Epílogo
El ciego vive en la intimidad de lo táctil y lo espacial. Jean-Claude Lemagny1
“Hay una línea que se ve está escrita por un ciego. Cuando tiene que describir el mundo, dice In this dark world and wide, ‘en este oscuro y ancho mundo’”.2 Recupero estas palabras que Jorge Luis Borges, citando a John Milton, pronunciara la tarde del 3 de agosto de 1977 en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, como parte de sus reflexiones sobre las construcciones culturales alrededor del ciego y la ceguera. A lo largo de la historia se han utilizado distintas retóricas —míticas, religiosas y seculares— para comprender o encontrar los fundamentos acerca de un tema que nos parece hasta cierto punto inexplicable: la ceguera. También se ha recurrido a la alegoría, la metáfora y al razonamiento filosófico con el fin de articular los argumentos que la sustenten. En estas narrativas se ha valorado incluso a la ceguera como producto de la culpa o del castigo, de ahí que se incorpore a nuestras tragedias y nuestra memoria personal e íntima, en algunas ocasiones; y en otras, a nuestra memoria general, colectiva y compartida. Al indagar en las representaciones que sobre la ceguera se han realizado en la fotografía mexicana, es claro que estas imágenes son unidades simbólicas en las que se encuentran algunas construccio-
1
Jean-Claude Lemagny, “Cómo hacerse vidente”, en Benjamín Mayer Foulkes (comp.), El fotógrafo ciego. Evgen Bavčar en México, trad. Claudia Itzkowich Schnadower, México, Conaculta, Col. Diecisiete, 2014, p. 266.
2
Jorge Luis Borges, Siete noches, México, FCE, 2005, p. 156.
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