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Resumen ejecutivo
Prólogo
¿Puede la vida, aparte de la humana, florecer en nuestras ciudades? ¿Pueden los humanos encontrar bienestar, consuelo y una existencia significativa en ciudades desprovistas de todas las demás formas de vida? La creciente pérdida de biodiversidad y la rápida urbanización son dos aspectos intrínsecos del actual modelo de desarrollo mundial. En ningún otro momento de la historia se ha perdido biodiversidad a un ritmo tan alarmante, ni han crecido tanto y tan rápidamente las ciudades. Pese a esta pérdida, la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas siguen siendo la base fundamental de la que depende en última instancia la humanidad para lograr una mejor calidad de vida. Esta realidad se ve repetida en ciudades de todo el mundo, en las que el acceso a la naturaleza rara vez es el adecuado, mientras que la demanda de bienes y servicios naturales para satisfacer los estilos de vida urbanos sigue aumentando rápidamente. Puede que sea complejo determinar cuáles son los impactos positivos y negativos que tiene la biodiversidad en las ciudades, y viceversa, o cuál es el papel que la naturaleza urbana desempeña en la sostenibilidad y el bienestar, tanto dentro como fuera de los límites de las ciudades. No obstante, lograr esta determinación es una tarea imprescindible en nuestra época. Como especie dominante, los humanos están transformando rápidamente los hábitats naturales del mundo en paisajes urbanos. Casi el 55% de la población humana vive en ciudades y para 2050 se espera que esta cifra aumente al 68%, lo que equivaldría a unas 7.000 millones de personas. A medida que el mundo se urbaniza, el desarrollo sostenible depende cada vez más de la gestión satisfactoria del crecimiento urbano, especialmente en los países de bajos ingresos y de ingresos medianos bajos, en los que se prevé que el ritmo de urbanización será el más rápido. Muchos países se enfrentarán a dificultades para satisfacer las necesidades de su creciente población urbana en cuanto a servicios de vivienda, suministro de alimentos, transporte, sistemas de energía, servicios de gestión de desechos y otras infraestructuras, así como para proporcionar empleo y servicios básicos como la educación y la atención de la salud. Se necesitan políticas integradas para mejorar la vida de los habitantes de las zonas urbanas y rurales, fortaleciendo al mismo tiempo los lazos entre estas zonas y aprovechando aquellos vínculos económicos, sociales y ambientales que ya existen. La forma en la que gestionemos la biodiversidad en nuestros entornos urbanos será clave para satisfacer las necesidades de servicio y bienestar de los seres humanos. Además, nos dará la oportunidad de crear espacios viables para otras formas de vida, importantes para nuestra propia existencia.
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La supervivencia humana depende de la biodiversidad, es decir, de la diversa gama de organismos que habitan el planeta. Una forma de resaltar la importancia de la biodiversidad para el medio ambiente y para los seres humanos es ilustrar los beneficios que los seres humanos obtienen de la naturaleza, también llamados servicios de los ecosistemas o servicios ecosistémicos. La estructura y la función biofísica de los ecosistemas sirven para determinar el bienestar directo que estos servicios aportan a los humanos, así como su valor económico asociado. La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio calcula que más del 60% de los servicios de los ecosistemas mundiales están siendo degradados o aprovechados de forma insostenible. Adicionalmente, la pérdida de biodiversidad acelera el cambio climático, lo que a su vez conlleva
a una mayor pérdida de biodiversidad, reforzando así un ciclo vicioso que hace que la intervención humana para interrumpir este ciclo ahora sea más urgente que nunca. En este orden de ideas, nuestras ciudades serán el campo de batalla en donde se ganará o perderá la lucha por un futuro sostenible en este planeta. Es innegable que la rápida urbanización representa grandes desafíos, pero también ofrece enormes oportunidades para garantizar el bienestar humano básico y un entorno habitable. Estas oportunidades se traducen en un diseño ecológico viable y en el buen uso que se les dé a los paisajes urbanos ya que es de estos de donde posiblemente provendrán los conocimientos, la innovación y los recursos humanos y financieros que guiarán las soluciones a los problemas ambientales mundiales. Retos y oportunidades de la biodiversidad en las ciudades
A pesar de que las ciudades son centros de consumo de recursos en donde se le ha dado un uso particular a la tierra, también representan una oportunidad considerable para impulsar la sostenibilidad mundial, la conservación de la biodiversidad, el logro de objetivos ambientales y la mejora de la calidad de la vida humana. Los servicios de los ecosistemas pueden hacer frente a diversos desafíos que las ciudades enfrentan actualmente, a saber, brindan aire limpio, agua potable, suministran recursos genéticos, apoyan el proceso de tratamiento de desechos y protegen contra los efectos del cambio climático. Todos estos son aspectos que afectan el desarrollo humano en las ciudades y muchas formas de pobreza son causadas o exacerbadas por la falta de acceso a los servicios esenciales que prestan los ecosistemas. Además, las ciudades consumen grandes cantidades de recursos y, por lo tanto, generan grandes cantidades de desechos y emisiones. Estas consecuencias negativas del crecimiento urbano afectan de manera desproporcionada a las poblaciones de bajos recursos, quienes muchas veces no tienen acceso al agua potable, a los alimentos seguros o a servicios de salud esenciales y tampoco cuentan con los medios para obtenerlos. Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia que tienen las zonas naturales como fuente de captación de agua potable estable y barata. Casi un tercio de las cien ciudades más grandes del mundo tienen zonas naturales próximas con este servicio esencial. Los espacios verdes en las ciudades o en sus alrededores también ayudan a regular la temperatura, a brindar protección contra peligros naturales, a satisfacer necesidades energéticas, a apoyar la agricultura, a prevenir la erosión del suelo y a prestar servicios culturales, incluidos los estéticos y recreativos, todo lo cual conduce a estilos de vida humanos más saludables y enriquecidos. A pesar de los numerosos beneficios y oportunidades que ofrecen los espacios verdes urbanos, también hay muchos otros desafíos a los que se enfrenta la biodiversidad en las ciudades. Estos desafíos tienen que ver con cómo gestionar ciertas desventajas de los ecosistemas, a saber, temas de estética urbana, seguridad, salud, cuestiones económicas y de movilidad, la conversión de los hábitats naturales, sensibilización y educación, bioseguridad, crecimiento, población, pobreza y gobernanza urbana. Es sumamente importante que los encargados de formular políticas, especialmente a nivel de las ciudades, comprendan la forma en la que esos desafíos pueden afectar a las prácticas cotidianas de la población urbana, de modo que se puedan aplicar medidas de mitigación al planificar y ejecutar planes de desarrollo urbano.
El papel de los servicios de los ecosistemas urbanos en la resiliencia y adaptación al cambio climático
La relación entre las ciudades y el cambio climático se encuentra bien documentada internacionalmente en diversos estudios que ponen de relieve los efectos negativos del cambio climático en el bienestar de las poblaciones urbanas y los ecosistemas naturales. Sin embargo, en la práctica no se comprende muy bien la forma en la que los ecosistemas urbanos proporcionan servicios ecosistémicos esenciales para la ciudad. Tampoco hay claridad sobre cómo pueden la planificación, la conservación y la gestión de la diversidad biológica urbana y periurbana proporcionar beneficios para los habitantes de las ciudades. En primer lugar, hay que destacar que la biodiversidad urbana es fundamental, no sólo para el buen funcionamiento de los procesos ecológicos, sino también para la capacidad de las zonas urbana de absorber condiciones ambientales cambiantes provocadas por el cambio climático. Según la definición de la Unión Europea (UE), la infraestructura verde (IV) se refiere a una "… red estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales, diseñada y gestionada para proporcionar un amplio abanico de servicios ecosistémicos”. Esto incluye elementos verdes (o azules, en el caso de los ecosistemas acuáticos) y otros elementos físicos en zonas terrestres (incluidas las zonas costeras) y en zonas marinas. El otro lado de la moneda es la infraestructura gris que se refiere a la infraestructura creada por el hombre, como lo son las instalaciones de tratamiento de aguas, los sistemas de alcantarillado, los sistemas de aguas pluviales o las cuencas de almacenamiento. El término también puede aplicarse a otros tipos de infraestructura, como carreteras y autopistas, puertos, aeropuertos, infraestructura comercial y de venta al por menor, servicios públicos e infraestructura social, como escuelas y hospitales. La palabra "gris" se refiere al hecho de que tales estructuras están a menudo hechas de hormigón y acero. La infraestructura verde urbana ayuda a las ciudades a adaptarse al cambio climático, así que la estrategia de ampliar esta IV en la planificación urbana aumentaría la sostenibilidad y la capacidad de recuperación de las ciudades y comunidades. Muchos estudios han demostrado los beneficios de la IV en la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo en las zonas urbanas, así como su función como importante instrumento de planificación urbana para ayudar a satisfacer las necesidades ambientales, sociales y económicas de las zonas urbanas. Cada vez se reconoce más que estas intervenciones naturales son una manera de combatir el cambio climático en la que todos ganan, dados sus beneficios sociales, económicos y ambientales. No obstante, para lograr la adaptación al cambio climático y la resiliencia ante el mismo se requieren soluciones innovadoras y nuevos instrumentos de gestión y planificación urbana. Las nuevas estructuras urbanas, como edificios e infraestructura de bajo consumo de energía, zonas y azoteas verdes y la adopción de tecnologías avanzadas, pueden mitigar las emisiones mundiales y la contaminación local, lo que a su vez promueve la adaptación al cambio climático. En la nueva perspectiva sostenible y resiliente de la ciudad, estas zonas verdes adquieren una importancia aún mayor y se convierten en recursos multifuncionales tanto para la ciudad como para sus habitantes.
En lugar de considerar que la infraestructura verde y la gris son dos sistema urbanos separados, hay que verlos como dos caras de una misma moneda, como se insinuó al principio. Su incorporación dentro de un mismo sistema puede ser la clave para asegurar la resiliencia climática a largo plazo en las ciudades. El Banco Mundial afirma que si se hace correctamente, con el tiempo la combinación de infraestructura verde y gris ayudará a proporcionar agua, alimentos y energía a las poblaciones en crecimiento, aliviar la pobreza y mitigar el cambio climático. A pesar de la importancia ecológica, cultural y económica de estos servicios, los ecosistemas y su biodiversidad siguen degradándose y perdiéndose a una escala sin precedentes. Una de las principales razones de ello es que la contribución de los ecosistemas al bienestar humano sigue siendo subestimada y no se reconoce plenamente en la mayoría de los procesos de planificación y adopción de decisiones; en otras palabras, los beneficios de sus servicios no se captan, o sólo se captan parcialmente, en la economía de mercado convencional. Por este motivo, el reto que enfrentamos ahora es cómo medir y transmitir el valor económico de la biodiversidad para grabar su importante papel en la mente de todos los habitantes urbanos. La iniciativa "100 ciudades resilientes" hace hincapié en la desconexión que existe entre el enorme valor que tiene la naturaleza para las ciudades y la falta de importancia que le dan los planificadores municipales. Incluso si los gobiernos y las empresas empiezan a reconocer que la naturaleza es un componente crítico de las ciudades prósperas y resilientes, a menudo estas consideraciones siguen estando ausentes de las decisiones de los planificadores y los políticos, quienes darán forma a los paisajes urbanos en los años venideros. El hecho de que el 60% de la superficie proyectada para ser urbana en 2050 aún no haya sido construida, presenta tanto un desafío como una oportunidad para cambiar de dirección en cuanto a cómo planeamos relacionarnos con la naturaleza. Todas las ciudades tienen el potencial de construir y reconstruir comunidades resilientes y sanas aprovechando los numerosos beneficios de la infraestructura natural. A pesar de que habrá muchos desafíos, este aprovechamiento proporcionará algunas de las opciones más productivas y rentables para hacer frente a los desafíos de las ciudades. Al mismo tiempo, al convertirse en mejores lugares para vivir, las ciudades proporcionarán valiosas soluciones colaterales para los residentes quienes constantemente se ven enfrentados a diferentes conmociones y tensiones.
Diseño de la biodiversidad
Si pensamos en la ciudad como parte de la naturaleza, ¿cómo podríamos desarrollar nuestro entorno urbano mejor para que se integre con el mundo natural? ¿Cómo podemos diseñar nuestra infraestructura para soportar ecosistemas sanos y diversos; para dar a la biodiversidad un punto de apoyo adecuado, por pequeño que sea, y así tenga oportunidad de crecer y extenderse a lo largo de carreteras, azoteas, pequeños jardines, patios traseros, campos de flores silvestres; para proporcionar corredores verdes que conecten espacios naturales; para proporcionar puentes o túneles sobre o debajo de las carreteras y corredores ferroviarios; para construir hábitats artificiales que permitan dar nuevos refugios a los animales; o para diseñar edificios y estructuras que hagan más visibles sus vidrios y así se reduzcan las colisiones de las aves? Las intervenciones en el hábitat y los corredores estratégicos integrarán mejor el sistema de patrimonio natural y la red de espacios abiertos de la ciudad y contribuirán a un ecosistema urbano más biodiverso y resiliente.
Al momento de diseñar ciudades biodiversas, hay aspectos clave que se deben considerar cuidadosamente para lograr la mayor eficacia y eficiencia en los procesos de planificación urbana. Estas consideraciones incluyen aspectos como la edad, la estructura y el tamaño actuales de las ciudades, el tamaño y la ubicación de importantes espacios de biodiversidad, la presencia o ausencia de corredores que maximicen el flujo genético o creen cuellos de botella genéticos, el tamaño y la escala de la variación espacial, el número y la situación de las conexiones con las zonas periurbanas más ricas en biodiversidad y la forma de reducir al mínimo la fragmentación de la matriz urbana interna.
Las ciudades pueden variar mucho entre una y otra. Todas están construidas de manera diferente: varían en tamaño, demografía, cultura y tienen climas y paisajes regionales únicos. Debido a esta variedad, simplemente no existe una fórmula o solución de "talla única" para la gestión eficaz de la biodiversidad urbana. Afortunadamente, existen muchas alternativas que cada gobierno local puede utilizar y adaptar para la conservación de la biodiversidad dependiendo de cuáles sean sus metas y objetivos municipales.
El índice de Singapur
El Índice de Singapur, ahora el Índice de Biodiversidad de las Ciudades, es un instrumento de autoevaluación para que las ciudades analicen y supervisen el progreso de sus esfuerzos de conservación de la biodiversidad en relación con sus propios parámetros. Este índice está compuesto por los siguientes elementos: a) el "Perfil de la ciudad", que proporciona información sobre los antecedentes de la ciudad; y b) 23 indicadores que miden la biodiversidad autóctona, los servicios ecosistémicos que proporciona la biodiversidad, y la gobernanza y la gestión de la biodiversidad. La puntuación del Índice de Biodiversidad de las Ciudades es de naturaleza cuantitativa. A cada indicador se le asigna un rango de puntuación entre cero y cuatro puntos, con una puntuación total máxima posible de 92 puntos. El año en que una ciudad implementa por primera vez este puntaje se tomará como el año base y las futuras aplicaciones del Índice se medirán contra esta base para trazar su progreso en la conservación de la biodiversidad. Las ciudades que han aplicado el Índice de Singapur han comprobado que: a) el proceso facilitó la creación de capacidad en materia de conservación y gestión de la diversidad biológica, b) los indicadores también funcionan como directrices de conservación de la diversidad biológica, y c) la puntuación cuantitativa podría ayudar a establecer prioridades para las medidas de conservación y la asignación de presupuestos.
El estado de la biodiversidad en las ciudades de América Latina
Los países de América Latina y el Caribe (ALC) contienen más del 50% de la biodiversidad del mundo. Esto incluye algunos de los biomas más ricos en especies, como lo son las selvas tropicales de bajas altitudes, arrecifes de coral, manglares y humedales, haciendo de la región una de las más ricas en capital natural (árboles, agua, minerales y pesquerías). En América Latina y el Caribe se encuentra alrededor de una cuarta parte de los bosques tropicales del mundo, un elemento fundamental del sistema global de regulación del clima, lo que hace que sea más urgente
comprender la importancia de la biodiversidad en la región. Se debe entender cómo integrar la biodiversidad y las cuestiones ambientales en las políticas de planificación del uso de la tierra y en las estrategias de desarrollo. Además hay que desarrollar y fomentar una estructura de gobernanza organizada que abarque la conservación de los ecosistemas. Las ciudades de ALC tienen una relación extremadamente compleja con la biodiversidad. La región es simultáneamente la más urbanizada del mundo, tiene algunas de las mayores desigualdades sociales y económicas y, sin embargo, alberga algunos de los ecosistemas más diversos, incluidos varios puntos críticos de biodiversidad. Dado que se prevé que las ciudades de América Latina seguirán expandiéndose y creciendo tanto en tamaño como en población humana, siguiendo un modelo de degradación y pérdida continuas de puntos críticos de biodiversidad, existe una necesidad urgente de intervenir en la conservación de estos puntos críticos e integrar estos importantes paisajes en el tejido urbano. A pesar de que se reconoce la importancia y el valor de la biodiversidad en la naturaleza, todavía hay una falta de comprensión de la importancia de la biodiversidad en el entorno urbano. Existen buenos ejemplos en toda la región de cómo se ha logrado incorporar la diversidad biológica dentro de las ciudades, pero en muchos casos esta integración es limitada o inexistente en las políticas de planificación del uso de la tierra y las estrategias de desarrollo. Este desfase se ve obstaculizado aún más por los bajos niveles de gobernanza y la escasa información sobre los ecosistemas afectados. Otra complicación para la gobernanza es la falta de un marco de planificación a largo plazo y de continuidad en las iniciativas entre administraciones, más allá de los cortos mandatos de cuatro o cinco años.
Existen estudios de casos de conservación de la biodiversidad que proporcionan una guía para los municipios de América Latina
Al hacer un examen de las mejores prácticas en materia de biodiversidad en diferentes ciudades del mundo se pueden extraer aprendizajes y analizar su aplicabilidad para las ciudades de América Latina. La Ciudad de Edmonton, Canadá es líder internacional en política y planificación de la biodiversidad. Edmonton, la primera ciudad de América del Norte que firmó oficialmente en 2007 la iniciativa internacional Acción Local para la Biodiversidad, ha adoptado una política activa de conservación de la naturaleza al más alto nivel de planificación urbana, lo que ha logrado que la biodiversidad se incorpore en treinta barrios de la ciudad. Edmonton ha hecho de la protección de la biodiversidad una prioridad al integrar las consideraciones sobre la biodiversidad en la planificación urbana y en las prácticas de participación comunitaria. Estos dos ámbitos ayudan a la ciudad a avanzar hacia la comprensión de la biodiversidad urbana y de los beneficios aportados por la preservación ecológica. A través de diferentes programas y actividades, la ciudad ha incorporado con éxito la biodiversidad en varios espacios y ha fomentado una fuerte participación de la comunidad y de las partes interesadas en la conservación. Como resultado, Edmonton es hoy la sede del mayor parque de propiedad municipal de Canadá y cuenta con 3.800 hectáreas de zonas naturales dentro de sus límites urbanos. A medida que estas tierras de conservación han aumentado en superficie, también ha aumentado la necesidad de una gestión eficaz. En este caso, los ciudadanos se han involucrado activamente en la planificación de la biodiversidad dentro de la ciudad: se han creado varias
asociaciones estratégicas para superar las limitaciones de recursos y se han fomentado iniciativas interdepartamentales para promover la conservación y la gestión de la biodiversidad en todos los niveles de gobierno. La preservación del medio ambiente es uno de los pilares estratégicos del proceso de planificación que la ciudad de Curitiba, Brasil, ha estado llevando a cabo durante más de 40 años. El tener que satisfacer las necesidades de una ciudad en rápido crecimiento, sin perder de vista su potencial urbano, fue fundamental para poder establecer una red de zonas protegidas, o Unidades de Conservación, que permitiera la preservación y conservación de las zonas verdes centrales de la ciudad, como uno de sus principales procesos de planificación urbana. Hoy en día Curitiba, conocida como la capital ecológica de Brasil, tiene una extensa red de 28 parques y áreas boscosas. En 1970, había menos de 1 metro cuadrado de espacio verde por persona; hoy en día hay 52 metros cuadrados por persona. Los residentes plantaron 1,5 millones de árboles a lo largo de las calles de la ciudad, proporcionando sombra y espacios verdes necesarios. A modo de incentivo, los constructores recibían exenciones de impuestos si sus proyectos incluían áreas verdes. Las aguas de las inundaciones desviadas hacia nuevos lagos en los parques crearon importantes hábitats acuáticos y resolvieron el problema de inundaciones peligrosas, protegiendo al mismo tiempo los fondos de los valles y las riberas de los ríos. Adicionalmente, estas áreas actuaron como una barrera a la ocupación ilegal y proporcionaron un valor estético y recreativo a miles de personas que utilizan los parques de la ciudad. En Curitiba, la industria se organiza en torno a la idea de la "ecología industrial", de manera que la planificación de las actividades industriales se complementa entre sí. Por ejemplo, se ha integrado el intercambio entre el calor de desechos y la facilitación del transporte y flujo de materiales, de modo que los desechos de una industria se convierten en la materia prima de otra. Curitiba ha demostrado que es posible que la biodiversidad forme parte de los valores centrales de un municipio, siempre que exista una planificación centrada en las personas y una mentalidad presupuestaria. Desde 2015, la ciudad de Medellín, Colombia, adoptó un novedoso enfoque para gestionar y conservar la biodiversidad, lo que dio lugar al primer plan de acción local sobre la biodiversidad urbana del país, llamado "Medellín, una ciudad para la vida". Al vincular la diversidad biológica con el bienestar humano mediante la prestación de servicios ecosistémicos, la ciudad logró elaborar un marco conceptual en el que la diversidad biológica representa mucho más que la gestión de ecosistemas estratégicos; se trata de una estrategia multinivel e intersectorial para mejorar la calidad de vida de los habitantes de Medellín. El plan de acción resultante sobre la biodiversidad urbana en Medellín tiene cuatro líneas estratégicas: la conservación de la biodiversidad, la valoración integral de los servicios de los ecosistemas, la gestión de conocimientos y educación y la sensibilización del público. Actualmente, un laboratorio de ideas sobre la biodiversidad llamado la "Mesa Técnica Interinstitucional de Biodiversidad", dirige un plan de acción para la gestión integrada de la biodiversidad y losservicios de los ecosistemas. El éxito de Medellín sirve de fuente de inspiración para que otras ciudades exploren nuevos métodos y conceptos que vinculen a la biodiversidad con el bienestar humano, incorporando al mismo tiempo la resiliencia y el desarrollo económico sobre una base de innovación, creatividad y experimentación.
El aire en Ciudad de México es uno de los más contaminados del planeta. Como respuesta a esta situación, la ciudad ha promulgado estrictas medidas de control de la contaminación para mejorar su reputación y calidad de vida. Parte de la solución involucró la creación de azoteas verdes, una red de jardines en las azoteas de toda la ciudad. En 2007, se publicó el llamado Plan Verde, en el que se identificaban los objetivos y las medidas necesarias para garantizar la sostenibilidad de la ciudad. Este Plan Verde contenía siete estrategias relativas a la habitabilidad, el espacio público y la infraestructura verde. El plan permitió que Ciudad de México estableciera objetivos muy claros en cuanto a muros y azoteas ecológicos como complemento para mejorar la calidad del aire. Desde 2014, se han instalado más de 21.000 m2 de azoteas verdes, principalmente en edificios gubernamentales y públicos, pero también en escuelas y hospitales. La evolución de la infraestructura urbana ecológica en Ciudad de México y su implementación es única, y se ajusta a una ciudad que se enfrenta a muchos desafíos para la sostenibilidad a mediano y largo plazo. Lo que es más, hoy en día Ciudad de México es líder en América Latina en la instalación de azoteas y muros verdes. Rosario, Argentina es una de las pocas grandes ciudades de Sudamérica que ha incorporado plenamente la agricultura en su planificación del uso de la tierra y en sus estrategias de desarrollo urbano. En el marco de su Plan Estratégico Metropolitano 2008-2018, Rosario construyó un "circuito verde" que atraviesa la ciudad y sus alrededores, y que consiste en huertos familiares, comunitarios y comerciales de gran escala, parques de jardines multifuncionales y "barrios productivos", en los que la agricultura está integrada dentro de los programas de construcción de viviendas públicas y de mejoramiento de los barrios marginales. Rosario ha demostrado que, cuando hay voluntad política y una política clara de inclusión social, es posible construir, en muy poco tiempo, un programa exitoso de agricultura urbana. En tan solo doce años, el programa ha transformado y utilizado de forma productiva los recursos de la ciudad, rehabilitando terrenos baldíos, recuperando y revitalizando los espacios públicos, y creando un suministro alternativo y sostenible de alimentos nutritivos y libres de productos químicos. Valdivia, Chile, nos ofrece un ejemplo inspirador de cómo un humedal urbano se puede convertir en un objeto político de intervención cívica en el que las cambiantes estrategias de gestión crean tanto nuevas posibilidades de conservación de la biodiversidad como nuevos desafíos organizacionales. Actualmente, la superficie de Valdivia es de más de 8.000 hectáreas, de las cuales casi el 40% está en humedales. A pesar de la expansión del desarrollo urbano, los humedales de Valdivia todavía albergan una cantidad significativa de biodiversidad vegetal y animal y los residentes le dan cada vez más valor a la protección de esta biodiversidad y al acceso a los humedales, la naturaleza urbana y los espacios verdes. Los humedales que se encontraban en la zona sur y en las zonas de más bajos recursos de la ciudad son ahora parques públicos de gran demanda y se han beneficiado de una importante inversión pública porque representan el único espacio verde urbano accesible. Aunque la recuperación de humedales para la construcción de vivienda sigue siendo una práctica muy común, está empezando a provocar un gran debate entre las instituciones públicas, el mundo académico y los promotores inmobiliarios, que por lo general se enfrentan a organizaciones de base y a ciudadanos que defienden estos entornos y espacios de recreación, reconexión con la naturaleza y cohesión social. Otra ciudad digna de mención por su iniciativa en materia de biodiversidad, aunque no se encuentre en América Latina, es Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Ciudad del Cabo logró evitar su crisis de agua
del Día Cero (el día en que la demanda de agua de la ciudad superaría el suministro de agua) aplicando medidas de emergencia junto con estrategias de suministro de agua a largo plazo, como el Fondo para el Agua. En esta ciudad estimaron el Valor Presente Neto de sus recursos naturales y servicios ecosistémicos y asignaron una parte de este valor al Fondo para el Agua. Una de las cuestiones clave para el suministro continuo del servicio de agua potable del ecosistema, tuvo que ver con la presencia de especies exóticas invasoras (pinos) en la cuenca de captación del embalse. Mediante la erradicación de estas especies invasoras en la cuenca se logró fomentar un ecosistema saludable y biodiverso. Desde entonces, se consolidó la relación entre el mantenimiento de la biodiversidad natural y el suministro de agua potable municipal segura para los residentes urbanos.
Una caja de herramientas de diez pasos para promover la biodiversidad
El propósito de este documento es ayudar a los alcaldes y gobiernos municipales de América Latina y el Caribe a promover la biodiversidad en sus ciudades. En él se presenta una serie de medidas prácticas y realistas para evaluar la importancia de la diversidad biológica en las ciudades, integrar los conceptos de la diversidad biológica en la planificación municipal y urbana e incorporar los beneficios económicos de la diversidad biológica en la financiación municipal y la elaboración de programas. Para facilitar este objetivo, se ha elaborado una caja de herramientas con diez pasos que guían una priorización de la diversidad biológica en programas municipales y ayudan a fomentar el desarrollo de paisajes urbanos sostenibles y resilientes ante el cambio climático. Ofrece a los tomadores de decisiones municipales una hoja de ruta sobre cómo diseñar estrategias que generen beneficios tangibles a partir de la promoción de la conservación de la biodiversidad en las ciudades. Cada paso contiene un enfoque riguroso y metódico que facilita el diálogo, la comprensión y la justificación de la conservación de la diversidad biológica y ayuda a ampliar y a financiar diversos proyectos e iniciativas para proteger y mejorar la diversidad biológica urbana.
Paso 1: Hacer un perfil de la biodiversidad de la Ciudad
El primer paso es hacer un mapa de los activos de biodiversidad nativa de la ciudad para establecer un punto de partida y entender lo que está en juego y por qué es importante proteger la biodiversidad local e integrarla en el paisaje de la ciudad. El perfil se basa en el Índice de la Ciudad, o Índice de Singapur, un instrumento de autoevaluación para que las ciudades evalúen y supervisen el avance de sus esfuerzos de conservación de la biodiversidad en relación con sus propios parámetros o líneas de base. A partir de este ejercicio de cartografía deben surgir dos productos: el primero es un Mapa de los Ecosistemas en las zonas urbanas y periurbanas; el segundo es un Mapa de Conectividad de la Biodiversidad que muestra los conectores a nivel regional, nacional e internacional. Esto nos lleva al segundo paso, que es trazar un mapa del estado de los servicios ecosistémicos en la ciudad.
Paso 2: Mapear el estado de los servicios ecosistémicos
En el segundo paso se identifica qué servicios proporcionan los ecosistemas naturales y cuál es su estado actual a nivel de la ciudad y sus alrededores. También se identifica cómo estos servicios
pueden ser impactados debido a presiones sociales, ambientales, culturales, políticas y/o económicas.
Paso 3: Identificar los problemas críticos
Cada ciudad tendrá un conjunto único de cuestiones críticas para la protección de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas que deberá abordar de manera adecuada. Con este objetivo en mente, hay que identificar estas cuestiones, incluidas las brechas que impidan su resolución, para lo que será necesario consultar debidamente a todas las partes interesadas (gobiernos municipales, líderes de opinión y habitantes de zonas urbanas) y elaborar una lista unificada de cuestiones fundamentales que actuará como un punto de referencia para lograr un consenso sobre cómo abordarlas.
Paso 4: Definir objetivos, metas y proyectos
Una vez priorizadas las cuestiones críticas, el siguiente paso es formular programas y proyectos para asegurar el cumplimiento de los respectivos objetivos y metas. Idealmente, este paso se debería materializar en un portafolio de programas y proyectos de aplicación a corto, mediano y largo plazo. Lo más recomendable es identificar objetivos específicos, mesurables, aplicables, pertinentes y de duración definida (conocidos como objetivos SMART por sus siglas en inglés).
Paso 5: Definir las acciones y el cronograma para un plan de acción de biodiversidad
Es importante definir acciones clave para la elaboración de un plan de acción sobre la biodiversidad; éstas se pueden desglosar en cuatro o cinco pasos: § Desglosar las acciones en un conjunto de entregables bien definidos § Definir un marco de tiempo para cada entregable § Establecer acuerdos con los tomadores de decisiones y la comunidad en cuanto a la aplicación de estos entregables § Identificar cómo se producirán las acciones - ¿cuál es su secuencia? § Definir un itinerario con los plazos acordados
Paso 6: Asignar funciones y responsabilidades
Una vez definidos los entregables y los plazos, se deberá buscar la participación de las partes interesadas, asignando funciones y responsabilidades específicas necesarias para la aplicación. Cabe notar que la conectividad social desempeña un papel fundamental en la gestión colectiva de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. Esta conectividad es necesaria para ayudar a crear confianza entre los miembros de la comunidad, para desarrollar nuevas normas y prácticas sociales y para hacer que las cuestiones ambientales locales tomen más importancia y prevalencia para todos. Se pueden definir las funciones y responsabilidades de la siguiente manera:
§ Los gobiernos municipales estarán a cargo de fomentar el consenso, asegurar el cumplimiento y alinear las iniciativas de conservación de la biodiversidad con los planes de desarrollo municipales y las expectativas de todos los interesados. § Se debe elaborar un plan de acción sobre la biodiversidad que dé prioridad a un conjunto de medidas, y asigne el presupuesto y la forma en que se debe lograr la implementación de dichas medidas. § Los líderes de la comunidad pueden utilizar el plan de acción para fomentar la toma de consciencia sobre la biodiversidad en toda la ciudad y articular acciones en cada barrio o distrito.
Se ha descubierto que cuando las personas sienten un vínculo con los demás y participan en grupos o redes, y que cuando se solicita su contribución esta contribución luego se incorpora a los procesos de planificación y toma de decisiones, es más probable que apoyen o sigan apoyando medidas para salvaguardar el medio ambiente y los esfuerzos de conservación de la diversidad biológica.
Paso 7: Crear un presupuesto y plan de financiamiento
Para muchos municipios, la necesidad de financiar iniciativas de biodiversidad es la limitación más frecuente a la que se enfrentan. No obstante, esta limitación puede servir para impulsar el cambio. Existe una amplia gama de fuentes de ingresos a disposición de gobiernos locales que estén abiertos a soluciones creativas sobre las asociaciones y el espíritu empresarial (elementos esenciales cuando los recursos son limitados) y que estén dispuestos a establecer fondos para programas específicos. A continuación se examinan algunas de estas oportunidades: § Cargos de desarrollo: Se trata de cargos que los municipios pueden recaudar para compensar los costos de capital por proyectos de infraestructura relacionados con el crecimiento. Los cargos pueden utilizarse como incentivo para aplicar políticas municipales que protejan o gestionen la biodiversidad. § Compensación: Consiste en un pago efectuado por un promotor del desarrollo a un órgano de conservación para reproducir servicios ecosistémicos y conservar la biodiversidad. Estos pagos pueden financiar la adquisición de tierras, la restauración del patrimonio natural y su cuidado y mantenimiento a largo plazo. § Bancos de hábitat: Los bancos de hábitat son un mecanismo basado en el mercado que recompensa a quienes restauran o mejoran el hábitat. A cambio de construir, restaurar o proteger un hábitat, un propietario puede vender créditos a los promotores inmobiliarios que necesiten cumplir requisitos de mitigación y compensación de impactos ambientales generados por proyectos de desarrollo. Los bancos bien dirigidos pueden ahorrar tiempo y dinero y mejorar la eficiencia. Cuando la financiación es escasa, las siguientes soluciones alternativas pueden ayudar a compensar las limitaciones monetarias y aumentar la capacidad para emprender una amplia gama de programas, incluida la gestión de la biodiversidad: § Asociaciones público-privadas que crean oportunidades para que el gobierno local y los socios comerciales construyan, diseñen, administren, operen y mantengan un servicio. § Colaboraciones regionales para la prestación de servicios o esfuerzos de protección.
§ Estrategias claras y detalladas para abordar cuestiones relativas a la diversidad biológica que incluyen plazos, puntos de referencia mensurables, exámenes periódicos y retroalimentación del público; y § Proyectos piloto de financiación social, tales como bonos comunitarios y financiación colectiva.
Paso 8: Implementar y supervisar
Para lograr una implementación exitosa, es necesario llegar a un consenso entre las múltiples instituciones y partes interesadas sobre los valores de la diversidad biológica, es decir, buscar la cooperación y la validez entre todos los participantes interesados en la conservación de la biodiversidad. A fin de obtener esta cooperación entre las partes interesadas e incluir la biodiversidad en los programas de desarrollo, se necesitan intervenciones de socialización, educación y sensibilización. Lo anterior supone establecer redes y relaciones de trabajo, definir objetivos comunes, influir en los procesos de adopción de decisiones, negociar resultados, fortalecer capacidades, actualizar conocimientos y garantizar la aplicación efectiva. La comunicación debe ser un eje transversal en todos los pasos. Si no se obtiene el compromiso de la comunidad, cualquier proyecto tendrá un gran potencial de fracaso. Adicionalmente, la planificación inicial y el cumplimiento de las políticas deberán reevaluarse constantemente.
Paso 9: Comunicar los resultados e involucrar a la comunidad
Es muy importante destacar que si no se traza el punto de partida de la ciudad (Paso 1 - Perfil de la ciudad), no es posible demostrar avances en temas de biodiversidad o los logros del municipio. La medición de los impactos e indicadores es esencial para recopilar datos y así construir historias de éxito. Es importante que exista un enfoque en historias positivas que involucren a la comunidad e inspiren nuevas ideas en las mesas redondas de toma de decisiones. La conexión con líderes de opinión y medios de comunicación es un factor clave de éxito. Es esencial narrar historias de éxito pues puede significar la futura aprobación del presupuesto de los Planes de Acción sobre la Diversidad Biológica. Cabe recordar que estos planes deben ser bien pensados e implementados a largo plazo. En este contexto, la narración de historias de éxito se convierte en un ingrediente fundamental para asegurar que la importancia de la biodiversidad nunca se subestime, independientemente de cualquier cambio en los gobiernos municipales.
Paso 10: Medir los impactos positivos a largo plazo
La biodiversidad es una parte fundamental de la resiliencia y sostenibilidad ecológica, económica y social de una ciudad. Cuando una comunidad cuenta con una variedad de organismos, gozará de diversos servicios como aire limpio, agua potable, suministro de recursos genéticos, tratamiento de residuos y protección contra los efectos del cambio climático, entre muchos otros. Al identificar, gestionar y promover los activos de la biodiversidad mejorarán las operaciones municipales, la habitabilidad del entorno para la comunidad y el desarrollo económico. Por el contrario, las oportunidades perdidas disminuirán la resiliencia o capacidad de recuperación de una comunidad
y aumentarán sus riesgos pues la salud humana, el medio ambiente y la economía serán más vulnerables.
Se debe realizar una cuidadosa medición de indicadores y del éxito de las iniciativas en materia de diversidad biológica para mostrar los efectos duraderos y positivos de estas iniciativas a largo plazo. Esta es la única manera de que se reconozca realmente el valor de la biodiversidad. Para enfocar los esfuerzos de elaboración de políticas a largo plazo, se sugiere lo siguiente: § Estimular y financiar la implementación de la Infraestructura Verde § Crear "Empleos verdes" § Construir ciudades resilientes frente al cambio climático § Proteger e impulsar la biodiversidad demostrando sus incontables beneficios a los residentes urbanos.
La mayoría de los gobiernos municipales y nacionales de América Latina a menudo se abstienen de implementar planes de acción a largo plazo, debido a sus “cortos” mandatos de cuatro años. Pese a ello, los planes de acción sobre la biodiversidad se deberían ver como inversiones fundamentales para el futuro y la supervivencia de las ciudades. Por eso mismo, los plazos que se otorgan a estos planes de acción deberían trascender las limitaciones de un cambio institucional.
Lecciones aprendidas para la planificación de la biodiversidad en las ciudades de ALC
La caja de herramientas es un primer paso para iniciar la planificación y gestión de la biodiversidad en las ciudades y los municipios de América Latina. La forma de conservar la biodiversidad es única para cada ciudad y comunidad y requiere instrumentos de planificación y gestión específicos que reflejen las múltiples voces y perspectivas de esa comunidad. El proceso de planificación debe ajustarse a las cuestiones que preocupan a los miembros de la comunidad. Idealmente, los proyectos, planes, programas y políticas actuales sobre biodiversidad se podrán integrar a otros ámbitos para así lograr un enfoque integral que no obstante permita ajustar el plan de acción sobre biodiversidad a las características únicas de cada municipio. Las siguientes son cuatro recomendaciones clave que surgen del aprendizaje de experiencias previas: § La gestión del riesgo se debe integrar en cada etapa de la caja de herramientas como parte de las mejores prácticas. Al evaluar el riesgo se incorpora una cultura de prevención dentro del proceso de gestión de proyectos y dentro de las estrategias de mitigación para aumentar la conservación de la biodiversidad en las ciudades. § La comunicación debe actuar como eje transversal así que se debe formular una estrategia de comunicación audaz que pueda ser puesta en funcionamiento constantemente. Se entiende por comunicación la recopilación y el análisis de datos, la gestión de las expectativas, y la manera de obtener la participación de las partes interesadas y la aceptación de sus funciones técnicas, sociales o financieras.
§ Además de contribuir a la biodiversidad, la medición de los impactos y del éxito también significa un avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Junto con la biodiversidad, los ODS también se deben promover y alinear con políticas públicas y esfuerzos privados. Los proyectos centrados en la biodiversidad en las ciudades pueden ser uno de los elementos más influyentes en el logro de un mundo sostenible para 2030. § Los proyectos sólo se ejecutarán si las estimaciones de tiempo y costos son viables, si son acordadas por consenso y si cuentan con un plan de financiación formal. La estimación de los presupuestos también implica evaluar y monetizar el beneficio que se obtendrá del