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Capítulo 09: Las nuevas bendiciones de la naturaleza..............................................Pp

CAPÍTULO 09 %

LAS NUEVAS BENDICIONES DE LA NATURALEZA

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Cuando la breve época de la primavera estaba a punto de terminar, Aina y Emmerich regresaron. Estimé la hora en que el carruaje arribaría y salí de los muros de la fortaleza con Sieg para esperarlos.

El carruaje llegó a tiempo. Aina regresó vestida como unaprincesa. Me reuní con ella varias veces durante el año y medio que estuvieron lejos, pero ahora tenía una atmósfera más madura.

Veamos a Emmerich, sí. ¡¡Está idéntico!! Me alegra de que estén saludables.

Cuando los dos se fueron de aquí, tenían una atmósfera muy incómoda, pero veo que eso ha cambiado bastante. Ahora entre ellos fluía una atmósfera suave que encajaba con la del otro.

Tras acordar que haríamos una fiesta de bienvenida mañana en mí casa. Mamá rebosó de motivación. Mientras que Sieg comprobó que no hubiera imperfecciones en la ropa tradicional que pensábamos a regalarles.

Al día siguiente, Aina y Emmerich vinieron según lo acordado en nuestra invitación. Mientras la comida estaba lista, charlamos sobre Arno.

Aina felizmente cuidó a mi hijo. Al ver eso, me sentí complacido y pensé que sería una buena madre.

En ese momento, Aina declaró algo absurdo y problemático.

—¿Cuándo crees que nos dará un hijo el Espíritu?

Aina explicó sus palabras a Emmerich, el cual se encontraba en estado de shock, y dijo que los niños eran traídos por el Espíritu.

En cuanto escuchó eso, Emmerich se atragantó con el jugo de baya que estaba tomando. Sieg me miró como preguntándome «¿Qué está sucediendo?». Se trataba de un cuento de hadas de la aldea que se leía a los niños antes de dormir, básicamente decía que el Espíritu era quien traía los niños al mundo. Me sorprendí de que Aina creyera en eso. Como dijeron que se casaron cuando se mudaron al campo, yo, pu-pues, asumí que los dos ya lo habían hecho…

Solo entonces descubrí que Emmerich se encargó únicamente de proteger a Aina.

Durante toda la comida, Emmerich tenía una expresión vacante. Probablemente estaba pensando qué debería hacer de ahora en adelante.

Luego de comer, esperé por el momento oportuno y salí con Emmerich.

Cuando me disculpé sobre el cuento de hadas de la aldea, él me perdonó y dijo que no se podía evitar. Le sugerí que podría pedirle a Sieg que le enseñara varias cosas, pero comentó que por el momento estaba bien, ya que Aina aún no se acostumbraba a este nuevo estilo de vida.

Emmerich, qué gran ser humano… Nos dimos un fuerte apretón de manos y decidimos que nos esforzaríamos juntos.

❄❄❄ Aina y Emmerich aceptaron ayudar en “El Águila Carmesí”. Como había días en los que me sentía indefenso por la enorme carga de trabajo, estaba muy agradecido.

Yo estaría en la cocina con Aina, mientras que Emmerich aprendería como servir a los clientes de Sieg. Me preocupaba el nivel básico que tenía del idioma, pero decidí dejarlo todo en manos de su instructora.

Aina era, como me imaginaba, rápida en aprender, después de todo la cocina era su especialidad. También lavaba los platos muy rápido. Al día siguiente, quizá debido a los rumores de que había nuevos empleados, vinieron más clientes que de costumbre.

Mientras me disculpaba por la falta de asientos con un cliente que acababa de entrar, Aina se acercó a mí.

—Este restaurante es muy pequeño. Otra vez nos quedamos sin asientos.

—Ah~ tienes razón, estaba completamente fuera de mis expectativas una situación como esta.

Sinceramente, jamás creí que el restaurante fuera tan exitoso. Si el clima se volviera más cálido, también podríamos servir té ycomida afuera. Sin embargo, todavía se sentía un poco de frío, por eso solo podíamos servir a los clientes adentro.

Mientras charlábamos, entraron más órdenes. Dividí el trabajo con Aina y comenzamos a prepararlos.

❄❄❄

Ya que hoy no abriría el restaurante, me dirigí al bosque con Emmerich. Pescamos en el lago y recogimos hierbas. A medio día decidimos almorzar lo que nos prepararon nuestras amadas esposas. Teníamos una gran atmósfera mientras charlábamos sobre lo grandioso que era la comida hecha por nuestras esposas. Lleve el pescado y las hierbas a casa y le pedí a Sieg que se encargara de ellas.

Luego de descansar un poco, fui otra vez al bosque. Ya debería haber un poco de miel para estas fechas, por eso opté porrevisar las colmenas. Emmerich dijo que él también quería ayudar, así que nos pusimos ropa adecuada de protección y nos dirigimos allí.

Tras caminar un poco, llegamos al lugar donde coloqué las colmenas.

Primero, acomodé hojas secas en una cubeta de metal y les prendí fuego. Esto serviría para que las abejas se tranquilizaran. Antes de que apareciera el humo, lo cubrí con una tapa. Tras comprobar otra vez el equipo, nos acercamos lentamente a las colmenas. Incluso si una abeja se posaba sobre tu cuerpo, no había que entrar en pánico. Las abejas solo estaban investigando si eras una persona sospechosa.

—¿Entendiste, Emmerich?

—…Sí, estaré bien.

Emmerich parecía un poco tenso. ¿En serio estará bien? Todavía me dan miedo las abejas, así que entiendo cómo se siente.

—Si actúas con confianza, no te atacarán.

—Me esforzaré.

Primero, coloqué un panal vacío en una colmena. Ya que las capas estaban unidas con cera, necesitábamos separarlas usando hilos. Gracias a la ayuda de Emmerich, fui capaz de hacer el trabajo en muy poco tiempo. Alejamos el marco del panal de las colmenas para abrir la tapa, pero también estaba cubierta de cera y no cedía. Volví a usar los hilos para abrirla. Sobre la cubierta había muchas abejas. Aquí era necesario destapar la cubeta donde se estaban quemando las hojas. Cuando el humo apareció, las abejas que zumbaban ruidosamente se tranquilizaron. Luego, retiré con cuidado a las abejas adheridas arriba con un cepillo. Metí la mano a la caja y saqué el panal. Estaba pesado y lleno de miel.

La primera capa la usaban las abejas para criar a sus larvas, mientras que la segunda era donde se encontraba almacenada la miel. Solo recolectamos seis marcos de miel.

Regresemos a casa con la miel y decidimos procesarla en el patio de mi casa.

Primero tallábamos la entrada del marco con un cuchillo. Luego hacíamos lo mismo con el panal para separarlos, después los envolvíamos en un trozo de tela y los presionábamos en frascos usando varas. Luego, colgábamos la tela y esperábamos a que la miel cayera de manera natural. Tras un rato, la miel estaba lista.

Gracias a la ayuda de Emmerich, terminé rápido el proceso. De una capa de una colmena, conseguimos seis marcos, los cuales eran suficientes para tres frascos, así que al final teníamos dieciocho frascos de miel.

—¡Y así, conseguimos miel!

Mamá y Sieg estaban muy emocionadas por la miel.

Le pusimos miel al panqueque que hizo Ruruporon y en leche caliente de reno. La miel brillaba sobre el panqueque de tres capas. Se veía muy delicioso. Arno, que estaba sentado sobre mi regazo, miraba el frasco de miel con curiosidad.

—Lo siento, Arno-chan, mejor comamos un poco de la mermelada que preparó la abuela, ¿está bien?

Por lo visto, los bebés no debían de comer miel, ya que todavía no tenían sus estómagos completamente desarrollados y podrían enfermarse. Aunque, tales cuidados solo estaban limitados a bebés menores de seis meses, aun así, por si acaso le dimos panqueques con mermelada a Arno. Pese a eso, se trataba de un suave panqueque especial hecho con leche de reno más la mermelada especial de mamá arriba.

Tras finalizar con las preparaciones, comenzamos a comer.

Primero el panqueque con miel.

—¡Ah, está muy rico!

Poseía una dulzura elegante y un sabor profundo. La superficie crujiente de los panqueques combinaba muy bien con la miel suave.

¡La leche de reno con miel también sabía grandiosa! En verdad valió la pena mi esfuerzo aun cuando las abejas me hacían temblar.

Compartí un poco con la familia Rango, la familia de Emmerich, la dueña de la tienda y otras personas con las que me sentía endeuda. Todos se mostraron muy felices y eso me hizo sentir el doble de felicidad.

Mi sueño secreto es poder conseguir toneladas de miel y convertirlo en un producto especial de la aldea.

❄❄❄

Ha pasado un mes desde que Aina y Emmerich regresaron. Aunque no era mi intención, sucedió un pequeño cambió en la taberna.

Primero que todo, en los días en que Emmerich trabajaba, había más señoras. Pensé que se debía a que Emmerich era apuesto, perohabía otro motivo además de ese.

De acuerdo a una señora que me encontré en la taberna… —Ese hombre se esfuerza mucho a pesar de que casi no sabe el idioma, ¿sabes? ¡Eso es lindo!

O algo así declaró.

Aina también comenzó a socializar con las señoras de la aldea.

Me alegraba que a los dos les estuviera yendo bien en la aldea.

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