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Medidas en torno a la convivencia y prácticas de justicia restaurativa
económica, cultural y simbólica de quienes han sido sometidos a diferentes formas de violencia. 7. Llevar a cabo procesos de enseñanza-aprendizaje en torno a una pedagogía de la memoria teniendo como referente esencial la cuestión de género. Es decir, la manera como la violencia política ha trastocado las relaciones de igualdad entre hombres y mujeres y la posición que tienen de sus experiencias de dolor y sufrimiento en la escena pública. 8. Poner en diálogo las discusiones teóricas sobre la cuestión de la memoria individual y los marcos colectivos del recuerdo, tendiendo puentes entre ambos polos a través de la memoria de los allegados. 9. Articular la vida cotidiana en los procesos de formación con todo lo que reviste en términos de su historicidad y sus contingencias. Incorporación de los tiempos vividos, tiempos históricos y tiempo cosmogónicos, tiempo presente y tiempos para el porvenir.
Medidas en torno a la convivencia y prácticas de justicia restaurativa
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En 2006 la ONU expidió un manual en el cual explica qué es la justicia restaurativa, en el cual señala todas las características que la conforman, afirma que los programas de justicia restaurativa se enfocan en la resolución de conflictos menores en las escuelas o en los barrios y alude a varias metodologías o herramientas para llevar a cabo los encuentros entre ofensor y afectado: mediación víctima-ofensor, conferencia grupo familiar y comunidad, círculos de sentencia y círculos de la paz (ONU, 2006).
En esencia la justicia restaurativa promueve la resolución de los conflictos de manera conjunta y colaborativa. Permite que las partes involucradas en un conflicto puedan expresar sus sentimientos acerca de lo ocurrido, busquen y acuerden soluciones para reparar el daño y aporta para que dichas situaciones no vuelvan a presentarse. La metodología restaurativa propone que no se generen estigmas y que el implicado (como agresor) logre rectificar sus errores asumiendo la responsabilidad por los daños causados (ONU, 2006).
La justicia restaurativa (como sostén de la convivencia en la escuela y en todo espacio de socialización con respecto a la construcción de ciudadanías, a la formación en cultura política, al ejercicio en la tramitación de conflictos y en las dinámicas de agenciamientos de condiciones para la paz) se mueve entre dificultades, asombros y conmociones que se producen en tiempos, espacios y acontecimientos cotidianos. La convivencia está en la mirada, en los gestos, en los espacios, en los tiempos, en los rituales, en la corporeidad. La convivencia se ofrece y es una ofrenda de alteridad y memoria siempre en conflicto.
Es el peso y la levedad de nuestras existencias una pregunta permanente por el estar juntos. Y sí, a veces nos asiste las paradojas, las tensiones, las certezas y afirmaciones propias sobre el carácter, la naturaleza, los implicados, sus construcciones epistemológicas y, sobre todo, su anclaje pedagógico, ético y político en las relaciones sociales porque la convivencia, como lo afirma Skliar (2010), es cercanía, pero también repulsión. Es ambigüedad y certeza. Es hermanamiento, pero también diferencia. Es acogida y rechazo. Es peso y levedad. Levedad y peso. En suma, son regulaciones necesarias de tramitar.
Bocanegra, Gutiérrez y Tovar (2011, p. 74) se refieren a la resolución de conflictos en la escuela a partir de los principios de la justicia restaurativa de la siguiente manera: • Reparar el daño que se ha causado. • Buscar acuerdos sobre los factores que se produjeron en las situaciones de violencia o conflictos y sobre los que están relacionados con quien causó el daño. • Posibilitar la participación voluntaria, basada en una elección informada. • Facilitar a todos los participantes un tiempo adecuado para decidir. • Reconocer el daño o pérdida que ha experimentado la persona que resultó afectada, manifestar respeto por los sentimientos de los participantes y buscar una respuesta a las necesidades y la manera para implementarla. • La persona que resultó directamente afectada debe ser la primera beneficiada de cualquier reparación por parte de quien causó el daño. • Donde el daño ha sido reparado o enmendado debe ser reconocido y valorado. • La persona que resultó afectada y aquella que causó el daño deben ser los primeros participantes en un proceso restaurativo. • Los orientadores en el proceso restaurativo deben ser tan objetivos e imparciales como sea posible. • Debe privilegiarse, por encima de todo, la equidad, la diversidad y la no discriminación hacia todos los participantes. • Debe contarse con información suficiente, con la posibilidad de elegir y con la garantía de estar en un proceso seguro.
• Debe garantizarse un seguimiento a los procesos, acuerdos y metas.
Por ello, las preguntas que vuelven, que regresan de otro modo: ¿qué es lo viejo y lo nuevo en la convivencia?, ¿qué necesitamos regular?, ¿de qué ética26 hablamos y para qué sujetos que posibiliten orientar procesos de regulación?, ¿cómo trabajar con la densidad de los problemas éticos que despliega los efectos de la violencia política, social y simbólica?, ¿cómo y desde dónde vincular la convivencia con las agendas de paz, derechos humanos, pedagogía(s) de la memoria y tramitación de los conflictos?, ¿qué decir desde nuestro lugar como educadores/as con respecto a las normativas instaladas en la sociedad como: la ley de informantes, el sistema nacional de convivencia escolar y formación para el ejercicio de los DD. HH., la educación para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia escolar (Ley 1620 de 2013); nuevo Código Nacional de Policía y Convivencia, la Cátedra de Paz, la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, el Acuerdo Final de Paz? y ¿dónde y cómo reconocernos desde la diferencia, una diferencia que habita en un nosotros colectivo?
Estas consideraciones nos permiten señalar que la convivencia puede trabajarse en clave de la incorporación en la escuela y en otros espacios de la justicia restaurativa, la cual puede asumirse desde las siguientes apuestas: • Apuesta política: porque la convivencia tiene un lugar en el ámbito de lo público. Nos recrea un mundo intersub-
26 Nos posicionamos en las construcciones desde una ética de la alteridad y una ética de la memoria que posibilita la construcción de la heteronomía y la acogida (Levinas), la natalidad (Arendt) y la narración (Ricoeur).