BRENDA BERENICE BRAVO TORRES Lic. criminología y criminalística Ciudad de México, Delegación Álvaro Obregón
FURUTA JUNKO
Joshikōsei konkurīto-zume satsujin-jiken, en español seria algo asi: “Caso de la chica de secundaria asesinada en concreto”. Con este nombre circuló la noticia por Misato, prefectura de Saitama, Japón. La historia de Furuta, es cruel e injusta. Para los que conocemos el caso, sabemos que inexplicablemente su cuerpo soportó todos y cada uno de los flagelos, insultos y cortes posibles a un cuerpo humano y aun así, seguir viva, hasta el momento de su ejecución final. Furuta fue descrita como una estudiante seria, con altas calificaciones y ausencias muy poco frecuentes. Ella había estado trabajando a tiempo parcial en una fábrica de moldeo de plástico dos veces por semana desde octubre de 1988 para ahorrar dinero para un viaje de graduación que había planeado. El día de su secuestro,
32
se decía que esperaba con ansias el episodio final de una serie dramática japonesa. En las etapas finales de su caso, a prensa aprovecho la situación para hacer un amarillismo enfocándose en la vida de Furuta y replanteando la poca dureza de la legislación japonesa contra delincuentes juveniles. El caso llamó la atención de varios medios y se han hecho desde películas hasta cómics, pero lamentablemente, la versión más fiel a lo que realmente ocurrió es un documental hecho poco después de la primera sentencia (en 1989) y solo se puede encontrar en japonés. En él se puede ver el funeral de Junko. Sus compañeras la despidieron entre llantos, diciendo: “Bienvenida a casa, Jun-chan”. Varias de las obras más importantes de Ulrichs han sido reimpresas, tanto en alemán como en traducción inglesa. | Foto: Internet