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Capítulo 11: La torpe vida de caza de él y ella en el País de la Nieve ..................Pp

CAPÍTULO 11 %

LA TORPE VIDA DE CAZA DE ÉL Y ELLA EN EL PAÍS DE LA NIEVE

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Tras escuchar el impactante comentario de Aina-chan, la hora de la comida pasó en un abrir y cerrar de ojos. Fue un festín que la mamá de Ritz-kun y otra señora se esforzaron por hacer. Sin embargo, había tantas cosas en mi cabeza que me fue imposible disfrutar de la comida.

Durante la misma, les comenté que nos gustaría ayudar con la taberna-cafetería. Ritz-kun, su mamá y Sieglinde se alegraron.

Cuando terminamos de comer, me alejé un poco mientras bebíamos té. Las mujeres comenzaron a charlar sobre bordados, mientras que Ritz-kun y yo las observábamos.

Aina-chan parecía estar divirtiéndose. Me alegro.

Aina-chan es una chica tímida, pero al parecer mantenía una relación amistosa con la mamá de Ritz-kun. Ahora habían cambiado el tema a las artesanías tradicionales. De acuerdo a Sieglinde, la mamá de Ritz-kun es la mejor artesana de la aldea, por eso los ojos de Aina-chan resplandecían mientras la escuchaba.

De pronto, Ritz-kun me tocó el hombro.

—¡Ah, es verdad! Emmerich dijiste que te gustaría ver mi estudio, ¿no es así? ¡Te lo mostraré!

—¡¿Eh?!

¿Cuándo dije eso? Incliné la cabeza mientras pensaba eso. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Ritz-kun me tomó del brazo y me arrastró hacia el piso superior.

Pensándolo bien… Ritz-kun es muy fuerte.

La lámpara en el estudio estaba encendida y había un extraño aroma de madera y medicinas. Sobre los estantes podías ver trozos de madera y artesanías. En efecto, daba la impresión de ser el estudio de un artesano.

Había docenas de cuchillos diferentes para labrar la madera, todos en óptimas condiciones. Sin importar cuál viera, no podía evitar admirar el asombroso trabajo manual.

—¡Lo siento mucho, Emmerich!

—¿Eh?

—Pues, eso, sobre Aina… —Ah…

Aparentemente las chicas de la aldea aprenden los temas importantes sobre el matrimonio de sus madres. Cómo debería decirlo, la madre de Aina-chan se despidió de su hija con una sonrisa creyendo que había hablado con ella sobre eso hace mucho tiempo.

—¡De verdad lo lamento! Si gustas, puedo pedirle a mi esposa que ayude.

Me sentí agradecido por la oferta. Sin embargo, tuve que rechazarla.

—¿De verdad estás bien con eso, Emmerich?

—Aina-chan probablemente ya llegó a su límite.

En estos momentos, estamos tratando de ajustarnos anuestra nueva vida. Aina-chan es una chica torpe; así que no podía lidiar con varias cosas a la vez. Sucedió lo mismo cuando recién nos mudamos a mi país. Aina-chan se portó muy cautelosa conmigo. Bueno, más que cautelosa, solo se sentía tímida, o nerviosa, ¿algo así?

Quizá porque no dormía lo suficiente, también había días en los que preparaba el desayuno con los ojos rojos. Durante ese estilo de vida, la casera incluso me señaló:

—¿No crees que le estás exigiendo demasiado?

—Tienes razón, quizá se estáesforzando demasiado —Esa fue la respuesta que mi yo denso formuló.

—Recuerda no exigirle mucho por la noche, debe descansar apropiadamente.

Tras oír eso, surgió un sinfín de preguntas en mi cabeza. Aunque la preocupación de la casera era un gran malentendido.

Como había algo como eso de fondo, me sentí un poco aliviado de que anoche durmiera plácidamente. Aunque fue la primera vez que dormíamos juntos, me alegre de que descansara sin ponerse tensa.

Aunque experimenté una sensación de crisis de que quizá no me veía como un hombre. A pesar de eso, creo que es más importante la salud de Aina-chan. Por ahora, así estoy bien.

—Gracias, Emmerich.

Ritz-kun me tomó de las manos y dijo que estaba feliz de que atesorara a Aina-chan.

—Yo también entiendo muy bien cómo te sientes.

Cuando le pregunté a qué se refería, Ritz-kun me contó un secreto sorprendente de él y Sieglinde. Esa pareja que se llevaba tan bien, en realidad pretendieron estar casados por un año.

Por lo visto, Ritz-kun se enamoró de ella a primera vista, pero no sucedió lo mismo con Sieglinde. Ella tenía sus circunstancias y ciertas personas la estaban presionando para que se casara. Contrajeron matrimonio ya que sus intereses coincidieron, pero antes de hacerlo, Sieglinde propuso un contrato. Se trataba de vivir juntos por un año y luego de eso ella aceptaría ser su esposa si él todavía quería.

—Malinterpreté ese contrato y creí que Sieglinde anularía nuestro matrimonio si no le gustaba el estilo de vida.

—Así que a final de cuentas, ¿no era Wattin sino Ritzhard-kun quién tomaría la decisión?

—Sí. Muy gracioso, ¿no lo crees?

Como había entendido mal el contrato, Ritz-kun vivió junto a Sieglinde sintiéndose ansioso en varias ocasiones.

En el exterior eran una pareja, pero en el interior de su hogar se trataban entre ellos como si solo compartieran la casa donde vivían. Estaba tan enamorado de Sieglinde que pensó en muchas cosas asombrosas.

—No podía evitarlo ya que mi esposa es muy linda, ¿no lo crees?

—¡¿Eh?!

—¿Uh?

—Ah, lo siento, por favor continúa.

En el pasado le propuse matrimonio a Sieglinde cuando escuché que se iba a casar. En retrospectiva, creo que lo hice por la soledad que sentía cuando desapareció. Abrí los ojos después de recibir esa patada giratoria. Lo que había hecho no fue un acto de amor, sino uno de amistad pura.

Por consiguiente, aunque yo no considero a Sieglinde como alguien linda, ni por asomo, ella era la esposa más adorable que podía imaginar Ritz-kun.

—Por eso, durante el primer año tuve que soportarlo…

Ya que hablamos del amable y diligente Ritz-kun, pensé que le fue bien desde el principio. Sin embargo, al parecer la realidad fue diferente.

—Bueno, así están las cosas, por eso anímate, Emmerich.

—Gracias.

Fue agradable escuchar esas historias el día de hoy. Pensé que era mi propia inexperiencia la causante de todo el problema. Sin embargo, ese no era el caso. Luego de aprender que todos se convierten en pareja tras superar varios problemas, mi espíritu se llenó de energías.

—El matrimonio es un milagro donde dos extraños se convierten en familia, Emmerich.

Lugar de nacimiento, entorno, hábitos, gustos, todo es diferente. Es normal que existan conflictos y no todo sea agradable. A pesar de eso, él me enseñó que también había una gran cantidad de sucesos placenteros.

Tras contarme esa historia, me agradeció por escuchar, a lo cual yo también le agradecí. Luego, Aina-chan y yo regresamos a casa.

Cuando abrí la puerta, Rossa-san maulló para darnos la bienvenida. Traté de abrazarla, pero me esquivó con movimientos ágiles y fue con Aina-chan para que la abrazara.

Q-qué cruel…

❄❄❄

A partir del día siguiente, comencé a trabajar en la taberna de Ritz-kun, la cual se llamaba “Taberna de las Tierras Remotas: El Águila Carmesí”. ¿Cómo debería decirlo? Creo que siento el amor por su esposa solo con ver el nombre de la taberna.

Aquí trabajaría como mesero. Tomaba las órdenes de los clientes y les llevaba la comida cuando salía de la cocina. Todavía no estoy muy familiarizado con el idioma de este país, pero mejoraré si lo practico a diario, así que me esforzaré.

Sieglinde me enseñaría sobre mis tareas como mesero.

—Um… —¿Qué sucede?

—Si somos Wattin y yo los que servimos, creo que al ambiente podría ser un poco deprimente.

— … Dentro de una linda cafetería, hay dos ex soldados sirviendo comida… Sieglinde miró a la distancia y yo la imité.

Tenía que recordar muchas cosas para trabajar como mesero. En todo caso, la única opción que tenía era repetirlo varias veces y acostumbrarme a ello.

Aunque tenía muchas inquietudes, solo fueron en vano. Inesperadamente todos los aldeanos eran amables. No se molestaron cuando les pedía repetir la orden e incluso me animaban.

Trabajar allí era una gran experiencia. También los aldeanos recordaron más rápidamente mi rostro, así que nome veían como una persona sospechosa. Aina-chan ayudaba a servir platillos cuando tenía tiempo. La forma en que sonreía hacia los aldeanos seguía siendo algo torpe, pero todos la veían con afecto.

Por la tarde, iré a pescar junto con el abuelo de Aina-chan. Su condición todavía no era buena, pero tal parece que recientemente pudo comenzar a moverse.

Aun me da mucho miedo, pero decidí que debería acostumbrarme a eso también.

Por la noche.

—Buenas noches.

—Bue-buenas noches.

El día de hoy Aina-chan también trabajó mucho, así que estaba muy cansada. Se acostó abrazando a Rossa-san sobre su pecho. Unos segundos después entré lentamente a la cama, podía escuchar como Aina-chan respiraba tranquilamente.

Sí. ¡Los niños que duermen bien, crecen bien!

Recé para que se convirtiera rápidamente en una mujer adulta.

—Estoy comenzando a esperar con ansías ese día —murmuré eso para mí mismo en un intento por auto convencerme…

Mañana volvamos a esforzarnos en el trabajo.

Me fui a dormir tras hacer ese juramento en mi corazón.

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