:: Capitalismo, consumismo y crisis ambiental Josep A. Álvarez Licenciado en Química (Universidad de Barcelona). Jefe de estudios y profesor de secundaria en el Col·legi Urgell. Autor de los libros: La eutanasia a debate, Sobre el sufrimiento, la muerte y la felicidad y El cristianismo: Unidad y diversidad. Una historia de las divisiones del cristianismo.
«Déjense de amontonar riquezas en la tierra, [...]. Porque donde tengas tu riqueza tendrás el corazón».1 «Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto».2
E
stos dos pasajes bíblicos sumamente conocidos por todos, describen de forma perfecta el contexto en el que nos toca vivir, que se caracteriza por un lado por el deseo de enriquecimiento por parte del hombre y, por otro lado, por la grave crisis ambiental que afecta a la Tierra. El primero de ellos se encuentra en el evangelio de Mateo y recoge unas palabras de Jesús dentro del Sermón de la Montaña. En este pasaje, Jesús nos invita a huir del deseo de acumular. Estas palabras, aunque pronunciadas hace dos mil años, están de total actualidad. Vivimos en una sociedad dominada por lo que algunos denominan como el homo consumens. Este se caracteriza por el deseo desenfrenado de acumular riquezas y de adquirir cosas que en el fondo nunca acaban de satisfacerlo plenamente, como señala Erich Fromm:
medida son la consecuencia lógica de ese deseo voraz de la humanidad por acumular riquezas. Ese deseo está llevando al planeta al colapso. Cada día son más perceptibles las consecuencias de la actividad del ser humano sobre la naturaleza (desforestación, pérdida de diversidad, contaminación…). Es curioso como estas palabras de Pablo se han convertido en toda una realidad. La naturaleza está sufriendo como nunca debido a la insensibilidad del hombre y a ese deseo irrefrenable por acumular riquezas. Como señala Pablo la Tierra está gritando de dolor como si de un parto se tratase. La situación que nos describen estos textos se corresponde perfectamente con el mundo que nos toca vivir y que Leonardo Boff sintetiza de forma perfecta:
«El hombre contemporáneo tiene un hambre ilimitada de más y más consumo». «Para él siempre hay escasez, porque nunca tiene suficiente, independientemente de lo que llegue a tener. Además, se siente codicioso y competitivo en relación a todos los demás; por tanto, se encuentra básicamente aislado y atemorizado».3
«Ese afán de crecer más se traduce en una voluntad de enriquecimiento sin límites humanitarios ni éticos que implican la devastación de la naturaleza y la gestación de grandes desigualdades sociales que significan injusticia a nivel planetario.»4
UN PLANETA EN DESEQUILIBRIO: CONSUMISMO Y DESIGUALDAD
Además, Jesús nos recuerda que nuestro corazón, nuestros sentimientos más profundos, estará en aquello que para nosotros sea una prioridad. Jesús nos invita a que reflexionemos sobre lo que realmente es importante. Nos llama a que no perdamos el tiempo priorizando cosas en nuestra vida que en el fondo no tienen ningún valor en sí mismas. En ese sentido, la preocupación por las posesiones materiales y el afán desmesurado por consumir nos impiden en numerosas ocasiones disfrutar de lo que la vida nos puede ofrecer. Además, ese deseo de acumular riquezas enlaza a la perfección con el segundo pasaje que nos ha servido de referencia. Este nos habla del sufrimiento de la creación. Y, es indudable, que los problemas ambientales que amenazan nuestro planeta en buena
«En el mundo hay suficiente para las necesidades de todos pero no para la codicia de nadie».5 «La Tierra satisface las necesidades de todos, pero no la voracidad de los consumistas».6 «La pobreza perdurable de la mayoría de los habitantes del planeta y el consumo excesivo de una minoría son las dos principales causas de la degradación del medio ambiente. El rumbo actual es insostenible y posponer la acción deja de estar justificado».7 «En las últimas ocho generaciones hemos modificado la composición y estructura de la biosfera, hemos quemado la 9
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