Historias de las personas que coexisten con la naturaleza
CAPÍTULO 11
% LA TORPE VIDA DE CAZA DE ÉL Y ELLA EN EL PAÍS DE LA NIEVE
Tras escuchar el impactante comentario de Aina-chan, la hora de la comida pasó en un abrir y cerrar de ojos. Fue un festín que la mamá de Ritz-kun y otra señora se esforzaron por hacer. Sin embargo, había tantas cosas en mi cabeza que me fue imposible disfrutar de la comida. Durante la misma, les comenté que nos gustaría ayudar con la taberna-cafetería. Ritz-kun, su mamá y Sieglinde se alegraron. Cuando terminamos de comer, me alejé un poco mientras bebíamos té. Las mujeres comenzaron a charlar sobre bordados, mientras que Ritz-kun y yo las observábamos. Aina-chan parecía estar divirtiéndose. Me alegro. Aina-chan es una chica tímida, pero al parecer mantenía una relación amistosa con la mamá de Ritz-kun. Ahora habían cambiado el tema a las artesanías tradicionales. De acuerdo a Sieglinde, la mamá de Ritz-kun es la mejor artesana de la aldea, por eso los ojos de Aina-chan resplandecían mientras la escuchaba. De pronto, Ritz-kun me tocó el hombro. —¡Ah, es verdad! Emmerich dijiste que te gustaría ver mi estudio, ¿no es así? ¡Te lo mostraré! —¡¿Eh?! ¿Cuándo dije eso? Incliné la cabeza mientras pensaba eso. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Ritz-kun me tomó del brazo y me arrastró hacia el piso superior. Pensándolo bien… Ritz-kun es muy fuerte. La lámpara en el estudio estaba encendida y había un extraño aroma de madera y medicinas. Sobre los estantes podías ver trozos de madera y artesanías. En efecto, daba la impresión de ser el estudio de un artesano. Había docenas de cuchillos diferentes para labrar la madera, todos en óptimas condiciones. Sin importar cuál viera, no podía evitar admirar el asombroso trabajo manual. —¡Lo siento mucho, Emmerich! - 63 -