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Capítulo 04:Emmerich y las gatitas temperamentales –Parte 2.........................Pp
from Hokuou Kizoku 4
CAPÍTULO 04 %
EMMERICH Y LAS GATITAS TEMPERAMENTALES
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–PARTE 2-
Nos tomó cerca de seis horas en carruaje llegar a la villa de mi tío. Fue un viaje bastante largo. Había enviado el equipaje de antemano, por lo que solo traíamos con nosotros pequeñas bolsas con nuestra comida, así como una canasta para nuestra nueva integrante de la familia: Rossa, la gatita.
Había llegado la hora de abordar el carruaje. Tras confirmar el destino con el conductor, subimos. Por fuera de la ventana se podían ver vehículos de vapor pasando. Últimamente parece que hay más y más de ellos. En cambio, los caminos para los carruajes se estaban volviendo más escasos.
Mientras presenciaba esos cambios de era, dejé atrás la ciudad en la que crecí.
Los carruajes estaban muy solicitados, pero de alguna forma conseguimos asegurar asientos en el último. Aina-chan se sentó en el rincón mientras que yo me senté a un lado de ella. Los hombres en el interior del carruaje veían de reojo a Aina-chan. Después de todo, su inmaculado cabello plateado y claros ojos azules eran inusuales. Quería gritarles que dejarán de mirarla. Sin embargo, Aina-chan no les dio importancia a esas miradas insolentes y se concentró únicamente en la gatita que asomaba su cabeza por lacanasta.
En un pueblo que quedaba de paso, nos detuvimos cerca de media hora. Había un parque cerca, así que decidimos almorzar allí. Luego me di cuenta que no había mantas para sentarnos, por lo que coloqué mi abrigo en el suelo para que ella se sentarasobre él.
—¿Por qué me tengo que sentar sobre tu ropa?
—Pero si no lo haces, tu falda podría ensuciarse.
Cuando insistí, Aina-chan entrecerró los ojos como si me fulminara con la mirada y tomó asiento. Rossa, todavía dentro de la canasta, estaba sobre su regazo. La gatita comió del pescado que trajimos para almorzar.
—El almuerzo… puedes empezar a comer. —Ah, sí.
Como Aina-chan no había tocado su comida, estaba esperando como un perro obediente. Ya que mi dueña dijo que podía comer, abrí la caja del almuerzo.
Había emparedados de carne y vegetales, brochetas de albóndigas, salchichas asadas y rollos de huevo. La carne frita con especias se encontraba cubierta de queso y vegetales al vapor, sobre los cuales había rebanadas delgadas de jamón como decoración, dando la apariencia de ser flores.
La caja del almuerzo estaba repleta de mis platillos favoritos. Aun cuando le agradecí, ella no aceptó mis gracias bajo el argumento de que simplemente lo había hecho con ingredientes que tenía de sobra. Aun así, me sentía feliz. Coloqué suficiente comida para Aina-chan en un plato y luego comencé a comer. Todo sabía exquisito, además como estábamos comiendo juntos, el sabor fue aún mejor.
Una hora más tarde. El carruaje partió tal y como tenía programado.
Llegamos a la villa a la que nos mudaríamos ocho horas más tarde. Había lugares con mucha nieve en el camino, así que el viaje fue más lento de lo esperado.
Había visitado la villa donde vivía mi tío cuando era niño y me dio una impresión similar a la aldea de Ritz-kun. Sería lindo que le gustara a Aina-chan, pensé.
Se trataba de una pequeña villa en el campo. Incluso tenía menos personas que la aldea donde nació Aina-chan.
Ya que se trataba de un lugar remoto, teníamos que tener cuidado sobre nuestra reputación. Sería imposible que un hombre y una mujer sin ninguna relación vivieran juntos como lo hacíamos en la ciudad.
Por consiguiente, lo discutí cuidadosamente con Aina-chan y entregamos una solicitud de matrimonio al país.
Claro está, bajo la condición de que la relación sería interrumpida si Aina-chan llegara a estar en contra de ella. Eventualmente tengo la intención de regresar con ella a su país. Solo estoy tomando custodia de ella mientras la ira de su familia se apacigua. Desconozco que sucederá después. Me gustaría mudarme a la aldea de Ritz-kun, pero si incomodo a Aina-chan, no tengo más opción que vivir aquí.
A fin de cuentas, el ejército no va con mi personalidad, así que tal vez no sea tan malo pasar el tiempo de manera relajada aquí.
Mi tío y tía me recibieron luego de no verme por más de una década, también le dieron la bienvenida a Aina-chan. Nos preguntaron si queríamos un borrego o una cabra como regalo de matrimonio, pero siendo sincero, no sabía en que se diferenciaban, así que elegí al azar.
Mi tía había limpiado la nueva casa, la cual era mucho más espaciosa que el apartamento en el que vivíamos; contaba con una recamara, un estudio, una salacomedor, cocina, excusado y cuarto de baño.
Mientras revisaba las habitaciones, me percaté de algo importante.
¿Y ahora qué hago? ¡¡Solo hay una recamara!! Era algo normal, ya que nos estábamos mudando como una pareja casada.
—A-Aina-chan, tú puedes usar la recamara.
—¿Y eso a que viene?
—Yo dormiré en la silla del estudio.
—¡¿Crees que eso vaa aliviar tu fatiga?!
—¡No hay problema!
Creo que tuvimos una conversación similar antes.
De verdad no pasaría nada. Cuando serví en el ejército, dormía en el suelo y usaba hojas de periódico como mantas. Cuando le comenté eso, me dijo que hiciera lo que quisiera.
Mi tía preparó muchas cosas para cenar, así que ambos las aceptamos.
Al día siguiente, desempacamos y organizamos nuestras cosas. También fuimos de compras al mercado de la villa. Como Aina-chan no estaba acostumbrada a este lugar, se escondió detrás de mí mientras sujetaba la manga de mi abrigo. Qué adorable.
Luego de regresar a casa, continuamos desempacando. Al cabo de un rato, Aina-chan trajo dos tazas. Esperaba que dijera algo como «¡Bebe la segunda taza después de dos horas! ¡Porque ya no preparé otra! ¡Luego ese tiempo, incluso si tiene polvo, solo bébetelo! ¡Te aguantas!», pero la segunda taza era para ella. Me sentí aliviado. Cuando acerqué un cojín del sofá y se lo ofrecí para que se sentara sobre él, Aina-chan lo hizo sin decir nada. Tomamos asiento en medio del equipaje y comimos los pasteles de fruta que compramos antes en la tienda.
En el bolsillo delantero de su delantal, cerca de su estómago, se encontraba Rossa, la gatita. Tenía envidia de la buena posición en la que estaba.
Notando que la estaba viendo, Aina-chan me explicó el motivo mientras acariciaba a Rossa con una expresión apacible.
—Se pone triste si la dejo sola.
—Eh, eeeh~.
Me gustaría decirle que yo también me pongo triste si me ignora, pero tenía miedo de escuchar «Oh, en serio», así que mejor me quedé callado.
El pastel que compramos de la tienda estaba seco y se desmoronaba, causando que nos diera sed. El pastel que Aina-chan horneaba era más húmedo y delicioso. Cuando
dije eso, me reprendió, exclamando que no puede hornearlos porque no tiene los ingredientes. Tal parece que pensó que la estaba presionando.
—Aun así, poder comer pastel en compañía de Aina-chan es muy agradable.
— …
Las palabras que expresé sin pensar fueron ignoradas limpiamente. Tal vez no me escuchó porque hablé rápido y en voz baja.
¿Qué debería decir? Creo que es la primera vez que pasamos el tiempo relajándonos solo nosotros dos. Cuando vivíamos en la ciudad, todos los días eran ajetreados. Incluso en los días de descanso, dormía todo el tiempo debido a mi cansancio. Me siento muy mal por eso. Hubiera sido muy lindo haber salido más para conocer nuevos lugares, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse.
Incluso con una vida como esa, Aina-chan nunca se quejó. En cambio, me apoyó preparando mi comida y empacando almuerzos.
Me di cuenta que nunca le había agradecido apropiadamente. Quizá sea un poco tarde, pero, sea como sea, agaché mi cabeza.
—Aina-chan.
—¿Qué?
—Gracias.
Aina-chan permaneció estupefacta por un instante. Después, preguntó que me pasaba.
Aun cuando me cuestionó, por algún motivo no pude responderle y me limité a murmurar palabras de gratitud.
Aina-chan me miró tranquilamente con una expresión de intriga.
En serio, ¿cómo puedo convencerla de que no soy una personasospechosa?
Tal vez la única forma sea confesando mis sentimientos honestamente. Al final, opté por decirle lo que sentía desde hace mucho tiempo.
—Aina-chan.
—¿Y ahora qué?
—Yo, te amo, Aina-chan.
Los grandes ojos de Aina-chan se abrieron aún más. Sentí tanto arrepentimiento como alivio tras decir eso, se trataba de una sensación muy ambivalente. No hubo ninguna reacción por un rato, así que miré con cautela el rostro de Aina-chan.
—Ah.
Enseguida desvió la mirada, pero Aina-chan estaba completamente ruborizada con un profundo rojo.
—¿Me odias, Aina-chan?
Cuando pregunté de forma impulsiva, ella bajó la mirada. Sin embargo, poco después, negó con la cabeza.
—Entonces, ¿te gusto?
No había muchas oportunidades como esta, así que pregunté. Aina-chan se puso aún más roja.
—Ah, lo siento, eeh… En sus ojos comenzaron a formarse lágrimas. Mi intención no era hacerla llorar.
Quizá me perdone si agacho la cabeza hasta que toque el suelo y reconozco mi error. Me arrodillé y luego me incliné.
—Eeh, lo siento mu-
—¡Rossa!
Mi disculpa se superpuso con el grito de Aina-chan llamando a Rossa, la cual había saltado fuera del bolsillo de su delantal. Como se levantó de repente para sujetar a la gatita, perdió el equilibrio. Desde luego, pude atraparla antes de que cayera.
—Gra-gracias.
—No te preocupes.
Mejor dicho, ¿no debería ser yo quien te dé las gracias? Casi dije eso sin pensar. Estaba renuente a soltarla pero la ayudé a incorporarse.
Aina-chan olía bien y su cuerpo era muy suave. Fue una experiencia tan esplendida que sentí que podía fantasear con esto incluso unos meses después.
Ya que tenía la impresión de que no podría suprimir mis pensamientos depravados lo bastante bien, oculté mi boca con la mano para que no se diera cuenta.
Aunque mi mirada podría delatarme.