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choltecoChileatole, Ngiwa (cho
RESEÑA
CHILEATOLE, NGIWA (CHOCHOLTECO)
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La región Ngiwa (chocholteca) entre llanuras y cerros, de clima caluroso y árido o frio extremo. En el llano de culebras Inginche, Coixtlahuaca, pueblitos pintorescos hay alrededor. Las casas de palma y horcones aún son un signo de nuestras costumbres otras tantas de tepetate que guardan el calor. A lo lejos se divisan cactus, magueyes y algunos árboles.
El autobús llega a Tepelmeme un municipio con amplios terrenos y donde es para obligada antes de llegar a nuestro destino, ahí bajamos y pasamos con doña Chenda quien guarda secretos culinarios.
En el fondo se ve su fogón con una estufa Lorena donde cada que el fuego requiere que lo aviven le introduce una rama de leña, ahí mismo echa tortilla hábilmente sin maquina únicamente con mano ya sea de maíz o trigo, las tortillas son del tamaño de una tlayuda.
Puedes pedir una calientita salida del comal con chirimole, o quesillo o incluso una tlayuda con tortilla de trigo ¿te imaginas el sabor de la tortilla de trigo combinada con asiento, quesillo, col y tasajo? ¿Las has probado de esa forma las tlayudas? Otra variedad sin lugar a dudas.
Puedes pedir eso o quizá arroz con un huevo cocido al comal sin aceite e impregnado por los perfumes dela leña del monte. Los sabores del monte con huevos frescos de gallina y aun si solo te pidieras chicharrón, caldo o frijoles de la olla, su sabor es único, esa tierra que parecía seca y pobre está llena de sabores que le dan a la milpa, al maíz a los chiles.
Y después de recargar las engería por el viaje de cinco horas a continuar hacia el pueblo de donde son mis padres, Concepción Buenavista tomamos un moto-taxi y nos lleva respirando el aire fresco del campo a lo lejos se ve Torrecilla el nombre de un cerro, entonces agarramos una ligera curva y derecho empiezan las calles empedradas y bajamos en la casa de mi bisabuela.
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Después de unos días algo que recuerdo bien es cuando me ofrecieron chile-atole, me sorprendí me preguntaron que si quería lo podían hacer para que lo probara varios pensaron que no lo probaría porque de niño era melindroso, cosa contraria hoy día, que busco siempre experimentar.
Como sea me aventure a probarlo, le di un pequeño trago pero fue suficiente para haber despertado un mar de sensaciones en mi boca. Atole ligeramente espeso con granos de maíz, matizados con un color rojizo y la frescura del epazote. Así entonces lo seguí bebiendo, ¡que grata experiencia!
Pasarían otros años más para que lo probara en la ciudad de manos de mi abuelita. Y otros tantos más para volverlo a probar en Oaxaca, ahora te comparto, este tesoro culinario.
Elaborado por. Luis Fernando Ramírez Jiménez Oaxaca