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Medidas específicas � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � �
jetivamente compartido. Por ello, la convivencia está con la construcción de ciudadanías y en el fortalecimiento del vínculo pedagógico y social. • Apuesta ética: en tanto se inscribe en una red de relaciones (en términos de disposiciones y posiciones) constitutivas del vínculo social: la confianza, la reciprocidad, la acogida, el diálogo, la solidaridad y la responsabilidad. • Apuesta pedagógica: la experiencia de la convivencia como posibilidad de la palabra en los escenarios de formación.
Como actuación ético-política: yo no soy yo sin el otro. El otro que me da plena existencia. Soy yo cuando soy tu en un nosotros. Como una construcción social subjetiva. • Apuesta estética: porque la convivencia está mediatizada simbólicamente mediante múltiples registros, gestos, corporeidades y poéticas puestas en escenas.
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Medidas específicas:
1. Actualizar la Ley 1620 (15 de marzo de 2013) por la cual se crea el sistema nacional de convivencia escolar y formación para el ejercicio de los derechos humanos, la educación para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia escolar con el siguiente alcance: • Construir renovadas comprensiones de los conflictos acordes con las realidades escolares y sociales. • Posibilitar la deconstrucción de las representaciones del otro como enemigo y el desacuerdo como enemistad. • Trabajar en torno a la emergencia de una ética que esté exenta de fundamentalismos, relativismos y escepticismos (configurados no solamente en dispositivos, sino sobre todo en las subjetividades).
• Pensar de manera diferenciada según el género, las condiciones materiales, las configuraciones etarias, las expresiones étnicas y dinámicas generacionales, entre otras distinciones, en tanto los contextos sociales actuales se construyen en el marco de una compleja trama de experiencias que, vistas a la luz de los cambios sociales contemporáneos, han ido transformando la búsqueda y significado de las posiciones de los sujetos. • Afirmar permanentes dinámicas en la construcción del vínculo pedagógico y sociocultural que permita la apertura a la diferencia en condiciones de justicia, democracia y libertad. • Cuidar de las corporeidades desde el reconocimiento mutuo de dignidades, en la recepción y reconocimiento de un otro en su singularidad material, síquica, social y política.
2. Asumir lo que la Corte ordenó al Ministerio de Educación
Nacional27:
[…] se adopten las siguientes medidas: I) una revisión extensiva e integral de todos los Manuales de Convivencia en el país para determinar que los mismos sean respetuosos de la orientación sexual y la identidad de género de los estudiantes y para que incorporen nuevas formas y alternativas para incentivar y fortalecer la convivencia escolar y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos de los estudiantes, que permitan aprender del error, respetar la diversidad y dirimir los conflictos de manera pacífica, así como que contribuyan a dar posibles soluciones a
27 Este apartado que se presenta en este documento, específicamente en los numerales 2) y 3) se toman directamente del informe: Investigación Justicia
Restaurativa en la escuela. Estado del arte en Colombia (Builes, 2007).
situaciones y conductas internas que atenten contra el ejercicio de sus derechos; y II) ordenar y verificar que en todos los establecimientos de educación estén constituidos los comités escolares de convivencia.
3. Incorporar en la Ley 1801 de 2016 (por el cual se expide el
Código Nacional de Política y Convivencia) los siguientes elementos sustantivos de convivencia en relación con las estrategias y enfoques de esta: • Artículo 2.°. Objetivos específicos numeral 3. • Artículo 7.°. Finalidades de la convivencia numeral 3 y 4. • Artículo 8.°. Principios numerales 10. • Artículo 10.°. Deberes de las autoridades de Policía numeral 5 y 10. • Artículo 27.°. Comportamientos que ponen en riesgo la vida e integridad y par. 2. • Artículo 149.°. Medios de Policía inciso 4 numeral 5. • Artículo 154.°. Mediación Policial. • Artículo 231.°. Mecanismos alternativos de solución de desacuerdos y conflictos de convivencia. • Artículo 233.°. Mediación. • Artículo 234.°. Conciliadores y mediadores.
4. Potenciar las prácticas pedagógicas de carácter restaurativo en torno a procesos de regulación normativa. Esta premisa significa que la escuela y los procesos de socialización política necesitan de reconfiguraciones permanentes como proyectos culturales críticos, como espacios donde sea posible reconocer y vivenciar las múltiples subjetividades que circulan en sus cotidianidades, legitimar nuevas formas de
construcción democrática y asumir que el conflicto es inherente en la definición de nuevas sociabilidades. 5. Instalar la norma en todas las prácticas cotidianas de la vida escolar y social como un ámbito de construcción participativa de lo público, condicionada por contextos concretos de conflictividad. Para resolver y transformar los conflictos se requiere recuperar la autoridad de los sujetos formadores, asumiéndolo como representante de la ley, promotor de saberes y movilizador del vínculo cultural. También es necesario activar relaciones sociales basadas en la diversidad que faciliten una redistribución del poder, una negociación de las diferencias y la constitución de campos comunes de acuerdo.
Construir una escuela desde la pedagogía de lo sensible y las afecciones
Butler (2008) estudió el concepto foucaultiano de artes de la existencia, relacionado con los efectos de la relación entre poder, saber y verdad. En esta el sujeto realiza un proceso de desujeción en la indagación que hace sobre sí mismo. Para ella, Foucault alude a este término para enfatizar en las prácticas a través de las cuales “los hombres no solo se fijan reglas de conducta, sino que buscan transformarse a sí mismos, modificarse en su ser singular y hacer de su vida una obra que presenta ciertos valores estéticos y responde a ciertos criterios de estilo” (Butler, 2008, p. 148). La filósofa plantea una práctica crítica que consiste en problematizar las verdades que se han establecido desde el vínculo entre saber y poder, cuestionar las certezas epistemológicas que sostienen la estructura hermética e injusta del mundo para encontrar alternativas desde
“el arte de la inservidumbre voluntaria, el de la indocilidad reflexiva” (Foucault, 1995, p. 11).
Desde esta perspectiva, la estética de la existencia es la posibilidad subjetiva de constituirse en libertad en medio de lo determinado desde el ejercicio de la gobernanza, puesto el sujeto ético que deviene en transformación individual hace de su vida una obra de arte al forjar su subjetividad como una creación constante de su vida. Se trata de una ontología individual, una crítica sobre sí mismo, sobre sus valores estéticos, éticos y políticos. Así, la experiencia artística puede trasladarse a la vida cotidiana cuando se le aborda estéticamente. Se descubren no solo las posibilidades que ofrece el mundo sino también las propias, pues mediante la acción estética se expresa la propia humanidad y se descubre a su vez el mundo humano. Por ello, la expresión y el descubrimiento son dos grandes contribuciones de las artes al “desarrollo humano” (Nussbaum, 2010), como herramientas fundamentales en procesos de reparación y reconciliación.
En esa medida somos conscientes del lugar definitivo y central que ocupa la pedagogía de lo sensible y las afecciones en la construcción de una paz efectiva. Es decir, una paz que toque la médula de las causas profundas y estructurales que han desembocado en las múltiples e históricas violencias de nuestra sociedad; que contribuya a la superación de los flagelos sociales de la inequidad abismal, el deterioro de la democracia y la exclusión sistemática. Una pedagogía de lo sensible que se fundamente en la relación de las prácticas artísticas con la reparación individual y colectiva en su dimensión moral y simbólica; con la atención y cuidado de la salud mental, emocional y espiritual de las personas; con el mejoramiento de la calidad
de vida; con la sensibilización y humanización en los procesos de reconciliación; y a la transformación de imaginarios, realidades y proyectos de vida con libertad y autonomía. Todo lo anterior a partir de una reflexión pedagógica como dispositivo para el diálogo con los saberes y experiencias comunitarias y de la sociedad civil en su conjunto.
La dimensión política de las artes no solo se refiere a la visión ampliamente difundida desde los trabajos de Nietzsche (como la lógica de poder en las relaciones de dominio entre unos y otros, o a la ciencia de gobernar como puede plantearse desde Maquiavelo) sino que apela a una categoría en la cual se ven involucradas desde las relaciones de dominación y resistencia en la esfera de lo cotidiano hasta las acciones estatales que siguen una política definida como, por ejemplo, en un plan de desarrollo.
En esa medida, se ha de tener en cuenta los aportes específicos de las artes en las sociedades en procesos de transición y en aquellas en las que aún persiste la guerra, como una posibilidad frente a la consolidación y la construcción de paz. Se busca identificar precisamente cómo estas inciden en los diferentes contextos y, tal vez, en un futuro pueda aportar a la construcción de acuerdos colectivos que permitan consolidar una escuela desde lo sensible y las afecciones como alternativa consistente en la trasformación de las experiencias formativas. En esta perspectiva, hay que reconocer la potencia simbólica de las artes como restauradoras de la capacidad humana para el manejo de acontecimientos que están incluso por fuera de su control a través de la expresión emocional (Domínguez, 2014) y sus rasgos constitutivos como particular forma de conocimiento (Eisner, 1998, p. 122).
• Las artes ocupan un lugar relevante en cuanto a resolver problemas, los conflictos no se perciben de manera separada, sino en su completitud advirtiendo los diferentes matices que hay. Así mismo, ayudan a considerar la diversidad de soluciones que puede tener un problema y las distintas aristas que hay al momento de abordarlo. Las anteriores, son facultades cognitivas que contribuyen a la resolución de problemas o conflictos que ocurren en la vida diaria, los cuales pues ser ocasionales, sutiles, contradictorios, complejos o ambiguos. • Las artes contribuyen a diferenciar entre expresión y descubrimiento. Además de su función expresiva simbólica, convocan las formas con las cuales pueden surgir y salir a la luz la idea y el sentimiento. Pero, también, posibilitan el descubrimiento cuando a través de ellas los sujetos pedagógicos conocen las posibilidades de la experiencia humana y su capacidad para sentir, imaginar y responder a las expresiones metafóricas de la vida. • Las artes al enseñarnos a tener apertura a las oportunidades imprevisibles, eleva la capacidad de raciocino y la flexibilidad deliberada, en tanto, da lugar a considerar más posibilidades distanciadas de las estructuras y métodos preestablecidos. Por ello, el arte puede ayudarnos a asumir y hacer frente a situaciones impredecibles. • Las artes contribuyen al desarrollo de la imaginación, en ese sentido, da lugar a las diferentes perspectivas y su relevancia en interpretación subjetiva. • Las artes permiten reconocer que tanto forma como contenido se interrelacionan, siendo cada una de ellas un elemento constitutivo de la otra.