Regocijo Andrea se levantó temprano esa mañana, como era habitual iba a empezar su día con un cigarrillo, pero no encontraba un mechero para dar comienzo a su ritual. Creyó que lo tenía en el pantalón, al buscarlo allí, no lo encontraba. Se desplazó a la cocina y allí tampoco había un encendedor. Eso la exaspero bastante, era un síntoma de que su día no iba a comenzar bien. Desde hace 15 años sus días comenzaban con un cigarrillo, ese era el detonante para tener un buen día, aquellos en los cuales no llevó a cabo esa acción, le pasaba cosas desagradables que hacían de su existencia desdichada. No había ningún mechero en algún lugar de su casa, se estaba alistando para salir a la tienda cuando en ese momento sonó el teléfono. –Buenos días– contesto Andrea –Buenos días, habla con Mónica del Centro Especializado Médico la Espera. Me comunico con usted para comentarle que ya tenemos los resultados de sus exámenes. –¿Podría decirme los resultados por teléfono? Es que no dispongo de tiempo para desplazarme hasta allí para recogerlos–replicó Andrea. 37