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Emergencia perceptiva, autoorganización y
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Prof. Rafael I. Barraquer Oftalmólogo Ophthalmologist
Figura 1. La pompa de jabón, ejemplo clásico del principio Gestalt de la “autoorganización” hacia la máxima simplicidad (pragnanz), como resultado de la acción conjunta de las fuerzas de tensión superficial en cada uno de sus puntos (izquierda, pintura de Jean-B-S. Chardin).
Figure 1. A classic example of the Gestalt principle of “selforganization” trending to the highest simplicity (pragnanz), the spherical shape of the soap bubble results from the combined action of surface tension forces at each point (left, painting by Jean-B-S. Chardin). En el número precedente repasamos cómo nuestra visión no parece funcionar mediante un análisis puramente geométrico de las imágenes, sino apoyándose en la memoria y asunciones del sentido común —p. ej., que las cosas no cambian cuando se mueven, de ahí el principio de invariancia—. Otro aspecto básico es la manera en que los objetos que percibimos “emergen” aparentemente como un todo y no como la suma de sus partes. Este concepto fue postulado por la escuela psicológica de la Gestalt, en consonancia con la idea de que la percepción se “autoorganiza”, así como la forma esférica de una pompa de jabón surge por el efecto de la tensión superficial en cada uno de sus puntos (Fig. 1).
Una de las demostraciones más claras -y sorprendentes- del principio de emergencia es la imagen de la figura 2. Al observarla por vez primera, vemos sólo una colección aleatoria de manchas. Pero, de repente, “se nos aparece” un perro dálmata, visto por detrás husmeando entre la hojarasca. Cuando ya conocemos esta imagen, la percepción es pronta e inequívoca. El perro “emerge” a partir de la nube de manchas que parecían caóticas. Estas se “autoorganizan” como las moléculas de la pompa de jabón. Cuesta imaginar cómo un ordenador podría llegar a identificar el perro por simple fuerza computacional, midiendo la forma y posición de cada mancha, y aún menos con la rapidez con la que nosotros lo hacemos tras la experiencia inicial. Esto indica que ver es reconocer.
Figura 2. Imagen publicada en 1970 por el psicólogo Richard L. Gregory, para demostrar el fenómeno de emergencia perceptiva. Se trata de una fotografía en la que se han eliminado los niveles de grises hasta dejar sólo blanco y negro puro.
Figure 2. Image published in 1970 by the psychologist Richard L. Gregory to demonstrate the phenomenon of perceptive emergence. It is a photo where the gray levels have been eliminated to leave pure black and white only.
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In the previous issue we looked at how our vision does not appear to work following a purely geometric analysis of the images, but rather by relying on memory and common-sense assumptions -i.e., we know that things do not change when they move, hence the principle of invariance. Another basic aspect is the way the objects we perceive “emerge” apparently as a whole and not as a sum of their parts. This idea was postulated by the Gestalt school of psychology, in accordance with its concept that perception was “self-organized”, in a way like the spherical shape of a soap bubble arises from the action of the surface tension acting at every point of its shell (Fig. 1).
One of the clearest —and astonishing— demonstrations of the principle of emergence is the image in Figure 2. When we observe it for the first time, we only see a randomly scattered set of spots. Suddenly, however, a Dalmatian dog “materializes”, as viewed from its back and sniffing over a leaf-covered soil. If we already know this image, the recognition is instant and unequivocal. The dog “emerges” from the once chaotic cloud of spots. These “self-organize” like the molecules in the soap bubble. It is hard to imagine how a computer could identify the dog by sheer computational force, by simply measuring the shape and position of each spot, let
Figura 3. Las nubes son la fuente más común de pareidolias, sea de caras humanas, animales y otros objetos familiares.
Figure 3. Clouds are the most common source of pareidolia of human faces, animals, and other familiar objects.
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El mismo proceso explica las comunes ilusiones que denominamos pareidolias: la percepción de un objeto familiar ante un estímulo vago o aleatorio. Típicamente ocurre con las nubes (Fig. 3), pero puede darse en muchas otras circunstancias, en especial con la “aparición” de caras (Fig. 4). Esto revela la importancia de reconocer los rasgos faciales, lo que probablemente se desarrolló desde mucho antes que los humanos (p. ej., la estrategia de las mariposas con “ojos” en las alas para espantar a los depredadores), y como confirma la presencia de neuronas en la corteza temporal que únicamente responden ante estímulos en forma de cara esquemática. ■ alone as quickly as we do once primed. This indicates that seeing is recognising.
The same process explains the common illusions called pareidolia: the perception of a familiar object in the presence of a vague or random stimulus. It typically happens with clouds (Fig. 3), but it may occur in many other circumstances, especially with the “vision” of faces (Fig. 4). This reveals the importance of recognising facial features, which probably developed long before humans -i.e., the strategy of some butterflies with “eyes” on their wings to scare off predators- and is confirmed by the presence of neurons in the temporal cortex that respond only to face-shaped stimuli. ■
Figura 4. Infinidad de objetos pueden inducir una pareidolia facial, siempre que cumplan el esquema básico de una cara: dos círculos pequeños -o incluso líneas- dentro de un marco (arriba izquierda).
Figure 4. A wide variety of objects can induce a face pareidolia, if they have the basic face scheme of two small circles -or even lines- inside a frame (top left).