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Arquitectura y economía naranja Consideraciones Sociales
Arquitecto José Emilio Mora M. Asesor Asodamas
Consideraciones Sociales Arquitectura y economía naranja Sobre El Parque Urbano Como Factor de Identidad, Historia y Desarrollo
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Modelo teórico recuperación parque.
Los parques urbanos existen desde los tiempos históricos con el propósito de brindar diversos servicios orientados al beneficio de ciertos grupos sociales. El concepto de estos parques en la actualidad incluye principios de sustentabilidad ecológica, económica y social por lo que son considerados como espacios incluyentes, aunque algunos análisis sobre estudios de casos relacionados con mujeres, etnias, razas, grupos con diversidad de orientación sexual, personas con discapacidades, no los acreditan cumpliendo tal condición, repercutiendo negativamente en su calidad y en su uso.
Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de Naciones Unidas – ONU, en la actualidad el 54% de la humanidad vive en centros urbanos y se estima que para el año 2050, esa cifra crecerá hasta el 66%. Sin embargo algunas ciudades del siglo XXI localizadas principalmente en naciones emergentes, cargan históricamente problemas asociados a su crecimiento y desarrollo urbano no planificados, reflejando una inequitativa dotación de bienes y servicios urbanos que reduce la calidad de vida de sus habitantes, dado que presentan en su generalidad problemas ambientales y sociales como contaminación, escasez de espacios verdes, inseguridad, desigualdad social y discriminación de grupos sociales dentro de sus espacios urbanos. “La equidad sólo existirá cuando los ciudadanos tengan igual oportunidad de interactuar o afectar los ambientes de esos espacios públicos urbanos, cuyo objetivo principal es incrementar la calidad de la vida urbana” (Chiesura 2004).
Los parques citadinos son parte fundamental del paisaje urbano y se pueden considerar como un bien complementario a la dotación de la vivienda, por los beneficios que proporcionan a los grupos sociales que habitan las ciudades, analizados históricamente desde siglos atrás para poder entender los aspectos que marcan el manejo y administración de estos espacios públicos hasta la visión actual de sustentabilidad económica, social y ecológica.
Para hablar de los primeros parques urbanos, “debemos remontarnos a las primeras ciudades que surgieron en función del poder político y religioso en la Mesopotamia, en donde hacia el año 3000 a.C. se encuentra la sociedad neolítica de los Sumerios, que tendían a agruparse en núcleos protourbanos” (Nieto 2000:2166).
Estos núcleos evolucionaron durante algo más de veinte siglos conformando las primeras ciudades como Babilonia, que evidencia cierto nivel de planificación urbana, mostrando los primeros rasgos de diseños de vegetación tipo jardín, para embellecer la ciudad (los jardines colgantes de Babilonia durante el reinado de Nabucodonosor II, entre los años 604 y 562 a.C.), aunque estas zonas verdes, consideradas parte arquitectónica de las ciudades antiguas, no cobraron auge durante los siguientes mil años. Luego de muchos años, durante la edad media volvemos a encontrar jardines en las casas de la clase gobernante y en espacios de los templos religiosos. Posteriormente, en el Renacimiento, las zonas verdes se extienden a espacios abiertos creados para el disfrute de las clases dominantes, generalmente en las afueras o los bordes de las ciudades.
Hasta ese momento no se puede hablar aún de parques públicos como se conciben actualmente. Sólo tres siglos después, fue la Revolución Industrial la que develó enormes problemas sociales y de salud por la falta de planificación urbana, como lo describe Friedrich Engels (1999) para las ciudades inglesas en los inicios del siglo XIX, situación que estimuló el origen de diversas ideas en arquitectura y urbanismo dentro de las que se destacaban el utilitarismo y el higienismo. Este período corresponde a lo que Federico Fernández (2000) denomina período neoclásico de la arquitectura y el urbanismo, permitiendo el desarrollo de nuevos modelos de ciudades, que tradujeron en dotación de bienes y servicios las áreas verdes.
Esta visión, contribuyó al surgimiento de movimientos en el siglo XIX, como Garden City en Europa, liderado por Ebenezer Howard, y City Beautiful en Estados Unidos de América, abanderado por Frederick Law Olmsted Jr., hijo del diseñador del Central Park de New York, que se convirtieron en modelos de planificación urbana con tendencia a crear parques públicos y mejorar la salud de los habitantes de las ciudades, por lo que comprendían un diseño arquitectónico urbano con fundamentos sociales.
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Actividades de recreación y cultura en el espacio urbano del parque como centro de desarrollo.
Entre los años 1900 y 1930, fue una etapa en la que surgieron los llamados Parques de la Reforma, en los que la recreación infantil era uno de sus principales objetivos, consolidando así su función de inclusión social, impulsando también la recreación familiar, como mecanismo para evitar la descomposición social en las ciudades y combatir la delincuencia. Este objetivo que tenía una finalidad clara, pronto se convertiría en una problemática de exclusión social porque los beneficiarios eran sólo familias de clase media, quienes reclamaban ese tipo de recreación, mientras que otros sectores sociales reclamaban una recreación activa representada en actividades deportivas y reuniones, conflicto ocasionado por el hecho de pasar por alto la diversidad cultural o modo de vida de los diferentes grupos sociales citadinos, situación en la que cualquiera de los grupos beneficiarios bien sea por actividades o reglas de uso lleve a la exclusión, tal vez inconscientemente, del otro.
Los espacios públicos urbanos, incluidos los parques, son lugares en donde los diferentes grupos sociales están regidos por mecanismos de control que reprimen o permiten ciertos comportamientos, los cuales se dan en forma de reglas sociales que influyen en el diseño de los mismos espacios; de hecho, esto es lo que se hace con el diseño arquitectónico de los parques. Esto se puede detectar en el diseño de algunos parques que no cubren las expectativas de uso de los diferentes usuarios, favoreciendo la aparición de muchas conductas no deseadas en estos espacios, tales como, delincuencia, percepción de inseguridad para su uso, rechazo a personas o grupos cuyas actividades pudieran no ser bien vistas y desconsideración hacia las personas en estado de discapacidad, resultando muchas veces espacios subutilizados y en ocasiones vacíos, por lo que se corre el riesgo de que sus instalaciones y la vegetación se deterioren, inclusive con posibilidades de dejar de existir si no se justifica su demanda social.
Para combatir y minimizar los riesgos de la percepción de inseguridad y la delincuencia, siendo la primera consecuencia de la segunda, el diseño paisajístico de los parques juega un papel muy importante, ya que la densidad y el tipo de vegetación propuestos, pensados para favorecer la convivencia social, pueden convertirse en un refugio para delincuentes, pues al combinarse con la hora del día y una mala iluminación nocturna, se convierten en factores claves para la aparición de conductas delictivas como violaciones, robos, drogadicción y alcoholismo, las cuales conducen al abandono de estos lugares por parte de los usuarios.
Así mismo el diseño arquitectónico y paisajístico de un parque, acogiendo el concepto actual de sustentabilidad que involucra todas las acciones relacionadas con el desarrollo de las naciones, debe contemplar elementos y espacios incluyentes que propicien la participación de todos los grupos sociales, que incluyan mujeres, jóvenes, niños, adultos mayores, razas, etnias, grupos
con diversidad de orientación sexual, sin distingo religiosos, y personas con discapacidades o con necesidades especiales, reflejando flexibilidad en el concepto de recreación y normas o reglas de uso social en los parques, que conviertan en realidad la interacción entre los usuarios de los mismos y que dinamice y multiplique las actividades que allí se realicen, de forma permanente, producto de las iniciativas públicas y privadas consensuadas previamente, con el fin de que su sustentabilidad se dé tanto en términos ecológicos como en un intercambio de bienes y servicios culturales como un potencial generador de crecimiento económico, consolidando de paso la identidad del lugar.
Este crecimiento estaría fundamentado en una economía creativa y colaborativa, la cual se conoce en la actualidad como “Economía Naranja”, reconocida mundialmente y comprende los sectores en los que el valor de los bienes y servicios se fundamentan en la propiedad intelectual y dentro de los cuales está inmersa la profesión de la arquitectura. Si estos bienes y servicios los insertamos en la clasificación que hace el Centro Internacional de Comercio (ITC, sigla en inglés), estaríamos hablando de la quinta mercancía con mayor nivel de comercialización a nivel global. Su importancia radica según Angel Moreno, coordinador del grupo de Emprendimiento Cultural del Ministerio de Cultura en que “En estos momentos de desaceleración económica, producto de la caída en el precio del petróleo, el desarrollo de los modelos económicos alternativos basados en el conocimiento, la creatividad y la cultura, se presentan como una oportunidad para hacerle frente a estas situaciones”.
Esta podría ser una buena alternativa para reivindicar el valor del parque como elemento nuclear urbano, en la gran mayoría de los municipios intermedios del país y algunos asentamientos de menor rango en habitantes, siendo estos en muchos casos la génesis de asentamientos humanos, y que histórica y culturalmente han sido puntos de encuentro poblacional, en los cuales se han ido encajando actividades que muestran un estilo de vida de cada sitio por sus costumbres, tendencias y evolución en el tiempo, siendo el ingrediente principal de ese tejido social que se construye con las costumbres y la historia. La forma de hacer realidad este proceso debe iniciar con una etapa de investigación de campo, la cual debe acopiar información sobre los comportamientos consuetudinarios de los lugareños cuando se hace uso de este espacio representativo, no sólo los días normales de semana sino también los días festivos en los que adicionalmente se tiene contacto e interacción con visitantes, muchas veces atraídos por valores históricos, turísticos o comerciales que caracterizan el lugar.
Los intereses y gustos de los habitantes, considerando las diferentes franjas etarias en la demanda de recreación, bien sea pasiva o activa, y las diferentes formas de apropiación y permanencia que realizan del lugar, teniendo en cuenta las fortalezas de carácter productivo que promueven el comercio en el parque y sus alrededores, y el análisis del estado de conservación de los elementos e instalaciones que lo componen, incluyendo el estudio de su vegetación paisajística, son los insumos adicionales que se deben hacer parte de ese documento investigativo, el cual debe derivar en una matriz informativa que retroalimente las iniciativas de su rediseño, consistente en una adecuación equilibrada de los elementos existentes, ya que una transformación total del sitio podría no estar acorde con los alcances presupuestales de los municipios, para dar cabida a la participación de todos los sectores de forma permanente, que permita la revitalización del parque, con identidad, cohesión social involucrando la mujer como eje participativo, y la protección de su patrimonio cultural, actuando de acuerdo también con los principios filosóficos de Asodamas para generar acciones y acompañamiento que conduzcan el empoderamiento de la mujer dentro de nuestra sociedad, en un ámbito de equidad de género y dignidad que le permita hacer parte del sistema productivo, en cada lugar donde exista.
De acuerdo con lo anterior se propone una metodología abarcando los pasos descritos anteriormente, de la siguiente forma:
-Determinación de los términos de participación en un acuerdo que permita la celebración de un convenio de colaboración interinstitucional con las autoridades de cada municipio.
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-Recopilación de información mediante trabajo de campo para la observación en el parque del comportamiento de los usuarios del sitio, durante todos los días de la semana y determinación de factores visibles de identidad del lugar.
-Recopilación de datos mediante el trabajo de campo con encuestas a lugareños y visitantes, e inventario del sitio en lo físico y en lo cultural. Esta etapa permitirá determinar las fortalezas de cada municipio para la definición de las unidades productivas que harán parte de la propuesta y las estrategias pedagógicas a seguir para garantizar la sustentabilidad de la misma. -Elaboración de un diagnóstico sobre el estado actual de la infraestructura del parque, en lo físico, lo funcional y lo ambiental, y sus potencialidades, buscando que haya coherencia con los diagnósticos institucionales de los Planes de Ordenamiento Territorial de cada lugar. -Elaboración del rediseño del parque, en su aspecto y facilidades físicas y de paisaje, buscando maximizar la utilización de los elementos existentes y la exaltación de la flora nativa, según las directrices determinadas en el diagnóstico.
-Elaboración de un presupuesto y cronograma de trabajos para la ejecución de las obras que permitan la implementación de las propuestas, en el que también se deben incluir la valoración de las unidades productivas y sus dotaciones mobiliarias y de infraestructura para su funcionamiento, dentro de las cuales se incluyen los parques interactivos de la NASA (Agencia Nacional Espacial de los Estados Unidos), que permitirán la participación de los jóvenes y la ciudadanía en general en conectividad digital con el mundo externo dentro de las exigencias actuales y necesarias que impone un mundo globalizado.
-Elaboración de un plan de capacitación de las mujeres participantes en el programa.
-Ejecución de las obras y suministro de la dotación, y puesta en marcha de las unidades productivas para el funcionamiento integral del programa, con acompañamiento por parte de Asodamas para medición de su impacto y resultados en el tiempo, por un período de tiempo a convenir para cada caso específico.
Asodamas de Colombia, en el marco de la celebración de sus diez años de existencia, resaltando la importancia de este proyecto dentro de los ejes estructurantes de sus actividades y en asocio con la firma Kaizen Novark SAS (Mejoramiento permanente con propuestas de arquitectura de vanguardia), implementarán la puesta en marcha de esta iniciativa por medio un plan piloto, con el propósito de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, en 32 municipios del país, contando para este propósito, con la participación de las mujeres en cada uno de ellos para el desarrollo metodológico propuesto, culminando el proceso de capacitación y formación con dos diplomados internacionales que se llevarán a cabo en Bélgica y Holanda, países abanderados de la Economía Naranja.