Marrajo del Descendimiento Felipe Lázaro Archidona
Consiliario Marrajo y Guardalmacén del Descendimiento
Saludos a los lectores de la revista de nuestros JÓVENES MARRAJOS. Muchos de vosotros me conocéis de mi etapa como vocal de juventud del Descendimiento, otros más noveles no, pero lo haréis en las próximas líneas. Tenía pensamiento de hablar sobre el desfile o la música, pero en el momento de escribir me dio por transmitir mis vivencias en mi Agrupación y mi Cofradía, pues empecé desde jovencito a interesarme por el día a día del Descendimiento, a su vez como repercutía a nivel Cofradía. Mi pasión por la Semana Santa no viene de cuna, no tengo familia procesionista hasta que con 8 años tuve un flechazo con la que iba a ser mi Agrupación, lo que propició mi enlace con la Cofradía Marraja. Esto hizo que me sintiese marrajo, orgulloso de ello y con la ilusión renovada cada mañana que me despierto. Tal vez ese sentimiento morado se forjó por vestir como todos, los primeros años como procesionista, el hábito de nazareno marrajo. Muchas procesiones con la marea morada hicieron que mis mejores amigos estén unidos por este vínculo, la Semana Santa y en concreto con el DESCENDIMIENTO, con la COFRADÍA MARRAJA. Son “casi” 30 años marrajeando, lo que me ha permitido vivir muchas experiencias, siempre al servicio de mis agrupaciones, de mi Cofradía. Me gustaría que estos párrafos fuesen un homenaje a quienes confiaron en un jovencito Felipe y una motivación para los jóvenes que movidos por su inquietud sean parte activa de las Cofradías, sois el futuro de las agrupaciones, quienes harán crecer a la Cofradía marraja. De capirote no pude salir hasta los 17 años, pero mi inquietud no se limitaba a salir el viernes santo y desaparecer hasta un año después. Recuerdo que los últimos años de los 90 creó la Cofradía una comisión de nazarenos para impartir un cierto orden, entonces el presidente del Descendimiento era D. José Eduardo Pérez Madrid y nombró a sus vocales de nazarenos, un día uno de ellos no pudo salir por motivos laborales, pero como siempre estaba merodeando por la Cofradía me surgió la oportunidad de colaborar con mi Agrupación y mi Cofradía. Salí un lunes santo, muy joven, pero con ganas de hacerlo bien… y no defraudar a quienes pensaron en mí, cogí la vara de responsable de nazareno para aportar lo que podía en ese momento y me lancé a ayudar a los “nazarenicos”, ¡ponme el mocho! me pedían o en algún momento solicitaba un poco de tranquilidad al “rebaño”, aconsejaba modificar algún detallito del traje que no era el correcto. Para mí, fue crecer como marrajo. Más adelante, seguía colaborando con los nazarenos en momentos claves, alternando con las salidas de capirote hasta que se me dio la oportunidad de ayudar a mi mentor en las labores de guardalmacén, Federico Tomás. Aprovechando la oportunidad que le daban a un joven de colaborar, o como suelo decir: llamando a la puerta para vivir la Cofradía. Tiempo después salió elegido como presidente D. Luis Miguel Cremades que unos días más tarde llamó a casa para hablar conmigo, con un joven de apenas 23 años porque había recibido referencias mías y quería contar con un equipo que aportase trabajo, era mi oportunidad, comencé de Adjunto de Guardalmacén con el ya nombrado Federico. Muchos años aprendiendo con FEDE entre capas, túnicas y capuces, hasta llegar a ser 2º guardalmacén. Un día, este decidió que era el momento de acabar su etapa y dar paso a un nuevo aire.
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