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Economía naranja Degustemos la Naranja más dulce
Economía naranja
Degustemos la Naranja más dulce Por Gustavo Ordóñez de los Ríos Gerente de la Corporación creSIENDO.
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Cierre los ojos. Imagine por un instante que Usted tiene un terreno en el campo y que durante varios años ha cultivado, con dedicación y esmero, las que Usted considera son las más deliciosas naranjas; jugosas, dulces, uniformes y orgánicas. Todo, gracias a las bondades de la tierra y a los cuidados que Usted ha prodigado a cada uno de sus árboles de naranja.
Ahora bien, con los ojos bien abiertos, imagine que un buen día se acerca alguien y le dice que por alguna razón, la naranja va a ser declarada una de las frutas más apetecidas del mundo y que quienes tengan cultivos de naranja van a liderar un sector importante de la economía con tan apetecido fruto……
Seguro que Usted saltará de alegría, comparte con sus seres queridos y agradece a Dios la dicha de haber dedicado todos esos cuidados con tanta sabiduría a su cultivo de naranjas ya que ahora sería uno de los más valiosos y atractivos productos de la tierra. Seguro que lo cuidaría aún más cierto? E invitaría a su familia y amigos a que cultivaran naranjas.
Pues bien, este sencillo ejercicio con el que seguramente hasta pasó saliva pensando en unas ricas naranjas, se asemeja al fenómeno que por estos días está cobrando mucha fuerza y relevancia en nuestro país y, porque no decirlo, en el mundo. Se trata de la llamada “Economía Naranja”.
Probablemente una de las primeras curiosidades que este nombre despierta es su asocio con el color naranja. El color naranja en algunas culturas orientales se asocia a la creatividad y al poder transformador propio del hombre y sus virtudes. En otras culturas se asocia al entretenimiento. Los antiguos egipcios lo usaban para decorar sus jeroglíficos y otros dicen que es el color de la felicidad. Y bueno, así hay bastantes asociaciones, todas ellas con un carácter muy relacionado con el SER, la espiritualidad y la creatividad.
Con esto, dejamos claro el significado del color en este que describiré como un gran fenómeno para nuestro país y, como veremos, algo a lo que en nuestra comunidad de mujeres de Asodamas de Colombia debemos “sacarle el jugo”. Lo que es bastante claro hasta ahora es que esta “ola naranja” tiene afinidad con los fenómenos creativos de la humanidad a lo largo del tiempo. Y de creatividad sí que podemos hablar en Colombia. La siguiente pregunta sería, probablemente, ¿qué hay de “economía” en el fenómeno naranja?. Pues bien, desde hace algunos años, no muchos a decir verdad, diversas instituciones económicas y multilaterales han venido estudiando la producción de
bienes y servicios relacionados con las industrias creativas y artísticas a nivel mundial y recientemente el actual gobierno nacional se ha referido a la Economía Naranja como una de las grandes fuerzas que van a tomar posesión de nuestro país.
Para que estemos en contexto, las producciones de la economía naranja son más del 3% del total del PIB del mundo. En Colombia, por ejemplo pasamos de vender en 2003 alrededor del 920 millones de dólares en bienes y servicios “naranja”, a más de 1,800 millones de dólares tan sólo 10 años después. Colombia, junto con México son los países que mejor desempeño tienen en materia de innovación y emprendimiento basados en Economía Naranja en América Latina.
Para el año 2011 esta economía alcanzó más de 4,3 billones de dólares que puede ser algo así como el 120% de la economía de Alemania. Por ejemplo ¿sabía que entre 400 participantes del mundo, Bogotá se ganó el concurso de Diversidad Cultural de la Unesco, con lo que recibió 100,000 dólares para realizar un mapeo sobre las industrias culturales y creativas con que contaba la capital en el 2016? Y que ya este tipo de industrias están atrayendo a importantes grupos de inversionistas al país?; ¿Y que existe en Colombia una Ley Naranja?.
Una vez que tenemos contextualizado el fenómeno naranja en términos económicos y considero que hemos visto la inmensa oportunidad que tenemos en esta economía, vale la pena ahondar en otras cuestiones como ¿de eso tan bueno dónde hay?; ¿qué hay que hacer para estar en la “onda” de la economía naranja?; ¿qué tipo de actividades se relacionan con la economía naranja?;¿quién apoya la economía naranja?
Bien, yendo por partes comencemos diciendo que, toda vez que lo que se busca promover con la economía naranja es la creatividad, son muchas las posibilidades de estar allí. Vale decir que son parte de esto las industrias de tipo editorial, música, artes en todas sus manifestaciones, artesanías, diseño, moda, audiovisuales, artes escénicas, ecoturismo, radio, cine, literatura, arquitectura, turismo cultural, entre muchas otras.
Lo importante va a ser que todos quienes tenemos ideas relacionadas afines a estos campos de la expresión creativa, logremos imprimirle un modelo de emprendimiento formal. Como lo dicen muchos estudios, Colombia y América Latina son terrenos propicios para el desarrollo de la economía naranja y ello debe unirse con otro elemento que por fortuna toma fuerza que es el desarrollo de habilidades de emprendimiento.
En cuanto a apoyo y marco de acción, la ley 1834 del 23 de mayo de 2017, establece como una prioridad el fomento a la economía creativa que lleva por nombre ley naranja. Si bien en años anteriores, la industria creativa en general en Colombia fue haciendo su propio camino a solas, esta ley promueve políticas e incentivos para dar, de ser necesario, facilidades de financiación para productores creativos y culturales, en cuyo propósito se vienen uniendo ministerios y otras entidades que buscan aunar esfuerzos para apalancar esta importantísima veta de desarrollo social y económico en nuestro territorio.
La economía naranja, ante todo genera impacto y sensibilidad social sostenible. Promueve el espíritu creativo sabiendo que la creatividad es el recurso inagotable de nuestros países; impulsa el liderazgo propositivo, la creación de valor y empleo en un mundo y entorno cada vez más complejo en materia laboral. También aporta a la solución de algunas de las más graves crisis de nuestras poblaciones en materia de empleabilidad, adquisición de conocimiento, desarrollo de emprendimientos apoyados en mecanismos de solidaridad, asociatividad, resaltando las posibilidades culturales en defensa y protección del patrimonio cultural y el capital idiosincrásico de nuestras naciones.
Recuerda como inicié este artículo? Pidiéndole hacer un acto de imaginación. Bien, en este corto camino descriptivo de la ola naranja, creo que hemos logrado motivarnos para poner nuestra mirada en este “terreno de las naranjas más dulces” para nuestras comunidades de mujeres de Colombia.
Y qué tan cerca tenemos la economía naranja? Pues bien, en Asodamas ya emprendimos un proyecto relacionado con Economía Naranja, por medio de unos ciclos de formación y emprendimiento que van a dar a nuestra comunidad de mujeres a nivel nacional, el acceso al conocimiento, experiencias y herramientas de emprendimiento para sus proyectos que se basen en economía naranja.
Hemos entrado en un camino que no tiene reversa, un mundo en donde la creatividad y el emprendimiento son las reglas de juego. Vale la pena que nuestra comunidad pase de la exploración a la conformación de proyectos e iniciativas emprendedoras que destaquen y resalten el poder creativo de nuestra mujer rural colombiana!