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I Diálogo en la lista de prioridades
Diálogo en la lista de prioridades
Comienza el año y con él, como siempre, los buenos propósitos que muy raramente se cumplen más allá de un par de meses, a lo sumo: ir al gimnasio, adelgazar, estudiar idiomas…
Sin embargo, hay un propósito que debería figurar en la lista de prioridades, no es de los primeros en los que pensaríamos así a priori, porque la economía nos marca, y mucho, el rumbo que pensamos que deberíamos tomar, pero es uno muy importante. Y no cuesta dinero ni un gran esfuerzo. El diálogo debería ser una de las tareas anotadas en nuestra lista para llevar a cabo y poner una alarma para recordarlo mes a mes, día a día.
Escuchar y hablar con los demás es siempre una práctica recomendable en lo personal y en lo profesional, pero está especialmente indicado para los responsables de aprobar y modificar las leyes, subir los impuestos, las tasas, los fletes, los precios de los peajes o las leyes de movilidad, por ejemplo. Se deberían marcar, como prioritarias, reuniones con las asociaciones y agentes de los sectores implicados, antes de aplicar medidas que, en muchos casos, parecen tomadas con precipitación y sin consenso, y que luego se ven obligados a revisar.
En ocasiones, no queda más remedio que aplicar medidas que llegan obligatoriamente desde Bruselas, que son molestas y caras, pero hablando se entiende la gente. En el caso de la logística, las asociaciones son quienes mejor conocen los intríngulis y las necesidades del sector, además de las ventajas e inconvenientes que determinadas normativas provocarían y, sobre todo, cómo podría abordarse su aplicación.
Está claro que una subida de impuestos o precios nunca va a agradar a nadie y que el momento nunca es el adecuado, pero si existiera diálogo con los agentes que representan al colectivo afectado, podría abordarse desde una perspectiva más amable. Se evitarían así muchos enfados del personal, alarmas y conatos de huelga como los que hemos vivido recientemente, y que provocan reacciones adversas y surrealistas, como el aprovisionamiento exagerado de alimentos o papel higiénico, e imágenes de estanterías vacías en los supermercados. Esto solamente hace incurrir en gastos y saturación de la logística.
Otro ejemplo claro en la nueva Ordenanza de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid. Está claro que algo hay que hacer con la contaminación y que es irremediable aplicar medidas desde ya, pero consensuadas y sin perjudicar siempre a los mismos
Isabel Rodrigo
Directora adjunta