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Camelina, la alternativa invernal que cierra por todos lados
by Aapresid
Por: Ing. María Eugenia Magnelli
De buen rinde y rentabilidad, camelina se convierte en la candidata ideal para diversificar rotaciones. Conversamos con José “Peco” Alonso de la Regional Aapresid Videla, sobre su experiencia con este cultivo que gana terreno en el país.
Cada vez son más los cultivos “no commodities” que se suman al menú de especies a considerar a la hora de plantear un esquema de rotación. Y la camelina (Camelina sativa L.) es una de ellas.
Características y potenciales usos
Camelina (Camelina sativa L.) es una especie que pertenece a la familia Brassicaceae. Es un cultivo de invierno de ciclo corto (85 a 120 días), bien adaptado a climas templados. Es resistente al frío y tolerante a la sequía, no obstante, se ve afectada por condiciones de calor excesivo durante el período de floración. El requerimiento hídrico óptimo es de 150 mm durante el período vegetativo y 140- 200 mm en la etapa reproductiva (floración, llenado de semillas). La humedad y las temperaturas frescas, especialmente durante el período de floración-madurez, favorecen el contenido de aceite y su calidad (Falasca et al.).
El consumo de aceite de camelina creció a nivel mundial debido a su aplicación en el desarrollo de biocombustibles y a sus excelentes propiedades para la nutrición humana o animal.
Su aceite contiene alrededor de un 40% de ácidos grasos, de los cuales solo un pequeño porcentaje están saturados. El bioqueroseno derivado de la camelina sativa, utilizado en la aviación, demostró una reducción del 84% en las emisiones de gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida, en comparación con el queroseno de petróleo. Tiene el potencial de convertirse en el combustible renovable preferido para la navegación aérea en el futuro (Falasca et al.).
Una experiencia concreta de su adopción
Para conocer las particularidades del cultivo de esta brassicaceae en nuestro país y las razones por las cuales las empresas agropecuarias se inclinan por camelina, entrevistamos a José “Peco” Alonso de la Regional Aapresid Videla.
“Peco” representa a una empresa que desarrolla la actividad en campos alquilados en el centro-norte de Santa Fe, concretamente en la zona de Videla. Allí el régimen de lluvias es de 1050 mm anuales, con un periodo libre de heladas importantes, desde el 10 de septiembre al 20 de mayo. Estas características climáticas permiten trabajar con doble cultivo permanente: invierno/verano (como por ejemplo trigos/sojas trigos maíz, crucíferas/soja) o inclusive verano/verano y mismo año (maíz/mung, girasol/soja, girasol/maíz de 3ra.). “Esta es la gran ventaja de la zona, nuestra empresa está en un sistema siempre verde desde 2008”, aseguró el socio de Aapresid.
Sobre las razones por las cuales comenzaron a sembrar camelina, Alonso contó: “En 2011 incluímos colza en reemplazo de trigo (momento en que el ejecutivo había cerrado la exportación), y desde ese año la superficie de cultivos de invierno se dividió en colza y trigo. La inclusión de camelina en la rotación vino a reemplazar a la colza, es un ciclo más corto (se sembró el 20 de junio y se cosechó el 22 de octubre), 2 meses menos que la colza”.
Al implantar un nuevo cultivo, muchas veces se presentan algunos desafíos, pero, según argumentó “Peco”, los años de experiencia en colza les jugó a favor, dado que la camelina es muy similar. “La clave acá es lograr implantar una semilla muy pequeña, del tamaño del trébol blanco, y apuntar a poblaciones cercanas a 270/300 plantas/m²”, aseguró.
De lleno en el manejo del cultivo, el socio de Aapresid explicó que camelina es antecesor de soja, con una proporción del 10% dentro de la rotación, las crucíferas por lo general ocupan el 17% del total del campo. Siembran cerca del 20 de junio con 12 kg/ ha de semilla peletizada para apuntar a 300 plantas emergidas, y lo realizan con una Semeato de siembra directa a 16,5 cm de distancia entre surcos. En cuanto a la nutrición del cultivo, fertilizan con 90 kg/ ha de fosfato diamónico en la siembra y 70 kg/ha de fertilizante líquido (nitrógeno y azufre) al mes de implantado. Respecto al manejo de malezas, plagas y enfermedades, comentó que, una vez cosechada la soja, aplican 2,4 D más glifosato, para controlar bowlesias y alguna rama negra en roseta. “Es invierno, y los lotes de soja salen muy limpios, se podría pensar inclusive en sembrar sin barbecho, como ya hicimos en colza. Plagas no observamos, mientras que en colza siempre teníamos isoca de las coles (Plutella), y no tuvimos problemas con enfermedades, tampoco en colza”, señaló.
La fecha de cosecha es el 22 de octubre y desecan 5 días antes para emparejar el cultivo. Respecto a este punto, comentó: “Esto es una ventaja del cultivo ya que resetea el lote; si se trabaja con la calidad adecuada, se llega perfectamente a las malezas presentes. Yo le llamo un doble golpe invertido, obviamente se le carga el costo a la camelina, pero ya arrancamos con un lote limpio para la soja. Esas plantas compiten perfectamente con las malezas logrando un lote muy limpio y el desecado le da la higiene total”.
Respecto al destino de los granos cosechados, Alonso aclaró que realizaron un convenio con la empresa Chacraservicios SRL quienes tienen variedades registradas en Argentina y están trabajando en el desarrollo del cultivo. Para ello firmaron un protocolo mínimo a informar y acordaron normas de control de calidad, tanto en producción como en cosecha y transporte. Dicho convenio es un contrato cerrado donde Chacraservicios, a través de su representante zonal que es la empresa Qseed SRL, garantiza la compra de los granos cosechados y el seguimiento con sus técnicos durante todas las etapas del cultivo.
Entre las principales ventajas del cultivo, “Peco” volvió a destacar lo positivo de la corta duración del ciclo. Por un lado, permite sembrar camelina sobre maíz de segunda que se trilla en mayo/junio. Por otro lado, desocupa temprano el lote y permite sembrar con buena recarga de agua y en fechas similares soja de primera, “esto es un golazo”, enfatizó.
Siguiendo con los atributos de la camelina, expresó: “Tenemos 300 plantas/m², eso tapa todo y no hay malezas; son 300 raíces pivotantes/m² que hacen más mullido al suelo, le mejora el aire e ingresa más agua, más recarga, más oxígeno, más vida”. En este último aspecto profundizó: “El oxígeno es lo primero que hay que tener en cuenta en un cultivo. En general, al presupuestar un cultivo se piensa al revés, miramos primero los nutrientes y luego el agua y nunca tenemos en cuenta el aire. Un suelo sin aire no tiene vida, tampoco va a rendir. Un suelo sin aire es un atleta sin pulmones, aunque coma bien no puede entrenar, y por supuesto nunca va a ganar”. Y continuó: “Esta es una visión de largo plazo, meter raíces en los suelos y protegerlos, y meterles materia orgánica nitrogenada, es la base de la Agricultura Siempre Verde. Si querés rendimiento, tenés que pensar en el suelo”.
En cuanto a los resultados productivos, comentó: “El rendimiento de soja sobre camelina (por experiencia en los años de colza) seguro es de 500 kg/ha más que sobre trigo”. En términos económicos, disparó: “El precio de las crucíferas (colza, carinata y camelina) siempre es el doble que el trigo, 475 US$ de camelina versus 220 US$ de trigo. Además, la demanda de nutrientes para un trigo de 38 qq/ha requiere una inversión de 320 US$/ha vs. 160 US$/ha para camelina; esto es crucial en un año como éste, donde habrá que reponer nutrientes al triple de lo que valía la úrea antes”. También destacó que la crucífera no requiere fungicidas y el costo de flete está bonificado a Rosario. “Se carga una mercadería que vale el doble que el trigo, con lo cual se diluyen los costos comerciales”, agregó.
Como reflexión final, José “Peco” Alonso dijo: “Para hacer cosas distintas hay que pensar en qué servicios me puede aportar otra especie a mi sistema con mis recursos zonales”. Con el objetivo de imitar a la naturaleza insistió en que se debería tener el 100% del año el suelo con vegetales vivos. “El uso de suelo tiene claros de 1 mes hasta las aberraciones de 7 meses con los cultivos tardíos, eso no lo hace la naturaleza en nuestra zona. Hasta las banquinas trabajan todo el año, en verano alepo y gramón, y en invierno cebadilla, es un sistema siempre verde”, cerró.
Su rusticidad, la aptitud ambiental de distintas regiones agroecológicas de Argentina para su cultivo, sus múltiples ventajas, sumado a su valor económico, rentabilidad y potencialidad como fuente de alimento y energía sostenible, hacen de la camelina una opción invernal muy interesante para sumarla en la rotación y componer sistemas más biodiversos.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos muy especialmente a José “Peco” Alonso por su generosidad y gran predisposición para realizar esta nota, y también a Federico Varela, representante de Chacraservicios, por su colaboración.
BIBLIOGRAFÍA
• Falasca et al. Developing an agro-climatic zoning model to determine potential growing areas for Camelina sativa in Argentina. QScience Connect 2014:4. https://repositorio.inta.gob.ar/xmlui/bitstream/handle/20.500.12123/953/CIRN_Instituto%20de%20 Clima%20y%20Agua_Falasca_SL_Development%20an%20agro-climatic%20zoning%20model.pdf?sequence=1&isAllowed=y