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2.3.1 El reconocimiento inicial 2.3.2 Las conversaciones

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Epílogo

Epílogo

Comencé a realizar un proceso de documentación de todas las situaciones observadas mediante notas y fotografías que tomaba con el teléfono. Este archivo (Fig. 18) tiene alrededor de 600 fotografías que fueron tomadas entre diciembre de 2018 - hasta febrero de 2020, dentro de las cuales pude distinguir dos fuertes intereses: por una parte, Trujillo como espacio geográfico y estructural, a través de la identificación de la infraestructura de las casas, las calles, la organización de locales en el pueblo; y Trujillo como espacio en el que convive una comunidad, retratando cómo se daban los acercamientos entre las personas, los puntos de reunión, las actividades, tanto individuales como colectivas del día a día, entre otros.

Basándome en este material, inicié un proceso de reflexión sobre la riqueza que existía en la cotidianidad, pues al final eran las acciones y los pequeños detalles del día a día los que construían la vida de los trujillenses.

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Figura 18 Archivo Fotográfico de mis recorridos por el municipio. Fuente: Fotografía Aura Gómez.

2.3.2 Las conversaciones

La vida cotidiana es como un círculo; regreso al punto de partida para volver a partir y regresar nuevamente, “ya lo hemos dicho: la cotidianidad es esencialmente ‘reflexiva’.” (Giannini, 2004, pág. 68)

Por tanto, en las maneras de acercarme a las personas, prioricé que entre nosotros, se creara un ambiente tranquilo en el que la conversación se diera de forma fluida y sin presiones de ningún tipo; aunque eso significó prescindir de herramientas tecnológicas en muchas ocasiones, pues, mientras el encuentro fuera más cercano a una conversación casual entre dos personas que se sientan a contarse la vida, más tranquila o tranquilo estaba el entrevistado, las palabras fluían y yo podía acceder a una mayor cantidad de historias que no escatimaran información.

De igual manera, establecí una relación más horizontal, evitando cualquier jerarquía o imposición de poder de parte mía. Confieso que antes de iniciar con las entrevistas, revisé autores que hablaran sobre el tema, pero al darme cuenta de que estos modelos terminarían por construir una relación muy formal de entrevistador y entrevistado, los descarté y me acerqué a estas conversaciones de un modo más intuitivo, centrándome en reconocer los puntos claves en las historias de vida de los personajes y captando mejor las sutilezas de los significados cada vez que tenía un nuevo encuentro con un testimonio.

El momento más retante de estos encuentros eran los minutos iniciales, en los que había poca confianza y cierto recelo por parte del testimonio hacía

la situación. Por ello, solía iniciar estos encuentros pidiéndoles que me contaran cuál era el recuerdo de su infancia o juventud que nunca habían podido olvida. Para ellos y ellas, que iban con una imagen mental de responder un listado de preguntas, esta cuestión de recurrir a su memoria para contarme una anécdota que solía ser graciosa, era una bocanada de aire fresco y la invitación directa a relajarse porque no habían ido a una entrevista, habían ido simplemente a contar historias.

Cabe aclarar que estas conversaciones tuvieron un enfoque narrativo por el interés primario de una búsqueda del sentido de los hechos en función de la experiencia que trae consigo una naturaleza subjetiva transversal a todo el proceso. Dicho enfoque

entiende la realidad como algo no sólo construido, sino también fluido y dependiente de las situaciones específicas en que se produce la narración. La comprensión de los puntos de vista singulares, subjetivos y cambiantes de las personas pasa al primer plano. La relación interpersonal entre entrevistador y sujeto entrevistado adquiere una gran relevancia (Gonzáles-Monteagudo, 2010).

Esta relación interpersonal, de paciencia y confianza, que creé con los testimonios fue clave para el éxito de las entrevistas, pues no todos tenían la misma capacidad narrativa de ahondar en los recuerdos e hilarlos de forma que se convirtieran en un relato. Así como algunos podían explayarse contando cómo se preparaba mantequilla en las fincas al tiempo que hacían, de forma incosnsciente, un vivo retrato de las dinámicas familiares; otros utilizaban respuestas cortas en las que era necesario insistir durante la conversación para llegar al verdadero sentido de las situaciones.

Era curioso que al preguntarles por detalles cotidianos cómo cuál era su juego predilecto en las noches, qué solían hacer en las fiestas o cómo eran las tardes con sus amigos; se asombraban, pues esperaban que yo fuera a preguntarles sobre hechos históricos o puntualmente importantes a nivel mediático.

Hablar sobre la cotidianidad era extraño, e incluso muchos manifestaron no tener nada que decir, porque toda su vida había sido igual o normal; sin embargo, cuando yo empezaba a preguntar sobre detalles de sus día a día, se daban cuenta de que explorar en sus recuerdos traía muchas cosas a favor, entre ellas, caer en la cuenta de que su cotidianidad estaba cargada de momentos que la hacían verdaderamente importantes.

ALGUNOS TEMAS RECURRENTES EN LAS CONVERSACIONES:

Nacimiento Tus padres Tu infancia Tu casa cuando eras niñ@ Tu relación con quienes habitaban tu casa Tu vida en la escuela Tus amigos del colegio El pasar del tiempo en las tardes Las actividades extracurriculares Las actividades de los fines de semana Los grupos de los que hacías parte Tu juventud Personajes del municipio El romance y la coquetería Los planes con amigos Los regaños Las celebraciones personales Las fiestas La religión El trabajo La comida Los lugares de Trujillo La conformación de una nueva familia El salir del municipio El volver al municipio Tus miedos Tus sueños Las cosas que te marcaron Lo que quieres que los demás sepan Las cosas que extrañas Tu vida actual

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