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Capítulo 03: Emmerich y las gatitas temperamentales –Parte 1..........................Pp

CAPÍTULO 03 %

EMMERICH Y LAS GATITAS TEMPERAMENTALES

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–PARTE 1-

Han pasado un par de meses desde que comencé a vivir con Aina en mi ciudad natal. Ya que pronto me retiraría del ejército, tenía mucho trabajo por hacer, así que no podía pasar mucho tiempo con ella. Era la tan esperada vida en pareja, pero no había rastros de dulzura. Mejor dicho, el comportamiento de Aina-chan era amargo.

Por la mañana me veía con cautela mientras preparaba el desayuno y antes de darme cuenta, ya había empacado el almuerzo en mi bolsa. Esto siempre me sorprendía y no podía evitar pensar que era una especia de magia. Cuando llegaba era entrada la noche y ella ya estaba dormida. A pesar de eso, me dejaba varios platillos sobre la mesa. Soy feliz solo con eso. Aina-chan se está esforzando por mi bienestar.

Le pregunte si había algo que la molestara o si se estaba guardando algo, pero siempre respondía: «Nada en particular». No tengo idea de lo que podrían necesitar las mujeres, así que estoy dejándole ese tema a la casera.

Era una mañana como cualquier otra. Apenas y había despertado justo a tiempo, luego comencé a vestirme. Ya que vivía con una mujer, debía de tener cuidado; sin embargo, quizá porque todos los días me sentía cansado, mi cuerpo no respondía bien. Me cepillé los dientes, rasuré mi barba y peiné mi cabello antes de ponerme el uniforme de la milicia que Aina-chan limpió.

Cuando salí al comedor, Aina-chan estaba preparando el desayuno. ¿Qué hacía un hada de la nieve tan frágil y diligente en esta casa? De inmediato sentí como me inundaba la felicidad.

—¡A-Aina-chan, buenos días!

Cuando le di los buenos días, Aina-chan enseguida miró hacia atrás y me miró con una expresión como si estuviera viendo a la persona que asesinó a sus padres. Desde luego, no me respondió.

Cuando tomé asiento y esperé, Aina-chan dejó una taza de café con un fuerte golpe.

—Gracias.

Aun cuando le agradecí, me ignoró. Sus labios fuertemente cerrados no cedieron como de costumbre.

No me tomaba a pecho su comportamiento, después de todo Ritz-kun comentó en su carta que ella era la chica más tímida de la aldea. Además, creo comprender a Aina-chan gracias a las cartas que intercambiamos. Ella siempre estaba preocupada por mi salud. También decía que mis anécdotas aburridas eran divertidas y siempre me escribía palabras corteses.

Además la comida que preparaba todos los días tenía mucho amor.

Por consiguiente, confío en que su actitud áspera se debía a su vergüenza o timidez.

Probablemente...

Conforme leía el periódico y bebía café, Aina-chan sirvió el desayuno en la mesa con movimientos expertos. Luego rebanó pan recién horneado y untó mermelada sobre él. Estaba muy delicioso. Cuando le pregunté de dónde lo había conseguido, me dijo que ella misma lo había hecho y untó mucha mantequilla en otra rebanada.

Además de eso, había weisswurst, sopa de patata y huevos al vapor. Todo estaba delicioso.

Incluso mientras comía, Aina-chan seguía trabajando diligentemente. Cuando la invité a comer conmigo antes, ella se rehusó con un severo «¡No!», así que no volví a mencionárselo después de eso.

Le di las gracias a Aina-chan por la comida deliciosa.

—Gracias, Aina-chan. Todo estuvo delicioso.

—¿No se te hace tarde para ir a trabajar?...

—Ah, sí.

Repetíamos la misma conversación cada mañana.

Cuando fui a trabajar, me detuvo un colega que no había visto en mucho tiempo. Por lo visto, el gato que había estado cuidando en casa tuvo crías, así que no sabía qué hacer con ellas.

—No puedo tener un gato porque mi casa es compartida… —¡No te atraparán si te quedas callado!

—Me atraparán.

Además, no quiero traicionar a una casera tan amable. Sin mencionar que me gustan más los perros. De hecho, me siento un poco triste porque no he podido ver al perro de la casa de mis padres desde hace algún tiempo. Mis padres no viven lejos, pero por culpa de mi ajetreada agenda, no tenía tiempo de comunicarme con ellos.

—Así es como están las cosas, por eso-

—¡Espera!

Aun cuando lo rechacé, mi colega persistió tenazmente.

—¿No te sientes solo viviendo por tu cuenta?

— …

No le había dicho a nadie que estaba viviendo con Aina-chan. Si lo hacía, me molestarían para que se las presentara. Quería presumir sobre mi linda Aina-chan, pero sería un problema si alguno de mis colegas se enamorara de ella, por eso no había dicho nada. También comía sus almuerzos llenos de amor en secreto. No permití ninguna falla en ese aspecto.

He sido así desde hace mucho tiempo. Nunca le mostraba lo que era importante para mí a nadie más, solo guardándolo en mi interior. Siento que los hábitos de la infancia sí son acarreados hasta la edad adulta.

—Hey, no hay problema si solo los ves, ven a mi casa mañana.

—N-no, mañana por fin tendremos un día feriado, por eso-

Traté de explicarle que no me era posible, pero mi colega ya se había marchado. Había pensado en tener una cita con Aina-chan ese día.

Aunque la persona en cuestión no sabía.

Al día siguiente.

Como visitaría la casa de mi colega, me vestí adecuadamente. Luego de desayunar, le informé a Aina-chan que saldría.

—Visitaré la casa de un colega el día de hoy.

Debido al repentino evento, Aina-chan parecía sorprendida. Me pregunto si estaba esperando salir a algún lado conmigo. Cuando salió sola antes, fue acosada por un rufián, así que le dije que no saliera sola. Asimismo le pedí a la casera que la acompañara cuando saliera.

Si lo hago en este momento, quizá no tenga problemas en pedirle que venga conmigo. Por fortuna, mi colega es casado. Además, también es un esposo amoroso, así que no se sentirá atraído por Aina-chan.

Me armé de valor y le pregunté.

—¿Te gustaría acompañarme, Aina-chan?

Aina-chan volvió a mostrar una expresión de sorpresa. Le dije que podríamos comer helado luego de ver a los gatos. Aina-chan permaneció inexpresiva un rato, pero al cabo de un rato asintió a modo de respuesta.

Esperé hasta que Aina-chan terminó de arreglarse. El reloj estaba apuntando pasadas la hora en que habíamos quedado de vernos, pero mi colega estaría esperando en su casa así que no debería haber problemas.

Unos quince minutos después, Aina-chan salió de la habitación.

—¡O-Ooh!

Viéndola con su ropa de calle, solté un gritito de admiración. Su cabello blancoplateado y algo ondulado se encontraba recogido en un peinado alto, también tenía un poco de maquillaje. Los labios en un tono rosa eran insoportables. Traía puesto una blusa blanca adornada con encaje junto con una falda color azul cielo. Nunca había visto antes esa ropa, ¿quizá lo compró junto con la casera? De cualquier modo, sentí que se veía extremadamente encantadora.

—Deja de mirarme… —Ah, lo siento.

Por lo general, me fulminaría con la mirada, pero el día de hoy solo desvió la mirada. ¿Estará avergonzada? Pensé, pero me contuve de preguntar porque no quería tentar a mi suerte.

La exquisita bolsa blanca que llevaba en las manos era un regalo de Ritz y Sieglinde, los cuales actualmente se encontraban en Thüringer. Por lo visto, Sieg estaba embarazada así que tenían planeado que se aliviara aquí. Eran noticias maravillosas. Me pregunto si debería comprar regalos de celebración cuando regresáramos, pero luego me di cuenta que nunca había oído de regalos por estar embarazada. Bueno, un regalo porsu hospitalidad también podría ser bueno, ponderé mientras caminaba a la casa de mi colega con Aina-chan.

Cuando arribamos a la casa de mi colega, su esposa e hija de cuatro años nos saludó. Luego de eso, mi colega nos llevó con los gatos. Se sorprendió cuando vio a Aina-chan, pero cuando la presente como mi esposa, la recibió afectuosamente.

También recibieron con gusto el obsequio de dulces que compramos de camino.

Aina-chan fue guiada por la hija de mi colega hasta los gatitos. La esposa también las siguió. Cuando me quedé a solas en el salón con mi colega, se convirtió en una sala de interrogación sobre cómo había encontrada a una mujer tan hermosa.

Unos cuantos minutos después. Cuando Aina-chan regresó, tenía un gatito entre sus brazos. Me miró conunos ojos como si estuviera suplicando por algo.

Lo que llevaba en sus brazos era un gatito rojo con grandes ojos redondos. Tal vez porque acababa de tomar leche de su madre, tenía el estómago abultado.

Sé lo que Aina-chan quiere decirme. Sin embargo, vivimos en un apartamento, así que no podemos cuidar gatos. Si queremos hacerlo, necesitaríamos una casa independiente, las cuales a su vez tienen una renta más cara. A fin de prepararme para el retiro, quería ahorrar tanto dinero como fuera posible.

A pesar de eso, Aina-chan parecía desear tener un gato.

De inmediato tomé una decisión.

Está bien. ¡Vivamos en el campo!

Le dije a Aina-chan que lo cuidaríamos una vez que nos mudáramos y le pedí a mi colega que guardara el gato rojo para nosotros.

❄❄❄

Era sencillo planear el futuro cuando sabíamos lo que queríamos. Opté por mudarnos a una villa en el campo donde vivía mi tío. Dejé que él se encargara de encontrar una casa y un trabajo para mí. La renta costaba menos de la mitad que el apartamento enel que estoy viviendo. ¡Tres hurras por la vida en el campo!

Por coincidencia, la villa estaba cerca del lugar donde Ritz-kun y Sieglinde se estaban quedando. Así que Aina-chan también estaría tranquila.

El día en que partiríamos, fuimos a recoger al gatito en la casa de mi colega y nos despedimos de la casera. Como muestra de gratitud, le regalamos las mermeladas y dulces que Aina-chan hizo. Mientras aceptaba los regalos, la casera amable nos dijo que no tenía problemas en que tuviéramos gatos en el apartamento. Cuando le comenté que ese no era el único motivo, lo aceptó aunque parecía decepcionada.

Aina-chan estaba en mejores términos con la casera que conmigo, de verdad se llevaban muy bien. Por consiguiente, la casera abrazó dulcemente a Aina-chan y le dio palmaditas en la espalda.

Luego, con una expresión triste, Aina-chan le pidió un favor a la casera.

—Ah, eeh, si no le molesta, ¿elegiría un nombre para esta gatita?

—¿Yo?

—De esa forma, siempre pensaré en usted.

—¡Vaya!

Ante las palabras de Aina-chan, la casera sonrió felizmente.

La casera otorgó el nombre de «Rossa» a la gatita. Por lo visto, significaba “rojo” en el idioma de su fallecido esposo. Pensé que era perfecto para la gatita con un llamativo pelaje rojo.

Con un nuevo integrante en la familia, nos dirigimos al campo.

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