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Tobías y Sara – Violeta Marquina

Imagen: Creative Commons

Tobías y Sara

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abía una vez en Israel, un pueblo llamado Nínive donde vivía un joven llamado Tobías, H llegó a cierta edad siendo soltero, habitaba con sus padres y sus hermanos. Un día Tobías toma la decisión de decirle a su padre que se iba a ir para otro pueblo en busca de trabajo, a lo que el padre le responde: —Vaya, hijo, que el Señor Dios te ayude y bendiga tus caminos. ¡Y recuerda, hijo, si alguien trabaja para ti, no le retengas el salario, no le hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti! —Haré cuanto me has mandado —Tobías respondió a su padre y emprendió su camino. Después de haber caminado un par de horas se encuentra con un hombre y le dice a Tobías. —¿De dónde eres joven? —¡Soy israelita! —respondió Tobías— Y ando en busca de trabajo, ¿y tú cómo te llamas? —¡Me llamo Rafael! —¿Conoces el pueblo de Media? —pregunta Tobías. —Si —responde Rafael—, he ido a Media con frecuencia y he sido huésped de mis parientes allá, hay dos jornadas de camino y ese pueblo queda en la montaña. Espérame, yo te

* Cuento inspirado en el Libro de Tobit

acompañaré. Hay un pariente mío que necesita un joven para trabajar y hablaré por ti. Si cumples los requisitos te prometo que tendrás trabajo. Te veo de buena personalidad para el trabajo. Y mientras iban de camino hablan de sus vidas, y Rafael le pregunta a Tobías: —¿Muchacho, eres casado? —¡No, amigo, soy soltero! —Que bien porque mi pariente tiene a Sara, su hija, que espera en algún momento poder casarse. Lo ha intentado con varios pero el día de la boda se le mueren los esposos y no llega a consumarse el matrimonio.

Eso despertó una curiosidad en Tobías y replicó: —Yo seré el próximo ja, ja, ja. —Usted no sabe, amigo —insiste Rafael—. ―Los caminos de Dios no son sus caminos‖ y si eres soltero lo más ideal sería que hablara con Raquel, su padre, y se la pidiera para que fuera su esposa, y tendrían una familia que sería una bendición. A la mañana siguiente llegaron al pueblo de Media y visitaron donde Rafael había dicho para el trabajo. Y llamando Rafael al pariente suyo le dice: —Le presento a Tobías, un joven que anda en busca de trabajo. Si es de su gusto entrevistarlo puedes hacerlo, él está dispuesto a trabajar. A lo que responde su pariente: —¡Hola amigo! ¡Bienvenido! Desde este momento se queda trabajando con nosotros. Te daré un sueldo de una dracma por día, y en lo demás tendrás el mismo trato que mis hijos. —¡Muchas gracias, siempre estaré a sus órdenes! —contestó Tobías. —Ahora pasaremos la noche donde mi pariente Raquel —insiste Rafael. Al llegar a donde Raquel, Rafael habla de Tobías, y se lo presenta a Raquel, el padre de Sara y a toda la familia… Tobías no sabía cómo hablarle al padre de Sara que le diera su hija para contraer matrimonio pero su temor a ser descartado había comenzado, entonces Tobías llama a Rafael y le consulta qué debe hacer si le habla a Raquel de su hija. —¡Anda muchacho sea valiente lucha por lo que quieres! —contesta Rafael Así fue que Tobías entró en el comedor para cenar y aprovechando el momento empieza hablar con Raquel y a participarle que se siente enamorado de su hija Sara y que quiere casarse con ella, pero su papá impresionado por los anteriores acontecimientos para contraer matrimonio, y piensa para sus adentros ―¿Que hago? No lo sé‖ —Déjame pensarlo y te avisaré, porque hay un inconveniente que se presenta cuando Sara contrae matrimonio, se mueren los maridos, así que nada hay en secreto para su bien.

Al día siguiente Tobías visitó a su amigo Rafael y le contó lo que le había dicho el padre de Sara, de su amor con su hija, a lo que le responde Rafael: —Muchacho, deja el miedo, que lo que es de Dios desvanece, ten fe que todo saldrá bien, yo sé que Raquel es un hombre justo y bueno, él te va ayudar ya lo veras. Y así fue, llamo Raquel a Tobías y le dijo: —Prepárate para que te cases con mi hija, dentro de una semana se realizara el matrimonio. Al enterarse el papá de Tobías con quien se iba a casar su hijo, ya conociendo la historia de Sara, se preocupó tanto que mandó a llamar a un vidente, el cual le recomendó que consiguiera la hiel de pescado, y la quemara cuando se estuvieran casando y cuando se fueran a dormir, porque eso era contra los demonios que tenían a Sara loca y no la dejaban casarse. Entonces llegó Tobías donde su padre y él le notificó su preocupación, y por lo que había solicitado los servicios de un vidente.

Aceptando Tobías lo que su padre había hecho se llevó su hiel de pescado para el día de su compromiso, y cuando se estaban casando ya tenían preparado para quemar la hiel de pescado en la habitación que iban a dormir. Después que se casaron cuando se fueron a dormir era la hora del suspenso de que se le morían los esposos, pero todos oraban y le pedían a Dios que no pasara nada. Al otro día, temprano, ya Raquel había mandado a hacer el hueco de enterrar a Tobías por si amanecía muerto, porque no estaba seguro de nada, y cuando envió a una de sus criadas a tocarla la puerta de la habitación a Sara ella respondió: —¡Para la gloria de Dios, todo está bien, Tobías duerme tranquilo! —¡Gracias a Dios! —decían todos los invitados a la boda.

Viole.

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