24 minute read

ético de Hostos y Martí

Next Article
Fusión viva

Fusión viva

Dimensiones educativas del pensamiento ético de Hostos y Martí

Luz M. Aquino Rosa

Luz M. Aquino Rosa tiene un Bachillerato en Educación Secundaria de la Universidad de Puerto Rico y una maestría en Educación con concentración en Currículo y Enseñanza de la Universidad Metropolitana. Actualmente, estudia un doctorado en Literatura en el Centro de Estudios Avanzados de PR y el Caribe y trabaja como maestra del nivel elemental.

La sociedad que encara los inicios del presente siglo ha sido caracterizada por sí misma como carente de la diseminación intrínseca de la moral. Una porción ínfima de la población lucha para que el restante se haga eco y estandarte del buen proceder. Eugenio María de Hostos declara que “toda la vida social está contaminada de la misma indiferencia moral.” 1 La conciencia está estrechamente vinculada con la moral. Este último concepto se define como “doctrina de la conducta y de las acciones humanas por su bondad o malicia.” 2 Hostos vincula a la escuela con la tarea de moralizar socialmente al individuo: “Allí donde empieza el indivi duo social, que es en la escuela, empieza la tarea de moralizarlo socialmente, como empieza en el hogar, su primer centro, la tarea de moralizarlo individualmente.” 3 La dimensión educativa de la moral hostosiana es la que resalta entre los matices que de ella pueden de rivarse. En materia de moral, la aspiración máxima es reproducir sus virtudes en cada representante del género humano y esto es posible, primordialmente, mediante la gestión educativa. En palabras de Camila Henríquez Ureña para describir el ideal moral hosto siano: “Lograr el acuerdo perfecto entre la naturaleza y el hombre por el desarrollo armónico de la razón y la conciencia, he ahí el ideal moral.” 4

1. Eugenio María de Hostos. Moral social. Barcelona: Editorial Vosgos, S.A., 1974, p. 19. 2. Héctor Campillo Cuautli. Diccionario Academia Secundaria. México: Fernández editores, 1994, p.349. 3. Eugenio María de Hostos. op.cit. p.142. 4. Camila Henríquez Ureña. Las ideas pedagógicas de Hostos y otros escritos .Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y

La naturaleza de las ideas morales está fusionada al proceder humano; por ende, la educación, en todo lo que el término implica, incluye como vórtice esencial la moralidad. Es imperativo destacar que la educación que enfrenta el educando de este siglo recién amane cido se caracteriza por la pluralidad y el dinamismo. Por esta razón, el proceder del elemento humano, por naturaleza, impulsa cambios con la meta de atempe rarse a la heterogeneidad y a las modificaciones sociales del momento. La gestión filosófica y educativa de Hostos apor tó notables méritos a la sociedad del siglo XIX; su influencia permeó durante todo el siglo XX y, sobre los hombros de los hijos del siglo XXI, recae la responsa bilidad de actualizar sus postulados, de problematizar el pensamiento de este tiempo y derivar los beneficios que mejor atañen a la era actual. El lector que se en frenta a la obra de Hostos con la aspiración de descifrar “el entramado de los códigos en que se originó” debe estar consciente de que su intento es realizado desde su “propia circunstancia” y desde sus “propios códigos.” 5 Es entonces, como señalara Adriana Arpini, que se produce “el encuentro, en el constante movi miento entre los códigos de partida y los códigos de llegada. Movimiento en el cual el mensaje abierto es resignificado, al mismo tiempo que enriquece nuestros propios códigos.” 6 Ese proceso que ocurre entre emisor de otra época y receptor de la actualidad es clave en la derivación de nuevas semánticas que apunten a estos tiempos en los que el ideal de confederación an tillana no abunda como norte. Mucho se ha errado al guardar en los cofres del olvido los escritos visionarios de la prole de tiempos pasados. Es necesario retomar los y armonizar los puntos de consonancia, pues la humanidad que entra en proceso de moralización hoy día comparte el mismo género de quienes vivieron en tiempos de antaño. Hostos ya lo dejó plasmado cuan do señaló: El hombre es hombre, y como tal, humanidad, hombre de ayer, de hoy, de mañana del vie jo y del nuevo mundo, de la vieja tierra que

Cultos: Sto. Domingo, RD, 1994, p.55. 5. Adriana Arpini. Eugenio Maria de Hostos y su época: Categorías sociales y fundamentación filosófica. Puerto Rico: La Editorial Uni versidad de Puerto Rico, 2007, p. 42 6. Ibid., p.42 produjo el último periodo glacial, de la tierra nueva que producirá la venidera marea polar, siempre idéntico a sí mismo en necesidades de vida y de conciencia. 7

Hostos eleva “a la categoría de deberes aquellas expresiones de sensibilidad que deben darse a otro ser humano…: la confraternidad, la filantropía, el cos mopolitismo y la civilización.”8 El pensamiento hostosiano estuvo “compenetrado de los juicios morales de sus contemporáneos.”9 Roberto Gutiérrez-Laboy, en su tesis doctoral, señala que Kant es parte funda mental de las influencias que matizaron al pensador mayagüezano. Lo medular del pensamiento kantiano no es cumplir con el deber ético, sino querer cum plir con él; debe existir lo que popularmente se llama “buena voluntad”. Además, Kraus engrosó la plurali dad de influencias que Hostos acuñó. Kraus favoreció que el ser humano aspire y trabaje para beneficiar a la humanidad entera; su sentido de pertenencia debe circunscribirse al mundo entero. La influencia krausista es evidente en la obra Moral social de Hostos: “la pri mera verdad que se aprenda y la última que por medio de ella se utilice sea la de que el hombre es una parte de la humanidad, que el seno natural de todo hombre es la humanidad entera.”10 La obra de más repercusión por parte de Hostos es Moral social. Ésta constituye el tercer libro de su Trata do de moral, el cual está constituido por Moral natural, Moral individual y Moral social. Gutiérrez-Laboy co menta acerca de los asuntos medulares de cada uno de estos tratados. Moral natural abarca las relaciones y los deberes del ser humano hacia el entorno natural; Moral individual, sobre el devenir humano en términos de su relación individual y del conocimiento que debe adquirir acerca de su organismo; Moral social, sobre las relaciones del individuo con su ambiente social. Hostos establece una gradación en el desarrollo social del individuo el cual va desde el mismo individuo, la familia, el municipio, la región, la nación y la sociedad

7. Eugenio María de Hostos. Moral social, p.34 8. Anaida Pascual Morán. Hostos:precursor de la educación por la paz. Guaynabo:Editorial Sonador, 1989, p.34 9. Gutiérrez-Laboy, Roberto. Moral y lenguaje en Hostos: un análi sis de “Moral social”. Rutgers The State University of New Jersey. Tesis doctoral, 1991, p.6 10. Eugenio María de Hostos.Moral social. p. 100.

internacional. Además, enumera las “relaciones que ligan el individuo a la sociedad.”11: necesidad, gra titud, utilidad, derecho y deber. El andamiaje de toda esa construcción levantada por Hostos lleva a Rafael Aragunde, Secretario de Educación de Puerto Rico durante el cuatrienio de 2004 a 2008, a reconocer que “el discurso hostosiano sobre la moralidad es un edifi cio de una logicidad impresionante.” 12 Hostos establece que el ser humano necesita con urgencia de la sociedad para su propia subsistencia. Por necesidad, no puede el individuo enajenarse de la sociedad, pues quedaría desprovisto de elementos básicos para subsistir. También, enfatiza que la grati tud une al individuo con la familia, con el municipio, la provincia y la nación. La dignidad humana se torna más vigorosa a medida que la gratitud deja sentir sus efectos en la amplitud de la humanidad. En cuanto a la utilidad, el Ciudadano de América indica que la misma

11. Eugenio María de Hostos. Moral social. p. 38. 12. Rafael Aragunde. Hostos: ideólogo inofensivo, moralis ta problemático. Puerto Rico: Publicaciones Puertorriqueñas, Inc.,1998,p.29. “nos compele a concurrir con todas nuestras fuerzas al sostenimiento y conservación de la sociedad.” 13 La vida misma se encarga de comunicar al ser humano de lo imperativo de ser útil para la subsistencia individual y colectiva, presente y futura. La relación de derecho convierte al hombre en “persona jurídica, que ve al tra vés de su derecho, sus relaciones con la sociedad y su facultad de exigirle lo que él cree más ajustado a su derecho.” 14 Por otro lado, la relación del deber une a los seres humanos entre sí. Todo deber es norma de la conciencia y ésta es el “conocimiento íntimo del ser por el ser mismo.” 15 En su libro sobre la gesta educativa hostosiana, Sonia Ruiz coincide en que “el Estado, al asumir su responsabilidad docente, servirá de mecanismo integrador. Para vigilar que por lo menos los princi pios fundamentales de moral social y las herramientas intelectuales básicas para el desarrollo de la razón y la aplicación estética sean patrimonio por todos los ciudadanos.” 16 A pesar de ello, la familia desempeña un rol fundamental en la educación ymoralización del individuo. Hostos lo valida con estas palabras: debemos; si nos conservamos, por la familia es; si nos educamos, por la familia lo hace mos; presentes, por ella trabajamos; ausentes, por ella anhelamos; felices, por ella y dentro de ella lo somos; desgraciados, por ella lo sen timos; enfermos, por ella tememos la muerte; moribundos, a ella volvemos la mirada. 17

Hostos analiza la causa del retraso en el proceso de civilización y señala que la misma consiste en “los incesantes conflictos entre deberes y fines de existencia.” 18 Cabe señalar que esa civilización en suspenso ha llegado hasta el tercer milenio. En este sentido, es necesario depurar el concepto de los “fines de la existencia”. Para cada ser humano, el origen y propósito de su existencia es muy diverso y constituye

13. Eugenio María de Hostos. Moral social. p. 44 14. Ibid., p.47 15. Ibid., p.55 16. Sonia Ruiz. Eugenio María de Hostos: Educador puertorriqueño en Chile. San Juan: Editorial del Instituto de Cultura Puertorrique ña, 2006, p. 76. 17. Eugenio María de Hostos. Moral social. p.93 18. Ibid., p. 53.

un asunto de cimeros alcances filosóficos. Una visión homogénea acerca de “los fines de la existencia” por parte de una masa superlativa de humanidad es algo que raya en la utopía. Ahí radican “los incesantes con flictos” a los que alude Hostos. En caso de que las diversas posturas filosóficas en torno a los fines de la existencia tuviesen su punto de congruencia en valo res y deberes conducentes a la sana convivencia y la armonía, entonces podría generarse un proceso abar cador de civilización. Las virtudes del discurso hostosiano sobre mora lidad sobrepasan a aquellos aspectos que sucumben ante la prueba del tiempo y sus nuevos hallazgos. Sus posturas filosóficas al respecto han influenciado mar cadamente el devenir educativo de no pocos países latinoamericanos. Hay un aspecto de la argumenta ción hostosiana que demanda claridad: la raíz natural del desarrollo moral. “Hostos parece que se acerca a la moral convencido de que se puede llegar a conocer y a manejar como si se tratara de un artefacto que con solo seguir sus instrucciones funcionaría bien.” 19 La humanidad es un conglomerado muy diverso tanto en su faceta cotidiana como en su pensamiento íntimo. La conceptualización hostosiana de la moralidad des cansa sobre una teorización filosófica, social y biológica. Este último componente añade un matiz ambiguo que requeriría un profundo análisis. No por eso decaen los méritos del discurso hostosiano. Lawrence Kohl berg, figura muy prominente en el campo del desarrollo moral, señala que “una teoría de la acción moral debe ser tanto una teoría psicológica como una teoría filosófica.” 20 La psiquis humana está caracterizada por elementos distintivos asociados a la fisiología y a la crianza particular. A esto se suma el lineamiento filosó fico seleccionado por el individuo o integrado a la vida por el determinismo circunstancial. La pedagogía moral hostosiana parte de unas afir maciones conceptuales que dan margen a toda una teoría educativa. Hostos parte de que “la razón es el organismo de los conocimientos, o lo que es lo mismo, un conjunto de órganos o aparatos de cuya conjunta operación resulta la función del conocer.” 21 Esta defi

19. Rafael Aragunde. op. cit. p.31 20. Lawrence Kohlberg. Psicología del desarrollo moral. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer, S.A., 1992, p. 463. 21. Manuel Maldonado Denis. Eugenio María de Hostos, sociólogo nición utiliza una terminología científica la cual puede observarse en repetidas ocasiones para definir otros conceptos como la moral. “Ciencia como es, la moral no se funda más que en realidades naturales, y no se nos impone, ni gobierna la conciencia sino en cuan to sus preceptos se fundan en relaciones naturales.” 22 Mucho enfatiza Hostos el método natural que siguen todos los “órganos” físicos, morales o intelectuales, pues, según explica, cada una de estas ramificacio nes tiene su conjunto de órganos con sus respectivas facultades u operaciones. “El método natural, o que naturalmente y por sí misma sigue la razón, consiste en pasar de lo que ha percibido a la formación de la idea que ha de corresponder a lo percibido.” 23 Hostos utilizó un lenguaje muy relacionado con lo que más tarde se ha desarrollado como la ciencia del neuroaprendizaje. La investigación reciente en el cam

y maestro. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Antillana, 1981,p.182. Esta obra es una recopilación de escritos originales de Hostos. 22. Eugenio María de Hostos. Moral social. p.30 23. Manuel Maldonado Denis. op. cit. p. 193

po del neuroaprendizaje señala que “las experiencias de enseñanza y aprendizaje deben ser planificadas tomando en consideración las complejidades de los procesos cognitivos como la atención y la memoria.” 24 Esa “formación de la idea” planteada por Hostos es la llamada sinapsis o comunicación entre una neuro na y otra, cuyo resultado es un cambio físico a nivel cerebral. Los nuevos aprendizajes, formaciones de ideas intelectuales, morales o sociales, dejan un cam bio físico en el organismo. Por esa razón, la densidad cerebral de cada individuo está correlacionada con la cantidad de experiencias vividas y cómo éstas han im pactado al “órgano de la razón”. Los procesos de vida son dinámicos por naturale za. A tono con esta realidad, la conciencia, la moral y la educación son cambiantes también. Kohlbergh ar gumenta que “nuestro concepto de la justicia (¿Qué es justo?) cambia y se desarrolla con el tiempo a medida que interaccionamos con el entorno.” 25 Mucho antes, Hostos había postulado acerca del crecimiento de la conciencia y su arribo a desarrollo ulterior: Cuando la conciencia crece, crece con ella la impulsión del deber. Entonces, la idea de la responsabilidad se hace más clara, porque la concepción de los fines de la vida se hace más alta; y como a medida que se eleva nues tro concepto se eleva con ellos la idea de los medios, poco a poco vamos desentendiéndo nos primero de los inapropiados, rechazando firmemente después los contrarios a nuestra dignidad, cada vez más concienzuda, y llega un momento de completo dominio de todas nuestras fuerzas por la conciencia, que es el momento del predominio del deber. Así, del modo más natural, sin ninguna intervención de elementos que no podamos dirigir ni manejar, se verifica en cada existencia racional y cons ciente la función del deber. 26

Idealmente, para el desarrollo de la conciencia, no debieran intervenir elementos ajenos a la digni

24. Dale H. Schunk. Learning theories: an educational perspective. New Jersey and Ohio: Pearson, 2004, p.468.25 Richard H. Hersh, Joseph Reimer y Diana P. Paolitto.El crecimiento moral, de Piaget a Kohlberg. Madrid: Narcea, S.A. de Ediciones, 1979, p.22-23 26 Eugenio María de Hostos. Moral social. p.53 dad humana. No obstante, advienen circunstancias que se salen de la norma y dejan su huella sobre la conciencia. En este sentido, la Teoría del Caos aporta nuevas subjetividades a la explicación de la realidad. “El desarrollo de la Teoría del Caos, emerge en los mo mentos en los que por el alto nivel de complejidad que guardanlos sistemas en los que estamos inmersos, es imposible tratar de establecer relaciones causales en tre eventos.” 25 El positivismo que marcó el pensamiento de Hostos y otras figuras cumbres durante el siglo pasado ha tenido que fusionarse a nuevas corrientes ideológicas por necesidad, incluida la Teoría del Caos, la cual es aplicada a las ciencias sociales y educativas en la actualidad. “El Caos se define como la impredic tibilidad y evolución irregular del comportamiento de muchos sistemas no lineales.” 26 El valor de los profundos planteamientos hostosianos sobre moralidad puede crecer exponencialmente al cohesionar sus perspectivas con las que emergen en la actualidad. Las ideas hostosianas sobre moralidad y educación entran en diálogo abierto con las de otros pensadores tanto de su tiempo como posteriores a él. Ese diálo go está caracterizado por consonancias y discrepancias, lo cual contribuye a enriquecer el legado. John Dewey, insigne portavoz de altas ideas pedagógicas, estuvo consciente de que “la fe ilimitada en la natura leza como modelo y como poder actuante se fortaleció por los avances de la ciencia natural.” 29 No obstante, señala que “abandonar todo meramente a la natu raleza no era, después de todo, sino negar la misma idea de la educación; era confiar en los accidentes circunstanciales.” 27 Cabe señalar que Dewey murió en 1952, unos 49 años después de Hostos, de modo que pudo ser testigo más cercano de los devaneos natu rales que el método científico presenta en su esencia. Hoy, con más certeza que ayer, la ciencia y sus ini cios vestidos de precisión enfrentan una metamorfosis constante, ya que las conclusiones y teorizaciones an

25. Alfonso Cornejo Álvarez. Complejidad y caos: Guía para la administración del siglo XXI, 2004., p.4 http://www.eumed.net/cursecon/libreria/2004/aca/4.pdf 26. Dan Eric Luévano Ramírez. “Teoría del caos y sus posibles implicaciones en psicología”. En: Enseñanza e investigación en psicología. Volumen 9, N° 2 Universidad Veracruzana, Mé xico Julio-diciembre 2004, p.398. http://redalyc.uaemex.mx/ pdf/292/29290212.pdf 29 John Dewey. Democracia y educación. Buenos Aires: Editorial Losada, 1982, p.103 27. Ibid., p.104

teriores sucumben ante el nuevo peso de la evidencia. Herbert Spencer, filósofo británico, coetáneo de Hostos, dedicó parte de sus esfuerzos intelectuales a la concienciación sobre el tiempo y su uso; Hostos hizo lo propio. En cuanto al tiempo, Spencer argumen ta lo siguiente: “Puesto que la existencia es breve no debemos olvidar el corto tiempo de que disponemos para instruirnos, tiempo que limitan todavía las mil ocu paciones de la vida, siendo menester, por tanto ver la manera de emplearlo más provechosamente.” 28 Por su parte, Hostos vincula el concepto tiempo con la mo ralidad, pues titulaLa moral y el tiempo al último capítulo de su obra Moral social: “Mientras la civilización no sepa emplear el tiempo que le sobra después del trabajo de cada día, no será una verdadera civilización, porque no sabrá emplear la primera riqueza y la más trascendental.” 29 Spencer aborda esta temática desde la perspectiva de quien desea abarcar gran cantidad de conocimientos, mientras que Hostos analiza el tiempo desde el lente del ocio y sus daños. Es interesante notar que algunas de las ideas hos

28. Herbert Spencer.Essays on education and kindred subjects. London:Dent, 1911, p.18 http://oll.libertyfund.org/title/2249 29. Eugenio María de Hostos. Moral social. p. 210

tosianas guardan cierta similitud con las de la prolífica escritora estadounidense de base cristiana, Elena G. White, quien escribió básicamente para el mismo tiem po de Hostos, finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Señala ella: “Al tratar con vuestros hijos, seguid el método del jardinero.” 30 Añade otras ideas muy afines con las de Hostos: “La voluntad debe enseñarse para que obedezca los dictados de la razón y la conciencia. Un instructor sabio dará atención especial al desarrollo de los rasgos más débiles, a fin de que el niño forme un carácter bien equilibrado y armonioso.” 31 Ambos escritores hicieron uso de conceptos similares desde cimientos ideológicos divergentes, ya que White fue baluarte de la fe cristiana mientras que Hostos enarbo ló las virtudes humanas desde el flanco de la razón y el deber. El reconocido pedagogo norteamericano John Dewey también hizo uso del símil del agricultor para ilustrar la gesta educativa: “El educador, como el agri cultor, tiene que hacer ciertas cosas, ciertos recursos para hacerlas y ciertos obstáculos que vencer.” 32 De acuerdo con Ramón Mellado Parsons, secreta

30. Elena G. White. Conducción del niño. Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 1992, p. 35. 31. Ibid., p.35 32. John Dewey. Democracia y educación. p.119

rio de Instrucción Pública en Puerto Rico durante los años 1969-1972, “la educación debe tratar, por todos los medios posibles, de convertir las pautas ideales de la conducta, cuando han sido bien escogidas, en pautas reales del quehacer humano.”33 Mellado Par sons añade que la empresa educativa es esencialmente moral, por ende, “no puede ser neutral, porque la larga historia de la humanidad ya nos ha enseñado, con dolorosas lecciones, que hay unas formas de con ducta que son buenas y hay otras que no lo son.”34 Mellado coincidió con Hostos en la idea de trazar pau tas morales que la humanidad debe seguir; el primero las estableció como estándares que dan margen a esfuerzos educativos en esa dirección, mientras que el segundo adjudicó el desarrollo ideal de la moralidad a leyes naturales del organismo que, bien encaminadas por quienes tienen la misión de educar, conducirán al logro de la dignidad humana y a la civilización. Un estudioso de los valores, Roger L. Shinn plantea que la educación está a cargo de las familias, los me dios masivos, grupos de pares, y otras muchas fuerzas que algunas veces trabajan a favor y otras veces en contra de las escuelas, unas veces desde dentro y otras veces fuera de las escuelas.35 Indudablemente, la educación y la formación ética son aspectos del de sarrollo social que están íntimamente cohesionados. No obstante, son innumerables los factores que inci den en el desarrollo moral de un ser humano. Cada vez, se aglutinan más elementos que dejan su huella en la formación moral del ser humano. Cabe recordar que Hostos compara la tarea de educar la razón con la tarea que “el buen cultivador hace con las plantas que cultiva: penetrar en el fondo o medio en que la planta arraiga; facilitar el esparcimiento de las raíces… y cuando ya esté formada y fuerte, abandonarla a su libre desarrollo.”36 De modo que, aunque el desarro llo de la conciencia siga un proceso natural de la ra

33. Ramón Mellado Parsons. La moral en la educación. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1984, p.56. 34. Ibid., p.90. 35. Douglas Sloan, ed. Education and values. New York and Lon don: Teachers College Press, 1980, p. 111. El libro, editado por Sloan, recopila ensayos de distintos estudiosos de educación y moral, entre ellos, Roger L. Shinn. 36. Esta es una cita del ensayo de Hostos titulado Nociones de ciencia de la pedagogía y recopilado por Manuel Maldonado Denis en su libro: Eugenio María de Hostos, sociólogo y maestro. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Antillana, 1981,P.178 zóncomo plantea Hostos, la labor del “cultivador” se multiplica por la variedad de abrojos que es necesario retirar del terreno aledaño a la planta. Los educadores de la actualidad se enfrentan a una cultura que, como categorizara Joan Ferrés 37 , responde a una “hiperestimulación sensorial”. Los niños del presente siglo han sido amamantados con una especie de “embriaguez sensorial” y “sobredosis de estimulación.” Es la progenie de la pantalla tecnológi ca. Para actualizar las ideas morales hostosianas, es preciso desmenuzar reflexivamente la realidad de vida que se yergue frente a todo ser humano que nace y se desarrolla en la actualidad. Ferrés coincide con Hostos en lo referente al desarrollo natural de la razón:

El ser humano nace genéticamente equipado con multitud de capacidades psicofísicas latentes. La ma duración es necesariamente un proceso de selección, por cuanto lleva a desarrollar algunas de estas capa cidades y a atrofiar, marginar o descuidar otras. Esta selección es, en buena medida, consecuencia de la cultura imperante. 38 La cultura de la época ejerce su marcada influencia sobre el razonamiento y su desarrollo. La naturalidad con que se desarrolle la razón estará matizada por la cultura que circunde al individuo. “Una de las princi pales consecuencias de vivir en un universo de concreción es que las nuevas generaciones no se sienten cómodas en universos caracterizados por la abstrac ción, como la escuela, la iglesia o, en general, la cultura oficial.” 39 Esa metamorfosis de los grupos sociales actuales despliega un gran reto para quienes tienen en sus manos la encomienda educativa formal, ya sea en el hogar o en la escuela. El ambiente social que rodea al individuo hará su gestión educativa de modo casi imperceptible; por ende, la moralidad quedará trans formada también. El diálogo en torno a la gestión de la escuela y sus implicaciones en la vida social se ha convertido en una pléyade de posturas con sus respectivos cimien tos morales. Algunas de esas posturas resaltan con el avance de los tiempos. No obstante, el ser huma

37. Joan Ferrés. Educar en una cultura del espectáculo. Barcelona: Paidós, 2000. 38. Ibid. p. 44 39. Ibid. p.51

no siempre ha tenido la necesidad de hallar empatía en otros y de sentir que pertenece a un grupo en el que tiene acogida. Por esta razón, los seres humanos a cargo de la labor educativa, deben enarbolar como pilar de su quehacer, la solidaridad, que, aunque es catalogada por Hostos como virtud o deber secun dario 40 , su presencia es notable a través de toda su disertación moralista: “Ya es tiempo de que el hombre quiera y sepa ser hermano del hombre.” 41 “Las posibilidades de ser acogido son indispensables para la constitución del ser humano como ser humano y cultural, porque éste no es sólo biología y naturaleza.” 45 Actualmente, los profundos cambios económicos y sociales dejan su cicatriz en las interacciones humanas y, por ende, en la moral. De este modo, las relaciones huma nas, ineludiblemente son transformadas. El cúmulo de propuestas filosóficas y sociales, iniciativa de Hostos en su tiempo y de los pensadores anteriores y pos teriores a él, no extermina la eclosión de problemas sociales que sufre la humanidad; sin embargo, traza sendas que, en mayor o menor medida, propenden a un cambio en las relaciones humanas.

Bibliografía

Aragunde, Rafael. Hostos: ideólogo inofensivo, moralista proble mático. Puerto Rico: Publicaciones Puertorriqueñas, Inc., 1998. Arpini, Adriana. Eugenio María de Hostos y su época: categorías sociales y fundamentación filosófica. Río Piedras: La Editorial Universidad de Puerto Rico, 2007.

40. Eugenio María de Hostos. Moral social.p.109. 41 . Ibid., p.10145 Pedro Ortega Ruiz. “La educación moral como pedagogía de la alteridad”. En: Revista española de pedagogía. Núm. 227, eneroqbril 2004, p. 10 pp 5-30. Campillo Cuautli, Héctor. Diccionario Academia Secundaria. México: Fernández editores, 1994. Cornejo Alvarez, Alfonso. Complejidad y caos: Guía para la admi nistración del siglo XXI, 2004. http://www.eumed.net/ cursecon/libreria/2004/aca/4.pdf Gutiérrez-Laboy, Roberto. Moral y lenguaje en Hostos: un análisis de “Moral social”.Rutgers The State University of New Jersey. Tesis doctoral, 1991. HenríquezUreña, Camila. Las ideas pedagógicas de Hostos y otros escritos. Santo Domingo: Secretaría de Estado de Edu cación, Bellas Artes y Cultos, 1994. Hersh, Richard H., Joseph, Reimer y Diana P. Paolitto. El creci miento moral de Piaget a Kohlberg. Madrid: Narcea, S.A. de Ediciones, 1979. Hostos, Eugenio María de. Moral social. Barcelona: Editorial Vos gos, S.A., 1974. Hostos, Eugenio María de. Nociones de ciencia de la pedagogía. En: Manuel Maldonado DenisEugenio María de Hostos, sociólogo y maestro. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Antillana, 1981. Kohlberg, Lawrence. Psicología del desarrollo moral. Bilbao: Edito rial Desclée de Brouwer, S.A., 1992. Luévano Ramírez, Dan Eric. “Teoría del caos y sus posibles impli caciones en psicología”. En: Enseñanza e investigación en psicología. Volumen 9, N° 2 Universidad Veracruza na, México Julio-diciembre 2004, pp 389-402 http:// redalyc.uaemex.mx/pdf/292/29290212.pdf Maldonado Denis, Manuel. Eugenio María de Hostos, sociólogo y maestro. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Antillana, 1981. Mellado Parsons, Ramón. La moral en la educación. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1984. Ortega Ruiz, Pedro. “La educación moral como pedagogía de la alteridad”. En: Revista española de pedagogía. Núm. 227, enero-abril 2004,pp 5-30. Pascual Morán, Anaida. Hostos: Precursor de la educación por la paz. Guaynabo, Puerto Rico: Editorial Sonador, 1989. Ruiz Pérez, Sonia. Eugenio María de Hostos: educador puertorri queño en Chile. San Juan, Puerto Rico: Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2006. Schunk, Dale H. Learning theories: en educational perspective. Ney Jersey and Ohio: Pearson, 2004. Sloan, Douglas ed. Education and values.New York and London: Teachers College Press, 1980. White, Elena G. de. Conducción del niño. Bogotá: Asociación Edi torial Interamericana, 1992.

This article is from: