La violencia de género La violencia de género hunde sus raíces en las relaciones de género dominantes en una sociedad. Desde este enfoque hay diferentes formas de violencia, incluidas algunas que no tienen como víctima directa a una mujer (los crímenes de odio contra homosexuales, por ejemplo) pero que pueden explicarse, más adecuadamente, desde consideraciones de género. Muchos autores no diferencian entre ambos conceptos -violencia de género y violencia contra las mujeres- y llegan a identificarlos. Por ejemplo, en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993, se toman como equivalentes. Y las define así: Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vía pública o en la vía privada. La violencia se genera y se reproduce en un sistema patriarcal en el que la mujer es considerada como propiedad del hombre, no importando si es el padre, hermano, esposo e incluso sus propios hijos o la comunidad. No se le reconoce su dignidad y, en consecuencia, tampoco su autonomía personal. Bajo tales condiciones, se le limita su libertad de expresarse, de decidir y de actuar por sí misma, incluyendo las decisiones que pueda tomar sobre su propio cuerpo, no digamos sobre sus bienes materiales y su vida en general. Su conducta la rige y determinan las decisiones de otros, quienes de hecho o de derecho se consideran facultados para imponerle su voluntad, incluso la violencia, sin que constituya una conducta socialmente desaprobada, por el contrario: se le aprueba, se le estimula y se le justifica. Estas reglas del sistema patriarcal fluyen a través de las instituciones públicas y sociales para fundamentar y asegurar las relaciones de poder familiar, económico y social. Instituciones e instrumentos como las leyes, el sistema educativo, los medios de comunicación y la familia reproducen las reglas de subordinación para las mujeres, y con ellas, la violencia, como su secuela más trágica.
Diagnóstico situacional sobre realidad de las mujeres en El Progreso, Yoro
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