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Plumas de ángeles
Cuentos de Navidad para León Rodolfo Herrera Pérez León, diciembre de 2021
Lupita cayó enferma y ya no pudo salir de casa. Su cuerpo adelgazó, la cara palideció y las fuerzas le faltaron. Por más que sus padres le daban cuidadosamente las medicinas a sus horas, no servía de nada. Su abuela llegó de visita para acompañarla el día de su santo. Le dijo que la Virgen le tenía un regalo muy grande para Navidad, que tuviera fe y que le pidiera con todo su corazón que llegara su salud. Ella se entristeció y dijo que ya no tenía tiempo, pero que deseaba con todo su corazón que se hiciera realidad lo que le había pedido, porque deseaba comprartirlo con todos los niños de la ciudad. Esa noche hizo un frío tan intenso como no se había sentido antes, la temperatura bajó hasta congelar el agua en las tuberías y convertir en gruesos témpanos de hielo cuanto charco o recipiente contenía agua. El cielo amaneció aborregado y los abrigos apenas calentaban a los que salieron en las primeras horas de la mañana. -¡Está cayendo nieve! ¡Está cayendo nieve! Lupita corrió a la ventana de su habitación apenas escuchó la frase, abrió las cortinas y pudo contemplar como caían pequeñas plumas, como si fueran plumas de ángeles, que caían sobre las casas, las calles, los autos y los jardines. Los árboles se vistieron de blanco. Ese era el regalo pedido. La ciudad se cubrió completamente de blanco y toda la gente, especialmente los niños, salieron a jugar con la fina escarcha, antes de que desapareciera ante el radiante sol del Bajío.
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Cuentos de Navidad para León Una pluma fue llevada por una tenue corriente de aire hasta la ventana de Lupita, ella la atrapó con su mano y la llevó directo a su pecho. En cuanto se disolvió en su ropa sintió que un intenso calor penetró en su corazón y éste comenzó a latir tan fuerte como un tambor. Sintió tantas ganas de salir de su habitación que bajó corriendo las escaleras y llegó hasta el jardín, donde sus padres veían el espectáculo. Ellos la abrazaron impresionados, su cabello estaba completamente blanco pero sus mejillas parecían un par de radiantes manzanas y sus ojos centelleaban nuevamente vida.
León. Nevada del 13 de diciembre de 1997.