Volumen 04
Emoto Mashimesa / Akaneko
CAPÍTULO 09
% LAS NUEVAS BENDICIONES DE LA NATURALEZA
Cuando la breve época de la primavera estaba a punto de terminar, Aina y Emmerich regresaron. Estimé la hora en que el carruaje arribaría y salí de los muros de la fortaleza con Sieg para esperarlos. El carruaje llegó a tiempo. Aina regresó vestida como una princesa. Me reuní con ella varias veces durante el año y medio que estuvieron lejos, pero ahora tenía una atmósfera más madura. Veamos a Emmerich, sí. ¡¡Está idéntico!! Me alegra de que estén saludables. Cuando los dos se fueron de aquí, tenían una atmósfera muy incómoda, pero veo que eso ha cambiado bastante. Ahora entre ellos fluía una atmósfera suave que encajaba con la del otro. Tras acordar que haríamos una fiesta de bienvenida mañana en mí casa. Mamá rebosó de motivación. Mientras que Sieg comprobó que no hubiera imperfecciones en la ropa tradicional que pensábamos a regalarles. Al día siguiente, Aina y Emmerich vinieron según lo acordado en nuestra invitación. Mientras la comida estaba lista, charlamos sobre Arno. Aina felizmente cuidó a mi hijo. Al ver eso, me sentí complacido y pensé que sería una buena madre. En ese momento, Aina declaró algo absurdo y problemático. —¿Cuándo crees que nos dará un hijo el Espíritu? Aina explicó sus palabras a Emmerich, el cual se encontraba en estado de shock, y dijo que los niños eran traídos por el Espíritu. En cuanto escuchó eso, Emmerich se atragantó con el jugo de baya que estaba tomando. Sieg me miró como preguntándome «¿Qué está sucediendo?». Se trataba de un cuento de hadas de la aldea que se leía a los niños antes de dormir, básicamente decía que el Espíritu era quien traía los niños al mundo. Me sorprendí de que Aina creyera en eso. Como dijeron que se casaron cuando se mudaron al campo, yo, pu-pues, asumí que los dos ya lo habían hecho… Solo entonces descubrí que Emmerich se encargó únicamente de proteger a Aina. - 54 -