi. Pompones de terciopelo, monturas de cuero negro y oro, estribos en laca negra, nada es demasiado para esta fiesta que celebra mil años de historia del clan Soma, en la ciudad del mismo nombre, en la prefectura de Fukushima. Los orígenes del Nomaoi, cuyo significado literal es «persecución de caballos salvajes», se remontan a la era Sengoku cuando los samuráis se entrenaban secretamente capturando hordas de caballos salvajes para a continuación ofrecérselos a los dioses shinto. “¡Si habéis visto Último Samurái sabréis que estos hombres pertenecen al clan Soma!” dice conn orgullo Kazuhiko acariciando la grupa de su caballo. Nativo de la ciudad portuaria de Soma, a sus 31 años participa por primera vez en la gran carrera de Shinki Sodatsusen. Un acontecimiento para el cual se prepara desde que tenía 10 años. A lo lejos, se oye el canto de las cigalas elevándose al ritmo del sol. Pronto el calor será sofocante. Por encuanto, el santuario es todavía un remanso de paz donde los caballeros pueden entrar en sintonía con sus monturas lejos

de la multitud. “Hemos rogado a los dioses del santuario que devuelvan a esta fiesta todo su esplendor y que Soma se reconstruya rápidamente”, explica Makoto Takahashi, que se ocupa de la organización del Nomaoi en Minami-Soma, la población vecina. La triple catástrofe ocurrida el 11 de marzo de 2011 ha dejado huellas indelebles en esta región costera que vivía de la pesca. El accidente nuclear de la central de Fukushima Dai-ichi, a 20 km del lugar, ha provocado el éxodo de 160 000 habitantes procedentes de varias aldeas vecinas, ya que ese territorio ha sido designado como zona prohibida. Muchos se han refugiado en Soma y Minami-Soma y viven todavía en alojamientos provisionales. Pero incluso en el año 2011, el Nomaoi no faltó a su cita anual. La fiesta, que comienza la víspera con una procesión de caballeros en la ciudad de Soma, atrae centenas de personas desde primeras horas de la mañana. A continuación, la multitud que se ha ido congregando, se dirige hacia el santuario de Ota en Minami-Soma para la salida de otra procesión. Alrededor, los santuarios de Nakamura, Ota et Odaka, el Nomaoi reconstruyen cronológicamente, durante 3 días, los rituales guerreros de los samuráis. En un fabuloso escenario de arrozales rodeados de montañas, el cortejo avanza solemnemente al ritmo de los tambores y las caracolas, réplica perfecta de una pintura de la Edad

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Media. Detrás del comandante en jefe, los sacerdotes, los porteadores de palanquines, los palafreneros, los guerreros, y también niños ataviados como príncipes, todos desfilan en un ambiente a la vez majestuoso y tranquilo. Los caballeros desde lo alto de sus nobles caballos no dudan en saludar y sonreír a los espectadores reunidos a lo largo de los arrozales, abanicándose enérgicamente mientras maldicen el calor. Como todas las matsuris -las fiestas tradicionales japonesas-, la Nomaoi es un momento de encuentro anual entre familia y amigos. Para algunos, es la ocasión de dar rienda suelta a su pasión por los équidos. “He venido de la ciudad de Fukushima, soy una apasionada de la equitación y participo en mi primer Nomaoi este año” nos confía emocionada Marumatsu Fumie, una joven mujer encargada de llevar al paso a los caballeros. Ciertos caballos relinchan y se revuelven furiosos debido a la multitud y el paso lento de la procesión. Los Jadis, los caballos de Soma tenían una gran reputación en todo Japón, pero han sido reemplazados por una raza más fuerte y sobre todo más grande. “Hemos tenido que adaptar nuestros caballos a la talla de los japoneses de hoy. Nuestros ancestros no median más de ¡1.60 m!” indica Kazuhiko. Ha comprado su caballo hace seis meses, justo a tiempo para participar en el evento. “El Nomaoi es una fiesta diferente. Incluso si se desea parti-


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ito Kazuhiko se toma muy a pecho su participación en el Nomaoi a raíz de que su madre descubriera que su familia había tenido ancestros samuráis.

cipar no siempre se puede, hace falta encontrar un buen caballo y no es como un coche, no es suficiente con tener el dinero”, nos cuenta. Infelizmente, según llega al hipódromo de Hibarigahara donde debe celebrarse la primera carrera del Nomaoi, Kazuhiko cae violentamente del caballo. Ambulancia, hospital, la herida no es grave, pero el médico decide mantenerlo en observación. Entramos sin él al Mihosushi, el restaurante que tienen sus padres en Soma, un verdadero museo en miniatura del Nomaoi. Sonriente, Ichiko, la mamá, nos sirve sobre el gran tatami platos de tempuras y sashimis mientras esperamos el regreso de su hijo.”Hace algunos años, comencé a hacer algunas investigaciones sobre el origen de mis ancestros y descubrí que eran samuráis. Por eso Kazuhiko ha decidido participar en el Nomaoi. Es necesario llevar el blasón de una familia de samuráis para poder ser admitido”, explica mostrando en el armario de los Ito, una flor de genciana, ocupando el lugar de honor encima de decenas de botellas de sake traídas por sus allegados. Finalmente, Kazuhiko, vuelve, acompañado de sus dos fieles amigos. De humor un poco sombrío después de la caída, come algo antes de subir a su apartamento para descansar, y anuncia que par-

ticipará como previsto en la Gran carrera del día siguiente, la familia no hace comentarios. Kazuhiko se entrena después de seis meses, saliendo a media noche después del trabajo para correr con su caballo. El restaurante, que les sirve también de casa, ha sido medio destruido por el seísmo, la cuñada es originaria de Namie -a 3 km de la central accidentada que es ahora un refugio nucleary el amigo de la familia Tadano Akio, trabajador en la central, ha perdido a su madre y su hermana durante el tsunami. Para los Ito, esta primera participación de su hijo en la carrera del Nomaoi, es una cuestión de perpetuar la tradición. Con unos 500 participantes anuales, esta fiesta, designada patrimonio inmaterial de la cultura popular japonesa, no cuenta más de un puñado de jóvenes jinetes, entre los

PARA LLEGAR EN TOKIO, hay que coger la línea del tren de alta velocidad Tôhoku shinkansen hasta Sendai. Hay que contar aproximadamente 2 horas. Después cambiar a la línea Jôban hasta Haranomachi, que se encuentra a unos 100 km al sur. Un mini-bus gratuito transporta a los visitantes hasta el lugar donde se celebra el festival.

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cuales se encuentra Kazuhiko. Son las 10, bajo un calor abrasador, la familia Ito, reunida en un gran parking, intenta más mal que bien poner los 30 kg de la armadura sobre el fornido cuerpo de Kazuhiko. El equipamiento es impresionante: guantes, protecciones para las piernas, acorazados, túnica de malla, cuero, lana o seda, remendados con amor por su madre. “¡Hemos comprado todo en Kioto en un estado lamentable! ¡Algunas de estas armaduras databan de las guerras de Momoyama antes de la era Edo!” cuenta Ichiko ajustando un pañuelo alrededor de la frente de su hijo. “Las armaduras japonesas son diferentes de las de Occidente, éstas no cubren todo el cuerpo sino los puntos sensibles, el corazón, el cuello, los muslos. Porque el código de honor obligaba a un combate de frente, nunca por detrás”, añade Kazuhiko. Alrededor, otras familias proceden a realizar el mismo ritual, rodeando al hijo, al marido o al hermano que en este día representan a sus ancestros. “Todavía hay mucha gente que utiliza las armaduras de sus tatarabuelos si han tenido la suerte de conservarlas”, comenta Kazuhiko poniéndose su casco de pelo de jabalí adornado con cuernos. Finalmente, listo, se dirige con pesado caminar hacia la estación de



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La carrera tiene lugar bajo un calor sofocante para los jinetes y sus monturas.

servicio que se ha transformado en una caballeriza medieval, con caballos que deambulan cerca de las bombas de gasolina e hileras de guerreros sentados, el aire plácido, el sable -katana- ceñido a la cadera, esperando la salida de la procesión. Tres kilómetros hasta el hipódromo de Hibarigahara donde tendrá lugar la gran carrera. “¡Atención!, ¡retroceded!” vocean los altavoces ante el avance del cortejo. La ciudad es un gran atasco donde cada uno intenta llegar lo más rápidamente posible al estadio. Nosotros entramos con la familia Ito sobre la densa hierba del centro del hipódromo que sirve de back-stage: sentadas sobre la hierba, las familias terminan de almorzar, apretujadas como pueden dentro de una sombrilla, mientras los jinetes fuman un cigarro antes de la carrera. Alrededor, millares de personas protegidas con sombreros se acomodan en las gradas. “¡Hidrátense! ¡Hidrátense!” vocean los altavoces. Pronto la tribuna comienza a llamar con toda la marcialidad que puede tener la lengua japonesa a los primeros participantes de la carrera. Avanzando de dos en dos, los samuráis intentan retener como pueden a sus monturas hasta que se dé la salida. Mil metros a recorrer, una distancia muy larga considerando las tem-

peraturas caniculares de este mes de julio que rozan los 45 grados. Un caballo sufre un vértigo y cae a causa del calor , lo llevan a una roulotte que sirve de ambulancia. Una mujer le pone hielo en la frente mientras dos ancianos le hacen tragar a la fuerza puñados de sal. “¡Es para obligarle a beber! Los caballos pueden morir de insolación con este calor insoportable”, dice uno de ellos. Tradicionalmente, el festival tenía lugar el 25, 26 y 27 de mayo, pero se ha ido retrasando progresivamente hasta el fin de julio. “En otro tiempo, éramos todos paisanos y el festival seguía el calendario sintoísta para el trasplante del arroz. Hoy, los participantes son asalariados normales y se ha ido abandonado el aspecto sagrado del Nomaoi para convertirse en una fiesta que coincide con el verano”, explica un anciano. Cada año, muchos caballos mueren de calor, pero es cierto que inscrito dentro del calendario estival el Nomaoi atrae más turistas. Una ayuda económica nada desdeñable, afirma Takahashi Makoto. Este último nos recuerda que gracias a la autopista que une la ciudad de Iwaki a Soma, el Nomaoi puede recibir hasta 210 000 visitantes de todo Japón. La carrera llega a su fin. A lo lejos,

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sobre el césped, divisamos a Kazuhiko que gira sobre su caballo, como si pusiera el freno. No ha ganado la carrera pero queda la última prueba, la más importante: el Hatatori. Se trata de atrapar cuarenta estandartes en pleno vuelo. Con el ruido de fuegos artificiales, las banderas se lanzan una por una por los aires, seguidas por la mirada de unos cuarenta samuráis que se precipitan para atrapar alguno de los estandartes. De repente, ya no son samuráis solemnes y tranquilos, sino una horda de guerreros que gritan y se insultan, y no dudan en agarrarse con cada vuelo del estandarte. El último sonido de la caracola indica que la fiesta está a punto de terminar, Kazuhiko se tira sobre la muchedumbre y atrapa un estandarte in extremis. Emocionado, se acerca a la tribuna donde recibe las felicitaciones del jurado. Para él, lo que tiene en la mano es la recompensa más valiosa que se puede poseer. “Es el regalo más bonito que puedo hacer a mi mujer embarazada y a mis ancestros. Soy el más joven de mi estirpe en haber conseguido atrapar un estandarte”, dice estrechando contra sí el objeto del santuario de Nakamura, el objeto de su amada Soma. ALISSA DESCOTES-TOYOSAKI






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