Lección 5
Sábado, 30 de enero de 2021
📖 Año Bíblico: Éxodo 38-39
El Desarrollo del Carácter “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Proverbios 16:32). “Ninguna forma de vicio es tan funesta para el carácter como la pasión humana no refrenada por el Espíritu Santo. Ninguna victoria que podamos ganar es tan preciosa como la victoria sobre nosotros mismos.”—El Ministerio de Curación, pág. 386. Lectura adicional: Patriarcas y Profetas, págs. 717–726.
Domingo 1. EN SINTONÍA CON EL ESPÍRITU DE DIOS
24 de enero
📖 Año Bíblico: Éxodo 20-22
a. ¿Cómo ayudó Dios a David en Keila y Maón, y qué es evidente en la vida de oración de David en este difícil momento? 1 Samuel 23:1, 2, 5, 10–14, 26–28. 1 Sam 23: 1, 2, 5, 10-14 Dieron aviso a David, diciendo: He aquí que los filisteos combaten a Keila, y roban las eras. 2 Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Iré a atacar a estos filisteos? Y Jehová respondió a David: Ve, ataca a los filisteos, y libra a Keila. 5 Fue, pues, David con sus hombres a Keila, y peleó contra los filisteos, se llevó sus ganados, y les causó una gran derrota; y libró David a los de Keila. Continuar lectura en 1 Sam 23:10-14; 26-28 RV 1960
b. ¿Qué sucedió cuando Saúl entró en la cueva de En-gadi? Versículo 29; 24:1–6. 1 Sam 23: 29 Entonces David subió de allí y habitó en los lugares fuertes de En-gadi. Continuar lectura en 1 Sam 24: 1-6 RV 1960
“David sólo tenía seiscientos hombres en su compañía, en tanto que Saúl avanzaba contra él con un ejército de tres mil. En una cueva retirada el hijo de Isaí y sus hombres esperaban la dirección de Dios acerca de lo que habían de hacer. Mientras Saúl se abría paso montaña arriba, se desvió, y entró solo en la caverna misma donde David y su grupo estaban escondidos. Cuando los hombres de David vieron esto, le instaron a que diera muerte a Saúl. Interpretaban ellos el hecho de que el rey estaba ahora en su poder, como una evidencia segura de que Dios mismo había entregado al enemigo en sus manos, para que lo mataran. David estuvo tentado a mirar así el asunto; pero la voz de la conciencia le habló, diciéndole: No toques al ungido de Jehová. “Los hombres de David aun no querían dejar a Saúl irse en paz… [Se cita 1 Samuel 24:4]. Pero su conciencia le remordió después, porque había dañado el manto del rey.”—Patriarcas y Profetas, pág. 718. Lecciones Bíblicas Sabáticas, Vol. 97, No. 1
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