¿Y el Estado, entonces, qué papel debe jugar? REMUPRO, considera que el problema de la violencia de género es extremadamente grave. Afecta, de manera directa o indirecta, a más de la mitad de la población y, por lo tanto, si no se resuelve impedirá que pueda hablarse de desarrollo, justicia, democracia y armonía familiar. El goce de los derechos de las mujeres es un eje central para la transformación plena de nuestra ciudad, de nuestro departamento y de nuestro país. Sin embargo, esta violencia en muchos de los casos ni siquiera es nombrada. Está omnipresente, pero es imperceptible; es anormal, pero ha sido acogida en un contexto en el cual, infortunadamente, pareciera que no se conocen otras formas de vida. Como consecuencia, las mujeres nos vemos limitadas en nuestro desarrollo económico, social, laboral, educativo y en todos los aspectos en los que queremos desenvolvernos.
Su omisión como parte de los desafíos del Estado convierte a la violencia de género en un verdadero problema de salud pública, debido a la gran cantidad de mujeres violentadas y victimadas a manos de sus parejas u otros allegados.
Su omisión como parte de los desafíos del Estado convierte a la violencia de género en un verdadero problema de salud pública, debido a la gran cantidad de mujeres violentadas y victimadas a manos de sus parejas u otros allegados, sin importar su estatus económico, social y cultural, aunque por lo general solo trasciendan los casos en que sus protagonistas son parejas y familias pobres. La situación, por supuesto, no es nueva. Desde los años setenta empezó a visibilizarse con denuncias públicas, a
Diagnóstico situacional sobre realidad de las mujeres en El Progreso, Yoro
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