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OPINIÓN Las prohibiciones no son el camino
Marco Cerreto, diputado de la comisión de Agricultura del partido Fratelli d’Italia ha afirmado que van a actuar para prohibir la producción y comercialización de carne sintética en el país transalpino. Ha argumentado esta decisión aludiendo al modelo alimentario del país, basado en la dieta mediterránea y que supone un patrimonio de gran valor para Italia.
A raíz de esta noticia, ya en España, ha habido voces de nuestra industria que, entre pasillos, comentaban que ojalá tuviéramos gobernantes capaces de tomar decisiones valientes de este tipo.
Sin embargo, pensando más a fondo sobre esto, si finalmente se impone algún tipo de restricción a la carne sintética en Italia, creo y espero que se trate siempre de una medida transitoria porque, por un lado, estoy seguro que sería una acción con poco recorrido y quedaría revocada antes o después pero, por otro, lo que realmente me chirría en exceso es el hecho de que se llegue al punto de prohibir la producción y comercialización de este tipo de alimentos, como si se tratara de estupefacientes o de una sustancia claramente dañina contra la salud, que hasta donde conozco, no es el caso.
A pesar de que yo soy el primero que defiende los modelos alimenticios de origen animal, entiendo y comprendo que la sociedad evoluciona y hay que aceptar los cambios que vayan surgiendo, aunque a veces resulten una amenaza para otro tipo de formatos.
Lo que toca ahora es potenciar y fomentar todo lo bueno que pueden aportar estos esquemas más tradicionales frente a las corrientes más innovadoras, porque realmente creo que si se da el lugar que se merece a nuestros alimentos de toda la vida, ningún sustitutivo artificial podrá desbancarlos. Pero, para ello, hay que darles la importancia que merecen y las administraciones son las primeras que deberían ser conscientes de las ventajas nutricionales que poseen, además de ser un patrimonio de gran valor para nuestro país que merece siempre ser respetado.
Pero todo esto puede coexistir con cualquier otro modelo que vaya surgiendo porque prohibiendo cualquier ‘amenaza’, seguramente con el tiempo solamente se conseguirá dar alas a que aumente el interés de la sociedad en ellas
Jorge Cocero Director editorial
Con una producción anual cercana a los 25 millones de toneladas, la industria española de fabricación de piensos compuestos para animales vive días de incertidumbre y preocupación, debido a la actual inestabilidad geopolítica y otra serie de factores que amenazan a la producción ganadera y, por ende, a la potente industria cárnica, cuyas exportaciones son un eje fundamental sobre el que se cimenta la economía de nuestro país.
Como cualquier otra actividad electro intensiva, el elevado coste de la energía es, en este momento, el mayor factor alcista al que debemos de hacer frente. A ello debemos sumarle el incremento de otros insumos, como la gasolina, el papel, los plásticos… necesarios en la fabricación de nuestros productos. Por otro lado, nuestra permanente dependencia de materias primas del extranjero hace de los actuales vaivenes del mercado otro escenario de constante preocupación, pues complica sobremanera la decisión de compra de determinados insumos.
A medio plazo, otro de los factores que observamos con inquietud es la incertidumbre regulatoria que nos acecha con la próxima puesta en marcha del Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la comercialización en el mercado de la Unión y a la exportación desde la Unión de determinados productos básicos y productos asociados a la deforestación y la degradación forestal, como es el caso de la soja. Somos fieles defensores de la sostenibilidad y en ningún caso cuestionamos el espíritu del planteamiento de la nueva reglamentación comunitaria. Muestra de ello es el compromiso que adoptamos en nuestra Agenda de Sostenibilidad CESFAC 2030, plasmado en documentos como el informe “Soja sostenible para un suministro responsable de piensos compuestos” que supone una hoja de ruta para alcanzar el 100% de suministro de soja de bajo riesgo de deforestación en para el año 2030. Ahora bien, hoy en día no tenemos certeza de cómo se van a ejecutar las complejas exigencias que plantea la nueva norma comunitaria, así como la verificación de su cumplimiento, lo que, de nuevo, nos arroja hacia la incertidumbre sobre la disponibilidad y el precio de estas materias primas estratégicas.
Observamos también con preocupación la difícil situación por la que pasan muchas cabañas ganaderas: alguna, simplemente, para mantener un nivel mínimo de rentabilidad, como la del porcino, y otras como la láctea, para asegurar la supervivencia empresarial de muchos productores. La constante amenaza de enfermedades como la gripe aviar o la peste porcina africana, así como el fuerte incremento de costes de producción, ponen en riesgo de esta actividad esencial. En ese sentido, hacemos un llamamiento a todas las administraciones a tomar todas las medidas que estén en su mano para poder ayudar a estos sectores productivos que, en definitiva, garantizan la autosuficiencia alimentaria en nuestro país, algo que, en ningún caso, debería perderse de vista.
A pesar de todas las circunstancias anteriormente expuestas, el sector fabricante de piensos compuestos se mantiene firme en su compromiso de colaboración y apoyo a los distintos eslabones de la cadena. La transparencia en nuestro sector respecto a los costes de producción y de insumos, así como su repercusión en el precio del pienso, ha sido unánimemente elogiado por las distintas administraciones. Aún con todas las dificultades que hemos tenido que vivir en los últimos tiempos, como la guerra en Ucrania o una huelga de transportes que mantuvo en vilo al sector durante varias semanas, hemos logrado mantener unos costos de alimentación al ganado razonables aún a costa de nuestros márgenes. Somos conscientes que la alimentación animal es el mayor coste de producción de la ganadería y, siendo responsables de esta circunstancia, de la mano de nuestros productores, avanzamos conjuntamente para que la cadena de producción siga funcionando.
Por último, quiero expresar claramente nuestro deseo de trabajar con toda la cadena en pro de intereses comunes y compromisos compartidos, así como nuestro convencimiento de que España es modélica en lo que se refiere a la producción cárnica, que ocupa con diferencia el primer lugar de toda la industria española de alimentos y bebidas. Si así es, por algo será
La industria cárnica se caracteriza por tener consumos intensivos de energía procedentes principalmente de sus altos consumos derivados de los procesos de producción que dependen directamente de la electricidad: la refrigeración, la iluminación, la ventilación y otros sistemas de control.
La rentabilidad del sector, en riesgo
En la actualidad, la industria cárnica en España se enfrenta a un nuevo contexto energético radicalmente distinto a lo que venía ocurriendo en años anteriores, debido al cambio tarifario de junio de 2021 y el importante incremento del precio de la energía en los mercados mayoristas. Motivo por el cual se está viendo afectada directamente la rentabilidad de la industria cárnica de varias maneras:
1. Aumento de los costes de producción: El incremento de precios en la energía puede aumentar los costes de producción, lo que a su vez puede afectar la rentabilidad de la empresa. Para contrarrestar esta subida, la industria se ve obligada a repercutirlo en el precio final que soportan los consumidores.
2. Reducción de la competitividad: Los costes de la electricidad pueden afectar a la competitividad de la empresa en el mercado. Si éstos son más altos que los de la competencia, la empresa puede perder ventas frente a sus competidores.
3. Impacto en el medio ambiente: El alto consumo de energía eléctrica en la producción de carne puede aumentar la huella de carbono de la empresa. Si los precios de la electricidad son altos, la empresa puede ser menos propensa a invertir en tecnologías y prácticas más sostenibles para reducir su impacto ambiental.
¿Qué medidas se pueden implementar para minimizar el impacto de los precios de la energía?
La subida de los precios de la luz y el gas amenaza la rentabilidad de las empresas españolas, y la industria cárnica debe adaptarse al nuevo contexto energético agilizando su transición.
Uno de los puntos clave de esta transición se centra en la búsqueda de la independencia energética ya que se mitigaría el impacto de la volatilidad que hay en los precios de la energía y, consecuentemente, supondría un ahorro económico directo para el productor.
Eficiencia energética
Algunas de las medidas de ahorro energético incluyen la optimización de los procesos, el análisis de los requisitos de aislamiento térmico o la evaluación de los sistemas de refrigeración utilizados en cada industria, entre otros.
Estas medidas suponen un ahorro directo en las facturas sin necesidad de que el productor invierta una gran cantidad de dinero.
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Autoconsumo solar
El autoconsumo solar ha crecido de forma significativa tras la eliminación del ‘impuesto al sol’, que favoreció la expansión del sector de las renovables y llevó aparejada una reducción del presupuesto de inversión, convirtiéndose en una de las energías renovables más atractivas del mercado.
Estas instalaciones presentan múltiples ventajas para la industria cárnica, destacando entre otras las siguientes:
1. Ahorro económico: Las plantas solares fotovoltaicas pueden generar energía eléctrica a partir de la luz solar de forma gratuita.
2. Rápida amortización de la inversión: Se estima que la amortización de la instalación se realiza en torno a 6-8 años, en función de la capacidad instalada y los precios de la energía.
3. Posible venta de excedente: Si se genera más energía de la que necesita, puede vender el excedente de energía eléctrica a la red eléctrica y obtener ingresos adicionales.
4. Reducción de la huella de carbono: La generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables como la energía solar ayuda a reducir la huella de carbono del sector cárnico.
5. Programa de incentivos: Actualmente existen ayudas económicas disponibles para la ejecución de instalaciones con fuentes de origen renovable ligadas al autoconsumo industrial.
Sellos verdes que avalan el autoconsumo
Bureau Veritas promueve la transición energética asesorando a sus clientes a mitigar el aumento de los costes de producción a través de la eficiencia energética, mediante la implementación de fuentes de energías renovables y fomentando la concienciación social y medioambiental a través de su sello verde “BGREEN by BV”