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Capítulo 4: Presiones sobre la biodiversidad

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Lista de anexos

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Presiones sobre la biodiversidad en las ciudades

A pesar de los beneficios de la biodiversidad para las ciudades, su existencia misma se ve amenazada o degradada por presiones urbanas, actividades de desarrollo y temores y emociones humanas.

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Desventajas de los ecosistemas

Las desventajas de los ecosistemas (o EDS por sus siglas en inglés) pueden definirse como "funciones, procesos y atributos de los ecosistemas que dan lugar a impactos negativos, ya sea percibidos o reales, en el bienestar humano".xliv

Las EDS son funciones o propiedades de los ecosistemas que causan efectos que se perciben como dañinos, desagradables o no deseados. Para ilustrar mejor este concepto, se podría decir que los daños causados por las plagas en la agricultura, el polen que causa reacciones alérgicas o el miedo relacionado con la oscuridad en los parques urbanos son todos ejemplos de EDS. Las desventajas pueden aparecer como resultado del funcionamiento de ecosistemas sin que hayan sido perturbados o pueden ser efectos directos o secundarios de la manipulación deliberada de los ecosistemas.

Estas desventajas de los ecosistemas tienen un fuerte impacto sobre la forma en la que se experimentan, valoran, utilizan y, eventualmente, desarrollan las zonas verdes urbanas. Por consiguiente, el desafío clave es combinar expectativas que han sido influenciadas por los estilos de vida urbanos con los servicios que producen los ecosistemas urbanos.

Problemas estéticos

Las zonas que no se gestionan o cuidan de manera intensiva suelen considerarse desagradables y feas. Este es el caso de los parques con maleza y vegetación densa, las antiguas zonas industriales abandonadas y las zonas degradadas que muchos consideran terrenos baldíos. Ciertos sonidos, olores y comportamientos de plantas y animales pueden irritar a algunas personas; por ejemplo, la presencia de excrementos de pájaros y perros en el suelo se considera un problema estético e higiénico. Muchas especies, como los zorros o las aves que extraen alimentos de los cubos de basura pueden ensuciar el medio ambiente y ser percibidas como una molestia.

Cuestiones de seguridad

Las zonas con un alto valor de biodiversidad pero cuya gestión es deficiente, a menudo se consideran inseguras, especialmente por la noche debido a una falta de iluminación. Los espacios verdes pueden percibirse como peligrosos ya que tienen el potencial de facilitar la delincuencia al ofrecer un lugar de refugio a los autores de delitos y pueden servir para ocultar elementos o actividades delictivas. A menudo estos espacios se asocian con poca o ninguna presencia de las autoridades de seguridad. El potencial de confrontación con peligros físicos (por ejemplo, mal tiempo, animales o plantas venenosas) puede evocar fuertes temores u otras emociones negativas en entornos salvajes. Los animales salvajes o semisalvajes como los murciélagos, las ratas, los

zorros, los ciervos o incluso los grandes depredadores de los grandes parques también pueden causar miedo, ansiedad y molestias.

Cuestiones económicas

Los siguientes son aspectos económicos que se deben tener en cuenta al planificar la diversidad biológica urbana: § El mantenimiento de las zonas verdes impide un uso más rentable de la tierra, como lo sería la construcción, la industria o los bienes raíces. § A menudo no se ven ganancias directas en el mercado a causa de una riqueza de biodiversidad o, si las hay, se atribuyen a otros tiempos o lugares. § Las estructuras pueden sufrir daños, por ejemplo, por la descomposición de productos construidos en madera por la actividad microbiana, por excremento de aves que acelera la corrosión, por las raíces de los árboles que dañan el pavimentos o por animales que cavan agujeros para anidar. § Los costos provienen de los intentos de eliminar especies no deseadas (por ejemplo malezas, pájaros que anidan en lugares indeseados, especies invasoras). La presencia de especies protegidas puede restringir otros usos de la zona. § La siembra, el mantenimiento y la eliminación de la cobertura vegetal genera costos sustanciales. Las especies dañinas pueden perjudicar a las especies deseadas y causar pérdidas económicas (por ejemplo plagas, hongos o animales que se alimentan de cultivos).

Problemas de movilidad

§ Las grandes áreas verdes o azules pueden ser obstáculos para los medios de transporte rápidos y cómodos, especialmente para el transporte motorizado. § Si bien los árboles a lo largo de las calles y carreteras pueden aumentar la seguridad vial porque hacen que los conductores de automóviles reduzcan la velocidad, las plantas descuidadas que crecen a lo largo de las carreteras pueden disminuir la visibilidad y aumentar el riesgo de accidentes de tránsito. Las hojas que caen de los árboles pueden aumentar la distancia de frenado de los automóviles, autobuses y servicios ferroviarios. Sin embargo, algunas de las desventajas identificadas parecen irrelevantes o de poca importancia, si se comparan con el valor de los servicios de los ecosistemas esenciales para la satisfacción de las necesidades humanas básicas, como la alimentación, la bebida y la respiración. Aun siendo así, las desventajas de los ecosistemas han resultado ser importantes motivos de detracción al evaluar opciones que irían en contra de las prácticas cotidianas de la población urbana en sociedades prósperas. Por ejemplo, las incomodidades estéticas que no son una amenaza para la supervivencia de los residentes urbanos, en ocasiones suscitan peticiones destructivas para la biodiversidad urbana (intensa gestión de espacios verdes para iluminarlos artificialmente, pavimentarlos en gran medida y dejar amplios espacios yermos).xlv

Toma de conciencia y educación

Es evidente que las ciudades tienen la importante responsabilidad de fomentar la toma de conciencia de los residentes urbanos sobre el valor de las zonas naturales. Esta responsabilidad incluye crear espacios para la participación pública en la administración activa de las áreas naturales, y lograr una mejor educación y participación de la población joven. En un entorno cada vez más urbanizado, los espacios verdes y la biodiversidad ofrecen una importante oportunidad para el aprendizaje. Únicamente cuando haya una toma de conciencia generalizada y un compromiso colectivo con la conservación existirá la voluntad política suficiente para encontrar soluciones que promuevan la biodiversidad por encima de otros valores.

Comunidades Vulnerables, Reasentamiento y Biodiversidad

El cambio climático plantea riesgos desproporcionados para los sistemas humanos y naturales debido a diferencias en vulnerabilidad y exposición. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (o IPCC por sus siglas en inglés), la vulnerabilidad es la tendencia o predisposición a ser afectado negativamente. Es el resultado de un complejo conjunto de impulsores y condiciones interactivas que se derivan de los contextos culturales, sociales, ambientales, políticos y económicos históricos y prevalecientes. Las personas que están marginalizadas en términos sociales, económicos, culturales, políticos, institucionales o de alguna otra manera son especialmente vulnerables al cambio climático (IPCC, 2014). Las comunidades más pobres tanto de las zonas urbanas como de las rurales y remotas tienen una capacidad de adaptación limitada debido a su situación económica, lo que las hace aún más vulnerables que otros miembros de la sociedad.xlvi

El enfoque coercitivo con una administración “desde arriba hacia abajo” para gestionar las zonas protegidasha creado trastornos socioculturales y a menudo incluso ha resultado en una incapacidad de conservar la diversidad biológica. Algunas iniciativas de biodiversidad con un enfoque de conservación desde arriba hacia abajo llevaron a decisiones de gestión que amenazaban gravemente los medios de subsistencia y el patrimonio cultural de la población local. Este fue el caso de un programa de reasentamiento establecido para reubicar a la población de aldeas dentro de un parque natural, lo que llevó a una reducción en el acceso a recursos y en sus derechos tradicionales.

A raíz de la creación de zonas protegidas, las comunidades locales han sido frecuentemente objeto de desalojo, a menudo con graves consecuencias para su identidad y su desarrollo futuro. De hecho, el desalojo también crea una especie de "estrés sociocultural". Las poblaciones reubicadas no sólo pierden la base económica de su supervivencia, sino que también sufren una "considerable reducción de su patrimonio cultural, debido a la pérdida temporal o definitiva de sus modelos de comportamiento, sus actividades económicas, sus instituciones y sus símbolos". xlvii Al analizar estos procesos se ha puesto en evidencia cómo las condiciones de vida de las comunidades desplazadas o desalojadas de los bosques han empeorado como resultado directo de su desplazamiento. xlviii Esto se debe en parte a que, por lo general, las comunidades desplazadas se reubican en zonas inadecuadas con oportunidades de subsistencia que a menudo son totalmente insuficientes.

En los últimos tiempos, se ha planteado una preocupación por definir cuáles son las mejores prácticas que se pueden adoptar en las zonas protegidas para lograr la conservación sostenible de recursos naturales.xlix Muchos países han comprendido que el camino a seguir para controlar los conflictos dentro de las áreas protegidas debe incluir la adopción de medidas que traten de integrar a las comunidades indígenas en el esquema de conservación y este es un punto de vista que está cobrando impulso rápidamente. En otras palabras, es necesario impulsar un enfoque de gestión “desde abajo hacia arriba” y no “desde arriba hacia abajo” dentro de las áreas protegidas. El enfoque de gestión desde abajo hacia arriba permitirá a las comunidades de las zonas protegidas circundantes participar activamente en la gestión y administración de sus regiones. Además, es necesario que los administradores de las zonas protegidas establezcan medidas que ayuden a las comunidades a mejorar su calidad de vida, por ejemplo, estableciendo mejores instalaciones educativas y de infraestructura l. Las opciones de desarrollo alternativo o vocacional (por ejemplo, capacitaciones para la adquisición de conocimientos prácticos de confección, agricultura sostenible, carpintería, etc.) pueden servir de base para pasar de la dependencia del medio ambiente natural a formas sostenibles de subsistencia.

Pobreza y Bienestar Económico

En ninguna parte es mayor la demanda de servicios de los ecosistemas que en las ciudades, debido al enorme y creciente número de personas que ahora residen en las zonas urbanas. Además, la riqueza que se mueve hacia y dentro de las ciudades da lugar a un uso intensivo de recursos y, por ende, a la producción de desechos. Sin embargo, las ciudades ofrecen un sinnúmero de posibilidades para que los residentes lleven un estilo de vida más eficiente. Los servicios de los ecosistemas de los que dependen los ciudadanos se producen en su mayoría fuera de las ciudades, y a menudo a grandes distancias, incluso más allá de las fronteras nacionales y continentales, pues aprovechan las extensas y eficaces líneas de suministro modernas. Las poblaciones más pobres de las ciudades solo tienen acceso a muchos servicios de los ecosistemas en la medida en que pueden intercambiar dinero por ellos. Así pues, una mejor gestión y mayor acceso a algunos servicios ecosistémicos básicos que se puedan producir localmente podría reducir la pobreza y aumentar la seguridad alimentaria en las ciudades. Los tugurios urbanos suelen estar construidos en zonas marginales, vulnerables a riesgos naturales como inundaciones, incendios y deslizamientos de tierra. Aunque la tasa de crecimiento de los barrios marginales está disminuyendo a nivel mundial y la proporción de la población urbana que vive en ellos disminuyó del 39% al 32% entre 2000 y 2010, el número de habitantes de los barrios marginales sí ha aumentado considerablemente y se prevé que seguirá aumentando. Nuevamente, los servicios de los ecosistemas podrían mermar los efectos de esta situación. Por ejemplo, la conservación o restauración de la vegetación natural ayuda a mantener la estabilidad de las laderas y a prevenir deslizamientos de tierra. Las ciudades, especialmente cuando crecen sin una planificación formal, afectan a la biodiversidad pues invaden los ecosistemas directamente y generan un cambio en el uso de la tierra, por ejemplo, en forma de la construcción espontánea de viviendas y su integración con los servicios e infraestructuras asociados. Es necesario adoptar una serie de medidas para hacer frente a los colosales problemas que trae la expansión informal y la degradación ecológica. Las soluciones

basadas en los ecosistemas ofrecen una forma de combatir estos dos problemas al mismo tiempo. Varios gobiernos locales ya están tomando medidas para avanzar en esta dirección, con base en los sus desafíos locales. li

Por ejemplo, por necesidad, La Habana, Cuba, se ha convertido en líder de la agricultura urbana. Desde principios de los años 90, las reformas agrarias, la reducción del acceso al petróleo y la adopción de fertilizantes y controles de plagas biológicos han abierto el paso a una cultura dinámica de producción alimentaria sostenible. Además del beneficio inmediato que es la mejora de la seguridad alimentaria, también ha mejorado la salud y ha habido mayores ingresos. Más de 350.000 nuevos empleos han sido generados por nuevos programas de agricultura, ganadería y áreas relacionadas (semillas, abono orgánico, educación técnica, etc.). El Departamento de Gestión Ambiental del municipio de eThekwini (Sudáfrica) ha iniciado un programa llamado "Working for Ecosystems" (Trabajar para los ecosistemas) que busca aliviar la pobreza mediante la capacitación de mujeres, jóvenes y discapacitados en materia de gestión ambiental. Además, en eThekwini se ha establecido un vivero de plantas medicinales y cursos de capacitación para combatir la sobreexplotación de las áreas silvestres y apoyar el futuro sostenible de aquellos cuyo sustento depende de las especies medicinales.

Crecimiento urbano y presión demográfica

Se espera que para 2030, el mundo tendrá otros mil millones de personas, con lo que la población total ascenderá a unos 8.500 millones. Suponiendo que los humanos seguirán la tendencia actual de ser cada vez más urbanos, la expansión urbana y la pérdida de hábitat natural resultante sólo empeorará, pues las ciudades ocuparán el valioso y precioso espacio que las aves silvestres, los mamíferos, las plantas y otras formas de vida llaman hogar. Las ciudades del mundo ya ocupan áreas importantes para la biodiversidad. Al menos 423 grandes ciudades (con poblaciones de más de 300.000 habitantes) alrededor del mundo se encuentran en 36 focos biodiversidad. Estos focos son regiones que albergan un gran número de especies animales y vegetales diversas, pero que no se encuentran prácticamente en ningún otro lugar del mundo. Al ver la trayectoria de crecimiento de estas ciudades, según el modelo de Seto Lab/Universidad de Yale, en la próxima década un 90 por ciento de ellas, decididamente una cifra desconcertante, podría terminar destruyendo los hábitats naturales de especies en peligro de extinción.

Fortalecimiento de la Gobernanza Urbana

Existen muchos retos institucionales y aspectos que se deben tener en cuenta en relación con la planificación e inclusión de la biodiversidad.

Cómo conectar el valor de los servicios ecosistémicos con las políticas y la gobernanza urbanas

Alrededor del mundo, diferentes autoridades municipales y regionales están estudiando formas innovadoras de mantener y aumentar la infraestructura ecológica como parte de la planificación y

el diseño urbanos. Sin embargo, muchos estudios han sugerido que aún no se reconoce suficientemente la capacidad que tienen las autoridades locales para implementar infraestructura ecológica y es por esto por lo que no existe una integración más visible de la IV en los sistemas de ordenamiento territorial. La valoración tanto económica como no económica de los servicios de los ecosistemas se suele hacer a solicitud de personas encargadas de formular políticas y o de profesionales en busca de información de soporte para orientar decisiones en materia de planificación urbana y gobernanza. A saber, esta valoración guía y ofrece un soporte a la planificación urbana en términos de sensibilización de la población, contabilidad económica, establecimiento de prioridades, diseño de incentivos y litigios, lo que a su vez sirve para reconocer, demostrar y captar el valor de la diversidad biológica. Puede que la jurisdicción de algunos gobiernes locales incluya parques, bosques urbanos y zonas de conservación, lo que significa que estos gobiernos estarán bien situados para integrar e incorporar la gestión de la biodiversidad en su cultura local y en sus operaciones cotidianas. Dadas las presiones cambiantes del desarrollo y los cambios ambientales constantes, los municipios deben ser eficientes en la adaptación de sus prácticas y políticas para satisfacer futuras y crecientes demandas. Puede que esto parezca una tarea difícil, pero hay varios municipios que ya se han puesto a la altura del desafío y se están uniendo a una creciente comunidad internacional que considera que la protección de la biodiversidad local es esencial para el desarrollo comunitario y urbano sostenible.

Desarrollo de políticas y programas

La elaboración de programas y políticas es una de las áreas fundamentales en las que los municipios pueden influir para dar forma a las prácticas de conservación de su comunidad. Al dar prioridad al desarrollo de una infraestructura verde y utilizar instrumentos de planificación proactiva del uso de la tierra, la política se convierte en un instrumento que ayuda a alinear la visión de comunidad de un municipio con la realidad del territorio.

Redes y asociaciones

Los municipios no pueden trabajar de forma aislada y la elaboración de políticas aisladas no suele ser suficiente para promover la biodiversidad. Teniendo en cuenta que las tierras de propiedad privada suelen constituir una proporción importante de la superficie de tierras y espacios verdes de un municipio, se hace indispensable asegurar la colaboración de los propietarios de tierras privadas para fomentar el cuidado de la tierra desde el hogar y el trabajo. Al obtener el compromiso de los propietarios, es más factible alcanzar una mayor toma de conciencia respecto de la biodiversidad regional y las prácticas sostenibles. Las asociaciones y colaboraciones estrechas permiten que surjan nuevas perspectivas, que las ideas se conviertan en acciones y que se incorporen cuestiones ambientales clave como la biodiversidad dentro de las prácticas de la comunidad. Las redes activas dentro de las ciudades, tanto sociales como ecológicas, aumentan la capacidad biodiversa, al tiempo que ponen de relieve la importancia del fomento de la resiliencia. El

mantenimiento de estas redes muestra el impacto que puede tener la acumulación de acciones locales en una comunidad.

Compromiso de la comunidad

Ahora que se entiende que la conservación de la biodiversidad requiere la sensibilización y el apoyo de la comunidad, las ciudades tienen la responsabilidadde hacer que la participación pública y la educación sean prioridades dentro de sus esfuerzos de planificación. Para que la gente se sienta comprometida con la biodiversidad y con otras cuestiones ambientales, hay que sentar las bases para una mejor comprensión que permita a las personas tomar decisiones y adoptar medidas basadas en información científica sólida y recomendaciones fiables. Con el fin de lograr este objetivo, existen ciertos desafíos que hay que abordar. Existen varias encuestas recientes que han indicado que, a pesar de la creciente preocupación pública, las cuestiones ambientales siguen siendo menos importantes que otros problemas, como el terrorismo, la atención de la salud, la economía y (en los Estados Unidos) los valores familiares. Además, gran parte del reciente aumento del interés por el medio ambiente se debe a que la atención de las personas se ha desplazado hacia el calentamiento global y se ha alejado en gran medida de otros problemas ambientales como la destrucción de los ecosistemas, la contaminación del agua, la superpoblación y la pérdida de biodiversidad. Ese cambio en el enfoque público suele ir acompañado de una tendencia a disociar los diversos problemas ambientales e ignorar sus efectos sinérgicos. Como agravante, se tiene que algunos medios de comunicación y otras fuentes desalientan el interés público en los temas ambientales al caracterizar la ciencia que hay detrás de ellos como demasiado compleja, sujeta a debate y controversia, y alejada de los intereses humanos. Los programas educativos, los medios de comunicación, las exposiciones y otros medios de divulgación pública deberían aprovechar el aumento del interés público en el calentamiento global para demostrar cómo se relacionan y cuáles son los efectos de diversas perturbaciones ambientales. En el caso de la biodiversidad, es de suma importancia resaltar el papel de las especies para asegurar los servicios ecosistémicos, la belleza y el placer naturales, y el mantenimiento de la vida humana. Sin embargo, este es un mensaje que requiere ser reiterado y replanteado de forma creativa para que alcance a diversos públicos.lii

Ingresos

¿La preservación de la biodiversidad es sólo para los ricos? Las ciudades de América Latina presentan desequilibrios sociales y económicos extremos, que generan un complejo mosaico de estructuras de asentamiento urbano, desigualdad económica, estratificación social y diferentes sistemas de gestión de los ecosistemas. Los vecindarios de bajos ingresos o suelen estar bien intercalados con los ecosistemas locales en las zonas periurbanas o carecen por completo de espacios verdes. Por otro lado, los vecindarios de altos ingresos tienen una mayor concentración de áreas verdes, pero generalmente estos espacios están poblados por especies no nativas. Además, el valor de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos no suele reconocerse en la planificación urbana, no sólo en términos ecológicos sino también en términos de su valor como

elementos indispensables para que los habitantes de las ciudades tengan calidad de vida y bienestar.

A estos retos se suma una deficiente base de conocimientos e información pues las investigaciones en América Latina sobre las consecuencias que tiene la rápida urbanización sobre la diversidad biológica y los serviciosde los ecosistemas están poco desarrolladas y comprendidas. Sin embargo, actualmente existen iniciativas para aumentar la atención en la planificación urbana y el apoyo a los ecosistemas y se han encontrado ejemplos de habitantes urbanos que promueven activamente la administración de los espacios verdes urbanos en América Latina.

Adquisición de tierras

El método más eficaz que tienen los municipios para proteger la biodiversidad y las valiosas zonas naturales es adquirir y asegurar tierras; se debe comprar naturaleza para protegerla. Lamentablemente, la legislación en este sentido de muchos gobiernos tiene limitaciones en cuanto a la protección de la naturaleza, ya que carecen de autoridad sobre tierras privadas, bosques y tierras provinciales o federales. A menudo, las zonas naturales se encuentran en zonas óptimas para el desarrollo urbano y el alto valor de las tierras puede impedir su compra.

Liderazgo local

Todos los niveles de gobierno comparten el objetivo de garantizar la salud, el bienestar y la seguridad de las comunidades municipales. Sin embargo, los líderes locales, como los alcaldes y concejales, se enfrentan a muchos retos a la hora de equilibrar las necesidades actuales y la visión de futuro. Constantemente se manejan temas a nivel loca que impactan a la comunidad, como tormentas, calor extremo, envejecimiento de la infraestructura o cambios en la financiación de actividades y programas. Las ciudades de Edmonton y Montreal muestran un buen ejemplo de los esfuerzos de alcaldes para responder a la pérdida de biodiversidad local, abordándola como una necesidad comunitaria seria. Estos alcaldes han logrado influir en la política municipal y el compromiso al más alto nivel, promoviendo la conservación de la biodiversidad y ahora otros líderes mundiales están tomando nota.liii

Administración ecológica urbana

Una administración efectiva de la biodiversidad no solo consiste en aumentar la sensibilización de las personas sobre cómo sus acciones repercuten en su entorno local inmediato y a nivel global; no solo se trata de promover la cercanía a las zonas verdes. Una administración efectiva de la biodiversidad significa también estar involucrado, lo que a su vez puede resultar más viable a través de diseños institucionales y movimientos sociales. El cuidado del medio ambiente urbano combina la gestión de la tierra con los deseos de la sociedad civil, del sector privado y de los organismos gubernamentales. Todos estos sectores deben trabajar de la mano para que la conservación de la biodiversidad sea efectiva.

El cuidado del medio ambiente abarca toda la gama de paisajes, desde las tierras salvajes hasta las zonas urbanas, y se realiza tanto en tierras públicas como privadas. Un cuidado del medio ambiente por parte de los ciudadanos que busque ir más allá de la de los gobiernos municipales requiere esfuerzos voluntarios de los ciudadanos en tierras públicas o cuasi públicas dentro de las zonas

urbanas de mayor densidad. Se necesita que los ciudadanos de todas las edades participen como voluntarios en diferentes proyectos y trabajen en tierras que no son de su propiedad. Estos proyectos podrían entenderse como la gestión de parques, la restauración de espacios abiertos, la siembra de árboles en las calles y el desarrollo de jardines comunitarios.

Colaboración pública, privada y ciudadana

Los ciudadanos que viven en ciudades en las que las entidades públicas están comprometidas con el desarrollo de la resiliencia urbana son cada vez más conscientes de que toda la responsabilidad de la prevención, la respuesta y la recuperación de las crisis no puede recaer plenamente en las entidades públicas y las empresas privadas. De hecho, cada vez se exige más a los ciudadanos que se preparen para las crisis, que respondan a ellas y que se recuperen de ellas. Con ese objetivo en la mira, surge la necesidad de hacer participar no sólo a las entidades públicas y las empresas privadas, sino también a los ciudadanos en el proceso de construcción de la resiliencia de una ciudad, a fin de comprender las diferentes perspectivas de una misma realidad.

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