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Y si te quedas un ratito más? – Kimberly Ramírez
Imagen: Pixabay
¿Y si te quedas un ratito más?
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tro día más de diciembre... Ya comenzarán los profes con los exámenes finales. ―Esto me O estresa muchísimo‖, pensó Amanda mientras se comía un chocolate camino a la universidad y sacaba su feo paraguas, viendo como caían pequeñas gotas en su pantalón negro, chaqueta roja de jean y zapatos azul oscuro. Amanda cruzó por el pasillo de la escuela de Psicología y entró a la clase de Psicometría, pero mientras se sentaba en su pupitre vio como un chico de cabello castaño se sentaba a su lado. ―Nunca he visto a este chico, capaz y se equivocó de materia‖, pensó Amanda, y siguió viendo su clase.
Al salir del salón, el chico de cabello castaño la tomó por el hombro y le dijo: —Hola, chica, disculpa... ¿Tienes los apuntes de la semana pasada? No pude venir a la clase
pasada.
—Claro —respondió Amanda nerviosa, mientras se volteaba para mirar quién le había tocado el hombro—. Si quieres vamos a la biblioteca y te presto mis apuntes. Por cierto, mucho gusto, mi nombre es Amanda y nunca te he visto en la clase. ¿Eres nuevo? —No —respondió el chico, mientras carcajeaba, y añadió:—, soy de segundo año, solo que estoy repitiendo esta materia. Mucho gusto, me llamo Ethan. —Entiendo... Bueno vamos a la biblioteca —responde Amanda.
Al llegar a la biblioteca, Amanda saca una libreta rosa mientras Ethan la mira con cara de asombro, ya que la portada de la libreta tenía un dibujo en acuarela. —¿Lo hiciste tú? -preguntó Ethan. —¿Hablas de la portada? Sí, la hice yo, me encanta pintar. —¡Guao! Lo haces excelente, yo solo sé tocar la guitarra —responde Ethan. —¡Qué bien! A mí me encanta la música, y los conciertos —respondió Amanda emocionada.
—Toco en una banda de rock, si gustas puedes pasar al "Rock Bar" hoy a las 7:00 p.m. en la Séptima Avenida. —Claro, estaré allí —respondió Amanda con cara de felicidad. A las 7:00 estaba Amanda en la entrada del bar y vio como Ethan llegaba en un carro negro con un cigarrillo en la mano, gesto que hizo que Amanda entrara al bar con cara de odio. Tras presenciar el concierto, se encontró con Ethan. —¿Cómo estuvo el concierto? —preguntó Ethan, con el rostro lleno de sudor y alegría. —Estuvo bueno pero... Qué asco que fumes —respondió Amanda con cara de desagrado. —Ja, ja, ja... No te molestes. ¿Qué tal si vamos por unas malteadas? —pregunta Ethan. —Claro —respondió Amanda, y añadió:—, pero sin fumar, por favor. Esa noche tomaron un par de malteadas y al terminar Amanda comentó: —Ethan, estoy estresada con la universidad, solo hace que me de ansiedad, es horrible. A lo que Ethan responde: —Tranquila, dímelo a mí que los problemas del hogar me están consumiendo, y eso hace que no pare de fumar. El estrés familiar hace que ni siquiera quiera ir a clases, y mucho menos a casa —dice Ethan cabizbajo—. ¿Quieres ir a caminar un rato? —Vale. Vamos al parque. ¡Será divertido! —dijo Amanda. Así caminaron por el parque y no tardaron en besarse apasionadamente. Al llegar la madrugada Ethan sugirió ir a un hotel, puesto que sería difícil conseguir un taxi a esas horas de la noche. Amanda, algo reticente lo acompañó, y dejándose llevar por el furor del momento hicieron el amor a la luz de la luna.
Así pasaron once meses, y ya Amanda e Ethan eran novios, pero Amanda sentía que a pesar de que Ethan era un buen chico, vivía metido en la música, el cigarrillo y su vida. Así que Amanda decidió enfrentar a Ethan y decirle lo siguiente: —Ethan, debes cambiar esa actitud, concentrarte en los estudios y olvidar tu vida de "rockero feliz".
—Déjame quieto. Si quieres irte, hazlo, con tal ya estoy solo —responde Ethan enojado. —No es eso, es modificar tu estilo de vida. ¿Y si te quedas un ratito más? —dice Amanda. —No quiero estar ligado a alguien que no acepta mi vida, puedes marcharte, y yo también
lo haré.
—Vale, si así lo quieres, así será —respondió Amanda, sumergida en un mar de lágrimas. Amanda se enfocó en la pintura para superar la ruptura con Ethan. Cambió su forma de vestir, incluso su corte de cabello, que ahora era un Bob color vinotinto. Al regresar a clases de segundo año de Psicología, Amanda caminaba pensando en lo feliz que era y como había cambiado su vida en todo este tiempo, cuando de repente al cruzar al pasillo de Psicología tropieza con un chico. —¡Auch! ¿Acaso no miras? —dice Amanda con cara de desagrado. —Hola, linda. Lo siento —era Ethan de nuevo, con un cambio de look radical.