A Buen Entendedor... Miguel Acosta Pastor
Vocal de Juventud de la Agrupación de Granaderos
Todo el mundo sabe que, desde hace unos años, la juventud en nuestra Semana Santa es un tema que está a menudo en boca de todos. Desde la Cofradía nos solemos preguntar muchas veces, ¿qué es lo que podemos hacer para atraer a la gente? La excusa perfecta a esta pregunta es, la falta de fe. Pero, ¿cuál es la raíz del problema?: ¿una cofradía anticuada?, ¿una iglesia desfasada?... Lo cierto es que nos hemos estancado. Estamos haciéndonos preguntas y deambulando, buscando repitajos de personas a las que más bien, poco o nada, les interesa estar aquí. Personas que solo están por cumplir con su familia o la tradición, o simplemente por salir en la procesión por puro postureo. Pero me gustaría ir más allá. Los que estamos “de verdad” aquí, ¿hasta qué nivel nos involucramos? Yo soy el primero que, a veces, como hay cosas que para nada me llaman la atención (porque aparentemente, pueden parecer aburridas y son cosas que no me atraen) no voy o no colaboro. Después pienso, soy marrajo. Estoy en la Cofradía gracias a mi familia, pero continuo por mi fe y convicción. Y tengo claro que, si yo creo en algo, tengo que comprometerme. Creo en mi Cofradía, aunque a veces me den ganas de desaparecer y solo volver en época de Semana Santa. Pero tengo un compromiso con ella, simplemente por formar parte y representarla por las calles de Cartagena. Y aparte de marrajo, soy cofrade. Llevamos tres años muy duros los cofrades. Primero lluvia, después pandemia… A muchos puede parecerles un desastre. Que lo es, pero a mí me ha dado para reflexionar. ¿Qué me diferencia de un californio o de un resucitado? Ahora más que nunca, nos necesitamos unos a otros. Marrajos, resucitados, californios, del socorro. Todos somos hermanos cofrades y formamos la familia de los 10 días más bonitos del año. Y por qué no, de los 365 días también. Y debemos hacer con Fe y devoción absoluta, aquello que ya hacían nuestros abuelos en tiempos más difíciles. A través de nuestras procesiones,
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