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Diciembre de 2017
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Nº 30, Nueva Época
CONSUMO Y FELICIDAD :: CAPITALISMO, CONSUMISMO Y CRISIS AMBIENTAL :: RELIGIÓN-CONSUMO Y CONSUMO-RELIGIÓN :: ¡SE NOS ROMPIÓ EL AMOR! LAS RELACIONES DE PAREJA EN UN MUNDO MERCANTILIZADO :: ¡ME MUERO DEPRISA! LA VIVENCIA DEL TIEMPO EN UN MUNDO CONSUMISTA :: «PERO AL PRINCIPIO, NO FUE ASÍ...» :: ENTRE TÚ Y YO: ¿QUÉ FUNCIÓN CUMPLE EL CONSUMISMO? ::
Editada por:
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:: Sumario
Nº 30, Nueva Época – Diciembre de 2017 PUBLICACIÓN DE LA ASOCIACIÓN DE ESTUDIANTES Y GRADUADOS UNIVERSITARIOS ADVENTISTAS DE ESPAÑA Consejo Directivo de AEGUAE Presidencia :: Silvia Palos Vicepresidencia :: Marc Gelabert, Alexandra Mora Secretaría :: Marc Ortega Tesorería :: Abigail Esquirolea Vocales :: Ana Aguerri, Ramon Carles Gelabert, Juan Manuel Gracia, Rocío Orellana, Alfred Quiles Vocales UAE :: Jonatán Bosqued, Antonio López Edita Aula7activa editora digital de AEGUAE Revista Aula7 Redacción :: Ramon-Carles Gelabert Maquetación :: Alexandra Mora Cartel de portada :: Nacho Lambertini Portada :: Isaac Chía Depósito Legal B-6934-2004 Email :: info@aula7activa.org Webs :: www.aeguae.org // www.aula7activa.org Aula7 está abierta a todo tipo de colaboraciones. Los artículos publicados expresan exclusivamente las opiniones de sus autores.
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Novedades de Aula7activa.org
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Editorial :: Silvia Palos Ibáñez
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Consumo y felicidad* :: Josep A. Álvarez
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Capitalismo, consumismo y crisis ambiental* :: Josep A. Álvarez
14 Religión-consumo y consumo-religión* :: Samuel Gil Soldevilla 21 ¡Se nos rompió el amor! Las relaciones de pareja en un mundo mercantilizado* :: José Álvaro Martín 24 ¡Me muero deprisa! La vivencia del tiempo en un mundo consumista* :: José Álvaro Martín 27 «Pero al principio, no fue así...»* :: Sara Ma Hernández Venencio 29 Entre Tú y yo: ¿qué función cumple el consumismo?* :: Sonia Pedrosa Armenteros 33 ¿Consumo o consumismo?* :: G. Sánchez 35 El origen de la «doctrina de la cabeza». El clamor de la predestinación :: Daniel A. Mora *Dossier de la XLIII Convención AEGUAE: «Cristianismo y consumismo».
Novedades
GEORGES STÉVENY
JESÚS, EL ENVIADO DE DIOS ¿Por qué vino? Georges Stéveny
JESÚS, EL ENVIADO DE DIOS ¿Por qué vino? Este libro quiere responder –como su título indica– la pregunta fundamental que plantean la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. […] la palabra clave de la fe es futuro. Porque Dios tiene una historia y esta historia continúa. Jesús se mezcló entre los hombres, tomando su condición y…, volverá.
Disponible en www.aula7activa.org
GEORGES STÉVENY DESCUBRIENDO A CRISTO
DESCUBRIENDO A CRISTO Georges Stéveny
«Cuando todavía era muy joven, circunstancias especiales me condujeron a enseñar teología. En el transcurso de las noches, mientras preparaba mis clases, tuve una experiencia inolvidable con Cristo. La persona de Jesús tomo para mí dimensiones insospechadas.» Esas dimensiones son las que han quedado plasmadas en un texto que recorre y recurre al Jesús de la historia, de las Escrituras, de la fe. Un texto de lectura ineludible para todos los que quieran profundizar en Tú también puedes colaborar la persona de Jesús de Nazaret.
tanto en la revista Aula7 como en el boletín de AEGUAE. Envía un email a: info@aeguae.org
Disponible en www.aula7activa.org
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:: Editorial Silvia Palos Ibáñez Presidenta de AEGUAE Licenciada en Derecho
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ño 1986, Roma. La bellísima Piazza di Spagna despierta entre sus adoquines, escalinatas y palmeras. Atisbamos la Fontana barroca della Barcaccia, embajadas, museos, casas de poetas… y hoy además, la inauguración de un McDonald´s. Supongo que todos descubrimos el elemento discordante de la anterior imagen italiana, aunque cada vez es más usual encontrar grandes establecimientos de multinacionales en los rincones más transitados de nuestras ciudades. Sin embargo, es importante examinar este acontecimiento del año 1986, porque a raíz del mismo surgió el movimiento Slow (lento en inglés), como una corriente cultural que se opone a las nuevas costumbres consumistas que van acechando a nuestra sociedad. El movimiento Slow propone calmar las actividades humanas; tomar el control del tiempo y dar prioridad a las actividades que redundan en el desarrollo de las personas. Los ponentes de este movimiento creen que, aunque la tecnología puede acelerar el trabajo, así como la producción y otras actividades humanas, las cosas más importantes de la vida no deberían acelerarse. En otras palabras, este movimiento se hace consciente de que nuestra forma de consumir está vinculada a nuestro uso del tiempo, del medio ambiente, de nuestra religiosidad, e incluso de las personas. Me interesa saber que aunque Erich Fromm define al ser humano contemporáneo como homo consumers, esto es, el consumidor total cuya única finalidad es tener más y usar más, existe también una corriente cultural que se plantea la necesidad de adoptar una ética del consumo que nos oriente a comportarnos como consumidores autónomos y críticos. Y precisamente en esta reflexión, resulta interesante descubrir algunos pasajes de la Biblia en los que también se nos muestra a Jesús tomándose la vida con calma y valorando la placidez; bien en situaciones en las que se enfrenta con tormentas, vientos y mareas que ponen en peligro al ser humano, callándolos, enmudeciéndolos1; bien cuando decide curar nuestras tormentas internas, tanto o más duras que las anteriores , y nos deja su paz, nos da su paz.2 1
Marcos 4:39.
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Juan 14:27 (entre otros).
De hecho, también Elías se sorprendió un día al no encontrar a Dios ni en el trueno, ni en el huracán ni en el terremoto.3 Elías encontró a Dios en un silbo apacible. En un susurro que nos permite ser conscientes de nuestro entorno, que no embota nuestros sentidos sino que nos deja percibir todos los atributos de quién nos da paz y de la responsabilidad que tenemos hacia todo lo que nos rodea. Ojalá que en esta Convención podamos disfrutar con calma de las palabras de nuestros ponentes, de las ideas que se compartan entre pasillos, de la felicidad de unos días entre amigos, y del Espíritu del Señor rodeándonos como un silbo apacible mientras nos ponemos en sus manos. 3
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1 Reyes 19:12.
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Tu biblioteca digital cristiana con descargas gratuitas
977.128 accesos y
469,317 descargas
en 2016
98,381 descargas del libro El cristianismo: Unidad y Diversidad ESTUDIOS DE ECLESIOLOGÍA ADVENTISTA · VOLUMEN II
SOBRE EL SUFRIMIENTO, LA MUERTE Y LA FELICIDAD
LA IGLESIA DE CRISTO
ESTUDIOS DE ECLESIOLOGÍA ADVENTISTA · VOLUMEN III
Su misión y su ministerio en el mundo
Comité de Investigación Bíblica · División Intereuropea · IASD
LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO
Josep Antoni Álvarez
Comité de Investigación Bíblica · División Intereuropea · IASD
EL VALOR RELIGIOSO DEL AYUNO A LA LUZ DEL NUEVO TESTAMENTO
MODERNIDAD, POSMODERNIDAD Y MORAL
Juan Ramón Junqueras Vitas
Vittorio Fantoni
PROCESO Y REHABILITACIÓN DE MIGUEL SERVET José Antonio Valtueña
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:: Consumo y felicidad
Josep A. Álvarez Licenciado en Química (Universidad de Barcelona). Jefe de estudios y profesor de secundaria en el Col·legi Urgell. Autor de los libros: La eutanasia a debate, Sobre el sufrimiento, la muerte y la felicidad y El cristianismo: Unidad y diversidad. Una historia de las divisiones del cristianismo.
«El mundo exponencial en que vivimos sigue siendo un mundo en el que aún no se sabe cómo acrecentar la calidad de vida y hacerla accesible a todos sin incrementar las graves huellas ecológicas que deja sobre nuestro planeta el actual modelo de crecimiento económico. La magnitud del actual consumismo muestra desde hace tiempo que necesitaríamos contar con más de un planeta Tierra para poder mantener, de este modo, los afanes de gran bienestar material por parte de los más privilegiados».1
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no de los argumentos más reiterados para no introducir cambios en nuestra forma de vivir ni en nuestro modelo económico es la creencia de que nuestra calidad de vida (felicidad) depende en buena medida de nuestra capacidad de consumo. En esa línea, la mayoría de la población mundial aspira al nivel de consumo que existe en los países occidentales y, en particular, en los EE.UU. Por otro lado, la creencia que relaciona felicidad con consumo obvia los peligros que conlleva el actual modelo de crecimiento en relación a la naturaleza. De hecho, se prioriza el crecimiento a la preservación de nuestro entorno con la finalidad de satisfacer el deseo de consumo. Se olvida que a la larga esa forma de actuar pone en peligro precisamente ese deseo de alcanzar un cierto grado de bienestar. Es como si nuestra felicidad fuese independiente de la preservación del medio ambiente, como si fuese posible vivir al margen de la naturaleza, en la falsa creencia de que lo que le pase a esta no nos afecta a nosotros. Es indiscutible que el tener una cierta calidad de vida pasa por disponer de una cierta capacidad de consumo. Es evidente que si vivimos en la pobreza o en la indigencia la felicidad es imposible. Si no podemos cubrir nuestras necesidades básicas, nuestra calidad de vida se torna precaria y no podemos disfrutar de lo que la vida nos puede proporcionar. Es indiscutible que hay millones de personas en el mundo que aspiran a una mejor calidad de vida. Además, ese deseo es legítimo. Pero la pregunta o el dilema no se haya tanto en esa necesidad de cubrir esas necesidades básicas, sino en saber si la felicidad se relaciona directamente con nuestra capacidad de consumo. Podemos afirmar sin la menor duda que los habitantes de los países más desarrollados disponen de un mayor grado de felicidad que aquellos que no lo son. ¿Son más felices gracias a su capacidad de consumo?
Sorprendentemente, todos los estudios realizados en ese sentido señalan que la felicidad aumenta de forma proporcional hasta cierto límite de ingresos, pero que a partir de cierto punto esta no nos proporciona mayor felicidad. Según los datos, la satisfacción vital aumenta de forma proporcional hasta los 15.000 $ de ingresos anuales, pero que a partir de ese nivel de ingresos no hay un aumento de la satisfacción vital (felicidad). En la misma línea, el consumo energético es un indicador del bienestar humano. Pero de la misma manera que en el caso de los ingresos, ese bienestar tiene unos límites. El bienestar se sitúa en un consumo entre 50 y 70 GJ por cápita y año, cuando este aumenta y se sitúa entre 70 y 100 GJ per cápita y año se observa un cierto aumento en la calidad de vida, pero a partir de ese valor ya no hay un aumento en la satisfacción vital. Por otro lado, ese deseo de consumo nos esclaviza y no nos permite disfrutar de la vida. Como señala Thich Nhat Hanh: «La mayoría de quienes deseamos tener una casa, un coche, una televisión, una nevera, etcétera, debemos sacrificar a cambio nuestro tiempo y nuestras vidas».2
De hecho, un aumento en nuestro nivel de consumo lleva asociado cinco inconvenientes: • Un aumento del estrés • Una pérdida de tiempo libre • Una disminución del contacto con familiares y amigos • Una menor disponibilidad para disfrutar de la naturaleza • Una disminución del tiempo que dedicamos a relacionarnos con Dios En relación a cómo evaluar la felicidad, la New Economics Foundation desarrolló el denominado Índice de Planeta Feliz (HPI)3. Este intenta evaluar la felicidad en un país teniendo en consideración el desarrollo y la sostenibilidad. La originalidad de este, 7
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Consumo y felicidad
que como señalan los redactores del informe Los límites del crecimiento:
a diferencia de otros indicadores de felicidad, se encuentra en que este tiene en consideración los esfuerzos que realizan los diferentes países para preservar el medio ambiente. En definitiva, se entiende que la felicidad se correlaciona con un menor impacto sobre la naturaleza. Este se calcula considerando cuatro indicadores: Bienestar: En este aspecto se tiene en consideración cómo se sienten de satisfechos los residentes de cada país con la vida en general (Percepción subjetiva de la felicidad). Podríamos hablar de satisfacción vital. Este ítem se mide en una escala de cero a diez, sobre la base de datos recogidos por parte de la encuesta mundial Gallup. Esperanza de vida: El número medio de años que se espera que una persona viva basados en datos recogidos por las Naciones Unidas. Desigualdad de resultados: Las desigualdades entre personas dentro de un país en términos de cuánto tiempo viven, y cuán felices se sienten. Se calcula considerando cuan desigual es la distribución de la esperanza de vida y del bienestar en cada país. Huella ecológica: El impacto medio que cada residente de un país provoca en el medio ambiente, basándose en los datos publicados por Global Footprint Network. El Índice de Planeta Feliz, simplificando, se podría decir que se calcula multiplicando el bienestar, la esperanza de vida y la desigualdad entre sí dividido por la huella ecológica.
«Las personas no necesitan automóviles enormes; necesitan admiración y respeto. No necesitan un flujo constante de ropa nueva; necesitan sentir que otros las consideran atractivas, y necesitan emoción, variedad y belleza. Las personas no necesitan juegos electrónicos; necesitan algo interesante en que ocupar sus mentes y emociones. […] Tratar de colmar necesarias reales pero inmateriales […] con cosas materiales es crear un apetito insaciable de falsas soluciones para deseos nunca satisfechos». 4
En definitiva, la felicidad va mucho más allá de qué podamos consumir, de lo que podamos llegar a tener. De entrada, la capacidad de adquirir cosas nos puede proporcionar una cierta felicidad momentánea, pero no la felicidad en sentido pleno. Esta se relaciona con otros factores que a veces son difícilmente cuantificables, como por ejemplo: disponer de tiempo para pasar con la familia y los amigos, de la posibilidad de disfrutar de la naturaleza… 1
DÍEZ HOCHLEITNER, Ricardo, en MEADOWS, Donella; RANDERS, Jorgen y MEADOWS, Dennis: Los límites del crecimiento 30 años después,
Como señalábamos, la importancia del Índice de Planeta Feliz estriba en que tiene en cuenta la sostenibilidad. De hecho, la felicidad se reduce significativamente a medida que aumenta nuestro impacto sobre la naturaleza independientemente de los otros factores. Podríamos decir que este considera que la felicidad solo es posible o depende en buena medida de nuestra sensibilidad en relación a nuestro entorno. En su último informe del año 2016, el país con un mayor índice de felicidad era Costa Rica. Esta posición contrasta con la posición que ocupan otros países aparentemente más avanzados como EE.UU. Estos datos (ver tabla adjunta) son la demostración de que la felicidad no solo depende de nuestra capacidad adquisitiva sino que existen otros factores determinantes. Creo
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Barcelona: Círculo de lectores, 2006, p. 14. 2
THICH NHAT HANH op. cit. por PIGEM, Jordi: GPS (global personal social) Valores para un mundo en transformación, Barcelona: Kairós, 2011, p. 18.
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JEFFREY, Karen; WHEATLEY, Hanna y ABDALLAH, Saamah: The Happy Planet Index 2016: A global index of sustainable wellbeing, New Economics Foundation, recuperado de: https://static1.squarespace. com/static/5735c421e321402778ee0ce9/t/57e0052d440243730f df03f3/1474299185121/Briefing+paper+-+HPI+2016.pdf
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MEADOWS, Donella; RANDERS, Jorgen y MEADOWS, Dennis: Los límites del crecimiento 30 años después, Barcelona: Círculo de lectores, 2006, p. 411.
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:: Capitalismo, consumismo y crisis ambiental Josep A. Álvarez Licenciado en Química (Universidad de Barcelona). Jefe de estudios y profesor de secundaria en el Col·legi Urgell. Autor de los libros: La eutanasia a debate, Sobre el sufrimiento, la muerte y la felicidad y El cristianismo: Unidad y diversidad. Una historia de las divisiones del cristianismo.
«Déjense de amontonar riquezas en la tierra, [...]. Porque donde tengas tu riqueza tendrás el corazón».1 «Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto».2
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stos dos pasajes bíblicos sumamente conocidos por todos, describen de forma perfecta el contexto en el que nos toca vivir, que se caracteriza por un lado por el deseo de enriquecimiento por parte del hombre y, por otro lado, por la grave crisis ambiental que afecta a la Tierra. El primero de ellos se encuentra en el evangelio de Mateo y recoge unas palabras de Jesús dentro del Sermón de la Montaña. En este pasaje, Jesús nos invita a huir del deseo de acumular. Estas palabras, aunque pronunciadas hace dos mil años, están de total actualidad. Vivimos en una sociedad dominada por lo que algunos denominan como el homo consumens. Este se caracteriza por el deseo desenfrenado de acumular riquezas y de adquirir cosas que en el fondo nunca acaban de satisfacerlo plenamente, como señala Erich Fromm:
medida son la consecuencia lógica de ese deseo voraz de la humanidad por acumular riquezas. Ese deseo está llevando al planeta al colapso. Cada día son más perceptibles las consecuencias de la actividad del ser humano sobre la naturaleza (desforestación, pérdida de diversidad, contaminación…). Es curioso como estas palabras de Pablo se han convertido en toda una realidad. La naturaleza está sufriendo como nunca debido a la insensibilidad del hombre y a ese deseo irrefrenable por acumular riquezas. Como señala Pablo la Tierra está gritando de dolor como si de un parto se tratase. La situación que nos describen estos textos se corresponde perfectamente con el mundo que nos toca vivir y que Leonardo Boff sintetiza de forma perfecta:
«El hombre contemporáneo tiene un hambre ilimitada de más y más consumo». «Para él siempre hay escasez, porque nunca tiene suficiente, independientemente de lo que llegue a tener. Además, se siente codicioso y competitivo en relación a todos los demás; por tanto, se encuentra básicamente aislado y atemorizado».3
«Ese afán de crecer más se traduce en una voluntad de enriquecimiento sin límites humanitarios ni éticos que implican la devastación de la naturaleza y la gestación de grandes desigualdades sociales que significan injusticia a nivel planetario.»4
UN PLANETA EN DESEQUILIBRIO: CONSUMISMO Y DESIGUALDAD
Además, Jesús nos recuerda que nuestro corazón, nuestros sentimientos más profundos, estará en aquello que para nosotros sea una prioridad. Jesús nos invita a que reflexionemos sobre lo que realmente es importante. Nos llama a que no perdamos el tiempo priorizando cosas en nuestra vida que en el fondo no tienen ningún valor en sí mismas. En ese sentido, la preocupación por las posesiones materiales y el afán desmesurado por consumir nos impiden en numerosas ocasiones disfrutar de lo que la vida nos puede ofrecer. Además, ese deseo de acumular riquezas enlaza a la perfección con el segundo pasaje que nos ha servido de referencia. Este nos habla del sufrimiento de la creación. Y, es indudable, que los problemas ambientales que amenazan nuestro planeta en buena
«En el mundo hay suficiente para las necesidades de todos pero no para la codicia de nadie».5 «La Tierra satisface las necesidades de todos, pero no la voracidad de los consumistas».6 «La pobreza perdurable de la mayoría de los habitantes del planeta y el consumo excesivo de una minoría son las dos principales causas de la degradación del medio ambiente. El rumbo actual es insostenible y posponer la acción deja de estar justificado».7 «En las últimas ocho generaciones hemos modificado la composición y estructura de la biosfera, hemos quemado la 9
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Capitalismo, consumismo y crisis ambiental
más de medio billón de dólares (542.000 millones) desde 2010, hasta alcanzar 1,76 billones de dólares. • La riqueza en manos de la mitad más pobre de la población se redujo en más de un billón de dólares en el mismo periodo, un desplome del 41%. • Cada año mueren 9,7 millones de niños menores de 5 años. • 1.400 millones de personas viven por debajo del umbral de pobreza que según el Banco mundial es de 1,25 $ diarios. • 800 millones de personas en el mundo padecen desnutrición, mientras que 2.100 millones padecen sobrepeso. • La huella de carbono media del 1% más rico de la población mundial podría multiplicar hasta por 175 a la del 10% más pobre. • Cada minuto se usan un millón de bolsas de plástico. Estas tardan 1.000 años en degradarse totalmente. • En Norteamérica y Europa se desperdicia hasta el 50% de la comida producida. En España, cada año acaban en la basura 1.324,9 millones de kilos de comida. • El coste de la comida desperdiciada alcanza un valor de 750.000 millones de $ anuales. • En EE.UU. el 14% de la basura domestica se compone de alimentos en perfecto estado que ni tan siquiera han sido extraídos de su embalaje original y no han caducado. • Una mujer media posee ropa valorada en más de 600 $ que lleva un año sin usar. Todas esas desigualdades solo son explicables desde el menosprecio o la indiferencia respecto al prójimo, como muy bien resumen Leonardo Boff:
mitad de las reservas de petróleo que albergaba el planeta, hemos transportado cantidades ingentes de minerales de un continente a otro, hemos creado nuevos materiales, como el acero y los plásticos, y hemos puesto unas 100.000 sustancias tóxicas».8
Vivimos en un planeta excepcional y único, en el cual se dan las condiciones necesarias para que la vida sea posible. Además, este es capaz de proporcionarnos todo aquello que necesitamos para cubrir nuestras necesidades básicas de forma más que suficiente. De hecho, en el mundo existen suficientes recursos como para que todos aquellos que habitamos el planeta, podamos vivir cómodamente sin tener que ponerlo en peligro. Pero la avaricia del hombre, el deseo desenfrenado de acumular, de tener, ha llevado el planeta al límite de su capacidad y, no solo eso, sino que millones de personas se ven abocadas a vivir en unas condiciones sumamente precarias, mientras que otros disponen de más de lo que necesitan. Vivimos en un mundo lleno de contrastes, donde la injusticia se acepta como normal, donde la opulencia convive con la más absoluta precariedad, donde la riqueza de unos contrasta con la pobreza de otros, donde hay suficiente para todos pero muchos no tienen nada. En ese contexto, la población mundial continúa creciendo de forma imparable, situándose en este momento por encima de los 7.400 millones de habitantes. Ese crecimiento imparable va acompañado de una depredación creciente de los recursos del planeta para mantener el deseo de consumo de una minoría en detrimento de una mayoría, que se ve abocada a unas condiciones de vida cada vez más precarias. Por otro lado, esa realidad innegable está llevando el planeta al colapso, a menos que no seamos capaces de reflexionar y cambiar nuestra forma de actuar. Esa cruda realidad responde al materialismo imperante que como muy acertadamente señala Jordi Pigem:
«Podemos satisfacer el hambre del mundo entero, y no lo hacemos, porque no amamos a nuestro semejante, y hemos perdido el sentido de compasión y de solidaridad con la humanidad que sufre».12
CAPITALISMO, CONSUMISMO Y CRISIS AMBIENTAL
«Ve la Tierra como un mero almacén de recursos y contempla el mundo como una suma arbitraria de objetos, a punto para ser poseídos, clasificados, manipulados y consumidos».9
«En el capitalismo todo beneficio debe invertirse de nuevo inmediatamente. A esto se le llama transformar el dinero en capital. […] Pero el capital solo cumple un objetivo: incrementarse. […] Puesto que el capital debe aumentar, deben aumentar el consumo y la economía en su totalidad. Esta fuerza de crecimiento no solo amplía cada vez la brecha entre ricos y pobres, sino que destruye el clima y la Tierra».13
Como reflejo de esa realidad, me gustaría enumerar algunos datos10 que ponen en entredicho el sistema económico imperante y que nos habrían de impulsar a reflexionar sobre nuestra forma de vivir y actuar. • Actualmente, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta. • En 2015, solo 62 personas poseían la misma riqueza que 3.600 millones (la mitad más pobre de la humanidad). No hace mucho, en 2010, eran 388 personas. • La riqueza en manos de las 62 personas más ricas del mundo se ha incrementado en un 44% en apenas cinco años, algo
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Cuando hablamos de crisis ambiental no podemos dejar de hablar de capitalismo y consumismo. De hecho, la raíz de los problemas ambientales que nos toca afrontar como sociedad se encuentra en el modelo económico adoptado por Occidente y las implicaciones asociadas. El modelo capitalista se fundamenta en la acumulación de capital y, esto solo es posible en la medida en que las personas 10
Josep A. Álvarez
no dejen de adquirir productos. De hecho, el crecimiento económico solo es posible en la medida que la rueda del consumo no se detenga. En el momento que las personas dejamos de comprar, el sistema entra en crisis. De ahí, la necesidad de fomentar el deseo de poseer, de crear necesidades ficticias, de renovar constantemente nuestro armario o nuestros dispositivos porque se han quedado obsoletos… En definitiva, el capitalismo llevado al absurdo se puede sintetizar como el fomento del consumo más allá de cualquier otra consideración. Es indiscutible que nuestra sociedad ha cambiado radicalmente desde la Revolución Industrial. Mientras que en la antigüedad los hombres trabajaban para satisfacer sus necesidades básicas, ahora en cambio en demasiadas ocasiones trabajamos con la única finalidad de poder consumir. Vivimos en una sociedad caracterizada por el deseo de adquirir cosas. Vivimos en una sociedad consumista con todo lo que implica. Ese deseo de poseer va en muchas ocasiones más allá de lo razonable. No quiero decir que el querer tener cosas sea negativo. El problema es cuando eso se convierte en una prioridad en nuestras vidas. Desgraciadamente, la mayoría de los ciudadanos occidentales viven para comprar. Es como si no existiese nada más que pudiese dar sentido a sus vidas. Además, muchos están plenamente convencidos de que su felicidad está directamente relacionada con su capacidad de poder comprar. De hecho, nos hemos convertido en esclavos del tener. Por otro lado, esas supuestas necesidades, en muchas ocasiones creadas e irreales, nos impulsan a comprar cosas que no necesitamos o que ni tan siquiera queremos. Esa vorágine consumista que caracteriza nuestra sociedad está llevando al planeta al límite de sus posibilidades. Las consecuencias ambientales del capitalismo en el cual estamos instalados son cada vez más evidentes. Cada vez hay menos voces que cuestionan el cambio climático u otros efectos sobre el entorno. Además, la reversión de la situación en la cual nos encontramos es cada vez más difícil si tenemos en cuenta que la mayoría de los ciudadanos del planeta, por no decir todos, aspiran a los mismos niveles de consumo que existen en Occidente. Ese afán de consumo se sustenta en un falso discurso, promovido por el capitalismo imperante, que asocia felicidad y consumo. Además, este obvia los problemas ambientales asociados a ese modelo de crecimiento ilimitado basado en el consumo. Esta despreocupación por el medio ambiente solo es explicable desde el más absoluto alejamiento del hombre de la naturaleza. Desgraciadamente, el hombre actual vive al margen de su entor-
no, como si la naturaleza no fuese un bien a apreciar. De hecho, en la actualidad, el hombre percibe y actúa con la naturaleza como si de un objeto se tratase. Es como si esta estuviese a su disposición independientemente de las consecuencias que se pudiesen derivar, como señala Jesús Saenz: «Nuestro mundo ha heredado de la modernidad una concepción antropocéntrica de la realidad en la que la naturaleza se concibe como una realidad externa al ser humano y al servicio de este. Y es desde esta concepción utilitaria e instrumental de la naturaleza que se han desarrollado diferentes disciplinas como la economía. Así, la concepción económica dominante parte de una falsa premisa: el crecimiento ilimitado es posible, ignorando los límites materiales y humanos de la tierra. Esta tendencia, además, se ha visto acompañada y agravada por la lógica de acumulación capitalista, su expansión a través de un consumo desaforado y la lógica de un sistema económico depredador de los recursos materiales que, para crecer, necesita extraer materiales, fabricar bienes, consumir energía y generar residuos inevitablemente».14
Esa vorágine consumista que caracteriza nuestra sociedad está llevando al planeta al límite de sus posibilidades.
Muy a menudo, como hombres olvidamos nuestra dependencia de la naturaleza. Obviamos que nuestro bienestar presente y futuro está ligado a la Tierra, es como si estuviésemos ciegos: «Las fascinantes luces de la ciudad a veces nos deslumbran demasiado y generan la soberbia de creer que vivimos sobre la Tierra y no con ella».15
Al centrarnos en nosotros mismos, nos hemos olvidado de la naturaleza y de las consecuencias que tienen sobre esta nuestros actos. Nos hemos olvidado de la necesidad de preservarla. Y, no tan solo eso, sino que hemos olvidado lo que es más importante aún, que nuestra felicidad depende no tanto de lo que podamos tener sino de que seamos capaces de vivir en armonía con nuestro entorno.
NUEVOS CONCEPTOS PARA UNA NUEVA REALIDAD Es indudable que la realidad que nos toca vivir es muy diferente de la de nuestros antepasados. El hombre siempre ha vivido en un mundo cambiante, pero es innegable que en las últimas décadas se ha producido una aceleración como nunca antes en la historia de la humanidad. Vivimos en un mundo globalizado donde las distancias han desaparecido y los cambios se suceden de forma vertiginosa. Lo que servía ayer, ahora es anacrónico. Esos cambios constantes han cambiado nuestra vida como nunca nos habíamos imaginado. Es por ello que también han aparecido nuevos términos o se han reformulado antiguos para poder des11
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Capitalismo, consumismo y crisis ambiental
cribir esa nueva realidad. En ese sentido, me gustaría detenerme a comentar dos términos que describen de forma muy acertada las características de nuestra sociedad de consumo y cómo esta está afectando al medio ambiente.
to que repararlo. A veces porque repararlo resulta imposible o tiene un precio prohibitivo comparado con un nuevo dispositivo. Curiosamente, esa realidad es aceptada por el consumidor como normal sin ni tan siquiera cuestionarla. En ese sentido, y a modo de ejemplo, todos hemos aceptado sin ningún tipo de cuestionamiento que, cuando compramos un móvil, este en dos años, en el mejor de los casos, va a dejar de funcionar, o si aún funciona, va a ser obsoleto. Todos asumimos con cierta normalidad que al llegar a ese momento no nos va a quedar más remedio que cambiarlo. Somos conscientes de que sale mucho más a cuenta realizar ese cambio que no tener que batallar constantemente con los inconvenientes o problemas asociados a un dispositivo supuestamente «obsoleto». Esa forma de producción es injustificable desde una lógica que sea capaz de mirar más allá del beneficio por el beneficio. Esa forma de proceder tiene un doble impacto sobre la humanidad. En primer lugar, nos empobrece ya que periódicamente hemos de reinvertir nuestros recursos en nuevos dispositivos, a la vez que enriquecemos a una minoría. Y por otro lado, supone una carga innecesaria sobre los recursos cada vez más limitados de la naturaleza. Esa espiral de consumo sostenido ejerce una presión cada vez mayor sobre un planeta que se encuentra en cierta medida en el límite.
Obsolescencia u obsolescencia programada
FUENTE: HTTPS://COMMONS.WIKIMEDIA.ORG/WIKI/FILE:INDIA_VICTOR_GRIGAS_2011-13.JPG
Sin ser un término nuevo, este ha adquirido un nuevo significado, utilizándose para referirse a la durabilidad limitada en el tiempo de todo aquello que el hombre fabrica. Para no dejar la menor duda en relación a lo que nos referimos, algunos hablan de obsolescencia programada. Esta realidad se sustenta en la vorágine consumista y en ese deseo asociado al capitalismo de aumentar el beneficio de forma ilimitada. Esa máxima ha llevado a las empresas al diseño de aparatos que se caracterizan por una durabilidad limitada en el tiempo con el objetivo de favorecer así el consumo ilimitado, aunque es cierto que cualquier artículo fabricado por el hombre tiene un periodo limitado de uso porque es evidente que todo se acaba estropeando. La diferencia, entre hoy y el pasado, estriba en que las empresas de alguna manera y de forma expresa diseñan sus productos para que al cabo de un determinado tiempo de uso dejen de funcionar. Además, en muchas ocasiones, por no decir siempre, es mucho más rentable comprar un nuevo apara-
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Josep A. Álvarez
GANDHI op. cit. en PIGEM, Jordi: Qüestió de valors. Del consumisme
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Antropoceno
a la sostenibilitat, València: Tres i Quatre/Institut del Territori,
«Durante los últimos decenios, la humanidad se ha convertido en una nueva fuerza de la naturaleza. Alteramos los sistemas físicos, químicos y biológicos de nuevas maneras, a ritmos más rápidos y en las escalas espaciales más amplias jamás registradas en la Tierra. Los humanos se han embarcado sin saberlo en un vasto experimento con nuestro planeta. El resultado de este experimento es una incógnita, pero tiene profundas implicaciones para toda la vida existente en la Tierra».16
2010, p. 106. GANDHI op. cit. en BOFF, Leonardo: La dignidad de la Tierra. Ecología,
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mundialización, espiritualidad. La emergencia de un nuevo paradigma, Madrid: Trotta, 2017, p. 32. PNUMAD op. cit. en MEADOWS, Donella; RANDERS, Jorgen y MEADOWS,
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Dennis: Los límites del crecimiento 30 años después, Barcelona: Círculo de lectores, 2006, p. 215.
Como es conocido de todos, independientemente de si compartimos esa visión o no, los científicos dividen la historia geológica de la Tierra en diferentes eras. Estas se corresponden con diferentes momentos del devenir histórico del planeta. Los científicos postulan que las condiciones de planeta fueron variando a lo largo del tiempo de acuerdo a las observaciones realizadas. Ellos intentan describir qué fuerzas modificaron el planeta y en qué momento se produjeron esos cambios. Considerando lo dicho, y teniendo en cuenta la capacidad creciente del hombre de alterar y modificar la naturaleza, hemos entrado en una nueva era que los científicos denominan como Antropoceno. De hecho, desde el inicio de la Revolución Industrial, el hombre se ha convertido en la mayor fuerza de la naturaleza muy por encima de los fenómenos naturales. No existe la menor duda de que vivimos en un momento en el cual la actividad humana y su impacto sobre la naturaleza es alarmante. Como señala el último informe publicado por WWF ya no hay ninguna duda sobre cómo el hombre está alterando el planeta con unas consecuencias imprevisibles.
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PIGEM, Jordi: GPS (global personal social) Valores para un mundo en
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PIGEM, Jordi: Qüestió de valors. Del consumisme a la sostenibilitat, Va-
10
LYMBERY, Philip: La carne que comemos, Madrid: Alianza, 2017, pp. 151,
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De ellos, el 42% del desperdicio alimentario se produce en los hogares, el 39% en fase de fabricación, el 14% en la de restauración y el 5% en la de distribución.
12
BOFF, Leonardo: La irrupción del Espíritu en la evolución y en la historia, Madrid: Trotta, 2017, p. 17.
13
«Es tal la magnitud de nuestro impacto en el planeta que el Antropoceno podría calificarse como el sexto evento de extinción masiva del mundo. En el pasado, esos acontecimientos tardaron entre cientos de miles y millones de años en producirse. Lo que hace tan asombroso al Antropoceno es que esos cambios están ocurriendo en periodos de tiempo, muy condensados. Además, el motor de esta transición es excepcional. Es la primera vez que una época geológica podría estar determinada por lo que una sola especie (Homo sapiens) le ha hecho conscientemente al planeta, en oposición a lo que el planeta ha impuesto a las especies que lo habitan».17
DUCHROW, Ulrich: «Radicalizando la Reforma», en VVAA: La Reforma desde una perspectiva global, Estella (Navarra): Concilium (370), 2017, p. 232.
14
SANZ, Jesús: Como pensar el cambio hoy, Barcelona: Cristianisme i Justícia, núm. 203, 2017, p. 13. (https://cristianismeijusticia.net/ sites/default/files/pdf/es203.pdf)
15
PIGEM, Jordi: Qüestió de valors. Del consumisme a la sostenibilitat, València: Tres i Quatre/Institut del Territori, 2010, p. 100.
16
LUBCHENCO, Jane op. cit. en MEADOWS, Donella; RANDERS, Jorgen y MEADOWS, Dennis: Los límites del crecimiento 30 años después, Barcelona: Círculo de lectores, 2006, p. 193.
17
WWF: Informe Planeta Vivo 2016. Riesgo y resiliencia en el Antropoceno. Gland (Suiza): WWW International, 2016, p. 10.
1
Mateo 6:19-21 (NBE).
2
Romanos 8:22 (NVI).
3
FROMM, Er ich op. cit. en PIGEM, Jordi: GPS (global personal social) Valores para un mundo en transformación, Barcelona: Kairós, 2011, p. 44.
4
BOFF, Leonardo: La irrupción del Espíritu en la evolución y en la historia, Madrid: Trotta, 2017, p. 28. 13
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:: Religión-consumo y consumo-religión Samuel Gil Soldevilla Doctorando en Ciencias de la Comunicación
«En una sociedad guiada por los símbolos de las marcas, resultaría extraño que no hubiera “mesías comerciales” tratando de llevar a cabo su papel de receptáculos de significado» (Atkin, 2008: 142).
E
l presente artículo analiza sucintamente la intersección entre la esfera de lo comercial con la de lo sagrado. En primer lugar anotaremos cómo las religiones utilizan técnicas propias del marketing y en segundo lugar exploraremos de manera más detallada la dimensión espiritual de las marcas y el discurso publicitario.
para incorporarlos como estrategia persuasiva» (Huici Módenes, 2007: 69). De hecho, la religión americana, especialmente el protestantismo, ha crecido con una inclinación comercial no solo para competir en el mercado eclesiástico, sino también en el mercado de las mercancías culturales (Moore, 1994). El branding ha comenzado a transformar a las religiones, especialmente a partir de la década de 1960. En esta época de «revolución cultural» aparece una «sociedad de consumo religiosa» en la que las instituciones religiosas se ven a sí mismas como «empresas» en un «mercado competitivo» en el que los individuos son «consumidores» que seleccionan los productos/ servicios. Este branding convierte a los productos en algo «fuera de lo ordinario, mítico y, en algunos casos, sagrado» (Usunier y Stolz, 2014: 3). Por lo tanto se produce una transferencia entre la esfera de lo trascendente y de lo comercial: esta perspectiva, que añade un valor adicional e intangible al producto/servicio, implica que la economía ha llevado a cabo y sistematizado un proceso que tiene su origen en la esfera religiosa. Cuando se produce ese «añadido» o asociación, de alguna forma el producto abandona su esfera secular para adentrarse en el mundo de los valores espirituales. En palabras de Twichtell, «agregando valor al material, añadiendo significado a los objetos, marcando las cosas, la publicidad desempeña un papel históricamente asociado con la religión» (Twitchell, 1996: 12). Cabe preguntarnos: si las religiones se están convirtiendo en marcas, ¿las marcas se estén convirtiendo en religiones? ¿Es posible que la competición entre lo religioso y lo secular sea más importante que la competición intrarreligiosa?
Lo espiritual comercializado: religiones como marcas «Asistimos por una parte a comportamientos individuales que se parecen cada vez más a los de los consumidores, y por otra, a comportamientos de grupos religiosos directamente inspirados en la lógica y métodos del capitalismo: publicidad, marketing, interés y rentabilidad, etc.» (Lenoir, 2003: 66).
La metáfora de la economía de mercado aplicada para describir la nueva situación de lo religioso en la modernidad no nos debe resultar fuera de lugar. El business reestructura lo religioso, y la espiritualidad se ha convertido de hecho en una mercancía en el mercado global. Las prácticas religiosas han sido transformadas por la cultura de consumo dominante de Occidente, donde los individuos se acercan a la religión como un producto más de consumo, y la religión se convierte en algo que debe ser personalizado para adaptarse al consumidor: «la sabiduría de la antigua máxima comercial “el cliente siempre tiene la razón” se ha impuesto en las Iglesias. […] A las Iglesias les resulta cada vez más difícil aferrase a dogmas y prácticas que no son comerciales» (Berger y Luckmann, 1997: 90) y «se sienten a merced de las modas o de la elección de los miembros-clientes. Su sentido de instituciones objetivamente asentadas tiembla» (Mardones, 2005: 34). Debido a esto, algunas iglesias optan por estrategias de adaptación desvinculándose de los componentes tradicionales e institucionales en favor de los sentimientos y formas variadas e individualizadas. Como expresa sin reparos Huici: «la Iglesia toma elementos de la publicidad y la publicidad, a su vez, se aprovechará de esa propensión humana hacia lo sagrado y lo trascendente
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Lo sagrado en el comportamiento del consumidor: marcas como religiones El hecho que pueda hablarse de una símil-religión del consumo tal como es operada por la publicidad, no es una afirmación o hipótesis fácil de aceptar, al menos a priori. Sin embargo, los 14
Samuel Gil Soldevilla
procesos de desencantamiento y re-encantamiento son observables en el consumismo moderno. El límite de lo sagrado y lo secular es cada vez más difuso y permeable. Belk, Wallendorf y Sherry fueron los pioneros en hablar de lo sagrado en lo profano referido al comportamiento del consumidor, argumentando que el consumo podría ser un vehículo para experimentar lo sagrado y trascendente. Su trabajo ilustra cómo la necesidad humana de espiritualidad y trascendencia puede ser encontrada en la cultura popular y las actividades de consumo. En su artículo The Sacred and the Profane in Consumer Behavior: Theodicy on the Odyssey (Belk et al., 1989) afirman que el consumo envuelve mucho más que la satisfacción de las necesidades diarias y el comportamiento del consumidor refleja ciertos aspectos de lo sagrado. Para muchos consumidores modernos también hay elementos de la vida sin conexión con la religión formal que son, no obstante, venerados, temidos y tratados con el máximo respeto. Esto incluye desde banderas hasta deportes, arte, etcétera. La religión tradicional no es el único contexto en el que opera el concepto de lo sagrado. La secularización de la religión es un proceso contemporáneo a la sacralización de lo secular. La pérdida de poder de las instituciones religiosas tradicionales ha coincidido con la emergencia de lo sagrado en contextos seculares, que adquieren relevancia espiritual, como pueden ser las dimensiones del consumo, las marcas y la publicidad que estamos analizando. En su investigación,1 mediante la identificación de una serie de propiedades que comparte lo sagrado y el consumo, así como sus procesos, concluyen que la cultura del consumo tiene la facilidad de expresar lo sagrado y reproducirlo por sí mismo. Desde la publicación de este artículo de Belk et al., «lo sagrado se ha convertido en una categoría conceptual invocado con frecuencia para referirse a los aspectos del comportamiento de los consumidores que van más allá de la satisfacción de las necesidades funcionales, incluyendo aquellos que no necesariamente implican experiencias trascendentes o de éxtasis» (Rinallo et al., 2012: 7). 1
Incluso el crítico Ivan Illich afirma que «el mito del consumo sin fin ha tomado el lugar de la creencia en la vida eterna» (Illich, 1977). La propuesta de Mark C. Taylor, teórico de la religión, va en la misma sintonía cuando postula que lo que hace que la idea del estado-mercado sea tan poderosa es, en parte, la intersección de la política, la economía y la religión: «el estado-mercado, lejos de ser secular se sostiene sobre una fe fundacional en la omnisciencia, la omnipotencia y la creciente omnipresencia del mercado. En el cambio de mileno, Dios no está muerto, más bien habría que decir que el mercado se ha convertido en Dios en un sentido que no es trivial: los seres humanos se equivocan con frecuencia, pero el mercado nunca se equivoca» (Taylor, 2011). Con frecuencia se aduce que el consumismo lleva a un empobrecimiento espiritual y un egoísmo hedonista con su filosofía de «vive ahora» (Featherstone, 2000: 187), sin embargo, como observaba Durkheim, «si cualquier cosa puede volverse sagrada, ¿por qué no los bienes “profanos” del capitalismo? Si se atiende al uso real que se hace de las mercancías, se ve con claridad que en determinados contextos pueden perder su condición de tales y asumir una carga simbólica (por encima de la prevista por los publicitarios) que las convierte en sagradas para sus usuarios. Por tanto, es posible que los bienes de consumo mundano pasen a ser posesiones veneradas» (Featherstone, 2000: 198).
Esto demuestra que «la cultura de consumo produce una vasta y cambiante red de signos, imágenes y símbolos, y no es posible concebir esos símbolos como meramente profanos» (Featherstone, 2000: 198). No podemos estar más de acuerdo con Huici Módenes: «se ha intentado llenar un vacío espiritual con el consumo materialista. […] el capitalismo nos ofrece “llenar” literalmente ese vacío con el consumo de objetos materiales, cuantos más, mejor. […] El sistema capitalista posindustrial, neoliberal, o como quiera llamárselo, que ha entronizado el consumo como única instancia a la que muchas personas pueden recurrir para satisfacer sus necesidades de trascendencia. […] La jugada maestra del capitalismo ha sido la de crear, mediante la publicidad, un simulacro, un sucedáneo, de sentido, valores espirituales, trascendentes y legitimadores. […] La publicidad se ha convertido en el nuevo Evangelio de la posmodernidad. […] Consumo y publicidad, pues, como neorreligión, como elemento sustitutivo de lo sacro» (Huici Módenes, 2007: 71-72).
Belk y sus colegas muestran cómo los consumidores pueden sacralizar no solo objetos y personas, sino también lugares, experiencias y momentos. Veamos el ejemplo de Santa Claus: «Belk centra la atención en una figura mítica asociada con la Navidad, a saber, Santa Claus, una figura que fue, por supuesto, popularizada por Coca-Cola como gordita y alegre con un traje rojo y barba blanca.
De esta forma, (Fournier, 1998) dibuja sobre las teorías animistas una teoría de las relaciones entre marca y consumidor. Otros autores lo han hecho sobre el concepto de devoción (Pichler y Hemetsberger, 2007; Pimentel y Reynolds, 2004). En definitiva, las marcas y las comunidades entorno a ellas son descritas en términos religiosos o espirituales. Véase el estudio etnográfico
Belk sostiene que este mito cuasi comercial de Santa Claus se ha vuelto tan sacralizado como la historia cristiana original sobre el nacimiento de Cristo y, de hecho, que Santa provee un mito “religioso” alternativo que en muchos casos es más poderoso y penetrante para los consumidores contemporáneos que la historia de Jesús» (Rinallo et al., 2012: 11). 15
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Religión-consumo y consumo-religión
través de sus prácticas de conmemoración comunales (y online) sus fans se involucran en prácticas de identidad que típicamente caracterizan a grupos religiosos. Estas manifestaciones, ¿son meramente «como» la religión en algunos aspectos o son genuina y completamente religiosos en su experiencia y expresión? Una desatada (Porter, 2009) comenta:
sobre los motoristas de Harley Davidson de Schouten y McAlexander (1995), donde consideran que dicha marca ha llegado a ser un icono religioso entorno al cual se articula toda una ideología de consumo y ethos motorista con aspectos religiosos de subcultura tales como la «salida trascendental» del viaje, reverencia de ciertos objetos como la moto, lugares sagrados, hermandad, usos de namings religiosos, rituales, proselitismo, etcétera. Belk y Tumbat (2005: 207) identifican en su estudio los mitos que subyacen al aspecto religioso de Apple, y concluyen que la marca Macintosh y sus fans 2 «constituyen el equivalente de una religión». Dicha religión está basada en los mitos de la creación, el mesiánico, el satánico y el de la resurrección, que se identifican paralelamente con la historia, su líder, usuarios y competencia de la marca. Los entusiastas de Macintosh han ennoblecido y sacralizado la causa de Apple. Harju y Moisander (2014), centrándose en el fenómeno fan de Steve Jobs tras su fallecimiento, examinan las maneras en que los fans construyen y utilizan la narrativa mitológica del héroe después de su muerte para dar sentido y racionalizar los acontecimientos pasados; a 2
«Por lo tanto, ¿son los fans de Star Trek (o los fans de Disney, o los fans de Elvis, y así sucesivamente) religiosos? Solía evitar esta pregunta siempre que me era posible, y cuando los periodistas me preguntaban directamente, en general respondía “no”. No, no son religiosos acerca de Star Trek, yo diría, el fenómeno fan [fandom] de Star Trek es simplemente “como” la religión en términos de las creencias, prácticas y compromisos ideológicos de los aficionados. Sin embargo, he llegado a comprender que, en parte, mi renuencia a reconocer públicamente las dimensiones religiosas implícitas del fenómeno fan provino del temor de patologizar aún más una categoría ya estigmatizada. […] Los análisis de religión y cultura popular que insisten en diferenciar la “religión auténtica” de las falsificaciones inspiradas en la cultura popular, la “religión real” de los simulacros basados en el consumo, no hacen justicia a la profundidad y significado del fenómeno fan. Si algo parece, si alguien actúa, si alguien ve el mundo como una persona religiosa, no importa si el marco para expresar este modo de ser proviene de la cultura popular o de las religiones existentes» (Porter, 2009).
Es interesante notar la etimología de la palabra fanático. Diferentes autores coinciden en que el vocablo deriva del latín fanum que significa templo o lugar sagrado (originalmente significó oráculo). Por extensión también se refiere a la persona que acudía a esos templos o que estaban inspiradas o exaltadas por una divinidad, poseídas por un fervor frenético. Esta forma de exaltación religio-
Las marcas nos indican, con sus mensajes, cómo ser y cómo relacionarnos, aunque entendemos que no hay una estricta «sime-
sa es aplicada hoy en día a otras formas sociales que, bien pueden,
FUENTE: HTTPS://WWW.LEOPRINTING.CO.UK/BLOG/WP-CONTENT/UPLOADS/2017/02/IMG_42503.JPG
como las marcas, convertirse en nuevas formas de religiosidad.
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Samuel Gil Soldevilla
tría ontológica entre las religiones y los equivalentes funcionales de lo religioso», pero sí que es innegable la «simetría funcional entre estas dos realidades» (Duch, 2012: 311). En este marco, ¿podrían ser las marcas y su discurso una opción espiritual?
perfil del hiperconsumidor individualizado, a esa fragmentación del discurso y a la ideología a la carta. Las marcas son usadas como fuentes creíbles para construir pertenencia, sentido y significado; capaces de convertir a los consumidores en fieles clientes, en devotos que compren, se identifiquen, adoren y hasta se tatúen sus logos o slogans en la piel. Por supuesto no todas las marcas alcanzan este estatus de culto, solo aquellas que «representan algo que va más allá de la empresa, algo que desencadena una fuerte reacción emocional entre los consumidores. Son marcas construidas entorno a mitos, leyendas y filosofías individuales apartados de las cifras económicas. […] transforman un objeto sencillo como un ordenador o un mechero en algo digno de devoción» (Haig, 2006: 231). Más allá de las técnicas emocionales o del storytelling, para numerosos estudiosos la evolución de las marcas y la publicidad ha alcanzado una dimensión paralela a la función de las religiones. Esta aproximación y reflexión es especialmente destacable. Como bien apunta Caro:
El devoto: culto a la marca Aquellos grupos de consumidores que comparten un fuerte compromiso con una determinada clase de producto, cadena o actividad de consumo, se entienden como «comunidades» o «subculturas de consumo». Sin embargo, es posible identificar formas de relación con las marcas que van más allá del compromiso regular, las cuales se sitúan más cerca de la devoción y la adoración. El concepto de «marca de culto» introduce una terminología propiamente religiosa para identificar con más acierto el aspecto de extrema entrega que pueden llegar a alcanzar algunos consumidores por sus marcas (Atkin, 2008; Belk y Tumbat, 2005; Ragas y Bueno, 2002). Desde entonces numerosos libros de gestión empresarial sugieren cómo crear este tipo de marcas y transformar a los consumidores en auténticos fieles, creyentes y evangelistas. Atkin, en su libro El secreto de las marcas, conecta las creencias religiosas y el vertiginoso consumismo de nuestro siglo, y define el concepto de «marca de culto» como:
«miradas las cosas a fondo, el culto a la marca puede tener tanta validez como (es un decir) el culto al Sagrado Corazón de Jesús. Y así, en el marco de una generación no demasiado proclive –salvo las excepciones de rigor– a prodigar las velas a los santos, ahí están las marcas en cuanto oportuno recambio; marcas éstas crecientemente elevadas a la categoría de objetos cultuales (de culto, que no de cultura) en esta sociedad nuestra que algunos ingenuos se empeñan en caracterizar de desacralizada. […] Así se comprende en todo su alcance la dimensión de templo que vienen a desempeñar en la actualidad determinadas instituciones mercantiles, tales como hipermercados, grandes almacenes, centros comerciales... Con una importante salvedad: si en los viejos templos edificados al servicio de una forma cualquiera de religiosidad toda la atención se canalizaba para concentrarse en el altar, retablo, mihrab o iconostasio donde se hacía constar la huella del dios único, en los templos de nuevo cuño de nuestras presentes sociedades de consumo dicha atención se encuentra por definición dispersa a través de una miríada, siempre renovada e imprevisible, de marcas comerciales» (Caro, 1994: 130, 133).
«marca por la que un grupo de clientes muestra una gran devoción o dedicación. Su ideología es distintiva y posee una comunidad bien definida y comprometida. Goza con una devoción exclusiva (esto es, no compartida con otra marca en la misma categoría), y sus miembros, con frecuencia, se convierten en partidarios o defensores voluntarios» (Atkin, 2008: 21).
Más allá de las emociones –lovemarks–, las «marcas de culto» se basan en la fe y en la creencia, en la esfera de lo divino y en la sacralización de lo secular. Como dice Atkin de forma clara, no cabe duda que «las marcas son creencias. Incluyen una moralidad e incorporan valores. […] Las marcas de culto son las suministradoras de nuestras metafísicas modernas, e imbuyen sentido y significado al mundo. […] Las marcas funcionan como sistemas de significados totales» (Atkin, 2008: 121).3 Hacemos notar aquí que el nivel de compromiso exigido por tales comunidades, aunque también sea ideológico, es menor que el de las fórmulas tradicionales religiosas, ajustándose así al 3
La espiritualidad de la marca George Lewi, mitólogo y experto en marcas, asegura que «los consumidores de hoy tienen tanta necesidad de creer en sus marcas como los griegos en sus mitos» (Salmon, 2007: 61). Las marcas han adquirido un papel esencial en la vida de las personas más allá de su carácter mercantil, situándose como constructoras de significado, haciendo converger visiones del mundo y dando sentido a la realidad. Así mismo, la publicidad hace un uso cada vez mayor de una semiótica trascendente,
Véase una interesante y concisa entrevista realizada a Atkin en la que, por ejemplo, asevera: «en muchos países, el culto hacia algunas religiones se encuentra en declive, mientras que las empresas y las marcas consiguen cada vez más fieles. Las marcas están siendo elevadas a una posición similar a la de la religión» (Atkin, 2006). 17
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Cristianismo y política. Religión-consumo y consumo-religión De derecha a izquierda, pasando por Jesús
tomando elementos del lenguaje misteriológico –religioso, mítico y mágico– y transformándolos en una comunicación nueva –con la ayuda de la espectacularidad técnica– cuyo mensaje sobrepasa el objeto material. De esta manera se integra un nuevo componente proponiéndoselo al consumidor: una esencia intangible y espiritual. En 1994 la revista AdvertisingAge avisaba que tendrían éxito aquellos vendedores que entendiesen y conociesen las necesidades de esperanza, realización personal y renovado sentido espiritual que los consumidores norteamericanos buscaban. Allison Cohen, presidente de la consultora de marketing PeopleTalk, añadía que las temáticas espirituales iban a estar más presentes en la publicidad (Rickard, 1994). Naomi Klein aplica esta idea en su conocidísimo libro NO LOGO al decir que «las marcas son vendedoras de significado, no de artículos de consumo [...]. En el nuevo modelo, el producto siempre es secundario respecto al producto real, que es la marca, y la venta de la marca integra un nuevo componente que solo se puede denominar espiritual» (Klein, 2007: 55). Vicente Verdú describe de forma brillante esta nueva dimensión:
A modo de resumen, la publicidad no es ya un mero instrumento del capitalismo, es un vehículo de trascendencia, «medio portador de un metamensaje» dotando al producto físico de alma –«animismo mercadológico o comercial» (León, 2001: 59)–, y consiguiendo que esa trascendencia nos haga sentir superiores, capaces, aptos. «La ambición del marketing del siglo XXI ya no se detiene a las puertas del supermercado, sino que abarca el mundo entero. Ya no tiene sólo por ambición promover las ventajas de la sociedad de consumo, quieren “producir” una sociedad nueva, otro mundo. Ya no oculta su carácter mesiánico...» (Salmon, 2007: 60). Le dejo al lector la tarea analítica e introspectiva de pensar, identificar y ejemplificar cuáles son estos nuevos «becerros de oro» (Éxodo 32), tanto personales como a nivel de sociedad, ya tomen forma de productos, marcas o ideas. Al igual que el pueblo se cansó de esperar que Moisés bajase de la montaña; si percibimos y creemos que Jesús tarda en volver, o vivimos como si su venida no fuese real: ¿es posible que nos construyamos dioses? Cuando Dios no forma parte de nuestra vida, ¿es posible que la llenemos de otras deidades (Jeremías 2:27)?
«la marca se comporta como un soplo espiritual. Su condición de intangible posee un poder simbólico que se insufla aquí y allá como un espíritu santo del capitalismo capaz de convertir productos en ideologías, de manera que relacionarse con unas determinadas marcas es optar por una ilusión de la vida, porque la marca no viene sólo a tatuarse sino a alentarnos» (Verdú, 2003: 125).
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El gurú internacional del marketing Martin Lindstrom añade que «en realidad, estas astutas marcas no están vendiendo comida, ni perfume, ni maquillaje; están vendiendo pureza, espiritualidad, fe, virtud y, en algunos casos, expiación» (Lindstrom, 2011: 246). Por eso cuando hablamos del propósito de las marcas –por supuesto no de todas–, «ya no se trata de seducir o convencer, sino de producir un efecto de creencia» (Salmon, 2007: 63). Y la tendencia aumenta: «en la actualidad, del conjunto de las religiones alternativas, las marcas se han convertido en unos serios competidores de quienes proporcionan creencias, significados, sentimientos de comunidad e identidad» (Atkin, 2008: 224). A medida que las marcas se vayan sofisticando, se convertirán en mayor fuente de comunidad y significado, y más convincentes se volverán. Esto viene a confirmar lo declarado por la agencia global Young&Rubicam en un reportaje para la revista Financial Times (marzo, 2001): «las marcas son la nueva religión. Las personas acuden a ellas en busca de significado» (Tomkins, 2001). El objetivo ya no es responder a necesidades, ni siquiera crearlas, sino hacer converger visiones del mundo. La marca representa todo el universo que el individuo puede alcanzar e interiorizar.
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:: ¡Se nos rompió el amor! Las relaciones de pareja en un mundo mercantilizado José Álvaro Martín Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, sección Filosofía Pura. Profesor de ‘Pensamiento Filosófico’(CEAS). Investigador de la ‘Teología de la Esperanza’ propuesta por J. Moltmann y el ‘Mesianismo Judío’ del siglo XX.
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a muerto… Según el sociólogo Zygmunt Bauman (19252017), el amor romántico yace bajo infinitas toneladas de pesadísimas lápidas. Sí, ese que aspiraba a durar por creer que solo una única persona en el mundo podía proporcionar la felicidad absoluta y se trataba de encontrarla, costase lo que costase. Sí, ese que todavía soñaba con entregarse al otro sin esperar nada a cambio, porque se rebelaba ante la lógica capitalista del máximo beneficio-mínimo coste (donde la relación de pareja era un simple negocio: ganar siempre más de lo invertido; recibir siempre más de lo entregado). Finalmente ha muerto o aparece gravemente amenazado, ese amor antisistema que se resistía a confundir la persona amada con un producto de consumo cuya fabricación incluía una fecha de caducidad obsolescente, para ser rápidamente reemplazado/a por otro/a ineludiblemente mejor… Bauman apunta que, actualmente, nos asusta comprometernos de forma más permanente o duradera, porque nos planteamos continuamente: ¿y si existiese en el mercado un producto mejor que todavía no hemos probado?, ¿y si nos estuviéramos perdiendo un amor de mayor calidad? La dictadura consumista nos empuja hacia una espiral de comparación e insatisfacción continuas: elegir una opción es siempre dejar de disfrutar otras: «La vida del consumidor invita a la liviandad y a la velocidad, así como a la novedad y variedad… [si los bienes de consumo] son usados repetidamente… frustran la búsqueda de variedad, y el uso sostenido hace que pierdan su lustro y su brillo. Pobres aquellos que, por escasez de recursos, están condenados a usar bienes que ya no prometen sensaciones nuevas e inexploradas. Pobres aquellos que por la misma razón quedan pegados a uno sólo de esos bienes sin poder acceder a la variedad aparentemente inagotable que los rodea…».1 Por ello, construimos otro tipo de relaciones más fugaces, frágiles o inestables (Bauman las llama líquidas porque pueden adquirir cualquier forma y presentan una gran variabilidad). Las buscamos en la red y son conexiones momentáneas. Las establecemos instantáneamente y las abandonamos cuando nos place, sin arriesgar nada, sin comprometernos con nada, dejándolas sin producir ningún rastro: «“Red” sugiere momentos de “estar en contacto” intercalados con períodos de libre
merodeo. En una red las conexiones se establecen a demanda, y puede cortarse a voluntad… [dichas conexiones presentan la posibilidad de] ser disueltas mucho antes de que empiecen a ser detestables… A diferencia de las “verdaderas relaciones”, “las relaciones virtuales” son de fácil acceso y salida».2 Constituyen vínculos superficiales, transitorios, de los que podemos huir sin consecuencias, sin que permanezca ninguna huella o haya que pagar algún precio. Se ajustan perfectamente al molde consumista que impone «las soluciones rápidas, la satisfacción instantánea, los resultados que no requieran esfuerzos prolongados…».3 Ya no hay que preocuparse por el funcionamiento de la relación en pareja, ni siquiera esforzarse por mantenerla viva o abordar el precio de su posible fracaso. Solo hay intercambios de duración infinitesimal, sin exigencias, dolorosos requerimientos, ni clausura a nuevas experiencias: «desconfían todo el tiempo del “estar relacionados”, y particularmente de estar relacionados “para siempre”, por no hablar de “eternamente”, porque temen que ese estado pueda convertirse en una carga y ocasionar tensiones que no se sienten capaces ni deseosos de soportar, y que pueden limitar severamente la libertad que necesitan…». 4 Como el mercado ya ha dinamitado el amor, no se participa en el negocio de la convivencia, porque los beneficios resultan inferiores a los costes: «Una relación, le dirán los expertos, es una inversión como cualquier otra: usted le dedica tiempo, dinero, esfuerzos… y lo que usted perdió o eligió no disfrutar se le devolverá en su momento con ganancias».5 Claro que nada asegura esa inversión y, aquí, solo interesa la rentabilidad. Cuando esta no resulta suficiente mejor no participar en el negocio. Porque solo prima la propia satisfacción egoísta, lo que uno recibe del otro, pero no lo que aporta: «la atención humana tiende a concentrarse actualmente en la satisfacción que se espera de las relaciones… [e incluso] si son satisfactorias, el precio de la satisfacción que producen suele considerarse excesivo e inaceptable».6 Este amor comercializado y mercantilizado hasta las entrañas, nos sitúa ante vínculos débiles, superficiales o prácticamente inexistentes. Y cuando el compromiso más duradero no funciona, solo puede salvarnos la rapidez del cambio: experimentar un 21
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¡Se nos rompió el amor! Las relaciones de pareja en un mundo mercantilizado
convierte al otro en un objeto únicamente servible para usar y tirar. «Todos sabemos que decidir, sobre todo unilateralmente, el fin de un amor es algo desastroso… [Por ello] Todo amor se declara eterno… [es] una declaración de eternidad que debe realizarse o desplegarse como pueda a lo largo del tiempo».14 Esta durabilidad rescata nuestra dignidad ante la voracidad con la que los mercados pretenden hacerla estallar. No somos bienes de consumo velozmente descartables, nuestro amor tiene la posibilidad de perdurar: «La felicidad amorosa es la prueba de que el tiempo puede significar eternidad»15
aluvión interminable de sensaciones mínimas, que nos aturdan lo suficiente como para no abandonar la farsa.
1. Alain Badiou y el Elogio del amor Badiou (1937), pensador progresista francés, considera que el amor se encuentra, actualmente, gravemente amenazado por todas partes.7 Entre otros factores, por esa avalancha de comodidad consumista, apuntada por Bauman, que rehúye todo esfuerzo prolongado al construir vínculos y exige la proliferación de satisfacciones siempre inmediatas, siempre pasajeras, siempre renovables y fáciles. La página de contactos Meetic ejemplificaría esa búsqueda simplificada del amor, libre de toda dificultad o riesgo, si se atiende bien a la información transmitida por los candidatos (gustos, edad…). Pero, a su entender, cabe rebelarse ante esta falsificación mercantilista del amor. Resulta necesario protegerlo y reinventarlo.8 Porque no puede ser desarrollado sin un proceso de construcción entre dos. Estamos ante un hacerse existir mutuamente enriquecidos por nuestras diferencias, un aprender a experimentar la realidad entre dos: «construir un mundo desde un punto de vista descentralizado, con respecto a mi simple pulsión de supervivencia o a mi interés».9 Esto requiere salir de nuestra cerrazón egoísta: «es en el amor donde el sujeto va más allá de sí mismo, más allá del narcisismo».10 Ya no vale convertir dicho amor en un negocio obsesionado por incrementar beneficios, porque su misma esencia rompe toda compulsión rentabilizadora: «en el mundo de hoy existe la convicción, ampliamente difundida, de que cada uno persigue su propio interés. Entonces el amor es una contraprueba».11 Porque amar implica superación de divergencias, resolución de contrariedades, atención a las distintas peripecias de la existencia… Es decir, decisión o apuesta por compartir cierta aventura arriesgada: «Un amor verdadero triunfa de forma duradera, a veces con dificultades, sobre los obstáculos que el lugar, el mundo y el tiempo puedan plantearle… es una aventura obstinada [donde] el lado amoroso resulta necesario, pero no menos el de la obstinación. Aquello que cae ante el primer obstáculo, la primera divergencia seria o las primeras dificultades no es más que una desfiguración del amor».12 Nada que ver, pues, con esa simplificación consumista que solo atiende a una experimentación fácil, incesante y rentable. Aquí nos encontramos con un proyecto que, además, aspira a durar: «de lo que era un azar, yo voy a extraer otra cosa; voy a extraer una duración, una obstinación, un compromiso, una fidelidad… Significa justamente el paso desde un encuentro casual hasta una construcción tan sólida como sea preciso».13 Esta duración, este compromiso por construir un proyecto consistente, compartiendo miradas diferentes y complementarias sobre lo real, nos libera del utilitarismo líquido (descrito por Bauman) que
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2. Erich Fromm y El arte de amar Fromm (1900-1980), inicia su famoso libro con una pregunta decisiva: «Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo. ¿O es el amor una sensación placentera, cuya experiencia es una cuestión de azar, algo con lo que uno “tropieza” si tiene suerte?».16 Considerándolo como un arte, podríamos permitirnos burlar su desintegración en las sociedades contemporáneas.17 Porque el sistema nos ha arrancado nuestro valor y convertido en meros objetos que se compran y venden: «La sociedad capitalista se basa en… el mercado como regulador de todas las relaciones económicas, y por lo tanto, sociales. Tanto las cosas útiles como la energía y las habilidades humanas se transforman en artículos que se intercambian… en las condiciones de mercado».18 Ese mismo sistema intenta uniformizar a todas las personas, calcando sus preferencias para convertirlos en masas sumisas y aborregadas: «El capitalismo moderno necesita hombres que cooperen mansamente y en gran número; que quieran consumir cada vez más; y cuyos gustos estén estandarizados y puedan modificarse y anticiparse fácilmente».19 Ese proceso convierte el amor en un simple contrato entre egoístas que mantienen relaciones superficiales y siguen permaneciendo aparentemente unidos, pero, realmente enfrascados en su obscena soledad. Solo si recuperamos un adecuado arte de amar, podremos superar nuestro aislamiento y recobrar nuestra dignidad. Porque el amor no puede reducirse a un acto utilitarista, en el cual debo ganar más de lo que invierto: «El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero, sólo a cambio de recibir: para él, dar sin recibir significa una estafa».20 Amar es entregarse al otro. Pero Fromm no entiende dicha entrega como empobrecimiento 22
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de uno mismo, como sacrificio costoso o deber doloroso: «En el sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente “dar”, no recibir... La gente… vive el dar como un empobrecimiento… Algunos hacen del dar una virtud, en el sentido de un sacrificio… sienten que, puesto que es doloroso, se “debe” dar… Para el carácter productivo dar posee un carácter totalmente distinto: …produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad… No es rico el que tiene mucho, sino el que da mucho».21 Y añade: «¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida… da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor… Al dar así… enriquece a la otra persona… Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado». 22 El único modo de impedir esta tergiversación del amor que lo reduce a simple rentabilidad (la relación de pareja debe producir más beneficios que costes), está en recuperar un amor distinto, donde se inviertan nuestros valores, donde el rico no venga definido por un tener mucho, sino por un dar abundantemente. Nuestro valor depende de esta ruptura con los mecanismos de mercado. El amor debe dinamitar todo utilitarismo barato que acaba encerrado en el binomio máximo beneficio/mínimo coste. Porque el máximo beneficio proviene de comprender que esa ganancia solo se obtiene al percibir cómo los costes constituyen el beneficio más real. Además, nos encontramos ante un amor que incluye cuidado (preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos);23 responsabilidad (atención a las necesidades expresadas o no, del otro);24 respeto (aceptación de la persona amada, en su diferencia enriquecedora, sin utilizarla como medio para favorecer nuestros intereses, promoviendo su propia libertad)25 y conocimiento (saber experiencial sobre el amado/a, que solo aparece al quererle).26 No estamos ante un sentimiento, fugaz, frágil o momentáneo. Fromm lo describe como resultado de una decisión, de un compromiso: «Amar a alguien no es meramente un sentimiento poderoso… es una decisión… es una promesa… El amor debe ser esencialmente un acto de la voluntad, la decisión de dedicar toda nuestra vida a la otra persona…».27 La caducidad, transitoriedad o evanescencia de las relaciones líquidas, son aquí desmontadas por este amor vivido como promesa. Y es que ni siquiera una magnífica relación sexual, nos permite abandonar nuestra soledad y abrirnos realmente al otro. Más bien al contrario: «El amor no es el resultado de la satisfacción sexual adecuada; por el contrario, la felicidad sexual –y aún el conocimiento de la llamada técnica sexual– es el resultado del amor».28 Únicamente desde este arte de amar, podemos salir efectivamente de nuestra
autoclausura egoísta, burlar la superficialidad de los vínculos, plantarle cara a la dictadura mercantilista del sistema y recuperar la auténtica dignidad humana. ¡Rebelémonos ante todas sus culpables falsificaciones! 1
Bauman, Zygmunt, Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, trad. Mirta Rosenberg y Jaime Arrambide, FCE, Madrid, 2017, pp. 72, 73.
2
Id., pp. 12, 13.
3
Id., p. 22.
4
Id. p. 8.
5
Id., p. 29.
6
Id. p. 9.
7
Alain Badiou (con Nicolás Truong), Elogio del amor, trad. José María
8
Id., p. 22.
9
Id., p. 37. «El amor…es también una construcción, una vida que se
Solé, La esfera de los libros, Madrid, p. 2011, p. 17.
hace, no desde el punto de vista del Uno, sino desde el punto de vista del Dos». (Id., p. 43). 10
Id., p. 31. Siguiendo a Lacan, «en la sexualidad cada uno va en gran medida a lo suyo… el disfrute será siempre el propio disfrute» (p. 30). Solo el amor garantiza una auténtica salida de uno mismo.
11
Id., p. 29.
12
Id., p. 46. «El amor… pensamos que da a la vida intensidad y significado… [no puede, por ello…] ser considerado un don hecho a la existencia en régimen de ausencia total de riesgo». (Id., pp 18, 19).
13
Id., p. 60.
14
Id., pp. 62, 63.
15
Id., p. 64.
16
Erich Fromm, El arte de amar: Una investigación sobre la naturaleza del
17
Vid. pp. 101 y ss.
amor, trad. Noemí Rosenblatt, Paidós, Madrid, 19794, p. 11. 18
Fromm, op. cit., pp. 101, 102.
19
Id., p. 103.
20
Id., p. 35.
21
Id., pp. 35, 36.
22
Id., pp. 37, 38.
23
Id., p. 39.
24
Id., p. 41.
25
Id.
26
«La única forma de alcanzar el conocimiento total consiste en el acto de amar» (Id., p. 44).
23
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Id., pp. 70, 71.
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Id., p. 107.
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:: ¡Me muero deprisa! La vivencia del tiempo en un mundo consumista José Álvaro Martín Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, sección Filosofía Pura. Profesor de ‘Pensamiento Filosófico’(CEAS). Investigador de la ‘Teología de la Esperanza’ propuesta por J. Moltmann y el ‘Mesianismo Judío’ del siglo XX.
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constante lucha por alcanzar niveles de máxima productividad. En palabras de Byung-Chul Han (filósofo alemán con origen coreano): «El sujeto del rendimiento que se pretende libre, es en realidad, un esclavo. Es un “esclavo absoluto” en la medida en que sin amo alguno se explota a sí mismo de forma voluntaria…»3 Las consecuencias de tal estado, no se hacen esperar: «Vivimos inmersos en una cultura del dopaje: buscamos a través de distintas sustancias la estimulación necesaria, el golpe de energía faltante. Oficinistas y amas de casa que sin café no logran despertar. Red Bull o alguna otra bebida energética para terminar la jornada laboral. Ingerir lo que sea necesario para inhibir a los neurotransmisores que reciben las señales de cansancio y sueño. El objetivo: embrutecer el sistema nervioso central para poder seguir trabajando.»4 Pero no se trata únicamente de adquirir dependencias hacia determinadas sustancias dopantes. Está también lo que Lipovetsky llama: «hoguera de las ansiedades y depresiones». «Una de las consecuencias más notables… es el clima de opresión que hace sentir en la vida de las organizaciones y de las personas. Son muchos los ejecutivos que dan fe del ritmo desenfrenado que domina la vida colectiva de la empresa en la época de la competencia globalizada y de las imposiciones de la lógica financiera. Cada vez se exige que haya más resultados a corto plazo, hacer más en el menor tiempo posible, obrar sin tardanza: la carrera competitiva lleva a primar lo urgente sobre lo importante, la acción inmediata sobre la reflexión, lo accesorio sobre lo esencial. Lleva asimismo a crear una atmósfera de exageración, de estrés permanente, así como toda una serie de trastornos psicosomáticos».5 Esta misma aceleración sitúa nuestras preocupaciones siempre en el presente, en los asuntos que se deciden dentro del corto plazo. Desaparecen los proyectos de futuro, la espera, la anticipación de algo que, todavía no ha sucedido. Nuestra realidad hiperproductiva, hipercomunicada e hiperactiva, impide preguntarse por finalidades o sentidos que vayan más allá de esa febril rapidez acelerada. Con Byung-Chul Han: «el tiempo transcurr[e]… sin dirección y se descompon[e] en una mera sucesión de presentes temporales… La mera desaceleración… no impide la precipitación
o es verdad. No nos corroe la aceleración, porque se nos multiplican exponencialmente las obligaciones. No idolatramos la urgencia, porque, de lo contrario, nos resultaría imposible atender nuestras necesidades más básicas… En realidad, este ritmo hiriente, esta aceleración angustiante, nos viene impuesta. Es el sistema económico quien la exige férreamente. Así lo expresa Luciano Concheiro (finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2016): «Bajo la lógica capitalista… ir más rápido significa mayores ganancias. A la inversa, cada minuto desperdiciado conlleva pérdidas monetarias. Mientras que la rapidez, la eficiencia y la agilidad se santifican; la lentitud, la torpeza y la pereza resultan aberrantes… El capitalismo, como sistema económico y social, está basado en un principio simple: el “apetito insaciable de ganar” (Marx).»1 Porque estamos ante un modelo construido sobre la ambición: hemos de incrementar siempre y en cualquier circunstancia los beneficios. Así, debemos considerar nuestras ganancias como continuamente insuficientes. Para aumentarlas, es preciso recurrir a incesantes innovaciones tecnológicas que acortan el tiempo requerido para producir cualquier objeto y a un consumo de lo producido, cada vez más veloz. Por ejemplo, ver una película es consumirla. Normalmente ya no volvemos a contemplarla, sino que nos interesamos rápidamente por otra. Esta inmediatez y caducidad, es la que interesa al mercado. La velocidad de adquisición aumenta, también, vertiginosamente en el campo tecnológico, donde son necesarias continuas actualizaciones de programas y soportes informáticos. La obsolescencia programada y la publicidad, disparan el ritmo incansable de nuestras compras.2 Esta tiranía veloz a la que nos somete el sistema se ejerce de forma seductora: somos nosotros mismos quienes nos obligamos a vivir sin aliento. Inconscientemente hacemos nuestra la propaganda capitalista: impossible is nothing (nada es imposible), just do it (simplemente, hazlo) y nos autoexigimos un rendimiento laboral extenuante, así como un consumo agotador. Nos lo venden en términos de autorrealización: el trabajo nos permite desarrollarnos, ser mejores, adquirir aceptación social. Pero detrás se esconde una autoexplotación severa, destructora, al hacernos asumir una
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b) Ese mismo Sábado recuerda la creación: el hombre es fruto del amor gratuito que Dios le tiene. Es amado sin condición. No necesita competir con otros para alcanzar valor, tampoco sobreexplotarse a sí mismo, para contentar al sistema. Esto le libera de toda culpabilidad o preocupación por no alcanzar los niveles productivos exigibles. Su dignidad le es regalada como amor y no resulta obtenida mediante sus propios conocimientos o un exhaustivo esfuerzo.10 c) Durante esta pausa semanal descansan tanto los hombres libres como los esclavos. Ambos comparten la misma dignidad, son iguales. No deben olvidar su común origen, su sufrimiento en época de esclavitud egipcia. Cada siete años deben corregirse las injusticias del mercado, los esclavos han de ser liberados, las deudas perdonadas (Deuteronomio 15; Levítico 25: 3-7), los campos dejados sin cultivar para que puedan beneficiarse de ello los más desfavorecidos… (Éxodo 23: 10 y ss.). También el inmigrante presenta un valor inviolable (Éxodo 23: 9), lo que prohíbe taxativamente que se le oprima.11 d) El descanso se hace extensivo a tierra y animales. La voracidad dominadora del hombre hacia el medio, debe ser también evitada (Levítico 25: 4). La tierra no le pertenece (Levítico 25:23). No puede explotarla irresponsablemente. La patraña de que sus recursos son infinitos, ha de ser desvelada.12 Además, también los animales tienen derechos…
en el vacío»6 Con palabras de Manuel Cruz: «Esta destrucción de toda posible experiencia de continuidad queda reflejada en el ámbito psicológico en términos de angustia e inquietud… ¿Qué queda, entonces? Una mera duración vacía o, si se prefiere, un tiempo desarticulado, desorientado… Distraerse hablando de nuestras prisas no deja de ser una forma de evitar la cuestión que verdaderamente importa, que consiste en que la vida actual, desde el momento en el que renunció a la historia, perdió la posibilidad de concluirse con sentido».7 Si solo interesa aprovechar el tiempo presente hasta la extenuación nauseabunda, se produce un olvido del futuro, de su finalidad y caemos en las garras de un cortoplacismo sin sentido. Así solo reina una angustia inquieta, vacía e indeciblemente estresante.
El sábado como respuesta a la dictadura del mercado Si nuestras acuciantes prisas, no son más que el resultado de un sistema económico que nos encadena a producir siempre más, en menos tiempo y con mayor eficacia; si, por ello, esta hiperexigencia productivo-laboral nos precipita en un infernal engranaje de ansiedades o depresiones; si, finalmente, conseguimos burlar sus peores consecuencias gracias al dopaje de psicofármacos, viviendo un presentismo sin sentido… entonces, podemos dejar que esta dictadura mercantilista nos asesine sin escrúpulos o, puede darse también la posibilidad de iniciar su cuestionamiento. Caso de preferir la segunda opción, resulta posible emprender una búsqueda que incluya aportaciones realizadas desde las tradiciones religiosas, para inyectar sentido en nuestra experiencia humana del mundo. Esa es, al menos, la apuesta de Yolande Boinnard, teóloga suiza, con su libro titulado: Le temps perdu.8 En él analiza las posibilidades del Sábado, como descanso semanal que dinamita las exigencias del sistema económico. Algunas de sus virtualidades podrían resumirse así: a) El mandamiento empieza limitando el tiempo de trabajo a seis días. La obsesión productiva debe ser acotada. El culto irracional a la eficacia o rentabilidad, destruye nuestra humanidad. El sábado combate la arrogancia de estos poderes autoproclamados como absolutos. Durante ese tiempo no pueden imponer sus estrategias.9 25
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¡Me muero deprisa! La vivencia del tiempo en un mundo consumista
«el relato cristiano de la redención de la falta de Adán por amor,
e) Finalmente, esta pausa semanal no interrumpe temporalmente el sistema, para que, una vez finalizada, continúe su funcionamiento destructivo. El sábado introduce unos valores que deben llevar a cuestionar el estado actual de las cosas. Si apostamos por limitar la omnipotencia apropiadora del hombre, no podemos colaborar en su mantenimiento. Si apostamos por la igual dignidad de todo ser humano, no podemos colaborar con una lógica que reduce su valor a lo que es capaz de producir. Comprometerse en alternativas surgidas recientemente ante los modelos laborales y económicos vigentes, parece inexcusable.13 Porque si el sábado fue hecho para el hombre, ¿no debería serlo también la economía, la política o la tecnología?14 Vivimos una aceleración temporal que nos desgasta, hasta anonadarnos. Plantarle cara (y ese es uno de los empeños principales del tiempo sabático) empieza a resultar una cuestión de supervivencia. 1
el relato ilustrado de la emancipación de la ignorancia y de la servidumbre por medio del conocimiento y del igualitarismo… el relato marxista de la emancipación de la explotación y de la alienación por la explotación del trabajo, relato capitalista de la emancipación de la pobreza por el desarrollo tecnoindustrial». (Jean-François Lyotard, La postmodernidad (explicada a los niños), trad. Enrique Lynch, Gedisa, Barcelona, 1987, p. 36). 8
Yolande Boinnard, Le temps perdu, éditions Saint-Augustin, Saint Maurice, 2003.
9
Íd., p. 35.
11
Íd., p. 93. Esta apuesta por la igualdad no debería limitarse solo a cuestiones sociales, sino que también incluiría componentes ecológicos: «El calentamiento originado por el enorme consumo de algunos países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra, especialmente en África, donde el aumento de la temperatura unido a la sequía hace estragos en el rendimiento de los cultivos. A esto se agregan los daños causados por
Luciano Concheiro, Contra el tiempo: Filosofía práctica del instante,
la exportación hacia [estos países] de residuos sólidos y líquidos
Anagrama, Barcelona, 2016, pp. 19, 20. 2
Íd., pp. 23, 35-38.
3
Byung-Chul Han, Psicopolítica, trad. Alfredo Bergés, Herder, Barce-
tóxicos…» Papa Francisco, Carta encíclica ‘Laudatio sí’, Mensajero, Bilbao, 2015, fragmento 51, p. 41.
lona, 2014, p. 7. «“Ya no trabajamos para nuestras necesidades, sino para el capital. [Ese mismo capital]… genera sus propias
mún (Christian Felber: el éxito económico depende del respeto al
Sin notarlo siquiera, seguimos a pie juntillas la dinámica impuesta
medio ambiente y del establecimiento de condiciones justas para
por un sistema basado en la búsqueda eterna de ganancia y en la
los trabajadores), circular (Ellen Mc Arthur: reaprovechamiento
explotación de unos a otros». Concheiro, op. cit., p. 92. Gilles Lipovetsky y Sébastien Charles, Los tiempos hipermodernos,
total de los recursos) colaborativa (Rachel Bostman y Roo Rogers. Compartir en lugar de disfrutar en propiedad: coches, ropa, servicios…) comercio justo, agricultura ecológica, movimientos slow…
trad. Antonio-Prometeo Moya, Anagrama, Barcelona, 2006, p. 81. 6
14 Íd., 337.
Byung-Chul Han, La sociedad de la transparencia, trad. Raúl Gabás, Herder, Barcelona, 2012, pp. 59, 65. «La vida actual ha perdido la posibilidad de “concluirse” con sentido (sinnvoll). De ahí proceden el ajetreo y el nerviosismo… se hace “zapping” entre las “opciones vitales”, porque ya no se es capaz de llegar hasta el final… Ya no hay historia ni unidad de sentido que colmen la vida». (Byung-Chul Han, El aroma del tiempo: Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse, trad. Paula Kuffer, Herder, Barcelona, 20165, pp. 26, 27). «La gente se apresura… de un presente a otro. Así es como uno envejece sin hacerse “mayor”. Y, por último, expira a destiempo. Por eso la muerte, hoy en día, es más difícil.» (Íd., p. 27).
7
Manuel Cruz, Ser sin tiempo: El ocaso de la temporalidad en el mundo contemporáneo, Herder, Barcelona, 2016, pp 73, 74. Detrás de estas afirmaciones se encuentra la crítica posmoderna hacia cualquier sentido que se le pueda dar a la historia. Imposible creer ya en
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Íd., p. 336 y ss. Los ejemplos, aunque no señalados específicamente
(Gunter Pauli: combinar innovación y sostenibilidad), del bien co-
exigimos trabajar arduamente, consumir de manera desaforada.
5
Íd., p. 94 y ss; 340.
13
producción por cuenta propia y en régimen de cooperativa), azul
propias”… Somos sujetos autoexplotados. Nosotros mismos nos
Concheiro, op. cit., p. 81 (la cursiva es nuestra).
12
por Boinnard, podrían ir desde economía solidaria (Paul Singer:
necesidades, que nosotros, de forma errónea, percibimos como
4
Vid., pp. 35, 93, 299.
10
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:: «Pero al principio, no fue así…»
Sara Ma Hernández Venencio Técnica y Promotora de Igualdad de derechos y oportunidad para Mujeres y Hombres
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relación aunque esto fuera contrario a la voluntad y el deseo del Dios Creador. Desde entonces, y a medida que la comunidad crecía, el sistema de jerarquías encontró diversas formas de expresión y en consecuencia, de desigualdades, de discriminaciones y opresión: el pobre y el rico, el nativo y el inmigrante, el blanco y el negro… Sin embargo, la desigualdad por antonomasia es la que señala en todos los tiempos y las culturas el dominio del hombre sobre la mujer en sus diversas manifestaciones, sustentado por los estereotipos de género que definen a los hombres con «lo masculino» y a las mujeres con «lo femenino». Cuando en su origen Dios solo establecía una diferencia sobre la base de lo sexual y biológico, a partir de la caída en el pecado, se diferenciarían también por el género que se les atribuya, siendo esta una construcción social que depende de la cultura y por lo tanto del hombre, no de Dios. Desde entonces hasta hoy ese modelo definido como modelo patriarcal ha ido tomando diversas formas y se ha reforzado más o menos en distintas épocas, sin embargo, variar en su esencia. En el mundo global, los modelos de hombre y mujer que sustenta la sociedad actual se reflejan en los medios de comunicación y dentro de estos, la publicidad es uno de los instrumentos de mayor influencia social. Mediante la publicidad se ven reflejados, promovidos y sustentados los estereotipos de género que nos mantiene distantes del modelo original y que nos llevan a actuar, muchas veces de manera inconsciente, en concordancia con el modelo patriarcal al tenerlo interiorizado y considerarlo «nor-
IMÁGENES FACILITADAS POR LA AUTORA.
aber quiénes somos, y a qué debemos aspirar como seres humanos, es una búsqueda constante que mueve la vida de cada persona. En cada decisión personal diaria nos acercamos o nos alejamos al objetivo que tenemos, basados en el concepto de lo que significa ser verdaderamente hombres o mujeres plenamente desarrollados de acuerdo a los principios que rigen nuestras vidas. Desde la perspectiva cristiana reconocemos un modelo bíblico para unos y para otras, el cual se manifiesta por primera vez en los dos primeros dos capítulos del Génesis. Ocasión en que Dios creó a los seres humanos, y los hizo perfectos, potencialmente iguales en capacidades, derechos y deberes (Gn.1:27-29). Como pareja primigenia, formada por dos seres plenos en su unión con el Dios creador, estaban diferenciados solo por su sexualidad, lo que permitía el espacio de complementariedad necesario para que juntos formaran el ser humano en toda su magnitud. Era esta relación igualitaria entre las personas lo que definía el modelo social de relación propuesto por Dios para la humanidad. Sin embargo, después de la caída en el pecado, la relación se quebró. Se generaron cambios que afectarían todas las generaciones posteriores. Ahora, lejos de la perfección del hombre y la mujer sin pecado, la forma de relacionarse entre la primera pareja, se estableció sobre la base de una jerarquía que no estaba en los planes originales del Creador y por primera vez en este mundo un ser humano se sintió con autoridad por encima de otro. Manifestándolo en un ejercicio de poder, Adán puso nombre a Eva (Gn.3:20), dejando claro quien dominaba en la
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«Pero al principio, no fue así…»
mal» después de seis mil años de permanencia y de transmisión de generación en generación. Esta «normalización» llega con la convivencia diaria y permanente con los estereotipos de género que nos transmiten desde la familia aun antes de nacer cuando ya se nos asigna un color según el sexo, dividiendo el mundo en rosa y azul, la escuela, la sociedad general, las redes sociales… Estos estereotipos se sustentan en la atribución de los roles de género, educando a la mitad de la población desde que nacen para que actúen convencidos de ser capaces, inteligentes, fuertes, aguerridos, con inteligencia matemática y predisposición a las ciencias y muchas otras características positivas, mientras a la otra mitad se le asignan signos de fragilidad, delicadeza, sensibilidad, debilidad, inseguridad, dependencia, etcétera y es vista como inferior. De esta manera se limitan los ámbitos de desarrollo personal y laboral para cada uno, lo que se refleja en las publicidades relacionando a las mujeres con las tareas del hogar y el cuidado de los hijos y a los hombres con el ámbito productivo o de trabajo, considerando de menor valía todo lo que sea propio de la «identidad femenina» incluyendo el trabajo en todos los ámbitos, el cuerpo de las mujeres y el lenguaje usado para definirlas. La publicidad valida y refuerza estos estereotipos y roles construidos socialmente para los hombres y mujeres ejerciendo una influencia limitante en el desarrollo del crecimiento personal de ambos en la sociedad general y especialmente, si cabe, hacia las personas cristianas, mediante mensajes transmisores de violencia simbólica hacia las mujeres y cosificando a unos y otros, aunque son las mujeres las que, una vez más, son las más perjudicadas. Según Daniela Allerbon, miembro del Consejo Nacional de la Mujer:
hace visible cuando en lugar de decir: «personas, seres humanos u hombres y mujeres», se dice: «los hombres». Así, se utiliza un lenguaje que no las contiene, que no las tiene en cuenta. Consumimos violencia simbólica cuando vemos como algo «natural» los anuncios que hipersexualizan a las niñas y las mujeres. Este tipo de mensajes y publicidades van configurando la mentalidad cada ser humano que se cruza con ella, teniendo una destacada influencia sobre los más pequeños y los jóvenes, consolidando un modelo fruto del pecado y generador de infelicidad, preparando el terreno para futuros matrimonios desiguales y una comunidad cristiana que arriesga olvidar el modelo original al que debe aspirar, al adaptarse a las costumbres de este siglo (Romanos 12.20). Como cristianos hemos de recordar que seis mil años de práctica de un modelo equivocado no lo justifica ni lo hace aceptable a los ojos del Creador, pues como Jesús mismo indicó a sus contemporáneos, «en el principio no fue así» (Mateo 19.8). Jesús mismo fue la máxima expresión humana de ese modelo el cual desea restaurar en cada uno de sus hijos para hacernos semejantes a Él y transformarnos en reflejo de su carácter libre de estereotipos y prejuicios, como lo expresara Pablo en la carta a los Gálatas «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (3:28). Los medios de comunicación, y las nuevas tecnologías son un espejo de los valores sociales que fundamentan la sociedad en la que vivimos, pero también son motores que refuerzan dicho modelo. Contrastarlo con la voluntad de Dios y el modelo que Él creó para la comunidad cristiana será un importante paso que nos permita llegar a ser una comunidad restaurada, que refleje el carácter de amor de Nuestro Salvador y cumpla así la misión que Él nos ha encomendado.
«La violencia simbólica es la que utiliza patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos para transmitir y reproducir la dominación, la desigualdad y la discriminación, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad. Es la más difícil de distinguir y percibir. »El discurso funciona porque vende, porque conecta con una población que se siente identificada y no cuestiona, y reproduce alegremente, con frivolidad, lo que se ve como natural en el entorno».
Bibliografía/webgrafía La Biblia. RVR1995 Gallego, J (2009), La construcción del género a través de la publicidad. Abuín Vences, N (2009), Publicidad, Roles sociales y Discurso de género. Parlamento Europeo. Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, (2008) Informe sobre el impacto del marketing y la publicidad en la igualdad entre mujeres y hombres. www.mujeresenred.net (2009), Publicidad y violencia de género, un es-
Consumimos este modelo discriminatorio y desigual cuando un aviso publicitario pone a la mujer como única responsable del cuidado de la casa, de los hijos, de la limpieza y, sobre todo, cuando la muestra como un mero objeto de deseo. Es violencia simbólica un cartel en un aseo público que para indicar la ubicación de un cambiador infantil pone solo el ícono femenino como si un padre no debiera compartir esa responsabilidad. También se
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tudio multidisciplinar. Allerbon, D http://www.sophiaonline.com.ar/violencia-simbolica-laque-no-se-ve/
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:: Entre Tú y yo: ¿qué función cumple el consumismo? Sonia Pedrosa Armenteros Licenciada en medicina y residente de psiquiatría
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Nos encontramos, así, con la llamada Cultura de Consumo. Esta se encuentra determinada de forma significativa por este, como modo de construcción de significación social y como productor de una forma de conocimiento, reflejándose en estilos de vida y de pensamiento. Dicha cultura se englobará dentro de lo que Zygmunt Bauman define como «modernidad líquida», donde la velocidad y el cambio constante se traducen en una existencia efímera y evanescente. En la que los objetos han pasado a convertirse en intermediarios de las relaciones sociales, subordinando el trabajo y cosificando al ser humano (Carosio, 2010). En dicho contexto, surge un modelo de bienestar basado en la posesión-acumulación de bienes y la moral del disfrute a través del consumo obsolescente, individualista y acelerado. El consumo es el universal de nuestra época, como antes lo fueron la religión y los grandes ideales humanistas. Encontramos que el consumo es una actividad social cuantitativa y cualitativamente central en nuestro contexto. No solo porque a ella se dedican gran parte de los recursos económicos, temporales y emocionales, sino también porque en ella se crean y estructuran gran parte de nuestras identidades y formas de expresión relacionales (Panesso, 2009). Surge así, la necesidad de analizar de manera crítica las funciones y repercusiones de dichas conductas de consumo, tanto a nivel personal como social. Al mismo tiempo, será esencial reflexionar sobre todo ello desde un punto de vista bíblico, con la finalidad de valorar alternativas que permitan la trascendencia del individuo así como la búsqueda de un sentido último.
SHOP UNTIL YOU DROP. HTTPS://EN.WIKIPEDIA.ORG/WIKI/FILE:SHOP_UNTIL_YOU_DROP_BY_BANKSY.JPG
Recuerdas el momento en el que empezaste a consumir? Probablemente sea difícil, ya que desde el momento en que fuiste concebida/o comenzaste a llevar a cabo tal acción: utilizaste para tu propio provecho los recursos disponibles del exterior. Por lo tanto, hablar de consumo y equipararlo a problema sería un error. Sin embargo, cuando hablamos de consumismo como una exageración del consumo, en su multiplicación desmedida, sí que cabría plantearnos qué está sucediendo. En la mayor parte de sociedades actuales, el consumo y, especialmente el consumo de mercancías no necesarias para la supervivencia, se ha convertido en una actividad central. Podríamos pensar que tal conducta es un simple proceso económico y utilitario, de necesidades y satisfacción. Sin embargo, Jean Baudrillard la describió como un fenómeno influido por el deseo de convertirse en un determinado tipo de persona. Por su parte, Adela Cortina, dice que el consumo ha llegado a convertirse en una actividad valiosa por sí misma, al canalizar una de las capacidades más profundas del ser humano: la capacidad de desear, que se materializa en objetos en los que se espera encontrar algo de lo que falta; por lo que lleva implícita la idea de que lo novedoso es más valioso (Rodríguez Díaz, 2012).
¿Quién es el homo consumens? Cabría preguntarse, entonces, ¿Qué clase de vida social crea el consumismo? ¿Qué seres humanos produce? Encontramos que lo «superfluo» se ha convertido en algo más que un derecho. El amor a uno mismo se ha impuesto como finalidad legítima, como piedra de toque de decisiones y acciones. La autonomía moderna, respecto a la ética, ha elevado a la persona a categoría de valor central. La subjetividad contemporánea supone un conjunto de valores, donde el placer y el tener se presentan como objetivos deseables y centrales en la vida. El 29
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Entre Tú y yo: ¿qué función cumple el consumismo?
mundo consumista es un mundo «positivo», donde cuenta lo que puede ofrecer alguna utilidad o satisfacción. La libertad concebida como elección pura se basa en que todo tiene significado potencial de manera que «todo vale». La entronización de la potestad sin límites y líneas de valor sin fronteras, conduce al egoísmo generalizado (Carosio, 2010). Se da lugar a sociedades competitivas, con carencias de afectividad y cercanía humana genuinas, la mercantilización de las relaciones humanas alcanza hasta la compra de compañía, el encuentro es un consumo más. Tanto es así que en la sociedad de consumidores, los individuos deben convertirse en una inversión, para ello deben adquirir un valor para sí mismos, aumentando su atractivo como productos disponibles para ser poseídos (Posadas Velázquez, 2011). La expansión de la cultura del consumo conlleva sus consecuencias: consumismo y endeudamiento, fraude, invasión de la privacidad, racionalización y consiguiente deshumanización. Detrás de la producción capitalista; detrás del consumo y detrás de la teoría del valor, se esconde una subjetividad del ser humano. Con todo ello, parece que los seres humanos buscan en los objetos no el fin de un deseo sino el principio y lugar de refugio a su hambre psíquica, de su necesidad de afecto y cercanía; encuentran en los objetos el modo de investir todo el malestar formado por la cultura. Pero sabemos que esa es la ilusión que él mismo se da, el autoengaño. La guerra, los objetos de la guerra, la pornografía, «la cultura de masas», en suma, la sociedad espectáculo no logra llenar todos esos agujeros que se encuentra. Los placebos que ofrece esta no llenan y tampoco dan sentido a la vida humana (Panesso, 2009).
Consumimos más, poseemos más bienes materiales y de servicios, tenemos la última tecnología y vivimos de modo muy autónomo. ¿Se acompaña todo ello de un mayor bienestar psíquico y físico? ¿Es nuestra vida más satisfactoria? Los datos indican que no.2 Esta situación es irónica, ya que damos por conquistada la calidad y, por supuesto, la cantidad de los objetos materiales. Pero ello no nos ha reportado el bienestar social, emocional y personal que esperábamos –y que nos «vendían»–. Podríamos decir que la causa de dicha situación se debe a que hemos traspasado este modelo de calidad/garantía objetal a las cuestiones de índole personal. Pero en el trasvase de la felicidad material a la personal surgen varios problemas: 1. En lo personal no hay garantía que valga (en lo material sí la hay). 2. En lo personal cuesta más aceptar el límite (en lo material se comprende mejor). 3. Lo personal se construye en contacto con los otros, no depende solo de uno mismo (lo material nos viene dado y, si se puede, se compra) 4. Lo personal es cada día más individual y menos colectivo (fin de las ideologías sostenedoras: clase, religión, política…). Nos encontramos, así, con tres grandes fenómenos que, de modo entrelazado, usamos para conseguir la felicidad y que, en ocasiones, son causa de desencanto: consumo, ciencia e individualismo. Estos se comportan de modo paradójico: ofrecen enormes cotas de bienestar y, simultáneamente, grandes dosis de malestar (Talant, Rigat y Carbonell, 2011). Consumo: Como mencionábamos en la introducción, el problema no radica en el consumo, sino en su multiplicación desmedida. Tanto es así que en un extremo de la línea continua del consumo hallamos a quienes, infelices e insatisfechos, se lanzan a la compra como sucedáneo de la vida y la felicidad a la que se aspira, como un paliativo de los deseos frustrados. Se trata del consumismo como ansiolítico, como satisfacción compensatoria, como una forma de levantar el ánimo. Ello hace que la pobreza material se experimente como carencia de autonomía
Sobre el bienestar socio-emocional en la sociedades de consumo «La sociedad de consumo justifica su existencia con la promesa de satisfacer los deseos humanos como ninguna otra sociedad pasada logró hacerlo o pudo siquiera soñar con hacerlo. Sin embargo, esa promesa de satisfacción sólo puede resultar seductora en la medida en que el deseo permanece insatisfecho o, lo que es aún más importante, en la medida en que se sospecha que ese deseo no ha quedado plena y verdaderamente satisfecho… Precisamente la no satisfacción de los deseos y la firme y eterna creencia en que cada acto destinado a satisfacerlos deja mucho que desear y es mejorable, son el eje motor de la economía orientada al consumidor. La sociedad de consumo consigue hacer permanente esa insatisfacción…»1 (Bauman, 2010).
los compromisos a largo plazo; exalta la rapidez, el exceso y el desperdicio. 2
Para justificar tal afirmación nos basaremos en tres datos: 1) el incremento exponencial del consumo de antidepresivos (http:// www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/consumo-antidepresivos-duplica-ultimos-14-anos_1189206.html); 2) la depresión como principal causa mundial de discapacidad (http://www.who. int/mediacentre/factsheets/fs369/es/); 3) el aumento progresivo
1
Ello hace que las precauciones frente a la posibilidad de que las
de las muertes por suicidio (https://politica.elpais.com/politi-
cosas duren más de lo debido ocupen el lugar que los apegos y
ca/2016/03/29/actualidad/1459249694_040134.html).
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Sonia Pedrosa Armenteros
y de proyecto, como fracaso personal, fomentando la tristeza y la angustia, minando la autoestima. La precariedad intensifica el trastorno psicológico, la convicción de haber fracasado en la vida. Tecnociencia: La tecnociencia promete, pero no puede darlo todo. Nos da más comodidad, más facilidades, pero no mayor realización personal. Y es que las promesas de la tecnociencia, al igual que las del consumo, han invadido el espacio de lo personal. Así, por ejemplo, a nivel médico, hay quien pretende mostrar siempre un aspecto juvenil, eliminar la calvicie o la menopausia, vivir la vejez como una segunda adolescencia, disfrutar del sexo sin límite alguno, moldear su cuerpo a voluntad, tener hijos siempre que se desea, y que todo sea previsible, mejorable o reparable. En los aspectos psicológicos también se observan, en no pocas ocasiones, demandas desmesuradas: superar las pérdidas con psicotropos, mejorar el rendimiento personal en diferentes áreas, explicar y curar los trastornos mentales… Primacía del individuo: Llegamos al punto esencial de la búsqueda de la felicidad. El paradigma personal, afectivo y relacional. Por más consumistas que seamos, esto no significa que pongamos las cosas por delante de las personas. Todas las encuestas lo confirman: lo que más valoramos es la familia, la pareja y los hijos.
Sin embargo, hoy día todo encuadramiento colectivo parece caduco. Ya no hay lucha de clases, ni ideologías salvadoras y plenipotenciarias. Se han esfumado la mayoría de los puntos de referencia constantes y sólidos, que sugerían un entorno social más duradero, más seguro y más pleno de confianza que el tiempo que duraba una vida individual. Somos más libres, pero también tenemos más posibilidades de sentirnos decepcionados. Nos desengañamos más a menudo. El resultado de todas estas circunstancias es que vivimos en la era de la autoconstrucción del yo. Somos los únicos responsables de nosotros mismos. En este mundo de capitalismo feroz y veloz, de cuerpos jóvenes y delgados, y de individuos librados a su suerte, esto no es nada fácil. Ya que, ante la vida, sus placeres y sus infortunios, nos sentimos solos, dependiendo únicamente de nosotros mismos, de nuestras decisiones y aptitudes. En ese contexto, nos encontramos con una comercialización de la infelicidad cotidiana que requiere para sus propósitos (comerciales) que se definan y diagnostiquen como trastornos o enfermedades cosas que no lo son3: la tristeza, el miedo, la timidez, la indisciplina infantil, el fracaso escolar, el cansancio, la 3
Cada día se atiende a más personas que se quejan de ciertos malestares que quizá tengan más que ver con «estar mal» que con
CONSUMIDOS POR EL CONSUMO. HTTP://RETOS1.DEUSTO.ES/WP-CONTENT/UPLOADS/2015/01/COPIA-2-DE-COLOR.JPG
auténticas «enfermedades».
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Sonríen Entre Túpara y yo:la¿qué fotofunción cumple el consumismo?
intranquilidad, el estrés, la ansiedad, el aburrimiento… Nuestra cultura actual fomenta la medicalización, la psicologización, y la psiquiatrización de la existencia. O de algunas existencias que se encuentran parcial, o totalmente, estancadas en su búsqueda de la felicidad; siendo el principal obstáculo para ello el que la ideología predominante prepara a la gente para consumir, no para actuar4 (Talant, Rigat y Carbonell, 2011).
forma activa, una postura diferente (Bauman, 2005). Podremos evidenciar con nuestra vida «que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino» (Frankl, 2013). Este cambio no implicará ausencia de malestar, ausencia de dificultad o ausencia de enfermedad. Irá más allá, supondrá un nuevo punto de partida, desde el que transitar por caminos conocidos con actitudes, pensamientos y narrativas diferentes; las cuales serán un reflejo de Aquel que nos acompaña (Mateo 28:20). Junto al que encontramos el verdadero sentido de la existencia.
Entonces, buscaremos el sentido Todo lo expuesto podría generar una visión sesgada del Ser Humano en su situación actual: la de un individuo determinado por la sociedad, por lo externo. Sin embargo, tal y como dice Viktor Frankl: «El hombre no se limita a existir, sino que decide cómo será su existencia, en qué se convertirá en el minuto siguiente». Siguiendo con dicho pensamiento, Adela Cortina afirma que los Seres Humanos no somos simples marionetas, sino personas autónomas que tienen el poder de cambiar la forma en que consumen (y viven) por razones de justicia y felicidad, tomando conciencia de sus motivaciones personales, de las creencias sociales, de los mitos existentes. Entonces, ¿qué sucede con nosotros, cristianos del s. XXI? ¿Cuáles son nuestras motivaciones, nuestras creencias? ¿Somos ajenos a la realidad expuesta? ¿Tenemos algo que aportar a la sociedad actual? ¿Aún estamos «llamados» a marcar la diferencia? En lugar de dar respuesta a dichas preguntas (las cuales serían mucho más enriquecedoras en un contexto grupal), recordaremos dos narrativas ya conocidas: La primera la encontramos en Juan 1:14, donde describe la actitud, deseo y conducta de Jesús hacia nosotros: pone su casa entre las nuestras. No es indiferente a nuestra realidad, sino que decide caminar a nuestro lado y, de forma activa, mostrarnos que decidir es posible y necesario (Juan 15:12-13). La segunda está en Romanos 12, donde Pablo expone qué implica el no amoldarse a los valores que imperan en la sociedad. Habla de abrazar la diversidad (v. 5-8); de amar de corazón a los demás y a uno mismo (v. 10); de tener una relación estrecha con Dios (v. 11); de vivir esperanzados y alegres (v. 12); de acompañar de forma activa a los que nos rodean (v. 13-15); de sencillez, de humildad (v. 16); de bondad (v. 17); de generar ambientes de paz (v. 18). Lo expuesto puede parecer sencillo, quizá hasta simplista. Sin embargo, implica un salto a la fe, por el cual nos despojamos de la coraza de los impulsos y predilecciones «naturales», eligiendo, de 4
Bibliografía Bauman, Z. (2005). Amor líquido. Madrid: Fondo de Cultura Económica de España. Bauman, Z. (2010). Vida líquida. Barcelona: Paidós Ibérica. Carosio, A. (2010). La cultura del consumo contra la sostenibilidad de la vida. Sustentabilidades, 1(2):50-61. Cortina, A. (2002). Por una ética del consumo. Madrid: Taurus. Frankl, V. (2013). El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder. Panesso, F. (2009). El consumo de la ideología consumista. TENDENCIAS. Revista de la Facultad de Ciencias Economicas y Administrativas Universidad de Nariño, 10(1): 63-70. Posadas Velázquez, R. (2011). La vida de consumo o la vida social que se consume: apreciaciones sobre la tipología ideal del consumismo de Zygmunt Bauman. Estudios Políticos, 29: 115-127. Rodríguez Díaz, S. (2012). Consumismo y sociedad: una visión crítica del Homo Consumens. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, 34(2): 189-210. Talarn, A., Rigat, A. y Carbonell, X. (2011). Los malestares psicológicos en la sociedad del bienestar. Revista de Psicologia, Ciències de l’Educació i de l’Esport, 29: 325-340.
No hay sociedad humana que haya estado exenta de malestares y de trastornos psicológicos, encontrándose con elevada frecuencia una relación entre estos y las características sociales predominantes.
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:: ¿Consumo o consumismo?
G. Sánchez
Todos somos consumidores, pues el consumo es la base de la supervivencia humana y, por tanto, de la producción y organización económicas, por lo que está presente en las sociedades humanas de todo tiempo y lugar. El concepto consumo no está asociado a valores éticos; indica solamente un acto en el que una persona o un grupo humano agotan o utilizan unos recursos para satisfacer sus necesidades. Ahora bien, cada uno puede preguntarse: ¿soy consumista? El concepto consumismo implica un consumo excesivo de los recursos. Como nunca nos pondremos de acuerdo en qué es o qué no es excesivo, quizá lo conveniente sea que cada persona se pregunte y se responda individualmente esta pregunta.
publicidad (especialmente la TV) son mejores; lo que se vende mucho es bueno –otra ecuación terrorífica: éxito = calidad–… En definitiva, creemos –o peor, vivimos– bajo el siguiente lema: «poseo, luego existo». Como afirmaba Erich Fromm en Tener o ser: «Consumir es una forma de tener, y quizá la más importante en las actuales sociedades industriales ricas. Consumir tiene cualidades ambiguas: alivia la angustia, porque lo que tiene el individuo no se lo pueden quitar, pero también requiere consumir más, porque el consumo previo pronto pierde carácter satisfactorio. Los consumidores modernos pueden identificarse con la fórmula siguiente: yo soy igual a lo que tengo y lo que consumo».
Mecanismos de inducción al consumismo Mitos en torno al consumo
La principal razón para consumir frenéticamente se encuentra por tanto en nuestra propia naturaleza. La envidia, la imitación, el miedo a ser diferente, la insatisfacción por no experimentar un proyecto vital, nos convierte en víctimas de los mecanismos de inducción al consumo. La publicidad, en el mejor de los casos, es encantadoramente engañosa; nos bombardea hasta producir un hipnótico efecto de saturación. No hace falta que contenga niveles subliminales; a veces son mucho más peligrosos los elementos explícitos de los anuncios que los supuestos procedimientos de persuasión ocultos. Somos tan ingenuamente idiotas que recibimos con entusiasmo todos los trucos con los que nos va deglutiendo el engranaje consumista. Así, integramos a nuestros hijos en la cadena consumista, animándoles a llevar el carrito que los amables gestores del hipermercado han construido a su medida para que pueda ir aprendiendo a comprar compulsivamente. O exhibimos orgullosos una camiseta con el logotipo estampado en letras gigantes, de modo que no solo estamos pagando más por vestir de marca, sino que además hacemos publicidad gratuita a los fabricantes. Llevamos como llavero varias tarjetas de supermercados que la cajera pasa por el detector electrónico para comprobar si alguno de los productos apilados en el carrito lleva 3 céntimos de descuento; de paso, un sistema informático registra todas nuestras pautas de consumo –sí las nuestras: no olvidemos que
Dentro de la vorágine consumista en que vivimos, cualquiera de nosotros puede encontrar mil razones con las que justificar su nivel de consumo. Muchas de ellas se pueden resumir en eslóganes o frases hechas a las que recurrimos sin plantearnos –quiero creer– sus implicaciones. Puede ser el borreguil: «no voy a ser diferente a los demás...»; pero el modelo consumista también nos ofrece la contrapartida «rebelde» o «alternativa»: «No voy a ser como los demás...» «Dicen que es muy bueno», afirmamos cuando no encontramos argumentos para defender razonablemente el consumo de un producto; delegamos así la responsabilidad sobre otra persona, o a veces sobre un ente social impreciso. Claro que también podemos repetir los tópicos hedonistas de «un día es un día» o «¿para qué está el dinero?». Puede que no seamos conscientes de los mitos en torno al tema del consumo que nuestro modelo de vida nos ha hecho creer. Quizá el más terrible nos ha invadido en el nivel del lenguaje: cada vez que mencionamos el nivel de vida de alguien, normalmente queremos referirnos a su nivel de consumo. Hasta tal punto hemos degradado el sentido de la vida. Muchos otros mitos son tan comunes que difícilmente podemos rebelarnos ante ellos: cuanto mayor es el precio de un producto, mayor es su calidad; los productos que anuncia la
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¿Consumo o consumismo?
para conseguir la tarjeta tuvimos que ceder, una vez más, nuestros datos personales–. Compramos todos los productos novedosos para el hogar… sin darnos cuenta de que muchos de ellos son prácticamente iguales, pero con envases diferentes. Cuando vemos el anuncio de una nueva bebida refrescante, ¿quién no dice: «Habrá que probarla, a ver qué tal es»? Ya lo señalaba un experto en marketing: «Se trata de intentar que para un consumidor una marca forme parte de su vida, que se alcance un alto nivel de implicación».
Por otro lado, nuestra voracidad y afán por poseer es un auténtico insulto a la mayor parte de la humanidad, la formada por los auténticos necesitados. Tras las llamativas etiquetas y los cautivadores anuncios de los productos que consumimos se esconden abusos de todo tipo a los que conocidas empresas someten a sus trabajadores, sobre todo en los países con menor regulación laboral: horas extraordinarias no pagadas, pruebas de embarazo obligatorias, despidos masivos, mano de obra infantil, acoso sexual, envenenamientos, enormes superficies de selva virgen sacrificadas para crear tierras de pasto para el ganado… El consumismo destruye la creatividad humana: el mercado ofrece todo. Y quizá lo peor: nos hace olvidar nuestras auténticas necesidades: afecto, amistad, comprensión, espiritualidad, solidaridad... ¿Cómo puedo saber si soy consumista? Reflexionemos: ¿Salir de compras me ayuda a olvidar disgustos o problemas? ¿Compro productos que después no uso? ¿Me gusta hablar de temas de consumo? ¿Mido a las personas por su nivel económico o por su estilo? ¿Me preocupa no tener el último modelo? ¿Estoy más cómodo con objetos de marca?
Consecuencias del consumismo ¿Dónde está el límite entre consumo (es decir, lo indispensable) y consumismo (lo superfluo)? ¿Qué entendemos por necesidades? Como cristianos, deberíamos plantearnos cómo nos está afectando el consumismo. La infinita variedad de productos que pasan por nuestras manos y nuestros estómagos nos expone a todo tipo de sustancias, algunas de ellas tóxicas, otras adictivas. Psicológicamente, no olvidemos que el consumismo puede operar como una más de las adicciones de la sociedad actual (ludopatía, drogadicción, sexo...). Además, cuanto mayor es el nivel de consumo que practiquemos, más rápidamente se reducirán y por tanto se agotarán los recursos naturales, de los cuales somos administradores. El mito capitalista del crecimiento económico indefinido funciona como una pantalla tras la cual se oculta la auténtica limitación de los recursos de los que disponemos. El consumismo nos impulsa a considerar a las personas como objetos. Nuestro prójimo puede pasar a ser para nosotros un objeto de consumo: pensemos en el lenguaje que se ha implantado en el terreno sexual, y cómo refleja la manera en que la persona apetecida es usada y desechada. El consumismo acentúa las diferencias entre las personas, pues se margina al consumidor modesto y sencillo que no posee la última novedad del mercado. Pero también, paradójicamente, uniformiza a los individuos a través de las modas y tendencias: a la estandarización y homologación de los productos corresponde una estandarización de las mentes y los cuerpos. Escribe Fromm: «Como el éxito depende en gran medida de cómo se vende la personalidad, el individuo se concibe como mercancía o, más bien, simultáneamente como el vendedor y la mercancía que vende. […] La meta del carácter mercantil es la adaptación completa, ser deseable en todas las condiciones del mercado de personalidades. Las personas con carácter mercantil no tienen ego […] que le pertenezca y que no cambie. Constantemente cambian su ego según el principio: “Yo soy como tú me deseas”». El modelo social capitalista-consumista puede convertir todo en objeto de consumo, incluso nuestro propio deseo de no ser consumistas: libros anticonsumistas que se convierten en superventas, iconos anticapitalistas que hacen furor…
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La alternativa bíblica Erich Fromm, en la obra antes citada, contrapone el tener –obsesion de nuestros días– con el ser, y considera que «uno de los principales temas del Antiguo Testamento es: deja lo que tienes; libérate de todas las cadenas, sé tú mismo». El mandamiento del sábado apunta en esa dirección: «En el Shabbat se vive como si no se tuviera nada, sin perseguir otra meta que ser». Decía Epicuro: «El hombre feliz no es aquel que tiene muchas cosas, sino el que tiene pocas necesidades». Jesús nos ofreció su propio planteamiento revolucionario: «No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad a las aves del cielo [...]. Observad los lirios del campo [...]. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis por el mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal» (Mateo 6: 25-34).
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:: El origen de la «doctrina de la cabeza». El clamor de la predestinación. Daniel A. Mora Estudiante del Seminario Teológico Adventista de Venezuela (SETAVEN).
La «doctrina de la cabeza» (DC)1 es una teoría neocalvinista, desarrollada y promovida por el Council on Biblical Manhood and Womanhood [Concilio sobre masculinidad y feminidad bíblica], durante las décadas de 1970 y 1980. Esta teoría fue impulsada por diferentes académicos, bajo la dirección de Wayne Grudem (calvinista) y John Pipper (bautista), aportando las bases teóricas de la «doctrina de la cabeza» en el libro Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism2 [Recuperando la masculinidad y feminidad bíblica: Una respuesta al feminismo evangélico], publicado en 1987. También, se resumió en una definición conocida como The Danvers Statement on Biblical Manhood and Womanhood [La declaración de Danvers sobre la masculinidad y feminidad bíblica].3 1
Los proponentes de esta teoría se identifican como «feministas bíblicos». Sin embargo, dado la centralidad de su argumento sobre la cabeza, teólogos adventistas como Gerry Chudleigh, es uno de los primeros en acuñar el término «doc-
El argumento de la DC parte de dos textos paulinos, sobre la cabeza: 1 Corintios 11:3-4 y Efesios 5:22-23. Así, el vocablo griego κεφαλὴ (kephalé) es traducido como «cabeza» con un sentido de «autoridad sobre», lo que conlleva a la «sumisión de», en este caso el/la sujeto(a) que es el objeto directo de κεφαλὴ (kephalé). Por lo tanto, κεφαλὴ se convierte en un marcador de superioridad oponiéndose a los que están bajo dicha autoridad, se establece así una jerarquía: Dios/Cristo/Hombre/ Mujer. Este modelo jerárquico intenta definir cuál es el rol de las mujeres, no solo en el hogar sino también en la iglesia. 4 Al intentar sostener la sumisión de la mujer, «la teología de la cabeza» debió definir también la «sumisión» y el rol de Cristo, en su relación con Dios. Sin embargo, la DC debía explicar cuál es el origen de la supremacía masculina, así, como la supremacía de Dios en oposición a Cristo. Para hacer frente a este problema, los teólogos neocalvinistas encontraron un término que satisfizo ese vacío hermenéutico: la ontología.5 Esta palabra de ori-
trina de la cabeza». Véase, Gerry Chud-
of Philosophy, ed. Edward N. Zalta (Stanford, CA: Stanford University, 2009). 6
Edwin Reynolds, «Biblical Hermeneutics and Headship in First Corinthians», Adventist Archives, https://www.adventistarchives.org/biblical-hermeneuticsand-headship-in-first-corinthians.pdf (consultado: 16 de agosto, 2017); Ingo
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vering Biblical Manhood and Womanhood:
3
and Ontology», en Stanford Encyclopedia
Sorke, «Adam, Where Are You? On Gender
leigh, Una breve reseña de la doctrina de la
2
gen griego les permitió definir filosofando que la mujer y el hombre fueron creados iguales como humanos (ontología), pero con diferentes funciones ( jerarquía). Así, Cristo es igual (ontología) que el Padre, pero como tiene una función diferente, entonces está subordinado ( jerarquía). De modo que, la jerarquía entre entidades parte de la funcionalidad, más no de la naturaleza del ser. Considerando que la DC es inicialmente una propuesta contra el liderazgo femenino, algunos teólogos adventistas adscritos al pensamiento jerárquico, se han esforzado en promover las bases de la DC en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.6
5
35
Aula7::
El origen de la «doctrina de la cabeza». El clamor de la predestinación.
Samuele Bacchiocchi, por ejemplo, fue el primer teólogo adventista en reproducir los argumentos calvinistas de la DC en su libro Women in the Church: A Biblical Study on the Role of Women in the Church7 [Las mujeres en la iglesia: Un estudio bíblico sobre el rol de las mujeres en la iglesia], publicado en 1987. Era una respuesta a las decisiones de la Asociación General, en ordenar mujeres a los cargos de liderazgo local. No obstante, la DC presupone desafíos teológicos para el adventismo, dado que el neocalvinismo parte del concepto doctrinal de la predestinación.8 De manera que, la comprensión adventista sobre la relación Dios/Hijo/Hombre/Mujer, debe ser alterada para poder incorporar los supuestos teóricos de la DC. Los adventistas han definido su cristología y antropología, desde la creencia del «libre albedrío». Por esta razón, los documentos históricos y las declaraciones oficiales de los adventistas, desconocen la supremacía de la cabeza. Los argumentos de la supremacía masculina Wayne Grudem y John Pipper, parten de la preocupación en definir la «masculinidad» y «feminidad», desde la perspectiva bíblica. A su juicio, ambas están definidas por los roles; conceptos que la sociedad actual ha «distorsionado». El rol masculino según Pipper, está caracterizado por el Gina Wahlen, La ordenación de la mujer: ¿Realmente importa? (Silver Spring, MD:
liderazgo sobre la mujer: «En el corazón de la masculinidad madura está un sentido de responsabilidad beneficiaria para dirigir, proveer y proteger a las mujeres de manera apropiada a las relaciones diferentes de un hombre».9 Por el lado femenino, se caracteriza por la sumisión: «En el corazón de la feminidad madura está una disposición de afirmar, recibir y fortalecer la fuerza y el liderazgo de los hombres dignos…»10 La supremacía masculina traspasa de la familia a la iglesia, por lo que los cargos de enseñanza, ancianos o pastores, están restringidos para las mujeres. Ellas por creación están subordinadas al hombre, y ocupar alguno de estos cargos, que supongan autoridad sobre los hombres, es antibíblico.11 El rol de hombres y mujeres es un orden divino; así, el término inglés established, se repite más de 50 veces en los documentos en Recovering Biblical Manhood and Womanhood. Samuele Bacchiocchi reprodujo los mismos argumentos de la DC. La estructura de su libro sigue un patrón casi idéntico a la declaración de Danvers. Tanto así, que el prólogo de su libro fue escrito por Wayne Grudem, recomendando sus teorías sobre la supremacía masculina. Bacchiocchi dedicó el capítulo tres para sostener la supremacía precaída.12 Los análisis aportados de la creación van a dar como resultado un intento teológico para sostener que la sumisión de la mujer es un «orden de la creación». Ellos defienden basándose
Bright Shores Publishing, 2015); John W. Peters, «Restoration of the Image of God:
7
9
John Pipper, «A Vision of Biblical Com-
Headship and Submission», AA, www.ad-
plementarity: Manhood and Womanhood
ventistarchives.org/restoration-of-the-
Defined According to the Bible», en Reco-
image-of-god-headship-and-submission-
vering Biblical Manhood and Womanhood,
john-peters.pdf (consultado: 03 de junio,
29
2015).
10 Pipper, 37.
Samuele Bacchiocchi, Women in the
11
Grudem y Pipper, «An Overview of Central
en Génesis 1 la igualdad en la creación de varón y la mujer, lo que sería la igualdad ontológica. Sin embargo, usan Génesis 2 para sostener la superioridad masculina basándose en diversos elementos que intentan encontrar dentro de la narrativa: 1. La centralidad masculina: El hombre es creado primero, se le otorga un huerto para que lo trabaje y se le da una esposa. El centro del relato en la creación es el hombre, la mujer es solo un personaje secundario. Ella es creada como la «ayuda idónea». 2. Nombre de la humanidad: El hombre lleva el nombre «hombre» o «humano» que designa a toda la raza humana, es decir, el vocablo hebreo ‘adam. El nombre de la raza humana en Génesis es el nombre propio del hombre, porque es visto como la encarnación de la raza. Eva es vista como la madre de todos los seres humanos, pero no como la encarnación de la raza humana. Ella es la esposa del hombre que es la encarnación de la raza. 3. Prioridad de creación: La sumisión de la mujer es sugerida por la prioridad temporal de la creación del hombre. El hombre al ser creado primero, se le da la supremacía. Este concepto del primero se afianza en la «primogenitura». 4. El nombramiento de la mujer: Es el hombre quien le da un nombre a los animales y también a la mujer, llamándola: «varona». Tal acto es una demostración de superioridad sobre la mujer y los animales. 5. El ejemplo de Cristo: La sumisión de la mujer está en armonía con la misma sumisión de Cristo al Padre.13 La mayoría de teólogos adventistas adscritos a las conclusiones de la DC, sostienen que esta sumisión del Hijo al Padre es desde la eternidad.14
Church: A Biblical Study on the Role of Wo-
Concerns: Questions and Answers», en Re-
men in the Church (Berrien Springs, MI:
covering Biblical Manhood and Womanhood,
13 Bacchiocchi, 113.
56.
14 Ángel Manuel Rodríguez, «Evaluación de
Biblical Perspectives, 1987). 8 Chudleigh, Una breve reseña, 9-10.
::Aula7
12 Bacchiocchi, 59-77. 36
los argumentos utilizados por aquellos
Daniel A. Mora
La ontología como ordenamiento de los roles Los teólogos neocalvinistas separan la igualdad ontológica de los roles. En Recovering Biblical Manhood and Womanhood, el término ontology, ontological tiene una incidencia baja, solo aparece en cinco ocasiones. Por su lado, Bacchiocchi solo lo usa cuatro veces, para darle la misma connotación de la DC. El uso de ontología es mera demagogia, dado que los proponentes de la DC no se enfocan en definir todo lo que implica la esencia del ser. El entendimiento de la DC sobre el concepto que usa es muy efímero, una forma de suavizar el hecho de que sus argumentos minimizan a la mujer, no solo en las operaciones sino también en la esencia. Ya que los argumentos se enfocarán en la ontología, para justificar la supremacía operacional del hombre. Así, por ejemplo, Thomas R. Schreiner separa la ontología de los roles: «Las mujeres son iguales a los hombres en esencia y en ser; no hay distinción ontológica, y aun así tienen una función o rol diferente en la iglesia y el hogar».15 Para Paige Patterson la idea de una inferioridad ontológica es inaceptable, citando Génesis 223, concluye: «Cualquier sugerencia de una inferioridad ontológica de las mujeres no puede sobrevivir a la primera declaración de Adán».16 Con respecto a la Deidad, Raymond C. Ortque se oponen a la ordenación de la mujer al ministerio», en Apartadas para el minis-
lund, sostiene que son iguales, aludiendo a la «ontología trinitaria».17 Bacchiocchi, formuló una pregunta basándose en el acto creador de Dios sobre los humanos, para responder al mismo tenor que la DC: ¿Cómo puede una mujer ser igual a un hombre cuando se espera que esté subordinada a su jefatura en el hogar y en la iglesia? Esta aparente contradicción puede resolverse, como ya se señaló en el capítulo 3, al reconocer que las distinciones jerárquicas son funcionales y no ontológicas, es decir, tienen que ver con roles y no con el valor esencial o dignidad de ser.18
En resumen, para Bacchiocchi y los teólogos adventistas jerárquicos, la diferencia es funcional, no ontológica; es decir, es una cuestión de roles diferentes y no de inferioridad o superioridad. Sin embargo, la comprensión que ellos tienen de la ontología dista mucho del verdadero significado que encierra la palabra. La Real Academia Española define ontología como «parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales».19 En otras palabras, la ontología no solo es la esencia de la materia del ser, también trata las operaciones que ejecuta ese ser (Jn 11-3; Col 115-17; Heb 12-3). No se puede divorciar las operaciones del ser, la esencia de lo humano es lo que le permite ejecutar sus acciones humanas (Gn 215; 1 Cr 2914). Esas acciones lo diferencian de otras operaciones que ejecutan otros seres vivos, como los animales (Gn 120-25).
terio: Una perspectiva adventista sobre la ordenación, eds. Oscar Mendoza y Daniel A. Mora (Lima: Editorial Fortaleza, 2015), 284-288. 15 Thomas R. Schreiner, «Head Coverings, Prophecies and the Trinity: 1 Corinthians
17 Raymond C. Ortlund, «Male-Female Equality and Male Headship: Genesis 1-3», en Recovering Biblical Manhood and Womanhood, 92.
11:2-16», en Recovering Biblical Manhood
18 Bacchiocchi, 113.
and Womanhood, 120.
19 Ver, «Ontología», en Diccionario de la
16 Paige Patterson, «The Meaning of Autho-
Real Academia Española, dle.rae.es/srv /
rity in the Local Church», en Recovering
search?m=30&w=ontolog%C3%ADa (con-
Biblical Manhood and Womanhood, 258.
sultado: 18 de agosto, 2017). 37
El relato de la creación evidencia que Dios no separó la esencia de las acciones. Al crear la humanidad, se hace con igualdad ontológica; es decir, son iguales como seres (Gn 126-27) y les dio las mismas operaciones: «Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra» (Gn 128). Es interesante remarcar, que tanto los teólogos neocalvinistas como los adventistas jerárquicos, guardan silencio sobre Génesis 128. En su gran mayoría, solo se limitan a citarlo pero sin hacer un comentario sobre las implicaciones ontológicas del pasaje, a menos para hacer la salvedad de la procreación. Mientras pueden citar Génesis 126-27 para hablar de la igualdad ontológica, no lo hacen de Génesis 128, porque allí la igualdad es operacional. La ontología es la que ordena los roles. Por esta razón la DC parte de argumentos sobre aspectos de la esencia del ser para sostener una supremacía masculina de los roles. Expresiones como, «el hombre fue creado primero», «la mujer sacada de una costilla», «encarnación de la humanidad» o «el hombre le da nombre a los animales y a la mujer», tiene que ver con ontología. Clinton Wahlen, comenta: Para comenzar, fue «construida» (banah) de una de las costillas del hombre. Dios pudo haber hecho a la mujer del polvo de la tierra (como hizo al hombre), para demostrar que eran exactamente lo mismo, pero las interacciones del Creador con el hombre antes de la creación de la mujer y la manera en que ella fue creada indican una diferencia en la función.20
Los defensores de la DC, terminan afirmando que la diferencia «funcional» es producto de la ontología. Se aplica un valor superior al hombre sobre la mujer en la esencia como seres creados, todos estos 20 Clinton Wahlen, 64
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El origen de la «doctrina de la cabeza». El clamor de la predestinación.
argumentos parten de la materia creada, no de los roles. Sí no es así, ¿por qué se esfuerzan en demostrar la derivación física y material de la mujer por debajo del hombre? Como Esteban Bohr, que llegó a sugerir que la estatura física de Adán denota superioridad sobre la mujer.21 Es paradójico que la DC intente refugiarse en la protología. Los actos de creación son ontológicos, pues contienen la esencia de todas las cosas. Sí el varón y la mujer fueron creados iguales ontológicamente, también lo son en sus operaciones. No hay una división entre lo que se es y lo que se hace. No existe en la narrativa de la creación ningún indicio de la supremacía operacional de un humano sobre otro, puesto que ambos son la imagen de Dios. En este sentido, la DC se frustra porque no puede encontrar nada en la narrativa ontológica que Dios asigne el rol de la supremacía masculina, solo recurren a la imaginería.
jefatura. Esta definición de ordenamiento tiene que ver con categorías y niveles. Dios creó a un humano masculino para dominar y a otro humano femenino para subyugarse. El lenguaje de predestinación se asoma, es una creación arbitraría para imponer la supremacía masculina.23 Aquí, no hay libertad de elección, y la sumisión de la mujer no es voluntaria, sino que la misma se deriva de su condición ontológica. Ella, es creada para subyugarse a la jefatura masculina. Tanto los teólogos neocalvinistas como los adventistas jerárquicos, para dotar a la jefatura masculina de legalidad divina, recurren a 1 Corintios 113-9 y Efesios 522-23. Lo cierto es que terminan alterando el vo23 «Mientras que estos textos habían sido notados por los adventistas y otros protestantes antes de 1970, nunca fueron usados para enseñar lo que los neocalvinistas ahora enseñaban –es decir, que había una jerarquía dentro de la Trinidad
El ordenamiento de la jefatura
desde la eternidad (Cristo en sumisión al
La declaración de Danvers, Massachusetts, sostiene: «Las distinciones en los roles masculinos y femeninos son ordenadas por Dios como parte del orden creado y deben encontrar eco en todo corazón humano».22 Ahora, la supremacía masculina es dotada como una doctrina. La sumisión de la mujer es propia de una predeterminación divina, Dios «estableció» desde que creó a la humanidad estos códigos de
Padre), que Eva estaba en sumisión a Adán antes de la Caída, que el pecado de Eva fue intentar escapar de su rol en la creación, y que el pecado de Adán fue el de no ejercer autoridad sobre Eva. Algunos neocalvinistas incluso pensaron que la esclavitud era apropiada a la luz de tales Escrituras. Mientras que estas ideas eran atractivas
cablo κεφαλὴ (kephalé) para introducir explicaciones y conjetura que los pasajes no están diciendo.24 La DC concluye que estos textos están dirigidos exclusivamente para hablar del liderazgo masculino en la iglesia, y la prohibición de las mujeres en ocupar puestos de autoridad, basados en el relato de la creación. La realidad es que estos textos no están hablando en absoluto sobre el liderazgo eclesiástico. 1 Corintios 11 discute si es apropiado o no que la mujer ore con la cabeza descubierta, o el hombre se la cubra para orar (11 4-6), pero Pablo usa κεφαλὴ con diferentes connotaciones, que va desde la cabeza literal a la cabeza metafórica.25 En este último el significado apunta por el contexto a «fuente», ya que como se observa, el apóstol habla de que la mujer procede del hombre. Pablo apeló a la creación de ambos (Gn 126-27), para hablar de la deshonra que hay en el uso indebido del velo. Los hombres al no cubrirse la cabeza, honran a Dios de quien son imagen (117); por su parte, las mujeres al no cubrirse su cabeza deshonran a sus maridos. El apóstol empleó la palabra δόξα (dóxa), se refiere a la honra: «la mujer es la honra del hombre». Es posible que Pablo esté recurriendo a Génesis 223-24, para sustentar el argumento de honor, ya que la mujer es de la misma sustancia que el varón (118-9); así, como hace
para Bacchiocchi como una manera de evitar la ordenación de las mujeres en la Igle-
24 Bacchiocchi, 97-126.
sia Adventista, ellas no eran conocidas en
25 Véase, Teresa Reeve, «1 Corinthians 11:2-16
21 Esteban Bohr, «Biblical and Spirit of
el adventismo antes de Bacchocchi (1987),
and the Ordination of Women to Pasto-
Prophecy Evidence for Male Headship By
así que su introducción dentro del adven-
ral Ministry», AA, www.adventistarchives.
Pastor Stephen Bohr», Secrets Unsealed,
tismo me parece una medida desesperada
org/1-corinthians-112-16-and-the-ordina-
www.secretsunsealed.org/wp-content/
que algún día lamentaremos. ¿Puede uno
tion-of-women-to-pastoral-ministry.pdf
uploads/2014/06/Bohr-Handout-Bibli-
agarrar una sola manzana de un árbol que
(consultado: 12 de enero, 2016). Se puede
cal-SOP-Evidence-for-Male-Headship.pdf
incluye otras manzanas como la predesti-
acceder a la versión en español, Teresa
(consultado: 20 de agosto, 2017), 7.
nación, el infierno eterno y la santidad del
Reeve, «1 Corintios 11:2-16 y la ordenación
22 The Danvers Statement on Biblical Man-
domingo?» Jon Paulien, «¿Qué acerca de
de mujeres al ministerio pastoral», ES,
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la Teología de la Cabeza?», Escogidas para
www.escogidasparaservir.com/1-corin-
Manhood and Womanhood, www.cbmw.org/
servir, www.escogidaspara servir.com/jon-
tios-112-16-y-la-ordenacion-de-mujeres-
uncategorized/the-danvers-statement/
paulien-que-acerca-de-la-teologia-de-la-
al-ministerio-pastora/ (consultado: 20
(consultado: 17 de agosto, 2017).
cabeza/ (consultado: 20 de agosto, 2017)
de agosto, 2017).
::Aula7
38
Daniel A. Mora
con Efesios 528-29. Aunque la mujer, tiene autoridad sobre sí misma para adorar a Dios (1110). Sin embargo, así como la mujer procede del hombre, en el Señor ambos son iguales y su existencia es mutua, los hombres proceden de las mujeres: «…pero todo proviene de Dios» (1111-13), Pablo termina con una pregunta: «¿Es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?» (1114). No termina diciendo: «¿Es apropiado que las mujeres sean dirigentes en la iglesia?». Efesios 5, aborda la relación matrimonial hombre/mujer, como un «pálido» reflejo de la mística relación entre Cristo/la iglesia. La argumentación parte de Efesios 521: «Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo». A partir de allí se construye la relación marido/mujer, las esposas se les invita a «sujetarse» a sus esposos (522). El uso del verbo ὑποτάσσω (hypotássô), da la idea de «mantenerse unido a». 26 Pero el objeto directo de su sujeción es «al Señor». Pablo expone que el marido es la cabeza de ella y lo compara con Cristo (523-24). Sin embargo, κεφαλὴ está condicionado a las acciones de Cristo sobre la iglesia (525-31). Richard Davidson, sostiene que la combinación de κεφαλὴ y ὑποτάσσω, denotan la dirección del esposo dentro del hogar.27 La relación esposo/esposa es intransferible, Pablo solo restringe el uso de κεφαλὴ a los esposos y no a los miembros de la iglesia. Es decir, no se está hablando de las relaciones generales entre hombres y mujeres. Así Miguel Á. Núñez, señala que el propio contexto 26 Miguel Á. Núñez, «’Qué significa ser cabeza de la mujer’», Revista Adventista, revista.adventista.es/2015/09/que-significaser-cabeza-de-la-mujer/ (consultado 20 de agosto, 2017).
proporciona las características de lo que significa ser «cabeza»: «Cristo es el ejemplo, que se sacrifica por la iglesia, y la santifica con su acción. Cristo no impone, ni manda de manera arbitraria, Cristo ama, de manera incondicional. Cabeza en este versículo no tiene que ver con jerarquía ni mando, sino con sacrificio y entrega…».28 También, ὑποτάσσω está en voz media, la sujeción es un acto voluntario de la esposa y el esposo (521), que parte de una decisión libre y no arbitraría. La sumisión no es producto de una predestinación o inferioridad ontológica. Por último, Pablo apeló a la creación (Gn 223-24) para argumentar sobre el misterio de Cristo y la iglesia: «Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia». (532). Gerry Chudleigh, sostiene que la diferencia entre los adventistas y calvinistas, determina la manera en que son leídos los textos como 1 Corintios 11 y Efesios 5. Para los arminianos, la base del gobierno divino se basa en la libertad de acción, así, Cristo decidió en libertad sacrificarse por la humanidad (Mt 2028; Jn 1011, 17, 18; 1513; Efesios 52; 2 Co 519; 1 Tim 26; Gá 41). Él tampoco predetermina las decisiones del hombre, pues pide una entrega voluntaria personal (Mt 158-9; Jn 423-24; 1 Jn 48). «Los Adventistas del Séptimo Día han enseñado por décadas que sin libre albedrío genuino el verdadero amor —ya sea hacia Dios, hacia los hombres, o hacia las mujeres— no es posible».29 Chudleigh continúa diciendo: Cuando los arminianos leen 1 Corintios 11:3-16, no ven un sistema de autoridad y sumisión. Al contrario, ven a Pablo corrigiendo un problema con las mujeres arrogantes y disruptivas de Corinto. Veían instrucciones para que el marido protegiera tiernamente, cultivase y se sometiese (o «prefiriese») a
las decisiones de su mujer, como Cristo atiende tiernamente a la iglesia.30
Cómo es de esperarse, κεφαλὴ tiene diversos significados. Pero, los autores del Nuevo Testamento nunca usaron este término para hablar de los líderes. A fin de no introducir algún tipo de jerarquía dentro de la comunidad cristiana. Jon Paulien resalta esto: En el Nuevo Testamento, Kefalé es también usado en el mismo sentido. Pero en las epístolas de Pablo, cabeza y cuerpo son usualmente usados como metáforas de Cristo y la iglesia y ocasionalmente Kefalé es aplicado al rol del esposo en el hogar (Efe. 5:25-27). La iglesia, sin embargo, eligió no aplicar esta palabra a apóstoles, obispos, ancianos o diáconos, fue solo aplicada a Jesucristo. La Iglesia es más que una institución, es un organismo viviente y los organismos vivientes pueden exitosamente tener solo una cabeza. Las funciones de liderazgo en la iglesia, por lo tanto, son substancialmente diferentes de otros tipos de organizaciones. Kefalé no apunta a una jerarquía, sino a una relación. Como «cabeza» Cristo es aquel que sustenta el cuerpo y provee para su crecimiento.31
Esto se debe a que el liderazgo cristiano, no se fundamenta en la supremacía ontológica u operacional. Sino, en la base del servicio desinteresado hacia la comunidad entera. La colaboración de los creyentes con sus líderes locales no es producto de que así deban hacerlo, porque los líderes son la «cabeza», sino porque estos son «esclavos» y «siervos» de Cristo.32 30 Ibíd. 31 Paulien, «¿Qué acerca de la Teología de la Cabeza?».
27 Richard M. Davidson, «Dominio, sumisión e igualdad en la Escritura», en Mujer y ministerio: Perspectivas bíblicas e históricas, ed. Nancy Vyhmeister (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2004), 188.
32 Ver, «Acerca de Cristo como la única 28 Núñez, «’Qué significa ser cabeza de la mujer’».
cabeza de la iglesia una declaración del Seminario Teológico Adventista del Sépti-
29 Chudleigh, Una breve reseña, 10. 39
mo Día», Andrews University, www.andrews.
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El origen de la «doctrina de la cabeza». El clamor de la predestinación.
La ontología en la doctrina adventista Al revisarse el cuerpo doctrinal de los adventistas, las creencias que tiene como objetivo definir la antropología bíblica, hay una ausencia de las premisas de la DC. También, el Handbook of Seventh-Day Adventist Theology [Tratado de Teología de los Adventistas del Séptimo Día]33 una ampliación académica de las Creencias fundamentales de los Adventistas del Séptimo Día,34 desconoce la supremacía masculina. En el resumen de la creencia relativa a la «creación», el adventismo sostiene que tanto al varón como la mujer son iguales en esencia y en operaciones: «Hizo al primer hombre y la primera mujer a su imagen como corona de la creación, y les dio dominio sobre el mundo y la responsabilidad de cuidar de él».35 Mientras que los defensores de la DC, sostiene que el hombre es el que gobierna, los adventistas niegan esa premisa. De hecho, los adventistas van más allá, al declarar que el valor de los humanos radica en su ontología, y que una distorsión de la misma es alterar las operaciones del ser: «No importa el sexo, la raza, la educación o la posición, todos han sido creados a imagen de Dios. Si se comprendiera y se aplicara este concepto,
edu/sem/about/statements /9-19-14-updated_unique_headship_of_christ_final_-_spanish.pdf (consultado: 20 de agosto 2017). 33 Tratado de teología Adventista del Séptimo Día, ed. Raoul Dederen (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana,
se eliminaría el racismo, la intolerancia y cualquier otra forma de discriminación».36 Para los adventistas, las acciones de gobierno de los humanos se basan en Génesis 128 y 28. Es decir, la mayordomía y el liderazgo son operaciones por igual del varón y la mujer; que se direccionan hacia la flora y la fauna.37 No existe ningún lenguaje que pueda sugerir que la operación del hombre sea la de gobernar y el de la mujer la sumisión unilateral a ese gobierno. Los redactores de las creencias adventistas, fueron muy cuidadosos en evitar distinciones de roles de dominio/ sumisión, ya que están ausentes en la narrativa de la creación. El uso del término hombre es genérico. Aecio E. Cairus, quien escribió sobre «la doctrina del hombre» en el Handbook,38 habla de la mujer como un significado profundo. La exposición adventista de Génesis 2 plasmada en el Handbook, está en oposición a los enunciados de Wayne Grudem, John Pipper y Samuele Bacchiocchi. 1. La centralidad masculina: «De acuerdo con Génesis 2:20, Dios creó para Adán una ‘ezer, a menudo traducido “ayuda” o “ayuda idónea”. Sin embargo, la palabra hebrea no implica subordinación como puede hacerlo el término en castellano; puede significar ‘apoyo’ o ‘benefactor’ y se usa regularmente respecto a Dios, quien ayuda a los seres humanos (Sal. 33:20; cf. Sal. 54:4). Además, la frase ke negdô, traducida “para él”, viene de un término que significa ‘enfrente de’ sugiriendo que la compañera que Dios creó para el hombre iba a ser su contraparte, su complemento».39
2004). 34 Asociación Ministerial de la Asociación
36 Ibíd., 82.
2. Nombre de la humanidad: «Dios creó a los seres humanos tanto en forma de hombre como de mujer (v. 27). “Adán” no es en realidad un nombre personal en hebreo, sino un sustantivo colectivo que puede traducirse “seres humanos” o “humanidad” (cf. Gén. 5:2 en diferentes versiones). El término específico para un ser humano masculino, ’îsh, aparece en la Biblia después de la mención de la mujer ’îshshâh (Gén. 2:23)». 40 3. Prioridad de creación: «Algunos autores han leído en el relato de Génesis 2 una jerarquía de los sexos divinamente ordenada. La mujer, creada por causa del hombre (vs. 18-20), tuvo una existencia derivada y fue nombrada por el hombre, quien en esta forma indicó su autoridad sobre ella (v. 23). Sin embargo, en los relatos bíblicos de la creación de la mujer, la historia no se mueve desde lo superior a lo inferior. En Génesis 1 el movimiento es el opuesto: de las criaturas inferiores a las superiores; y en Génesis 2 va del estado incompleto al de totalidad. La derivación física no implica subordinación; el hombre no está subordinado a la tierra». 41 4. El nombramiento de la mujer: «En Génesis 2:23 Adán habla de la identificación genérica de su “mujer” o “esposa”, pero no le da un nombre propio hasta después de la entrada del pecado (3:20). El equilibrio de la evidencia bíblica dista mucho de apoyar ningún tipo de superioridad del hombre». 42 5. El ejemplo de Cristo: «Siguiendo el modelo de relaciones en la Deidad (Juan 17:24), una existencia significativa para los seres humanos necesitaba tener una dimensión social. El breve lapso con sólo un ’âdâm tenía el propósito de mostrarle que él carecía de un complemento en la creación animal y así se hallaba en
General de los Adventistas del Séptimo
37 Ibíd., 82-83.
Día, Creencias de los Adventistas del Sép-
38 Aecio E. Cairus, «La doctrina del hombre»
timo Día: Una exposición de las doctrinas
en Teología: Fundamentos bíblicos de nues-
fundamentales de la Iglesia Adventista del
tra fe, vol. 2, ed. Raoul Dederen (Doral, FL:
Séptimo Día (Nampa, ID: Publicaciones
Asociación Publicadora Interamericana,
40 Ibíd., 243.
2005), 233-287.
41 Ibíd., 244-245.
interamericanas, 2006). 35 Creencias, 76.
::Aula7
39 Cairus, «La doctrina del hombre», 244. 40
42 Ibíd., 245.
Daniel A. Mora
necesidad de una ‘ayuda idónea’, o una compañera adecuada. El ideal expresado en la creación era que el hombre y la mujer formasen un todo en el cual fuesen mutuamente complementarios e interdependientes». 43 Los adventistas sostienen que la ontología no parte de la predestinación, sino del libre albedrío: Por cuanto el hombre fue creado a la imagen moral de Dios, se le dio la oportunidad de demostrar su amor y lealtad a su Creador. A semejanza de Dios, tenía la capacidad de escoger, es decir, la libertad de pensar y actuar con referencia a imperativos morales. De este modo, era libre de amar y obedecer o de desconfiar y desobedecer. 44
Bajo esta perspectiva de libertad, Dios dispuso que la humanidad en un ambiente de relación recíproca, bajo la igualdad. Pero, la esencia humana se ve en sus acciones. Al comentar sobre Génesis 126 los adventistas declaran: En este pasaje, Dios menciona en la misma frase la imagen divina del hombre y su dominio sobre la creación inferior. El hombre fue colocado sobre los órdenes inferiores de la creación en calidad de representante de Dios. El reino animal no puede comprender la soberanía de Dios, pero muchos animales son capaces de amar y servir al hombre. 45
Los órdenes inferiores al hombre, son los animales. En consonancia con lo que se dice en Génesis 128. Por lo que el dominio/ sumisión no es entre los humanos, ya que el varón y la mujer son los representantes de Dios. William Shea, encargado de desarrollar «la doctrina de la creación» en el Handbook, comentó: Tanto las formas masculinas como las femeninas de la raza humana manifes-
taron la imagen de Dios en la creación. Cuando fueron creados originalmente, ambos llevaban la imagen expresa de su Creador. Hubo una igualdad que fue dañada y distorsionada por la caída. 46
¿Cómo la igualdad fue dañada por la caída? Tanto los teólogos neocalvinistas como los adventistas jerárquicos, sostienen como se ha visto, que la supremacía masculina no es una consecuencia del pecado, sino un orden creado por Dios. Y que las palabras de Dios en Génesis 316 son una reafirmación del orden jerárquico que Él creó en el Edén. Pero la declaración doctrinal de los adventistas, sugiere que la sumisión es producto de la caída: Después de la caída, Dios le dijo a la mujer. «Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti» (Gén. 3:16). Dios se proponía que este principio, el cual no modificaba la igualdad básica del hombre y la mujer, beneficiara tanto a la primera pareja como a los matrimonios futuros. Desgraciadamente, este principio se vio sometido a distorsiones. Desde ese tiempo, el dominio por medio del poder, la manipulación y la destrucción de la individualidad ha caracterizado al matrimonio a través de las edades. El egocentrismo ha producido una grave escasez de aceptación y aprecio mutuos. 47
La argumentación adventista defiende la igualdad ontológica de los humanos, no solo en su esencia, sino en sus acciones. Al punto de contradecir directamente los enunciados de la DC. El pecado distorsionó la relación entre el varón y la mujer, pero «el equilibrio de la evidencia bíblica dista
mucho de apoyar ningún tipo de superioridad del hombre». 48
Conclusión ¿Por qué los adventistas no favorecen la DC? La evidencia parece apuntar al hecho de que la comprensión adventista sobre la ontología parte del libre albedrío, mientras que la DC lo hace desde un modelo de predestinación. La mujer para los adventistas, es un ser igual al hombre, tanto en su esencia como en sus operaciones. Aunque, el pecado distorsionó el modelo edénico, no significa que el esposo deja de ser la cabeza de su esposa en la actualidad;49 sin embargo, cabeza no es atendido por los adventistas como un concepto que impida el liderazgo femenino en la iglesia. La DC estructura la supremacía masculina desde la ontología, para que el adventismo acepte dicho enunciado, deberá modificar profundamente sus doctrinas sobre «la creación», «la naturaleza humana» y «el matrimonio». También debe reestructurar su cristología y soteriología, porque la sumisión del Hijo es desde la eternidad pasada. En pocas palabras, Cristo debe ser engendrado en la eternidad por el Padre. Sin embargo, una cosa es cierta: mientras los adventistas no especulen, como lo hacen los defensores de la DC, y mantengan su herencia arminiana del libre albedrío, las mujeres serán apreciadas desde su valor ontológico y operacional. Los que claman contra el liderazgo femenino apoyándose en la DC, claman desde la predestinación. Pero no los adventistas, quienes siguen siendo defensores de la libertad de elección. 48 Cairus, «La doctrina del hombre», 245.
46 William Shea, «La doctrina de la creación»,
49 Ibíd., 285-287.
en Teología: Fundamentos bíblicos de nuestra fe, vol. 4, ed. Raoul Dederen (Doral, FL:
43 Ibíd., 243.
Asociación Publicadora Interamericana,
44 Creencias, 95.
2005), 189.
45 Creencias, 96.
47 Creencias, 336. 41
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Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España
¿Qué es AEGUAE? Es la Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España. Fue fundada en 1974 con el propósito de ofrecer a este colectivo de cristianos un espacio de diálogo y reflexión sobre los retos actuales de la integración entre ciencia y fe, promoviendo el intercambio de nuestras vivencias como cristianos con la sociedad contemporánea y el entorno intelectual, siempre con el objetivo del servicio al Señor y a la iglesia.
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Eduardo Kahl
José Manuel López-Yuste
aportación de José Manuel Juan Ramón Junqueras dijo sobre esta a los locales de nuestras iglesias, López-Yuste: “Y nosotros llamando aún contenido, paredes con carne y templos; confundiendo continente y sangre. [..] placer leerte.” Gracias, José Manuel. Es siempre un enriquecedor
que asistió al último Crónica de un joven de la División Sudamericana la Iglesia Adventista del Séptimo congreso de la Asociación General de julio de 2010. Día celebrado en Atlanta entre junio y
La Iglesia Adventista y los derechos
los Corintios La Creación en la correspondencia a/2010/09/09/ http://www.spectrummagazine.org/cafe_hispano s la_creacion_en_la_correspondencia_los_corintio Herold Weiss
que la carta a los Corintios Te apuesto un guisante a que no sabías también habla de la creación.
Sauna Espiritual (6): Hoy hablamos de
yo lo vi
http://www.spectrummagazine.org/node/2657
/2010/09/02/ http://www.spectrummagazine.org/cafe_hispano la_ensenanza_c%C3%ADnica_del_templo
personas
humanos
http://www.spectrummagazine.org/node/2679 Jonás Berea
respecto a otro comentario Víctor Armenteros comentó lo siguiente “Juan Ramón: Suscribo todas y sobre dicho artículo de Jonás Berea: la voz y decir que vivimos cada una de tus palabras. Es hora de levantar del décimo mandamiento. Y, lo inmersos en la transgresión constante huelga a la japonesa: más cariño, que es peor, nos gusta. Hagamos una más asertividad, más cercamás afecto, mas sensibilidad, más empatía, reflexión lo expresado en este nía. Agradezco desde lo profundo de mi artículo. GRACIAS.”
http://www.spectrummagazine.org/node/2670 Víctor Armenteros
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SEMINARY STUDIES 2009
Volumen 1
digital cristiana con descargas
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A
Andrews University
L
U
Nº 22 Nueva Época – Diciembre
A 2009
Número 2
Versión digital editada por:
Editada por:
inglés originalmente por el Seminario Teológico de la Universi-
Convención AEGUAE y tratando la temática
dad Andrews.
propuesta.
Revista editada en 9 idiomas por la Aso-
Revista editada en
Publicación anual coincidiendo con la
Revista editada en
inglés originalmente por el Geoscience Re-
ciación Internacional para la Defensa de la
search Institute (GRI)
Asociación
Libertad Religiosa. s y Graduados de Estudiante
Universitarios
s de España
Adventista
de 2010 Septiembre
UniDivers
... y colaborar en
ia...
s de España nos de distintos punto n, estudiantes En esta ocasió una perspectiva cristiana. educativo desde MARTA ORTEGA
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Organización y logística de congresos. Soporte técnico en audio y vídeo. Asesoría informática. Creación gráfica. Autoedición. Traducción de textos del inglés, francés, alemán, etcétera al español. Y mucho más...
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CREATIVO Texto: Amador Martín.
E
Estudiante de Medicina.
facebook.com/aeguae
OA NDEZ ALDEK
una vez?
n la cima de una montaña, siento la gélida brisa de un viento ría de tal modo que invernal rozar mi un cara. Oigo a mi compañero te resultaría apenas nivel intermedio de voz perceptible. ¡Menos cendamos. Un movimientodecirme: vamos, desque Dios no se olvidó mal y siento cómo los de estos tres huesecillos esquís se deslizan y la membrana! sobre la nieve, cogen Añadiré que el estribo dad, comienzo a hueso más pequeño es el descender la montaña velocide todo tu cuerpo. comienza: el sentido y aquí eso cuánto es? ¡3 ¿Y de mm! Al hablar de sentidos la Trinidad. Nuestra onda finalmente estudiantes decimos: tacto, olfato, gusto… llega al estribo. Experiencia de los ¿Has pensado cómo Esta es la puerta tas de España ersia: sería vivir sin uno al compartim • UniDiv arios Adventis de ellos? ¿Cuál refleja o ento más espectacular de todos: s Universit a la Trinidad? s: Café Hispan tes y Graduado el oído interno Noticia ¿Trinidad? La Biblia • (dividido n de Estudian en tres partes). nos Asociació Dios Hijo y Dios Espíritu habla de Dios Padre, En él se aloja el conocido Santo. Son tres, “caracol”. Esta mauno. Teniendo esto son ravilla arquitectón claro podemos iniciar ica transforma las búsqueda… ¿alguna la ondas impulsos nerviosos pista? Te lo pondré que posteriormente en se encuentra en Abril de 2011 procesados por tu serán la cabeza. Supongo fácil, cerebro. te habrá ayudado que no A nivel básico, el caracol está compuesto mucho, pero me te quiero; gritar sirve para recalcar la importanci el gol cias a las 3.500 células por tres rampas. Gramundial; una melodía de Iniesta en la final del ciliadas internas excepción del tacto a de que los sentidos (a Sistemática. 12.000 externas y las que momento especial…m que te transporta a un ndo en Teología (que forman 3 filas), cuerpo) solo se encuentrense sitúa por todo el N. T., Doctora acciones hoy me habría mecánicas complejas Dios? «Si dieres oído il cosas….¿qué nos dice Exégesis de situados en todo y miles de reacciones cefálica, : de haber muerto a mi , Maestría en percibimos ondas tiene su orden como en la zona en Teología no pocos, entiend serás mi especial tesoro voz y guardas mi pacto, lleva a afirmar con observamos Licenciado en la naturaleza, en sobre todos los pueblos, ser, lo que los e a ser temerosos. Otros, cambiamos de estado Qué bonito es poder diferentes frecuencias. López Postigo. la arquitectura, en porque mía es toda estado del distinguir sonidos Texto: Antonio la músilo que la tierra.» (Exódo lo tanto si ¿en la qué? ¡Música! res,ca…. graves, medios y agudos, Esta frase es ; esto nos conduc 19: 5). , y que por «Amo al Señor. Porque ¿no? de los pecado ¡porque s pecadores”. “pecador” salvado fruto vamos a hablar Esa es la palabra clave, r es un estado ha escuchado mi s por encima sabe pecador, el En íntima relación Sí, es, no estamo ser pecado mis súplicas, porque voz y res, estamo con el caracol se uno se título la ayudó? Pero… del oído! ¿El centro del somos pecador la realidad que somos. al que no se que ha inclinado a mí los tres conductos sitúan s de ser pecado ficientes. Cuando os hombres de uno mismo, te su oído, ¿en por qué eso enuncia hombre dejamo se semicircula lo horror parece invocaré un la o el a la de porque el oído ha res orientados mientras yo viva.» Trinidad? sión según los tres ejes e a ser autosu o, la humillación, import ante humano. Sólo ha existid Jesús de Nazaret. Y 116: 1-2). ¿No merece (Salmo y la compre Recurrirem nos conduc espaciales. ¡3D! Estos o nuestro amigo Dios ntido el nales, junto con el arrepentimient el ansia de perdón la voluntad: la naturaleza caída os a la anatomía caes un atribut r arrepe nuestra alabanza? toda utrículo y el sáculo, otro, y fisiología del debe ser el nosidad de pecado ido del la mismo: a En sabe pecami la El la entend se r Cristo, oído se divide en túan a nivel espacial, nos sipatétic ha ha tratado 170 veces las palabras Biblia aparece más de tres partes, que, compresión la muerte. Cuando uno la identificación condesde con detectan cualquier le puede atribui hombre el que mejor el que con más acierto oído, oír o sus derivados. de movimiento en ad, de tación fuera hacia dentro, son: el camino , ¿Queda algo más? cualquier dirección, tipo de la humild solidar idad oído extersido este mismo, el que mejor la explica de indicarnos no,lamedio tidos, la confronen ¡Pues si! “El primero iento nto convicapaz e sentido, interno. arrepen crecim sido nacimie ángulo… ¿Ves el diseño Tres, ¡qué casualidad! dos el último y el último será los no fruto es el del ser humano de tal manera, que ha en un nuevo de rescate de Si el primero.” ¿Qué la mano de Dios los otros expresa fueses una onda sonora que viaja s, superación atribuirse ación en el hace en él? Hasta aquí esta frase? Está el amor por por el aire y entrasson a los hombre rmación del ser, para la aquel a quien no puede pe-el oído de un por ahora hemos “teorizado te en colabormundo, el respeto y científicamente , convier cuanto ser se transfo humano en el r” demostrado que iva. verías ”, otro hombre siguiente: para la , s, en tanto a medida vamos a la práctica. el último sentido mienta io que te vas aproximand lo vencia compas ser otra cosa, Así, en Jesucristo, “pecado de los hombre el hombre que se pierde es el la cabeza, que implica er que lo contrar oa el orificio del oído ¿Qué espero yo? ¿Es extraño que En nuestro día oído. Cuantas Cristo Jesús. relacionarse para entend expresión cada vez se hace a día, personas habrán Ser o desdeñemás grande pecado alguno: antes. Ésta es la clave s el oído es algo clave. cadores como aceptado a y que esta a los hombrehasta que al entrar en él te sienadultere, envidieeligió amartes Nos Jesús en este último como en un túnel. lo que éramos “pecador arrepentido” r “a secas”. Ser permite disfrutar robe, mate, momenes Pero al llegar a lo pecado un mundo donCuando Cristo que vino aparece de la “pecador” to, cuando alguien s del que de “pecador” alguien que antes era el final ves que no con su Dios? buena música … hablando le recordó pecadores, donde todos a no son estado hay salida. ¿Cómo puede en forma de susurro: sólo signific ser eso? arrepentido” tas de la volunsabía que somos ni aún uno, a un lugar de la buena música, com“Dios o “pecador o “pecador ¿se te Dios. Pablo conquis te ama, acéptalo.” “pecador” s la ha ocurrido lo importante de no hay bueno idos de la gloria de Te encuentras En del ser, no son en nosotro ra del hombre delante de la membrana del no son tímpano; los oídos de aquellos breve ser sino formas del Espíritu que recrea humana de es una maravillosa a que es este sentido estamos destitu la naturaleza pecado que se ón obra de s 7. Nuestr arrepentido” sino bien fueron al descanso El estado en Romano es la expresi tad propia de lla un/a músico/a. ¿Qué para en que posee ingeniería. tensión prendió muy y Éste , dejando su Cristo amente sino Dios. desarro Espíritu ser puede transmite la se e perfect esperanza en la segunda ser vibración ando con el de la voluntad de da mejor que preguntárs y la describ onda a la cadena a uno estados del verdadera luchase hace uno venida divina cooper voluntad humana que elo? Este es de huesecide Cristo junto con llos. ¿Huesecillos?en externa, la el testimonio de una la voluntad aquellos vivos en la ser lucha no es del acto irse ¿Adivinas cuántos son? preguntas que del divina las fruto que as magnífica cia en convert hayan ser, pensado ser, Si por permanecidos fieles violinishas form 3, has ta, Silvia Bazantova: es la presen hombre, un nuevo que el interior del desea luchar hasta delacertado: el final oirán las martillo, yunque “La verdad es que tido. estribo. r “a secas”, trompetas de las y mente del que ser pecado Éstos se estando completamente enamorada una a luz un nuevo el pecador arrepen encuentran en el [...] tes celestiales y huesmismo, en la que puede as, implican rpero Dios: oído medio. dejar de de y de al la Bueno, o Hijo música acepta dinámic tido del cial ginándome son e hombre imacreativ todo esto, ¿para qué y debe decirle: “Sal de la tumba, que no pudiera del ser llo existen mencionado pecador arrepen sirve? Para para vencer darte vuelve a casa junto un ajuste hemos la capacidad de crearla oír o que no tuviera Todas las formas o negativa, un desarro o hacia la nedeque s ni fuerzas impedancia. ¿Un ¿Puedes siquiera a mí.” de fe. Como mo lo agradezco a Dios del ser ajuste de positiva qué….? Para que intentar imaginar no tiene recurso la victoria un acto día el gran regalo cada progresión na hacia la afirmación muy mal comprendido nos entendamos, o es ese dinamis eso? Mi mayor deseo es o de de poder oír y sobre En viene a ser siente libre algo dinámic ntido que: sino el oírte gritar de tese faltan todo por la música en sí, ya estosno que se encami Este dinamismo ha sido confundido ser y estar.fusiona- vencer, haciend imos el ser como tres huesos y la membraen ese momento, alegría que por ahora lo que r arrepena timpánica ntido saber que a pesar si conceb r arrepe más me acerca al cielo y lo tu sensibilidad así el pecado gación de éste. mismos cristianos. Hemosambos conceptos están de las circunstancias de tu del auditiva descendeen antes, que más cosas buenas identidad, éste. El pecado por encima los vida, el peso de la provoca en mí es la música o el francés lingüístico. Muchos entiend un determina mi liberado, cada día, de incluso por sociedad, las influencias, los lo hace estar (a parte vencer como como el inglés sino nivel conflictos… decidiste espiritual que es lucha, cada día es personas que me rodean).” de Él y el amor de las del ser sino del pecado otras lenguas uen, ni se puede a un la voz de Dios llamándote oír de la de nirvana cada día como una forma a vivir junto a Él Siguiendo el hilo dad del milagro llega a un estado arrepentido dos, no se distingestar salvo; no lo ven por la eternidad. musical, los acordes el pecador es como la posibili porque se ha experiformados por tres están error, para a, ver al otro que ser salvo notas de intervalo se equivoc cada día es cera. de cuando terCristo, ¿No te parece apasionant en fren, sobre todov e? Dios le una gran importanci con la misma transformació mismo. a a la música, millaresda día para nacer uno o sino condumillares de ángeles y muere cada mentado en no juzgand de viven para dar gloria arrepentido a Dios. ¿Y nosotros y loor o en los demás,a los que forman parte El pecador como este proces clara ñando ¿Qué oyen los demás humanos? ¿Qué oímos? la esperanza sus do y acompa cuencia y acepta tiene de tido animan nosotros? do, arrepen Cristo con Recuerdas un grito ciendo, indican prójimos. El pecador que verá a de triunfo después más luterminará, un examen difícil; de es no habrá su mundo como sabe que su lucha un susurro al oído tido y que entonc diciendo: cada día, porque las nubes de los cielos de ser un pecador arrepen o en un príncipe ojos viniend ni clamor, entonces dejará rescatado por Dios; nos queda chas, ni temor, en un ser de luz y gloriapecado. Mientras tanto crecer el tirse esperanza, alguna con para conver sin relación cuenta nuestra a los otros que son junto a Cristo caída y, teniendo en s mismos y leza esta natura de soport arnos a nosotro ia en la pacienc cada día. s, como nosotro
En este número
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RUBÉN FERNÁ
GÓMEZ
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leza caída
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o iencia en el entorn
21 Años. de fin de do el proyecto Está finalizan ía Informática. 21 Años. carrera de Ingenier de segundo curso de estudios como s Estudia nte de un nuevo centro Técnica. empezamos en nuestras creencia Arquitectura re de ocultar A menudo cuando tenemos la costumb incertie dad, smo ros. la universi no nos va a de estrés, nerviosi nuevos compañe que la gente adelante, esa sensación a todos nuestros el motivo es que creemos s incompatiSacar el curso en la ¿Te resulta familiar bachillerato? unos principio veces de os acepten solos final te Muchas al guardam que , vive Nos sentimos deseada para somos, ya que dumbre que se de hoy en día. dad con la nota si estás preparado o no aceptar como clase con unas sociedad juvenil aprobar la selectivi no te puedes . Nadie piensa con los de la únicos en nuestra los evitar, bles quieres.. que puedes seamos que que no universidad ya que es posible encima, es algo la primera es así. Pasada complelo que se te viene creencias tales. me ha demostrado que no que sería uno de mis en la que ibas hacer; quedar parado. un cambio de una época ndo con el La experiencia lo que debes que él era a estaba conversa a la nadie te dice Dios. Resultó Te enfrenta s de estos semana de clase,cuando surgió el tema de a otra en la cual un adulto. Eso, de la noche ción. Con el paso tamente guiado ya seas mejores amigos de un grupo de confirma en la universidad que se espera que en simplemente suyos de consegu ir! comte admitirá n católico y monitor compañeros es tan sencillo cuales he podido conociendo a la nota que quieres, allí te sentirás a mañana , ¡no a vidas y con los consegu irás 3 años he ido vez estés personal de entenderde a Dios en sus Si tienes suerte mente, y una nuestra forma también tienen que tenías en en nuestro centronte opiniones sobre e? ¿O gente la universidad a irá bien. r diversas suficient todo es y no encontra partir carrera pasa si tu nota ación, pero difícilme .¿Qué que no solemos gusto con la Dios. Es cierto de nuestra misma denomin equivocas? ¿Qué te sientes bien en ese entorno? vida el amor Pero, ¿y si te presente en su si no que sea tenga NADA. estudios gusta?¿O que te pasa a alguien si la carrera no o no das la talla? Pues no que más nos a más no encontra remos es he conocido y escoger el camino pasa si suspend r la carrera, donde Dios. podemos probar es el comienzo de tu futuro. de termina estar cuando para puede mes Es ahora solamente A falta de un me han demostrado que Dios paciencia e insistir. son fracasos, do tu que que tener mucha convenza. No de no de 9 personas de verdad, hay no hayas encontra pensamos o Si quieres algo hacerlo. se tuerza, que de decir lo que menos te lo esperas. ser capaz de la primera todo a todas partes. que no vas a tengamos miedo Puede que a su lado? Eso y su amor llega Así pues no que te parezca Dios está de s. Dios es grande el principio. para ti. lugar aún, incluso puede consegu ir algo si sentirnos aceptado s y universidades son solo qué es lo mejor ¿Pero quién no te de todo: que Dios sabe indicará el Escuelas, instituto lo pongas, te desde el es lo más importano, por muy difícil que se hacerle caso Y tarde o tempranAhora bien, ¡más nos valdría Porque si perseveras . camino correcto escúcha le y deja que te guíe. estar. s que adonde necesita principio! Así Dios te llevará y no te rindes,
La natura
¡ACCEdE AhorA!
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Psicología y religión
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El significado del derramamiento y los dones del Espíritu Santo
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La función de la ley en la teología de la gracia
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La justificación por la fe en mi vida diaria
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El sufrimiento humano y el silencio de Dios
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Guardamar del Segura
El sábado
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Guardamar del Segura
Nueva Era
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La esperanza adventista: 150 años de historia, R. Pöhler 1844-1994
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Lloret de Mar
La Biblia y la cultura mediterránea
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Adventismo: ¿Iglesia, denominación, secta...?
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Tortosa
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La música en la vida del cristiano
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