Revista Coral, vol. 7, num. 1, julio 1988

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CON NUESTRA MATRICULA Evangeline Oliver, ha sido aceptada por la Florida State University para hacer estudios conducentes al grado de Doctorado en Educación Musical com­ enzando en agosto de 1988. adaptación del ambiente folklórico de los coloridos sonidos y tonadas del país (i.e. en bolero, guajira, y criolla). En nuestros coros ahora se pone gran importancia en la expresión de los orígenes musicales a través de la danza y el folklore (i.e. en las rumbas, can­ ciones compuestas para grupos corales folklóricos y otros grupos, espe­ cialmente para negros). No es tarea fácil presentar esta música a través de can­ ciones sin acompañamiento, pero gra­ cias a Caturla y su obra maestra "El Canto de los Cafetales”, hemos recor­ rido un gran camino, y aún Valera ha tenido éxito expresando el ritmo de “guaguanco” en su “Guaguancaglia”. 2. Nuestros compositores han tenido éxito en crear una resonancia polifónica y coral de la música folklórica campe­ sina de nuestro país. No es un tipo espe­ cial de melodía, un llamado “ritmo cu­ bano”, ni es un contrapunto de líneas, grupos rítmicos y frases, ni es la estre­ cha relación entre texto e instrumentos lo que caracteriza a nuestra música coral busca recrear la amplia extensión de nuestros tambores, el acento de la pulsación de las cuerdas del arpa, el chasquido y los colores de las maracas, güiros y las claves, así como también los sonidos melódicos de los instrumentos de cuerda y viento. 3. Nuestra música coral está basada en la interacción popular entre los solis­ tas y el coro como también el balance y la mezcla de sonidos. Esto es llevado a la perfección por nuestro poeta nacional Nicolás Guillén en “El Son Entero”. Hay lugar para la apertura espontánea - no la búsqueda rígida - de la improvisación y la expresión de su ritmo, sus notas melódicas y los contenidos de su con­ texto total. 4. La música cubana nos parece ser exitosa y de una creación bien balan­ ceada, con su carácter propio, su im­

pulso rítmico propio, sus propias melodías especiales, su color propio y su propio gesto. El director comunica todo lo que la canción cubana tiene que ofrecer en lustre, viveza y visión. La amplitud del sonido debe ser subjetiva como también objetiva, fluyente y espontánea, sin enfocar las voces “líricas” en la interpretación. El pulso de la música debe sentirse en el interior y con gran cuidado pero sin caer en la rigidez. Para encontrar el ritmo exacto, uno no debe depender solamente de la lectura del texto sino depender en su lugar de los sentimien­ tos síquicos, físicos y musculares. En la melodía uno sigue todo el tiempo a la notación. Uno también debe reconocer el contraste entre la primera parte, la cual es generosa en sus sen­ timientos, y la segunda parte, la cual es de un carácter mas danzable, (i.e., en el sonido del bolero). Ambos, cantantes y oyentes, deben sentir el poder elevador y alcanzar el poderío de una verdadera gran canción, un himno del pueblo. Para la persona que no se crió en Cuba, no es tan fácil entender la música coral cubana e interpretarla correc­ tamente. La experiencia con directores de coro y cantantes de otros países ha demostrado, sin embargo, que el primer entusiasmo se obtiene a través de la audición diligente de varios grupos in­ terpretando el folklore cubano. A través de un estudio continuo y seria dedicación a los aspectos teóricos, uno puede aprender paso a paso a apreciar y entender por completo nuestra música.

William Rivera, ha fundado y dirige La Coral Bel Canto una agrupación vocal de voces femeninas que ya se ha destacado como tal en el ambiente coral del país. El Padre José María Reyes, O.M., cumplió 10 años como director de la Coral Mercedaria de Cayey de la cual fue fundador. Felicitaciones. Luis Olivieri, se desempeña como Encargado de Investigaciones Músico litúrgicas para el nuevo himnario en español de la Iglesia Episcopal en Esta­ dos Unidos de América. Recientemente participó representando a Puerto Rico por invitación del Consejo Mundial de Iglesias, del Primer Taller Latinoameri­ cano de Música y Liturgia celebrado en Costa Rica. Juan José Morales, se ha reinte­ grado a sus labores como director del Coro de la II Iglesia Bautista de Río Piedras, Voces Espirituales , que él organizó hace 15 años. Evelyn Olivieri, asistió al Primer Taller Latinoamericano de Música y Li­ turgia celebrado recientemente en San José, Costa Rica con el co auspicio del Consejo Latinoamericano de Iglesias. El Rdo. Carlos Noel Vélez, organizó y dirigió el Coro Unido de la Iglesia Evangélica Unida de Puerto Rico el cual cantó en la pasada asamblea anual de dicha denominación. El es pastor de la Iglesia Evangélica Unida de la Urb. Roosevelt en San Juan. Angel M. Mattos, Hijo, llevó a cabo una jira coral por la República Domini­ cana el pasado mes de noviembre con su Coro de Escuela Libre de Música de San Juan.

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