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Medidas específicas � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � � �

Medidas específicas

1. Desarrollar pedagogías de lo sensible y las afecciones en los escenarios escolares y comunitarios. Esto teniendo como propósito consolidar prácticas pedagógicas artísticas centradas en la formación para la libertad. 2. Comprender la educación artística como un campo propicio para las transformaciones, como camino innovador, que aporta en el despertar del espíritu creador y a la construcción de una sociedad más justa consigo misma y con los actores que la conforman. 3. Propender por la constitución de una cultura política, ética y estética como fundamento que abra espacio en los escenarios educativos a derechos culturales relacionados con el arte, la memoria y la narración estética en la formación para la paz. 4. Llevar a cabo, desde el Ministerio de Cultura y en las secretarías de cultura, programas que vinculen un trabajo activo de experiencias sensibles para introducir desde las artes en una serie de manifestaciones que registren, celebren y promuevan la vida; y en el que todas las personas que las producen la disfruten. 5. Construir en los diversos espacios de formación laboratorios de creación que brinden la posibilidad de conjugar disciplinas. Ello para consolidar espacios íntegros donde se manifieste una dimensión ética, estética, política, reflexiva y participativa múltiple, en los que converjan discursos y desarrollos que fortalezcan la mirada crítica y holística de las prácticas pedagógicas. 6. Establecer redes y alianzas entre diferentes escenarios de la ciudad como posibilitadores de experiencias en la formación

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de la pedagogía de lo sensible y las afecciones: museos, colegios, bibliotecas, fundaciones, corporaciones, vecindades, barrios, así como instituciones públicas y privadas que enriquezcan el planteamiento metodológico de las artes y la creación en búsqueda de nuevas rutas de aprendizaje. 7. Profundizar la relación entre fines educativos y prácticas pedagógicas, buscando poner en clave de pedagogías de lo sensible y las afecciones temas tan diversos como: el saber docente; el diseño programático y curricular; el seguimiento y la evaluación; la formación docente; modelos de enseñanza y aprendizaje; técnicas y métodos de enseñanza; entre otros. 8. Exigir al Ministerio de Educación Nacional que se incorpore en los currículos como núcleo fundamental la enseñanza de las artes en todo el proceso de escolarización. 9. Promover que la escuela (en su sentido amplio) pueda articularse con los grupos, comunidades y colectivos de creación a partir de las acciones de intervención artísticas. 10.Exigir que los textos que se han producido de memoria en tránsito28 estén disponibles en las bibliotecas públicas, así como en las escuelas e instituciones de educación superior. 11. Exigir el acopio de las narrativas propias del conflicto armado en las escuelas, bibliotecas e instituciones de educación superior. 12.Promover en los espacios de formación el campo del arte como un factor de trasformación social y político.

28 Textos que se han producido por la Comisión para el esclarecimiento de la

Verdad, la Convivencia y la No Repetición (2021).

Construcción de una escuela para la vida

Reivindicar una escuela para la vida es asumir una pedagogía para la dignidad, dedicada a la formación para el ¡Nunca más! y restablecimiento ético de una sociedad que ha naturalizado la barbarie. Asumir una postura crítica y pedagógica frente a esta naturalización es asumir el derecho a vivir en paz, sin excepcionalidad alguna, para que todas las personas y sus territorios pueden recuperar las condiciones identitarias. En esa tarea la educación y la pedagogía deben vincularse de manera sensible con las afecciones producidas por la guerra, preguntándose, por ejemplo: ¿qué nos haría menos sufrientes?, ¿qué compromisos con la vida propia y la de otros podemos pactar colectivamente, atendiendo a las singularidades? Una educación que tenga como objetivo la equidad en relación con la alteridad construirá escuelas justas, equitativas, respetuosas, afectuosas y sensibles al valor de la existencia.

El pensamiento comunitario y los proyectos colectivos donde distintas formas de existencia convivan darán efectivamente lugar a perspectivas de pedagogías dialogantes basadas en la colaboración, la comunicación, la participación real y directa. Estas especificidades políticas y procesos educativos situados adquieren sentidos y significados de auto reparación, pues entran en diálogo, correspondencia y agenciamientos epistémicos, metodológicos, históricos y, por supuesto, pedagógicos con las expresiones y posicionamientos ético-políticos de los grupos poblacionales que deciden, tienen la voluntad y se organizar para hacerlo.

La escuela como expresión y acción comunitaria en Colombia, durante este largo periodo de guerra, antes y ahora en transición, no ha sido ajena ni aséptica frente a hechos y

procesos que marcan la historia reciente de este país en dónde las políticas educativas y las dinámicas formativas van marcando la presencia o ausencia de expresiones de una cultura política, esa sí unívoca, signada por la guerra. Pues ningún proceso formativo en el siglo XXI está por fuera de contextos de una paz frustrada, de una belicosidad exacerbada y de un genocidio político contra múltiples identidades sociales, organizativas, étnicas, territoriales, políticas, culturales, de género. En ese sentido, la propia escuela, sus comunidades, sujetos pedagógicos y procesos de formación no son la excepción (Tribunal Permanente de los Pueblos-Colombia 2021, 25 de marzo de 2021). De tal manera que los contextos en donde la escuela tiene presencia social, histórica, política y pedagógicamente (en términos de auto-reparación) ha asumido las polifonías de singularidades y colectividades de sujetos que se sitúan en configuraciones identitarias, subjetivas, etarias, generacionales como actores de tiempos-espacios y territorios que a la vez los define, pero que también son definidos por ellos en medio de dos constantes: la guerra y paz y todos los variopintos en que pendulan estas.

Contextualizar dialógicamente educación y garantías de no repetición conlleva configurar relacionalmente sujetos, espacios y tiempos en múltiples escenarios educativos formales, comunitarios y no formales que, acompasados con la historia social y política de nuestro país, han abordado los tejidos entre hechos, acontecimientos, actores sociales, dinámicas generacionales, entre otros, para comprender las actitudes, comportamientos, costumbres y rupturas del sistema político y sus incidencias en los procesos de formación de ciudadanías que han estado signados en los últimos 10 años por la firma de

acuerdos y de la desmovilización de la guerrilla de las Farc-EP (proceso de paz 2012-2016). Así como también el recrudecimiento de la guerra, más recientemente el padecimiento de una pandemia y por una revuelta social de gran magnitud en expresión, duración y manifestación territorial leída como estallido. Todo lo anterior nos exige seguir complejizando la relación entre educación y garantías de no repetición, en tanto que la emergencia de una multiplicidad de prácticas instituyentes requiere posicionamientos con respecto a la formulación de políticas de la memoria. Al igualmente que velar porque los proyectos formativos atiendan las problematizaciones que se despliegan del contexto, de los conflictos y, de manera especial, de los procesos formativos desde la memoria histórica, los derechos humanos, la paz, la enseñanza de la historia reciente, la reivindicación de las víctimas, la reconstrucción histórica de espacios organizativos y el análisis de expresión de nuevas ciudadanías.

Se propone como perspectiva para el accionar en las escuelas trabajar con la pedagogía crítica en la que sea posible convocar alteridades, memorias y sensibilidades en distintos territorios dónde se permita indagar, defender y posicionar una proclama pedagógica en relación con la formación de sujetos que hagan viable esa transición política que desde hace tiempo esperamos. Para que esta transición principalmente se fundamente en los principios éticos concertados que este país requiere, es indispensable que el diálogo, el tejido y la configuración de la educación mediante propuestas pedagógicas y experiencias contextuales con políticas de reparación integral se viabilice la construcción, narración y formación para la transición real de la guerra a la paz.

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