Alkymia 03: TINTA

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Alkymia

Dirección:

Melissa Ceja

Tamara Fromm

Sofía Muñoz

Ana Torres

Patricio Ventosa

Colaboradores:

Cassandra Arellano

Dharma DeLarge

David

La Eugenia

Carlos Guineo

Santiago Hemsani

Luna Martínez

Andrés Ordoñez

Óliver Peñaranda

Victoria Queizal

Joaquín Tarazona (ZDX)

Eustaquio Vasconcelos

Fernando Banda

Andrea Villegas

Diseño: Ana Torres

Zine 2024 3
Alkymia 14.06 4
Zine 2024 5

El trazo??¿

Las tipografía Papyrus 3 Los pulpos

La singularidad No. 2

Las plumas de 0.7 mm

No es difícil encontrar conceptos que viven en la sombra de otros en nuestra vida cotidiana. Tan íntimamente relacionados a otra idea, que nos cuestionamos si genuinamente tienen motivo suficiente para retener su individualidad. Los Increíbles 2 eternamente detrás de la original, el tenedor-cuchara detrás del tenedor y la cuchara, los guantes sin dedos, el álbum de ABBA en español, Neptuno (el planeta), Neptuno (el dios), la marca Kirkland, las plumas de cero punto siete milímetros detrás de las de cero punto cinco, los calcetines con dedos.

Si existe un estándar como lo es la pluma de cero punto cinco y la del milímetro completo, ¿qué justifica la existencia del cero punto siete? ¿Qué diferencia puede hacer una diferencia milimétrica? Olvidémonos de la pluma un momento. Dos décimas partes de un milímetro separa al bisturí de la arteria, al cero del uno, a la hormiga de su cabeza, a un óvulo de la inexistencia. Nosotros, como la mayoría de los mamíferos, vivimos en el punto perfecto de la balanza dimensional, donde nos es imposible pensar en lo inmensamente pequeño o lo incomprensiblemente grande. Tanto, que se nos olvida que cero punto dos milímetros crean una distancia que podemos sentir, sin problema alguno, con los dedos.

Si dos milímetros pueden separar a la vida de la muerte, ¿quién dice que no pueden sentirse en el flujo de tus trazos? En las manos adecuadas, una pluma es precisa como un bisturí y un bisturí es tan ligero como una pluma. En el reino de lo milimétrico, la tensión superficial es la autoridad, atrapando insectos en gotas de agua y manteniendo tinta en la punta de la pluma. La capilaridad, su mano derecha, mueve la sangre en nuestro cuerpo, el agua en las plantas y la tinta por el cuerpo de la pluma. Fuerzas pequeñas son enormes para lo diminuto.

Dicho eso, es difícil describir la perfección de la cero punto siete. A pesar de no ser tan desafilada como su contraparte mayor y no ser tan punzante como la menor, de ninguna forma es irremplazable. Como al álbum de ABBA en español, jamás podría explicar por qué, pero la prefiero. Son diferencias tan pequeñas que resultan inexplicables, pero nunca insentibles

Nunca insentible como saludar al conductor del autobús todas las mañanas, recoger un poco tu escritorio, maullar con tus gatos. Como que te llueva el único día que decidiste no llevar paraguas, perder la lotería por un número, tomar un atajo para encontrar más tráfico. Dada nuestra limitada percepción humana, encontramos una infinidad de cosas que no podemos ver, y mucho menos explicar. Es entonces que nos vemos obligados a simplemente sentir.

Por motivos que desconozco (pero siento), me veo obligado a darle tres estrellas a la reemplazable, minúscula y eternamente en sombra diferencia de la pluma de cero punto siete milímetros. Si dos milímetros pueden separar a la vida de la muerte, ¿quién dice que no pueden sentirse en el flujo de tus trazos?Enlasmanosadecuadas,unaplumaesprecisacomo un bisturí y un bisturí es tan ligero como una pluma. En el reino de lo milimétrico,la tensión superficial

Los Increíbles 2 eternamente detrás de la original, el tenedor-cuchara detrás del tenedor y la cuchara, los guantes sin dedos, el álbum de ABBA en español, Neptuno (el planeta), Neptuno (el dios), la marca Kirkland, las plumas de cero punto siete milímetros detrás de las de cero punto cinco, los calcetines con dedos

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Zine 2024 7

De ZDX

“Puerta

y Avance de Inútil Esmero” Técnica mixta sobre cartulina negra

50 x 65 cm 2024

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“Recio
De ZDX
65
2024 Zine 2024 9
Salido Con Ojo Al Costado” Técnica mixta sobre cartulina negra 50 x
cm

Desde Gilgamesh hasta Rivera Garza, se puede trazar una línea sólida de vaivenes coloridos, ese tucán que llamamos tinta. La tinta salpica como la sangre o como el río negro que con su oleaje alimenta monumentos. ¿Por qué, sobre todas las cosas, decidimos marcar las cuevas de Lascaux con el pincel de nuestros dedos? Quizá porque entendemos la finitud de nuestra existencia y entendemos que, al morir, ese polvo en el que nos convertimos se vuelve vacío. Nombrar también significa marcar, marcar como sinónimo de trascender; trascender con la pirámide que apunta hacia los cuatro vientos. Pero todo monolito se puede borrar, el terremoto de la historia nos hace ver que aquel imperio sólido pasa a desvanecerse en una gran tormenta de arena. Es la tinta la que se sobrepone ante la piedra y el frágil papel, ante la subsistencia humana que nos insatisface.

Tinta, ese lugar abstracto, pero a su vez tan sólido en el que nos podemos sentir plenos. Esa plenitud que no aparece en los demás lugares, esa catarsis momentánea pero eterna, es la que nos hace escribir. El alma que escribe lo hace porque no tiene de otra, es eso, o mejor quedarse muerto. Esta necesidad de la trascendencia, de expulsar el fuego que nos penetra los muros del corazón, de marcar las lapidas y de decir aquí existo pertenecen a los coros de lo que podemos entender como un himno silencioso. El acto de toda civilización se manifiesta en sus letras, porque la tinta también marca cicatrices en el cuerpo; las letras se convierten en símbolos y en sus trazos se vislumbra el mito de todos nosotros. El tatuaje es la representación del arquetipo que ejercemos en el vasto curso de la vida; es la memoria vuelta tangible.

La tinta también es la puerta hacia el inconsciente colectivo. El ser primitivo que tatuó la cueva con sus manos existe eternamente para nosotros porque ahora podemos nombrarlo. Con la tinta, el primer humano puede superar la muerte perdurando en la memoria de nuestros espíritus. Lo que Julio Cesar no pudo, la tinta lo hizo por él. Entonces, ¿podemos hablar de una existencia sin ser penetrada por las plumas y las brochas? Quizá al nombrarla ya existe en sí misma, pero esto no nos dice nada; la veneración por nuestros antepasados y por sus templos no existe sin el sentir de la trascendencia; la tinta es el puente hacia la inmortalidad.

¿Y nosotros? Los que existimos en el presente entendiéndolo con el pasado; los que tememos por el incierto futuro y por esa muerte que derroca; los que escribimos y pintamos e intentamos construir algo que no nos olvide. Ese artista emergente que observa el mundo como hostil y baldío; ese que regresa siempre al frondoso sendero del arte para toparse con el misterioso bosque de la Tinta; ese ser que no renuncia a lo que se derrama; que prefiere perderse en el rayón de sus palabras y en sus versos a medias, en las historias de ficción que le encantan los sentidos; ese ser que involucra a todos nosotros porque nosotros somos ese ser.

Son esos artistas, los que hablamos aquí.

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“Merienda de una cabra”

Grabado en linoleo plancha perdida

15.5 x 18.5 cm

2020

“Perdiendo el tiempo”

Grabado en linoleo a dos tintas

20 x 16.5 cm

2020

“Una pequeña charla”

Grabado en linoleo plancha perdida

20 x 16 cm

2020

“Alcalde”

Grabado en linoleo plancha perdida

16.5 x 16.5 cm

2020

Lonely

Zine 2024 11
“La curiosidad de Narah”

Grabado en lámina de aluminio - agua fuerte

30 x 30 cm

Alkymia 14.06 12
2022

Pues, era de no más de una cuartilla, para que te des una idea. Un cuento corto de un joven que, después de pasar por un momento difícil, se encuentra cuestionándose el destino preparado por Dios. Pidiéndole una respuesta. El caso es que como a la mitad se me hizo muy aburrido, tedioso, trillado. Para no hacerte el cuento largo, no tenía ni pies ni cabeza, el personaje principal era plano, sus motivos superficiales y estaba mal escrito. Lo tiré. Por esos años todavía vivía con mi mamá, en una casa frente a la farmacia, ¿te acuerdas? La del portón rojo. A ella le gustaba mucho lo que escribía yo. Mi primera y única fanática. Después de que me fui a Francia deje todo en la casa, ni mi maquina me lleve. Bueno, pues, la navidad pasada decidí regresar a visitarla. Ella ya llevaba un tiempo enferma y me pesaba no poderme despedir de ella. Bien sentimental yo. La fui a cuidar y pasé unas semanas ahí. Como para la tercera lectura de un catálogo de Avon, ya estaba tan aburrido que me puse a revisar todo cajón con el que me topaba. Vi de todo; fotos viejas, botones de todos los tamaños, libros de autoayuda noventeros y entre tanta basura encontré, literalmente, mi basura. Ahí, al lado de su kit de costura había una cajita de esas que te dan de recuerdo en las primeras comuniones o en las bodas. Dentro, un tesoro. Un total de 30 o 40 hojas desbaratadas. Resulta que, sin que yo lo supiera, ella revisaba mi basura, rescatando uno que otro papel que creía que algún día sería importante para mi carrera. Y que me pongo a leer. Y entre tanta porquería escrita, me encuentro ese texto; del que te quería hablar. El caso es que se leía así:

“Las gotas de lluvia hacían un ruido terrible al golpear la ventana de su lado derecho y pensó que era demasiado cliché llorar mientras afuera hay una tormenta, pero ¿para qué llueve si no es para exponer los sentimientos más profundos de la naturaleza? Era quizá una forma en que la tierra podía replicar aquello que el ser humano parecía hacer tan fácilmente; lamentarse. El sabor salado en sus labios actuaba como una especie de recuerdo de aquél amor que, esa tarde, por su incongruencia había perdido y que probablemente nunca regresaría. Lentamente, como de manera involuntaria se había empezado a levantar de la silla y a caminar como aquel que no tiene un rumbo especifico, un zombie. Así se sentía, a la merced de algo más que no tenía nada que ver con él. Suspiró y como aquel que quiere decir algo que sabe que nadie escuchará, susurró: Oh, Dios. Yo sé que tú me creas conforme abro los ojos y respiro. Cada paso dado es tuyo. Pero aún así me pregunto, ¿Qué será de mí?” ¿Ya viste?, te dije que estaba feo. “Si muero caeré de nuevo al mar. Como una gota derramada que se evapora por el calor del día. Señor, si escuchas esto dame una señal, solo una quiero. Para saber que me escuchas, que me oyes, que me ves. ¿Qué puedo hacer para que me la des? Estoy aquí, sentado de rodillas suplicándote. Dime algo”

De
Dharma DeLarge
Zine 2024 13

Creo que era más como un romance fallido combinado con una exploración filosófica existencialista de carácter adolescente. Pero ahora tenía un par de ideas para continuarlo. Me senté a escribir. La máquina obviamente no tenía tinta después de tantos años sin usarse. Pero así, con una pluma, le seguí.

“Una sombra apareció y él, todavía sentado en el piso logró cubrirse antes de que esta lo cegara. Como un rayo cuando golpea a un árbol estas palabras le retumbaron la cabeza; una voz seria, le recitaba «Oh, hijo mío, aquí estoy. Ya por fin tengo una respuesta a tus súplicas, ¿quieres verme? Abre los ojos, que aquí estoy».” Ya era tarde, dormí. Al día siguiente me senté en el escritorio y lo releí. A mi sorpresa, escrito en perfecta ortografía y en máquina... la hoja tenía una sola frase «Lo sabía». Desconcertado volví a mi cuarto. Una tenue luz, un portavasos de corcho y música de fondo. Me senté. Algo más. Y tal vez solo para probar darle un nuevo género de terror al cuento escribí «Sí, hijo mío aquí estoy, álzate para mí, te quiero ver». Esperé. No sé a qué, verdaderamente. Porque no creía que mágicamente estas cosas pasaran. «¿Sí me escuchas? ¿Te llegan todas las palabras?» conforme más escribía parecía que este joven del otro lado de la página estaba verdaderamente interesado en tener una relación conmigo. Y así, por varios días me comuniqué con aquél que creía que yo, un escritor de tercera, era su dios. Reflexionándolo cada noche se volvía más y más digerible la idea de que tal vez, en realidad sí era su dios. Hasta que un día me pregunto por qué lo había creado, que cuál era su propósito. Yo, tratando de no lastimar a alguien o a algo, no me atreví a decirle que era solo un cuento corto. Que no tenía ninguna razón de ser más que para distraerme de la pronta muerte de mi mamá. Dejé de escribirle. Y esperé, hasta que él también dejara de escribirme. Mi mamá murió y tiré todos aquellos papeles. Pero, te contaba estas cosas porque ahora sé que hay algo más allá ¿No? Digo, si yo estoy arriba de algo, supongo que algo debe estar arriba de mí. En fin, no espero una respuesta, pero me gustaría tenerla. Así que si escuchas esto, o tal vez, como yo lo estás escribiendo, sería bueno que te manifestaras.

Alkymia 14.06 14

Por David

“Por mucho tiempo no sabía qué hacer con mi arte. Siempre he amado dibujar, pero sentía que faltaba algo más. Todo cambió cuando me hice mi primer tatuaje; supe que los tatuajes eran lo que me había faltado. Finalmente, entendí lo que quería hacer con mis dibujos. La felicidad que siento cuando un dibujo se convierte en un tatuaje es indescriptible. Es como si mi dibujo cobrara vida, ya que vivirá en alguien más y morirá con esa persona. La piel respira y vive, y por lo tanto, mi arte también.”

Zine 2024 15

Oye ¿Y si nos tatuamos?

Vale verga, improvisamos, lo buscamos en yutub.

Con una aguja y tinta ¿Sino con qué wey?

Simón.

SimÓn. Simon.

Tu ni sabes tatuar wey.

¿Neta? ¿Pero con qué o qué?

Tinta... ¿China?

¿Aguja pa’ coser?

Pues ahí quedó. Jsjsjsjsjjsjs

Wey, hasta en este estado sé que está medio torcido.jsjsjs

WEY, es que es arte no entenderías. No te mames.

El rincón del vago

...
Alkymia 14.06 16

La personificación de la tinta como pretexto de una pérdida. A través de este pigmento empleado por La Eugenia en su texto “Tinctus” nos detalla recuerdos que manchan llaves, cortinas y toallas. Y es a partir de los líquidos donde encontramos la sonoridad que envuelve a la obra.

lightSpot

Sudor, agua y tinta reemplazan la estructura tradicional de esta narración, cada una acompañada de fluctuaciones emocionales. El sudor como nerviosismo, el agua como tranquilidad y la tinta como desesperación y acto de presencia. Esta última habitante del recuerdo y permaneciendo en un cuarto de baño.

En esta tercera edición de Alkymia nos entusiasma compartir con ustedes la representación de la tinta como una incorporación de la añoranza desde el pigmento. Agradecemos la colaboración de La Eugenia por nuevamente compartir su trabajo con todxs nosotrxs.

Zine 2024 17

Tinctus

De La Eugenia

Recuerdo que muy pocas veces me tomó de la mano, él decía que siempre que abrazaba mis palmas sus manos terminaban extrañamente sucias de agua, tenía quince años y en ese tiempo mi cuerpo no estaba tan intoxicado de recuerdos sobre amor. Me encantaría contarle lo que me sucedió hace algunos días, ahora que han pasado cinco años sigo ensuciando, ojalá fuese de la forma tan limpia en la que antes lo hacía.

Fue en una de esas tardes donde la mente esta cansada, para despejarla decidí tomar un baño.

*plinc plinc plinc*

El agua caía sobre mis hombros, evaporando ese confort de abrazo fantasma que sienten las almas solitarias; noté un granito justo en el centro de mi pecho, cuando lo exprimí nació un hilito de sangre que caía ligeramente por todo mi cuerpo, pero le persiguió otro líquido extraño, parecía petróleo expropiado de ese órgano palpitante en decadencia y lo sé porque mis latidos alentaban, embarré mis manos contra mi pecho, traté de tapar ese hueco pero no se detuvo.

Esa tinta negra espesa brotaba. Las llaves plateadas que tomé para cerrar la regadera fueron abrazadas por ella que ya tenia posesión de casi todo mi cuerpo, comencé a ensuciar todo, las cortinas tono cielo que eternamente habían permanecido limpias quedaron arruinadas, toallas de baño en el suelo, todo así, en tono negro escurriendo. Crecí con limpieza y ahora he manchado todo con esta tina que apesta a recuerdo. No supe solucionarlo, me quedé parada justo en el centro del cuarto de baño resignandome al desborde haciendo un salpicadero de recuerdo acumulado, el retrete, el lavamanos y sus llaves, el techo, mi cepillo de dientes, el espejo, casi todo tenía por lo menos una gota de tinta.

Silencio, silencio hueco.

Mi cuerpo frío y gotitas de agua escurriendome por la espalda provenientes de mi cabello, pero la tinta ya no manchaba, dejé que mi bata de baño rosa pastel, la única intacta, cubriera mi piel. Salí del cuarto de baño y regresé con una cubeta roja de plastico llena de agua, otra de color azul vacía y una jerga gris con lineas igualmente rojas. Traté de limpiar la tinta pero fue imposible, desde ese día todos los objetos en, y el mismo cuarto de baño, se vieron condenados a convivir con una tinta embarrante de recuerdos, recuerdos que no se pidieron.

Ahora cada que tengo visitas y entran al cuarto de baño temen tomar las llaves plateadas para lavarse las manos, y yo les digo:

- No te preocupes, esa tinta nunca se irá, pero hace mucho que no mancha.

14.06 18
Alkymia
Zine 2024 19

Síntomas de comer fragarias

Te escribo desde la ausencia

En la vasta cotidianidad de mis mentiras a veces decido llamarlas reescrituras. La fragmentación de realidades, construidas con pequeñas alteraciones y desbalances.

Una mentira

Hace unos meses soñé con un campo, de pastos altos y bichos extraños. Una casa se alzaba a la mitad, las ventanas estaban rotas y mis oídos se quedaban sordos por los alientos que suspiraba el viento. Chicharras, libélulas y hormigas; tú estabas ahí. Arañas, polillas y escarabajos; yo estaba ahí. Nuestros nombres gritados al aire armonizaron con el viento. Los insectos desaparecen.

Una verdad

Hace unos meses soñé con un campo, de pastos altos y bichos extraños. Una casa se alzaba a la mitad, las ventanas estaban rotas y mis oídos se quedaban sordos por los alientos que suspiraba el viento. Chicharras, libélulas y hormigas; tú estabas ahí. Arañas, polillas y escarabajos; yo estaba ahí. Nuestros nombres gritados al aire armonizaron con el viento. Los insectos desaparecen.

Alkymia 14.06 20

Te escribo desde la ausencia de mis mentiras, plasmando la realidad del sueño. Escribo desde lagunas de tinta. En la vasta extensión del lenguaje, donde las palabras fluyen en torrentes y los significados se multiplican, emerge una forma poética que celebra el habitar del silencio y la elocuencia de lo no dicho: blackout poetry o también erasure writing . Esta técnica consiste en tomar un texto original y quitar por medio de tinta palabras, para que solo unas cuantas permanezcan. Esto es modificar un texto original para crear uno completamente nuevo, a través de un proceso de eliminación y descubrimiento. Escribir desde lagunas de tinta.

Este proceso de eliminación se ha convertido en una herramienta de comentario social. Al tomar textos de fuentes como periódicos o documentos gubernamentales y reconfigurarlos para expresar críticas o revelaciones, los mensajes originales se pueden subvertir y ofrecer nuevas perspectivas. En este sentido, la reescritura a través de inundaciones de tinta es una forma de resistencia y reinterpretación, una manera de reclamar y redefinir el lenguaje que nos rodea.

Pero, ¿qué hacemos sin la tinta? ¿Existe una reescritura desde la ausencia de ésta?

Verónica Gerber reescribe Catálogo de las mujeres de Semónides de Amargos, un poema tan misógino que la única reescritura que pudo realizar fue a base de destrucción. Ella carcome el texto como una mujer polilla. Mujeres polilla es reescritura de eliminación, reescritura privada de tinta, es una destrucción de un texto, una posición política, es forma de subvertir el lenguaje, es protesta y resistencia.

En la vasta cotidianidad de las reescrituras, escribir desde la ausencia es habitar un espacio liminal entre lo dicho y el silencio, entre la realidad y mis mentiras, entre libélulas y hormigas.

Zine 2024 21
“Imperio
2024
de tinta barata” Collage-poema con postales y fotocopias
Alkymia 14.06 22
De Cassandra Arellano

Desenlace

De acuerdo a la artista, esta obra nace a partir de querer representar la quema de territorio. Un espacio que había sido habitado y ahora está cayendo en cuenta de que es efímero, que en algún momento parecía no tener fecha de caducidad, pero que ahora entre llamas sí la tiene. La artista representa la permanencia que anhela de todo lo que llevó muy dentro, y ahora solo es cenizas.

“Me entinta el alma, me entintan el cielo cada vez que la nostalgia me guiña el ojo. Y está bien.”

Tinta china y acuarela sobre papel 21 x 29.7 cm 2024

Zine 2024 23
“Desenlace”

De notas y letras, por Eustaquio Vasconcelos

De Eustaquio Vasconcelos

Tintas, tintas musicales, detalles, acordes y adornos que llegan, permean, mutan y se tatúan en la identidad musical de las regiones y, como golpe lisérgico, nos llega Mdou Moctar.

Mahamadou Souleymane, mejor conocido como Mdou Moctar es un músico Tuareg; detalle de extrema importancia. Los Tuareg son pueblos nómadas que rondan por el Sahara y el Sahel, carentes de una unidad política y en constante lucha con su misma gente. Encuentran ingreso económico en el pastoreo de camellos y cabras, al igual que en el saqueo de caravanas que deambulan en el desierto. Y como si fuera película, los mismos Tuareg decidieron ponerle soundtrack a su vida y caminatas por el desierto con ritmos hipnóticos, estructuras cíclicas y música inductora al trance.

Y es aquí que Mdou Moctar nos demuestra con su guitarra y ritmos que bien podrían parecer contemporáneos a Jimi Hendrix, como de alguna forma las tintas del rock psicodélico están tatuadas en la música Tuareg contemporánea.

El tema de este número es la Tinta y hoy quiero recomendar Afrique Victime de Mdou Moctar . Un viaje lisérgico con guitarras eléctricas, baterías envolventes y la sangre del relato de lo que es vivir en África. Hago una invitación a volvernos nómadas del desierto y sumergirnos en este viaje, de igual forma dejo un link para poder ejemplificar lo que es el verdadero rock creado en el desierto gracias a los Tuareg. Nos vemos la próxima edición y no se olviden de leer Alkymia.

“Iket N’arkalghal Iket chismiten

Iket N’arkalghal Iket chismiten

Nak ikyadakana na Olke

Alghalnam

Nak ikyadakana na Olke

Alghalnam”

Alkymia 14.06 24

“The bird monster”

14 x 22 cm 2024

14 x 22 cm 2024

Grafito, tinta y estilógrafo sobre papel “The Wilder” Grafito, tinta y estilógrafo sobre papel Grafito, tinta y estilógrafo sobre papel
Zine 2024 25
Grafito, tinta y estilógrafo sobre papel
Alkymia 14.06 26
“Jackalope”
Zine 2024 27
Tinta sobre fabriano 28 x 17 cm

Por PatricioVentosa

Rodrí g u e z

MICHAEL VARGAS

Arte, tinta y rocanrol

Para la primera entrevista completa de Alkymia, platicamos con Michael Herluf Wille Vargas, tatuador, pintor y escultor basado en la Ciudad de México, fundador del estudio Heart and Skull Tattoo Parlor. Nos sentamos con él para explorar lo que ha sido su vida, su trayectoria, y todo aquello que ha experimentado en el camino. Lo siguiente ha sido editado por claridad.

Alkymia 14.06 28

Alkymia: A grandes rasgos, cuéntanos quién eres.

Soy pintor de profesión; estudié una licenciatura y una maestría en Londres. Tuve mucha suerte, gané 4 premios. El mayor de Londres me dió dos y Peter Blake, el sobrino de William Blake, me entregó otros dos premios por pintura de caballete. Soy tatuador por convicción , empecé a tatuar antes de pintar. Empecé a los 15 años, en el 85, el año del terremoto. De ahí siempre me he mantenido pegado al mundo del tatuaje. Toqué con un grupo, pero no terminó de manifestarse. Entonces me apegué al tatuaje y eso es lo que me da de comer; de lo que vivo hoy en día.

Alkymia: Cuéntanos sobre tu trayectoria, ¿cuándo empezaste a tatuar de forma profesional?

Formalmente, empecé cuando abrí el estudio, en el 2006. Además, antes, estuve en otros estudios. Tatué en Inglaterra, en un estudio que se llama Original Skin de forma muy breve. Pero, sí, formalmente hasta hace casi 16 años que abro este estudio, Heart and Skull Tattoo Parlor . Antes de esto, siempre tatué, siempre lo mantuve como mi profesión. Cuando yo empecé a tatuar, estaba muy mal visto el tatuaje y no tenía aceptación social aquí en México. Por ejemplo, en Dinamarca, ya llevaba muchas décadas establecido el ámbito del tatuaje. Antes aquí era algo muy radical; los policías te veían tatuado y te subían, te pegaban. Aparte era punk , entonces tampoco les gustaba mucho; a mí tampoco me gustaban [ellos]. Sí me fregó mucho en ese aspecto porque no podía expresarlo; usarlo como una forma de expresión. Siempre lo usé, pero no de forma muy abierta.

No fue hasta 1993 que abrimos el primer estudio de tatuajes ahí en Galerías, que ahora es Plaza las Estrellas. Era Gerardo, el Tattoomania, el socio capitalista que tenía el billete. A mí me invitó un amigo que le dicen El Piraña; Raúl. Un día llegó un chico que quería un [tatuaje] tribal y me dijo “Güey, no tengo billete, pero tengo un bajo, un ampli, un cable y un atril. Te lo cambio por mi tribal”. Y yo le dije que era mucho, que se fuera a pensarlo una hora, que se fuera a comer, que lo medite y que volviera. Al volver me dijo, “¿Sabes qué? Ya no quiero tocar el bajo”. “Órale, va” . Le hice un tatuaje en esta parte [el antebrazo] y me dejó todo este rocanrol. A Gerardo, no le pareció que yo hubiera aceptado este trueque. Es que nosotros veníamos de esa generación que empezaba. Yo cuando era chavo y hacía tatuajes, luego no cobraba. A veces sí, pero luego era más de “Mira, tengo estos discos de Jane’s Addiction, hagamos cambalache”.

Las máquinas eran otra cosa, también. Por ejemplo, la máquina con la que yo empecé era una que yo hice. Era un motorcito de un carrito a control remoto . La armé, la puse en una abrazadera, una pieza de mecano , un aluminio cortado a la mitad y agujas de chakira Usábamos la cuerda 6 , le quitábamos el entorchado y usábamos el hilo de acero que iba en medio. Las pegábamos con kola loka , las amarrábamos con hilo y con eso. Poníamos un pedacito de llanta con un orificio a un ladito para que la circunferencia del motorcito hiciera que la aguja subiera y bajara. Así empecé yo, con máquinas rotativas hechas por nosotros. Ya después, un amigo mío me dejó una Spaulding & Rogers , se la cambié por varios tatuajes que le hice.

En fin, después de aquél incidente del tribal y del bajo, a Gerardo yo ya no le caía muy bien. Me hacía caras largas y me salí de la tienda. Pero antes de eso, hicimos un volado para ver quien se quedaba con las cosas, todo o nada. Gerardo me dió a elegir, yo elegí sol. Y que le gano. Me quedé yo con todo esto. A las dos semanas, se me acercó el sobrino del mismo Gerardo a decirme que tenían una banda, pero les faltaba bajista. Al segundo ensayo me dijeron que ha bía concierto en un mes y que me tenía aprender las 12 canciones para ese momento. Me las aprendí practicando diario y tocamos a Pantitlán, estuvo bueno. Para esto, yo seguía tatuando y me compré mi primera moto, una Triumph Bonneville y con esa agarraba una mochila y me aventaba a tatuar a quien me lo pedía. Con ese dinero yo compraba cosas para la banda, pedales, platillos y así. Al final nunca cuajó bien porque mis brothers estaban más en ambientes de fiesta y alcohol. Al final todo se quedó en el aire y yo me terminé saliendo de la banda.

Zine 2024 29

Alkymia: Y fue después de esto es que te fuiste a Dinamarca.

Sí, me seguí con el tatuaje hasta que me llamó mi papá para decirme que necesitaba que le eche una mano allá en Dinamarca. Me fui como 2 años y medio, casi 3. Estuve trabajando y tomando cursos. Fue justo cuando empecé a agarrarle a la pintura. Hacía tatuajes muy de vez en cuando porque allá ya estaba todo registrado y muy bien establecido. Me fui a hacer un tatuaje en el primer estudio de tatuajes de Europa. Me hice este de aquí [una clavera en el brazo] que para ese entonces era algo “radicalón”. Tenía tatuado casi todo el brazo.

Entonces, empecé a estudiar cursos de acuarela, mucho dibujo y esas cosas. Me amplió mucho la onda. Después de eso, me regresé a México, estuve un año por acá y me volví a regresar a Dinamarca. Estuve otros tres años, más o menos, y me volví a regresar a México. Aquí empecé a estudiar en una escuela de arte medio “patito”. Resulta que no estaba afiliada a la SEP, entonces un día cerraron las puertas y tuvimos que dar portazo para recoger nuestros materiales que se estaban quedando. Fue con Omar Mañueco, un muy buen amigo que es un gran pintor contemporáneo. Teníamos un gran maestro, que en paz descanse, José Beltrán, y él nos adoptó y nos enseñó lo que sabía.

Fue entonces que me decido por empezar a estudiar pintura. Me fui a Inglaterra y entré con mi portafolio a la City and Guilds of London Art School . Fue ahí que me dieron unos premios y toda la onda. Fue ahí que le entré más duro a la academia. En la escuela había una chica con hidrocefalia, entonces me dieron un curso de primeros auxilios para hacerme su ayudante personal, y así conseguí algo similar a una beca.

En segundo año, debía como 6000 libras a la escuela y no tenía como pagarlas. Me habló el director de la escuela para decirme que tendría que tomarme un año sabático en lo que ahorraba y así conseguir el dinero. Yo le pedí que me diera dos semanas porque justo me habían invitado a una galería recién inaugurada en Hampstead, se llamaba Mexico Gallery. Hice una exhibición que se llamaba “Visiones de guerra” y fue justo después de que empezara la guerra de Irak. Pinté un Bin Laden como de dos metros con bitumen de petróleo, clavado a la bandera americana. Como transcripción del Cristo de Velasquez. Gracias a dios, vendo ese cuadro exactamente a 6000 libras. Llegué con el director, Tony Carter, y al entregarle el cheque no lo podía creer. La verdad es que tuve mucha suerte, me dieron luz verde de arriba. En la maestría presenté una obra que venía trabajando muchos años sobre la migración y como la gente se segrega. Comencé a pintar retratos de los mareros o de personas deportadas en Los Ángeles. Esa exhibición me ganó unos premios también. Fui creciendo y evolucionando esa onda, pero al mismo tiempo le seguía poniendo tinta a la banda. Todo medio random. No es como ahora que tengo el estudio y tengo que, al contrario, buscar el tiempo para pintar.

“Street sign” Urban series Óleo sobre lienzo

Óleo sobre lienzo

170 x 225 cm

“Pow II” Torture series
14.06 30
Alkymia
Zine 2024 31
“De cierta forma [la tinta] es la sangre del tatuador [...] Tinta y sangre. Tinta y sudor y sangre. Yo creo que todo tatuador querría tener tinta en lugar de sangre.”

Alkymia: ¿Volviendo a México fue que pusiste tu estudio?

Sí, hace 16 años éramos el único estudio en la zona. Cuando empecé a montarlo y pinté el graffiti aquí afuera [del estudio] a la gente le empezó a interesar. Ya había cambiado bastante el asunto. Lo noté muy fuerte cuando elementos del pelotón del ejército ya tenían permitido portar tatuajes. Fue en ese momento que me quedó claro que ya no era como antes. Me da mucho gusto. Hoy por hoy ya somos, creo, 6 estudios aquí en Polanco. Me da gusto ver que va creciendo la apreciación por lo que es, al final, una forma creativa de expresión. También la gente ya se informa más sobre el estilo del artista para tomar una decisión más informada. Está bueno.

Alkymia: ¿Cuál dirías que es tu estilo?

Yo, la verdad, no tengo un estilo identificado. Me gusta mucho el realismo Black & Gray , el tatuaje japonés y el tradicional americano. Esos tres son los que más disfruto. También he hecho mucho tribal, tipo Maori, pero no es lo que más me gusta. Disfruto mucho sombrear, hacer profundidad, usar la piel como luz, ese tipo de cosas. Pero hago de todo, en realidad. Y creo que eso lo hace una profesión tan padre. Haces de todo y eres testigo de todo. Por ejemplo, hace poco le hice un tatuaje a Tokischa . Yo no sabía muy bien quien era, pero vino con su equipo y fueron muy amables. Platicamos aquí un rato, y estuvo chido, me trajo un dibujo en una servilleta, lo estilizamos un poquito y se lo tatué. O por ejemplo, llegó un cuate hace poco al que le hice el mismo tatuaje que tenía su perrito Pedigree, estuvo padrísimo. Aprendes mucho. Hay mucha tierra para arar y es un terreno muy fértil. En especial ahora con todas las herramientas digitales puedes hacer unas cosas impresionantes.

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Alkymia: ¿Cuál es tu experiencia siendo artista por comisión?

Cuando tu haces tatuajes, creo yo, es como un servicio. Te tienes que adaptar a lo que tu cliente quiere. Hay clientes que son súper flexibles que te van a decir “haz lo que tu quieras”. Ahí tienes una enorme libertad creativa, pero obviamente preguntas que le gustaría o que cosas le gustan. Es padre porque es un trabajo en conjunto con el cliente, se hace un rebote de ideas. Hay artistas de tatuaje que hacen solo lo que les gusta hacer, pero creo que yo soy un poco más flexible. También hay personas que quieren una copia literal, creo que al final el tatuaje va a estar en tu cuerpo, tu lo vas a disfrutar. Quiero que tú estés contento con algo que yo te pueda hacer, pero siempre algo que tú quieres. Dentro de las cláusulas de libertad creativa que me da el cliente yo me muevo. A veces me traen un diseño y yo sugiero moverle un par de cosas. Siempre es padre cuando hay libertad creativa porque se convierte en algo de los dos, tanto tuyo como del cliente. Pero si no es el caso, también es un reto muy interesante. Te tienes que pulir para salga exactamente el diseño que te están pidiendo.

Alkymia: ¿Como se relaciona la pintura en tu tatuaje y viceversa?

Por eso me gusta tanto el Black & Gray , por ejemplo. Es casi como si estuvieras dibujando o pintando con un aerógrafo en la piel. Hay una configuración de agujas que se llama Magnum. Es casi como si fueras sombreando con un aerógrafo. Esto normalmente se hace con tinta diluida, usar la tinta pura es más difícil porque le tienes que dar mucho más suave. Se diluyen metiéndole blanco, o poniéndole agua diluyente.

Luego es complicado porque los tipos de piel también influyen; a un lienzo no le duele. Hay piel que es bien delgadita y si tu usas un voltaje muy alto con la máquina sí puedes llegar a hacer un daño. Hay piel que al contrario, parece cuerito, entonces no hay bronca. Igual, no puedes tardarte tanto porque mientras más tardes, más duele. Por ejemplo, al momento de poner la tinta, todos los colores se sienten igual, pero como normalmente va primero el negro y luego otro color, se dice que duele más el segundo o tercero. Cuando empiezas el tatuaje, la adrenalina y las endorfinas te protegen con una como anestesia pero, en trabajos largos, eventualmente se termina. A veces no es tanto la máquina en sí, luego es el estar tallando para limpiar. Si te la pases talle y talle, el cliente va a sentir que estuvo 3 hora bajo el sol de Acapulco sin bloqueador.

Alkymia: Para terminar, ¿qué significa la tinta para ti?

Yo creo que es la sangre. De cierta forma es la sangre del tatuador. Es con lo que se plasma, lo que más le gusta. Tinta y sangre . Tinta y sudor y sangre. Tinta, sudor, sangre y gritos. Yo creo que es un medio muy rico para expresar y plasmar. Aquí [en el estudio] tengo unos dibujos que hice con pura tinta para tatuar. Es increíble para la expresión. Yo creo que todo tatuador querría tener tinta en lugar de sangre.

Me gustaría que quien lea sepa eso. Que todos estamos cortados de la misma tela. Creo que en el arte, tanto en el tatuaje como la pintura, se tiende a competir, cuando deberíamos estar colaborando. Aprendiendo unos de otros. El chiste es inspirarse de todos lados, desde los más grandes hasta tus compas.

“Hanged”Óleo sobre lienzo 32 x 32 cm

Heart and Skull Tattoo Parlor hace tatuajes y perforaciones con cuidado y dedicación en un ambiente cómodo, seguro y ameno. Se encuentra en Aristóteles 214, Polanco, abierto de lunes a sábado, de 10 a.m a 10 p.m. Agenda tu cita a través de su perfil de Instagram o número telefónico y, por favor, saluda a Michael de nuestra parte.

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El sueño del pelipintao’

Amo a mi marido. Me casé con él hace cinco años. Y desde hace cinco años que dormimos juntos, cada noche, sin excepción.

Él me dijo que empecé a roncar. Yo no entendía en qué momento lo hacía si pasaba las noches despierto porque no sé qué se soñaría él que no se quedaba quieto. No dormíamos bien y no teníamos el dinero para ir a esas terapias de pareja.

Sus amistades de la universidad nos decían que abriéramos la relación. Qué si dormíamos en casa de otros tipos el ambiente en la casa se relajaría. Algo así como liberación de la ira monogámica capitalizada. Amo a mi marido, pero odio a los intelectuales fingidos de sus amigos.

La solución que encontré fueron pastillas para dormir. Una sola pasta dos horas antes de acostarme era suficiente para que los químicos me relajaran. Un silencioso sueño farmacéutico.

Durante un tiempo tuve de esos sueños de pantalla apagada. Así les decía cuando el paso de las ocho horas en las que descansaba se sentía como un chicle de yerbabuena, se estiraba y se encogía, mientras yo observaba en una pantalla apagada el reflejo de ninguna cosa.

Luego vinieron los sueños en el campo de flores. Me veía corriendo descalzo sobre esa hierba mojada, acompañando a los cucarrones que volaban a mi lado. El sueño del cacique cucarrón.

Pero las cosas se empezaron a complicar cuando apareció en mis sueños el pelipintao’. Cada vez eran menos las noches en las que me soñaba en campos de flores o sentado frente a una pantalla viendo nada.

En estos sueños me veía acostado en la cama de un hombre pecoso que tenía doce perforaciones, las contaba en cada sueño, un arito plateado más pequeño que el anterior a medida que la mirada subía por cualquiera de las dos orejas. Algunas veces tenía el pelo teñido de azul eléctrico, otras era de un verde neón o de un naranja volcánico. En cada sueño una tintura distinta, en cada encuentro un color diferente.

El sueño del pelipintao’ era cada vez más frecuente. Con el tiempo empezó a decirme cosas desde lejos, lanzaba palabras dulces, formas de coquetear que no conocía, tampoco las recordaba después de beberme el café de la mañana, solo quedaba la sensación de cosquillitas en la punta de la lengua.

Amo a mi marido, pero me dormía más temprano. Amo a mi marido, pero me tomaba la pasta a las 4 de la tarde. Amo a mi marido, pero ya ni le daba las buenas noches. Amo a mi marido, pero no amo a los pachamamertos de sus amigos, no amo que orine con la puerta abierta, no amo que hable tan fuerte por teléfono, no amo que hace años no le ponemos comino a la comida porque él no ama el comino como yo sí lo amo. A veces creo que amo más el comino de lo que amo a mi marido.

Empecé a dormir en los descansos del trabajo para encontrarme en el jeep del pelopintao’. Lo veía conducir mientras cantaba canciones de reggae, la luz iluminaba su pelo lavanda traslúcido, verde saltamontes o azul delfín.

Mi marido no me ama. Eso me dijo esta mañana después de despedirme del pelopintao’. Me dijo que me paso toda la noche roncando y todo el día dormido en los laureles. Que había que divorciarnos pronto, que nos habíamos casado muy jóvenes, que hace meses no me desea, que no recuerda por qué me pidió matrimonio, que no soportaba conocer mejor mis párpados que mis pupilas.

No le di importancia, no me interesaba seguir con él. Comenzamos el proceso de divorcio y me fui a vivir a un apartaestudio con un colchón, un par de muebles y una mininevera.

La primera noche no me preocupé, la segunda noche tampoco, la tercera noche me tomé dos pastillas y a las dos semanas me había tomado la mitad del frasco. Solo sueños de pantalla apagada e infinitas horas de cucarrones y yerbabuena. No pude encontrar esos pelos verde limón, gris perlado o fucsia saturado.

Amo al pelipintao’ y extraño contarle los aretes de la oreja izquierda mientras manejaba su jeep. Dejé de tomar las pastillas para dormir porque me daban taquicardia y ahora el té de manzanilla me genera malestar estomacal. Terminamos el papeleo. Ya no estamos casados. Ya no es mi marido. No amo a mi marido, no amo a mi exmarido.

Cuando se hizo de noche me acosté bocarriba sobre el colchón, me arropé con las cobijas, me quedé mirando al techo, cerré los ojos y dormí como nunca en mi vida había dormido. Al día siguiente me di cuenta de que no había soñado nada.

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