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Capítulo 3: Resiliencia climática e infraestructura verde

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Lista de anexos

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Capítulo 3: Resiliencia climática e infraestructura verde

Resiliencia climática e infraestructura verde

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Existe una creciente preocupación internacional sobre cómo manejar las implicaciones del cambio climático y la resiliencia necesaria dentro de las zonas urbanas, en particular en los países en desarrollo, en los que las ciudades crecen rápidamente y una elevada proporción de la población urbana es pobre o vulnerable de otro modo ante las perturbaciones y a los posibles desastres relacionados con el clima.xl

Los ecosistemas urbanos y la infraestructura verde proporcionan una amplia lista de servicios ecosistémicos críticos que pueden mejorar la salud y el bienestar humanos y, al mismo tiempo, amortiguar las perturbaciones naturales y los fenómenos meteorológicos extremos. Por lo tanto, es esencial mantener un suministro sostenible y dinámico de estos servicios frente al cambio climático y a otras amenazas para fomentar la resiliencia y capacidad de recuperación. Sólo los ecosistemas saludables y en buen funcionamiento pueden proporcionar estos valiosos servicios y contribuir de manera positiva a la construcción de la resiliencia de una ciudad. El cambio climático es una amenaza para la salud futura de los ecosistemas urbanos. Por lo tanto, no sólo necesitamos asegurar la existencia continua de los ecosistemas urbanos y sus servicios para ayudar a construir la resiliencia de las ciudades, sino que también necesitamos asegurar que estos ecosistemas urbanos sean en sí mismos resilientes frente al cambio climático. La construcción de una ciudad resiliente implica garantizar un suministro resiliente de espacios naturales urbanos que mantenga y aumente su calidad, cantidad y diversidad. Así, se amplía y se hace uso activamente de los espacios naturales, lo que a su vez resulta en una infraestructura verde viable. Hay varias maneras de maximizar los beneficios de los ecosistemas urbanos y de contribuir a la construcción de ciudades resilientes, algunas de las cuales se ilustran mediante intervenciones que potencian tres de las cualidades de las ciudades resilientes: § Construir la solidez: Dado que los ecosistemas urbanos deben prosperar en un clima variable, es importante integrar la incertidumbre y el cambio en los procesos de gestión municipal, asegurando al mismo tiempo la prestación sostenible de los servicios de los ecosistemas. § Promover la redundancia: Al aumentar los espacios y la infraestructura verdes, es más fácil afrontar múltiples retos y ofrecer múltiples beneficios. A menudo los espacios verdes promueven una mayor viabilidad económica, incluso dentro de los modelos económicos tradicionales, si se cuantifican y reconocen debidamente los múltiples servicios y los beneficios conexos que aportan al gran número de receptores en las ciudades. § Fomentar la recursividad: Los gobiernos locales pueden ofrecer espacios de generación de compromiso cívico activo a través de jardines comunitarios, jardinería residencial, programas de ecologización, adquisición y restauración de tierras y participación en comités asesores. Estas iniciativas pueden ofrecer oportunidades para educar a los niños pequeños y transmitir los conocimientos ecológicos locales. También pueden crear un fuerte sentido de pertenencia a un lugar, importante impulsor del cuidado del medio ambiente.

La protección y mejora de los ecosistemas urbanos ofrece oportunidades educativas de bajo costo para hacer frente al cambio climático y aumentar la resiliencia de las zonas urbanas, con claros beneficios para la salud. A la luz de estas observaciones, los municipios podrían impulsar futuras acciones basadas en los logros iniciales que se alcancen esta área.xli

Infraestructura verde urbana

La infraestructura verde (IV) urbana ayuda a las ciudades a adaptarse al cambio climático, así que la estrategia de ampliar esta IV en la planificación urbana aumentaría la sostenibilidad y la resiliencia de las ciudades y comunidades. Muchos estudios han demostrado los beneficios de la IV en la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo en las zonas urbanas, así como su función como importante instrumento de planificación urbana para ayudar a satisfacer las necesidades ambientales, sociales y económicas de las zonas urbanas. Según la definición de la Unión Europea (UE), la infraestructura verde se refiere a una "… red estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales, diseñada y gestionada para proporcionar un amplio abanico de servicios ecosistémicos”. Esto incluye elementos verdes (o azules, en el caso de los ecosistemas acuáticos) y otros elementos físicos en zonas terrestres (incluidas las zonas costeras) y en zonas marinas. El otro lado de la moneda es la infraestructura gris que se refiere a la infraestructura creada por el hombre, como lo son las instalaciones de tratamiento de aguas, los sistemas de alcantarillado, los sistemas de aguas pluviales o las cuencas de almacenamiento. El término también puede aplicarse a otros tipos de infraestructura, como carreteras y autopistas, puertos, aeropuertos, infraestructura comercial y de venta al por menor, servicios públicos e infraestructura social, como escuelas y hospitales. La palabra "gris" se refiere al hecho de que tales estructuras están a menudo hechas de hormigón y acero. También podría decirse que la infraestructura gris está compuesta por los activos construidos que ocupan la tierra mientras que la infraestructura verde está compuesta por los activos naturales que también ocupan la tierra.xlii Lo ideal es que las ciudades tengan una mezcla equilibrada de infraestructura verde y gris. Al tiempo que cumple objetivos de servicios específicos, la infraestructura verde natural proporciona valiosos beneficios colaterales a la comunidad y a la economía que los proyectos de infraestructura gris no ofrecen. Estos beneficios adicionales mejoran aún más la resiliencia y el bienestar de la comunidad y aumentan el rendimiento de la inversión en la comunidad.

No obstante, para lograr la adaptación al cambio climático y la resiliencia ante el mismo se requieren soluciones innovadoras y nuevos instrumentos de gestión y planificación urbana. Las nuevas estructuras urbanas, como edificios e infraestructura de bajo consumo de energía, zonas y azoteas verdes y la adopción de tecnologías avanzadas, pueden mitigar las emisiones mundiales y la contaminación local, lo que a su vez promueve la adaptación al cambio climático. En la nueva perspectiva sostenible y resiliente de la ciudad, estas zonas verdes adquieren una importancia aún mayor y se convierten en recursos multifuncionales tanto para la ciudad como para sus habitantes. La IV proporciona una serie de servicios relacionados con el cambio climático que pueden contribuir de manera sustancial a la adaptación y mitigación del cambio climático. Cada vez se

reconoce más que estas intervenciones naturales son una manera de combatir el cambio climático en la que todos ganan, dados sus beneficios sociales, económicos y ambientales. Los ciudadanos y otras partes interesadas deben participar activamente en la definición de las estrategias de adaptación urbana, para favorecer intervenciones "sin arrepentimiento" que sirvan para remediar los problemas existentes y aportar beneficios ambientales y socioeconómicos inmediatos. De esta manera se ayuda a aumentar la capacidad de adaptación y se consolidan las medidas “verdes” o basadas en el ecosistema.

En lugar de considerar que la infraestructura verde y la gris son dos sistema urbanos separados, hay que verlos como dos caras de una misma moneda. El Banco Mundial afirma que existe una creciente evidencia que demuestra que los sistemas de infraestructura verde natural se pueden combinar con la infraestructura gris tradicional para proporcionar servicios de menor costo y más resilientes. Si se hace correctamente, con el tiempo la combinación de infraestructura verde y gris ayudará a proporcionar agua, alimentos y energía a las poblaciones en crecimiento, aliviar la pobreza y mitigar el cambio climático.xliii

A pesar de la importancia ecológica, cultural y económica de estos servicios, los ecosistemas y su biodiversidad siguen degradándose y perdiéndose a una escala sin precedentes. Una de las principales razones de ello es que la contribución de los ecosistemas al bienestar humano sigue siendo subestimada y no se reconoce plenamente en la mayoría de los procesos de planificación y adopción de decisiones; en otras palabras, los beneficios de sus servicios no se captan, o sólo se captan parcialmente, en la economía de mercado convencional. Por este motivo, el reto que enfrentamos ahora es cómo medir y transmitir el valor económico de la biodiversidad para grabar su importante papel en la mente de todos los habitantes urbanos. La iniciativa "100 ciudades resilientes" hace hincapié en la desconexión que existe entre el enorme valor que tiene la naturaleza para las ciudades y la falta de importancia que le dan los planificadores municipales. Se afirma que incluso si los gobiernos y las empresas empiezan a reconocer que la naturaleza es un componente crítico de las ciudades prósperas y resilientes, a menudo estas consideraciones siguen estando ausentes de las decisiones de los planificadores y los políticos, quienes darán forma a los paisajes urbanos en los años venideros. El hecho de que el 60% de la superficie proyectada para ser urbana en 2050 aún no haya sido construida, presenta tanto un desafío como una oportunidad para cambiar de dirección en cuanto a cómo planeamos relacionarnos con la naturaleza.

Todas las ciudades tienen el potencial de construir y reconstruir comunidades resilientes y sanas aprovechando los numerosos beneficios de la infraestructura verde. A pesar de que habrá muchos desafíos, este aprovechamiento proporcionará algunas de las opciones más productivas y rentables para hacer frente a los desafíos de las ciudades. Al mismo tiempo, al convertirse en mejores lugares para vivir, las ciudades proporcionarán valiosas soluciones colaterales para los residentes quienes constantemente se ven enfrentados a diferentes conmociones y tensiones. La biodiversidad urbana proporciona servicios ecológicos que son la base de comunidades saludables, resilientes y sostenibles. A medida que la creciente población de América Latina se concentra en las ciudades y que nuestro clima se vuelve cada vez más impredecible, los tomadores

de decisiones y los administradores se ven obligados buscar nuevas formas de mantener los niveles de servicio existentes. La integración de la naturaleza en los paisajes urbanos ofrece algunas de las mejores y a menudo únicas oportunidades de cumplir los objetivos de la ciudad, al tiempo que ayuda a alcanzar las metas de sostenibilidad locales y mundiales.

Promoción de la Resiliencia Climática en las Ciudades

Hay muchas maneras de promover la resiliencia climática en las ciudades.

Estrategia

§ Evaluar los espacios urbanos naturalespara conocer y comprender mejor la distribución, abundancia, tendencias y estado actual de la biodiversidad y las zonas naturales. Las evaluaciones y el monitoreo a largo plazo son esenciales para la protección y la resiliencia de los espacios ecológicos. § Buscar activamente proyectos de restauración y rehabilitación para ayudar a la recuperación de los espacios naturales que han sido degradados, dañados o destruidos, en particular a lo largo de los corredores de migración de animales, para fomentar el movimiento y la repoblación de las especies. La restauración de los ecosistemas degradados ha sido un instrumento importante para reducir la vulnerabilidad ante los peligros naturales y mejorar las redes ecológicas y la calidad de vida en muchos grandes centros urbanos. § Promover la adaptabilidad como respuesta a cambios ambientales significativos en el futuro, e integrarla en los programas de gestión de los espacios ecológicos. Esto significa que deben adoptarse medidas e iniciativas que tengan el potencial de responder a cambios climáticos reales o previstos, reduciendo así los efectos del cambio climático en los sistemas naturales. Esta categoría podría incluir directrices para seleccionar y sembrar vegetación que se adapte a un clima cambiante. § Tener en cuenta el fortalecimiento de competencias y el desarrollo de los profesionales involucrados (autoridades viales y de transporte), para que estén mejor capacitados para incorporar la infraestructura ecológica en la planificación urbana y las decisiones de inversión.

Regulación/Administración

§ Considerar procesos administrativos creativos para introducir, mejorar o repensar evaluaciones, procesos de aprobación, limitaciones de desarrollo, sobrecostos, tasas, incentivos y descuentos, así como mecanismos de aplicación de reglamentos en el marco de los regímenes normativos locales para garantizar la gestión sostenible y la protección de los espacios naturales. § Integrar la biodiversidad y las directrices de infraestructura verde en la planificación urbana y el diseño del paisaje urbano para imitar el hábitat y las funciones naturales. Esta integración se debe tener presente especialmente al momento de reemplazar infraestructura envejecida. Ejemplo de ello son los drenajes sostenibles, humedales construidos, estanques para retención de aguas pluviales, jardines infiltrantes, calles arboladas, pavimento permeable y azoteas o tejados y paredes verdes.

§ Contemplar una integración de los ecosistemas urbanos y la infraestructura natural en los programas de gestión de activos para ayudar a asegurar que los ecosistemas funcionen adecuadamente y presten los servicios ambientales esperados. § Tener en cuenta el cumplimiento de lineamientos ambientales por parte de empresas constructoras para garantizar que los nuevos desarrollos integren características naturales y aprovechen oportunidades para crear y mejorar la infraestructura ecológica y las características del paisaje natural.

Instrumentos económicos

§ Explorar e identificar programas de incentivos o subsidios para alentar a los desarrolladores y constructores a integrar características naturales e infraestructura verde en el nuevo esquema de desarrollo. Los beneficios de tales programas de incentivos han sido demostrados por iniciativas como el Programa de Incentivos para Tejados Ecológicos de Toronto.

Vínculos voluntarios/comunitarios

§ Involucrar a los ciudadanos en los procesos de planificación de vecindarios y ciudades y promover oportunidades de aprendizaje. Si los residentes urbanos se conectan con la naturaleza a través de la participación pública, se logrará crear conciencia y se fomentará la alfabetización ecológica. Las ciudades deberían socializar las mejores prácticas sobre cómo hacer que la propiedad privada sea más ecológica y sopesar la posibilidad de conceder subsidios a los propietarios de viviendas para facilitar la implementación de estas prácticas. § Promover programas sobre la naturaleza y la biodiversidad en las escuelas y apoyar iniciativas que animen a los estudiantes a aprender sobre los espacios naturales y la biodiversidad en sus ciudades.

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